31.1.06

El diario secreto de Kalashnikov

>> Llevo más de una semana intentando escribir la crítica de Brokeback Mountain, pero no me sale. De hecho, nunca me acuerdo del título exacto de la película, y tengo que recurrir a Google. En cualquier caso, me parece que el guión se sustenta en una buena idea, pero la película se hace larga con ese ritmo contemplativo tan propio de los westerns. A mi juicio, la relación homosexual entre Jack Twist y Ennis Del Mar no resulta demasiado creíble, con esa actitud de cabras montesas embistiendo. Lo más destacable, la actuación de Michelle Williams (Dawson Crece), que encarna a la esposa del primero.



>> Sigo dándole vueltas: Lobezno figura en todas las portadas de Marvel. Es un reclamo para las ventas. Ahora irrumpe incluso en las cubiertas de Los Vengadores. Hubo un tiempo en que Spiderman sacaba a flote cualquier colección, pero ahora es el canadiense de las garras de adamantium quien se encarga del trabajo sucio. ¿Llegará el día en que Lobezno deba cohabitar en las páginas de Spiderman para garantizar la supervivencia?



>> Algunos lectores de El Francotirador recordarán las tiras. Tenía otras cuantas en la recámara, pero apenas encuentro tiempo (ni motivación) para dibujarlas. Encima no dispongo de escáner propio. Sin embargo, no quiero que mis guiones se pierdan en el éter, así que a continuación transcribo lo que tenía preparado:

Tira nº 13.
Ya está dibujada, así que es probable que la publique próximamente. Continúa la trama iniciada en el episodio anterior, donde McCormac Pelo de Vinilo (mi alter ego, aunque no se parece físicamente a ) desarrollaba un guión acerca de un superhéroe anónimo, basándose en un vecino suyo de cuerpo escultural. En realidad sólo se cruza con él en el trayecto de autobús y se imagina el resto. Ahora, en plena mudanza, vuelve a toparse con él en la búsqueda del administrador del nuevo piso. Oirá su voz por primera vez y se quedará perplejo al comprobar que trabaja en una gestoría.

Tira nº14.
McCormac se encuentra de nuevo con el superhéroe anónimo. En esta ocasión lo ve paseando con su novia, cogidos de la mano, y tiene la impresión de que a su lado parece más pequeño: más humano y menos heroico.

Tira nº15.
El cambio de domicilio de McCormac provoca otras situaciones hilarantes. El protagonista se cruza en el ascensor con dos de sus nuevos vecinos. Él lleva en la mano una bolsa de McDonald's. La pareja que tiene al lado, una de Pans & Company. La chica, más lanzada, exclama: "¡Qué, comida casera, ¿eh?!".

Tira nº16.
McCormac se ha fijado en otro sujeto después de que su superhéroe anónimo mostrara síntomas de debilidad. Se trata de un camarero de su ciudad natal que le resulta muy enigmático. Un buen día se cruza con él en la librería donde suele comprar tebeos. ¡Vaya, si también es aficionado a los cómics!

Tira nº17.
Segundo encuentro con la pareja en el ascensor. McCormac entra cargado de basura, impidiendo que se cierre la puerta. La chica dice "Puedes acercarte". Acto seguido, el joven mira al protagonista y añade: "¿A quién se lo dices?".

Tira nº18.
McCormac tiene que hacer frente a sus nuevos vecinos. Ahora le toca el turno a una parejita de góticos que la ha tomado con él. Cada vez que pasa por el portal, hacen un comentario sobre su "asquerosa comida de firmas comerciales" e insisten en que "rodarán las cabezas de los burgueses".

25.1.06

Reseñas: Cuarto Mundo #4

Cuarto Mundo #4: Jack Kirby (Planeta de Agostini, enero de 2005). 160 páginas. PVP: 4,95 euros.

Continúa la distribución irregular de esta colección, que ahora llega con quince días de retraso. Todo apunta a que con la siguiente entrega (cuya cubierta reproducimos abajo) ocurrirá como con los números 2 y 3, que salieron casi seguidos. Es curioso que Panini haya contraatacado la política de recuperación de clásicos de Planeta con su propia línea de títulos. Y más allá de la herencia de las Bibliotecas Marvel, la compañía italiana apuesta por el formato cómic-book en color, como el Lobezno Classic o el Marvel Team-Up Spiderman. Erratas seguimos encontrando, aunque bien avanzado el tomo. La más chirriante es la repetición de dos bocadillos, aunque las viñetas de Kirby se expliquen por sí solas.

Nos hallamos en el tramo final de la saga de los Jóvenes Eternos, con los hippies de Nueva Génesis perdidos en el tiempo tras el ataque con rayos omega de Darkseid: Moonrider y Hermosa Soñadora asisten al mismo teatro en que Abraham Lincoln fue asesinado; Vykin el Negro convive con los conquistadores españoles en la era del oro; Gran Oso asiste a una de las campañas del imperio romano; y Serifan espera junto al superciclo. Gracias a la intercesión del Godfather todos volverán a estar juntos, excepto Sonny Sumo, que se adaptó a la época donde quedó atrapado.

En estos episodios cobran gran relevancia los cartuchos cósmicos de Serifan y las ilusiones de Hermosa Soñadora, dos poderes a los que el autor había sacado poco partido. En adelante se toparán con enemigos como el Billonario Bates, líder de una secta en la que se han infiltrado los habitantes de Apókolips; el Doctor Gideón, que al intentar dotar de vida un cadáver convoca el espíritu de Boston Brand; los Carroñeros, un grupo de ladrones de lo imposible entre los que se encuentra el hombre del garfio que presuntamente mató a Deadman; y el encuentro fatal con Devilance, un perseguidor infalible.

Al igual que los Nuevos Dioses, los Jóvenes Eternos se asientan en la Tierra, en concreto en un piso alquilado por la Sra. Magruder, una médium bastante excéntrica. Para pagarle, Hermosa Soñadora se convertirá en modelo y Gran Oso ejercerá de chófer. Estas escenas mundanas suponen otro ingrediente bizarro de la serie, junto al acercamiento a los cómics de terror.

El volumen se completa con las historias de complemento de los Jóvenes Dioses de Supertown, donde se presenta al solitario Lonar y su caballo Tronador. Además, se incluyen dos historias cortas de Jack Kirby pertenecientes a Weird Mistery Tales, que resultan más entretenidas que las celebérrimas de EC Comics.

24.1.06

Más sobre las Marvel Heroes Playing Cards

¡Cómo contenerse ante un juego de 54 naipes de cartón por apenas 2 euros! Hubiera sido mejor reproducir las clásicas ilustraciones de López Espí en lugar de estas versiones modernizadas (y horteras, según qué caso) de los superhéroes Marvel. Además, Panini se ha ahorrado las traducciones; lo más seguro es que se hayan traído las cartas de alguna nave italiana.

La baraja, de modalidad francesa y perfecta para entretener la vista en una partida de póker, se compone de cuatro palos con trece cartas cada uno (están numeradas del uno al diez), más dos comodines. Sobresalen los diseños escogidos para Lobezno (todo un as), el Duende Verde (con categoría de J), Elektra (cuyo taparrabo parece estar diciendo: "Soy tu menstruación") y Mística entre las reinas. Destaca el Thor de Romita Jr. ejerciendo de rey (porque esa manía de pintar al Profesor Xavier con cara de adolescente...), el realismo de Hulka y Pícara, así como los dibujos seleccionados del Hombre Hormiga, Kingpin, Loki, el Castigador o Emma Frost. Llama la atención la presencia de Blade, que suele situarse en una dimensión diferente a la de los poderosos enmascarados. Por otro lado, la napia de Arcángel se lleva la palma, pero la encarnación de la Bestia creo que es la peor que he visto en mi vida. ¿A quién se le ocurrió, a Disney? Tampoco podía faltar un Cable esbozado por el mismísimo Rob Liefeld (o alguno de sus clones).

23.1.06

Tebeos ojeados y un breve informativo

Últimamente trato de dosificar mis visitas a las librerías especializadas. Apenas hay novedades interesantes este mes, y tampoco conviene mosquear al dueño con lecturas furtivas y paseos en círculo alrededor de los stands. No obstante, he podido ojear varios ejemplares que mencionaré de pasada:

Marvel Knights: Spiderman #8 tiene a Frank Cho como único atractivo, aunque es difícil reconocer al dibujante de Liberty Meadows bajo esos colores chillones que sólo sirven para aportar un falso volumen a los superhéroes. Ni siquiera los guiños a sus lectores de toda la vida merecen la pena. Habrá que esperar a que Panini anuncie la edición española de Shana the She-Devil.

Marvel Team-Up Spiderman #1 se presenta en un acertado formato comic-book de 72 páginas para alegrar las tardes de los completistas del Hombre Araña. En este caso no se trata de un falso número uno, sino que se recupera la colección americana desde su primer ejemplar. Aquí los colores son más primarios, y pese a no contener grandes episodios de la vida de Peter Parker, es mucho más recomendable que el anterior.

Panini Comic News #14 regala esta semana una baraja de cartas con personajes del Universo Marvel por sólo 25 céntimos más. Los que la obtuvieron por partes hace unos meses a través de varias cabeceras distintas querrán arrancarse los pelos.

Nosotros Somos Los Muertos #12 es una de las pocas esperanzas del tebeo español independiente. En su interior aparecen maravillas de Paco Alcázar, Miguel Brieva, incluso del vanagloriado Chris Ware. Para bolsillos holgados (por el precio y el tamaño).

A modo de breve informativo, anuncio a los seguidores de El Escapista (Planeta) que el próximo volumen de sus asombrosas aventuras saldrá a la venta en el mes de mayo, según informa la editorial en su web.

19.1.06

¿Qué hacen Charlie Brown y Snoopy en Japón?

Los personajes de Peanuts (Charles Schulz) Snoopy (vestido con ropas tradicionales japonesas), Charlie Brown (enfundando en un diseño clásico chino) y Sally (con un kimono coreano) celebran junto a la maestra de ceremonias que viste de verde el Año Nuevo Chino, dentro de la campaña turística promovida por el gobierno de Tokio que se denomina "Visita Japón". El acto se celebró en el parque temático de Universal Studios, situado en Osaka. El país nipón batió récords en 2005 tras registrar 6,73 millones de visitantes foráneos y se prevé que en 2010 se alcance la cifra de 10 millones.

Foto de Yoshikazu Tsuno

17.1.06

Lewis Carroll y la profecía de los Bloggs

En 1862, el autor de Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll, se adelantaba a su tiempo y escribía estos versos sobre Bloggs, un sistema de edición de textos virtuales que no se inventaría hasta siglo y medio después. ¿Se trataba de un Nostradamus en potencia? ¿Cómo fue capaz de averiguar con tanta fidelidad el nombre con que se denominaría a esta clase de programas? Éste es el poema, llamado La miseria de Bloggs:

Entre humos de tabaco
Se desvanecen mis visiones.
Golpe brusco en el sobaco,
Anuncio de sabidas desazones.
"¡Hola, Bloggs! ¡Echas tripa!"
Dicho he que se me venía encima.

"Mi grasa, señor, no es asunto suyo."
"No lo es, la verdad por delante;
Infiero pues, que sí lo es tuyo.
Bien, Bloggs, es importante,
Negocio que así prospera
Para mí, digo, lo quisiera."

Saquemos conclusiones lógicas a la manera del reverendo Dodgson:

1) Quienquiera que sea ese Bloggs, su peso en el mundo va en incremento. Viene precedido de humo y golpes, detalles poco agradables para el común de los mortales.

2) Bloggs comercia con lípidos y su bonanza económica despierta la envidia del protagonista.

3) Bloggs debe ser un apellido anglosajón bastante común. Por lo tanto, Carroll se refiere a una persona y no a una novedosa herramienta dirigida a usuarios de Internet. ¿Pero quién se resistía a hacer un post?

Superhéroes, manga y Liechtenstein en publicidad

No debe pasar desapercibido el uso que están haciendo las agencias de publicidad de los tópicos del Noveno Arte para distintas promociones de artículos. Ahora vemos diseños manga en las marquesinas de los autobuses y superhéroes en la TV, pero no están anunciando ningún tebeo. Resulta verdaderamente curioso que los dos casos de los que hablamos oferten beneficios hipotecarios a través del lenguaje del cómic.

La compañía Broker's Finance, dedicada a facilitar créditos, tiene como imagen de marca a una pareja de enmascarados. Él recuerda a Flash, y ella, si no fuera por las coletas, a Robin o a Linterna Verde. Compruébenlo:



Mientras tanto, el papel higiénico Renova tiraba de Liechtenstein -el deconstructor de viñetas pop- para uno de sus lanzamientos. Ya sabéis, los consabidos códigos de barras y sorteos ante notario:



Lo mejor es que la campaña sigue en pie, pero con un trazo más orientalizado, acorde con los tiempos que corren y las nuevas generaciones:



Si conocéis otros ejemplos similares a los expuestos agradeceré que me lo indiquéis en los comments.

Jazz, blues, punk, psicodelia y cómics

De reciente aparición en las librerías españolas son Bluesman y Melodías Animadas, dos historietas que sirven de ejemplo para hablar de la estrecha relación entre los géneros musicales y el cómic. Robert Crumb y Harvey Pekar son coleccionistas y se conocieron en un mercadillo de vinilos. El primero, además del volumen citado y otras incursiones aparecidas en sus Obras Completas, firma el libreto de 30 páginas que acompaña al doble CD de Charley Patton aparecido hace poco. Se trata de una hermosa colección donde también participan los dibujantes Jean-Sé, que hace lo propio para el compacto de Robert Johnson; Eric Cartier, que ilustra a la pareja formada por Sonny Terry & Brownee McGhee; y René Hausman se encarga de Muddy Waters.



Casos más sonados fueron, más allá del jazz y el blues, los trabajos de Dave Gibbons para la portada del primer disco de Kula Shaker (1996), o la extraordinaria carátula que Charles Burns hizo para Iggy Pop en Brick by Brick (1990), que ilustran este post. ¡Adivina cuál es cuál!

11.1.06

Reseñas: Hellblazer #2

John Constantine Hellblazer #2: Jamie Delano / John Ridgway (Planeta de Agostini, diciembre de 2005). 48 páginas. PVP: 3,50 euros.

Con dos meses de retraso aparece por fin el segundo número de la serie regular de Hellblazer. Según Planeta se ha debido a los problemas habituales de la distribución por estas fechas... ¡Pero es que estaba previsto para noviembre! Además, sigue sin convencerme el formato: resulta demasiado fino para tener lomo, llegando a molestar en la lectura de las páginas dobles, tan queridas por Ridgway. Hubiera sido más acertado optar por la clásica grapa o, en su caso, editar tomos más gruesos.

Hablando del dibujante, sus similitudes con Sienkiewicz van acentuándose cuando muestra ese trazo expresionista, aunque lo que más me convence es su formación clásica. Por otra parte, Delano también está más suelto y luce su peculiar chispa en los diálogos. El británico John Constantine es un personaje muy agradecido, que cae simpático enseguida por su humor ácido y su gusto por el juego.

En este ejemplar se incluyen dos episodios cortos: Ir a por todas, que parece continuación de la historia anterior, con sus demonios físicos -el Señor de la Flatulencia Blathoxi- y esos yuppies henchidos de gula y ambición vendiendo sus almas a Industrias Mammon (sic); y Esperando al hombre, con la presencia de Zed, una mentalista con vetas grises que colaborará en el rescate de la sobrina de Hellblazer, en un capítulo muy interesante por donde desfilan padres abducidos por una secta y niñas ahorcadas.



(Cubierta del próximo número)

Discos: Hidden Cameras y el sonido canadiense

Más allá de las fronteras de EEUU hay algunas bandas que persiguen un sonido limpio, preferiblemente acústico y orquestado hasta la extenuación. Uno de esos grupos es The Hidden Cameras, que hasta la fecha han publicado dos álbumes. En el primero, The Smell of Our Own, sorprendieron con sus letras jocosas y gays. Estaba la hermosa sencillez de Golden Streams, la grandiosidad de Ban Marriage, el amplio registro de Joel Gibb (la cabeza visible del proyecto) en Boys of Melody y la encantadora y explícita The Man That I Am With My Man. Más tarde vería la luz Mississauga Goddam, con otro puñado de piezas reseñables: la preciosa Builds the Bone, que introduce la guitarra eléctrica; We Oh We -¿cómo nadie había compuesto antes canciones como ésta?-; o la que da título al disco, que quizá se alarga demasiado. Hasta una salida de tono como Bboy (Hope for the American) funciona de maravillas.

Discos: The Concretes

The Concretes es un disco (y un grupo) que sólo podrás hallar en tiendas extranjeras. Victoria Bergsman es la cantante y letrista de esta banda sueca que, como muchos otros nórdicos, posee una facilidad envidiable para la composición y el refrito musical. You Can't Hurry Love fue el enganche comercial antes de la salida de su álbum de debut, que se abría con Say Something New, un medio tiempo con golpes de bombo y opiáceos en vena que remite a Velvet Underground y Mazzy Star. Chico es una balada donde la aliteración adquiere gran protagonismo, nada en comparación al trepidante ritmo de Diana Ross o el tono enfermizo de Warm Night. La pequeña pieza Foreign Country, con un piano en primer plano, es otra joya indispensable. The Concretes juegan con arreglos de viento disonantes y bandurrias tunantes, con coros angelicales y sones etílicos para despacharnos sus nanas y villancicos.

4.1.06

Discos: La BSO de Camarón, perfecta para neófitos

La banda sonora de la película Camarón, estrenada recientemente en los cines españoles, se alza como el mejor álbum para acercarse a la obra de José Monge, más allá de antologías y cajas para completistas. Abre el disco la celebérrima Soy Gitano, con arreglos de la Royal Philarmonic Orchestra, y tras algunos cortes en directo -entre los que destacan las Bulerías del Chozas- llega la fenomenal Barrio de Santa María, con su conocido "tirititraun, traun, traun" y la bella estrofa:

Que con la luz del cigarro
Yo vi el molino
Se me apagó el cigarro
Perdí el camino
Perdí el camino, prima
Perdí el camino
Que con la luz del cigarro
Yo vi el molino

El CD añade otros títulos imprescindibles, como la colaboración con Kiko Veneno en Volando Voy, o el tremendo quejío de Camarón en Vámonos Pa Casa. No se podía pasar por alto en esta recopilación La Leyenda del Tiempo, canción que dio nombre a su trabajo más experimental. Engrosan la lista Como el Agua y Nana del Caballo Grande, dos joyas del flamenco, cada una en su género.

El DVD que acompaña el álbum puede tirarse directamente, pues apenas ofrece unos clips absurdos. El filme, para un renegado del cine español como yo, resulta entretenida. Lo mejor es poder oír al cantaor a través de los altavoces de las salas.

Discos: The Sunlandic Twins de Of Montreal

Kevin Barnes, alma máter de Of Montreal, nos sorprende desde Canadá con este The Sunlandic Twins, un álbum que rebosa capas melódicas por todas sus aristas. Las voces chillonas o los coros en falsete, así como las estructuras enrevesadas y los cambios de ritmo nos retrotraen a aquellas majestuosas creaciones de Queen, pero sin tantas pretensiones. El disco se abre con Requiem for OMM 2, una mezcla de glam y power pop que funciona a las mil maravillas, como en el caso de Forecast Fascist Future o So Begins Our Alabee, eso sí, con arreglos ochenteros y cierta querencia por unir unos cortes con otros, como hicieran en su día The Beatles con el Sgt. Pepper’s. La comparación con el cuarteto de Liverpool no es gratuita: la cadencia de la hermosa Death of a Shade of a Hue es prueba de ello.

Estos virtuosos del estudio firman el perfecto single en The Party’s Crashing Us, aunque a veces se dejen llevar por el exceso y un eclecticismo desconcertante. Sin ir más lejos, la segunda parte de este trabajo contiene bases descaradamente techno, pese a agrupar los títulos más lentos: I Was a Landscape in Your Dream, con sus efectos vocales y unos arreglos electrónicos a lo Björk; u Oslo in the Summertime, con otro estribillo de gallinita (no sólo iban a pregonarlo Stereolab con su Lo Boob Oscilator).

La edición que ha llegado a mis manos incluye un Bonus EP donde sólo sobresalen Keep Sending Me Black Fireworks, cantada por Nina Barnes; y la pegadiza Everyday Feels Like Sunday. El arte corre a cargo de David Barnes, como de costumbre, así que todo queda en familia.

3.1.06

Reseñas: Strangers in Paradise #1

Strangers in Paradise, de Terry Moore (Norma, diciembre de 2005). 304 páginas. PVP: 18 euros.

He estado casi dos semanas de vacaciones en una ciudad sin librerías especializadas. Antes de irme pensé que lo mejor sería agenciarme un buen tomo que llevarme a la boca en los momentos de necesidad. Y me compré Strangers in Paradise. Me hizo gracia el tono sentimentaloide de la serie, justo ahora que me voy de alquiler con mi novia.

Es curioso, pero el volumen 1 de la colección (que reúne los números 1, 2 y 3) tiene un tono más cómico y exagerado que el segundo (con nueva numeración de ejemplares, del 1 al 9). Es como si Terry Moore hubiera empezado esta historieta con la idea de incluir gags y caídas a la japonesa y luego los personajes le hubieran exigido otro tratamiento.

Llega la segunda parte de la serie y nos percatamos del cambio de registro. Moore ahonda en el turbio pasado de Katchoo, y nos cuenta que fue prostituta de lujo, que tuvo una amante que se llamaba Emma y que Darcy Parker, una peligrosa madame, va detrás suya para ajustar ciertas cuentas. Por otro lado, llama la atención que algunas escenas están narradas con cuatro o cinco textos y unas pocas ilustraciones, como si al artista no le hubiera dado tiempo de entregar a la editorial.

El autor me recuerda un poco a Sam Kieth, sobre todo en la expresión de algunos rostros femeninos. Es igualmente sucista y el rayado no se le da muy bien -un defecto notable al tratarse de blanco y negro-, además se pierde haciendo grecas con las viñetas y sus creaciones están llenas de piercings y prendas horteras. Cuando quiere diferenciar el sueño de la realidad, el dibujante redondea su trazo y nos ofrece un estilo cartoon bastante simpático. Los episodios suelen comenzar con una cita, en su mayoría sacadas de alguna canción (se mencionan músicos como King Crimson o Björk), aunque luego los diálogos se convierten en barata poesía adolescente.

Como dicen todos los textos promocionales, el meollo de Strangers in Paradise es el triángulo amoroso que forman la rubia desequilibrada Katchoo, la morena con tendencia al sobrepeso Francine y el gafotas calzonazos de David. Entre los secundarios sobresalen los detectives Walsh y Reeves, la madre de Francine, su ex novio Freddie Femurs y las secuaces Samantha y Bambi.

Norma acompaña la edición con jugoso material extra, que incluye portadas originales (en color), la historia corta ¡Felices Sueños!, un sketch-book, textos de Moore y su editora, las tiras de prensa en las que se basó la colección, dibujos adicionales y páginas descartadas.

Reseñas: Por un Puñado de Sangre

Por un Puñado de Sangre, de Kevin Eastman y Simon Bisley (Norma, diciembre de 2005). 96 páginas. PVP: 8 euros.

La colección Made in Hell de Norma, que viene editando con buena periodicidad una gran cantidad de obras cuando menos curiosas (y a precios no excesivos, tratándose de esta editorial), nos trae ahora Por un Puñado de Sangre, un western episódico aparecido originalmente en la revista Heavy Metal y publicada en España hace años por El Víbora.

Con un pobre guión de Kevin Eastman (el de las Tortugas Ninja), la historia se centra en una muda tetuda (cortesía de Simon Bisley, amante de las splash-pages) que llega a un poblado del Oeste plagado de zombies, vampiros y ninjas. Cada uno tratará de tenerla en su bando, y la protagonista flirteará con los dos, pero no tiene sentimientos y todo acabará en carnicería. Aquello no es más que un paraje conocido por servir de plató a la serie de TV Shangai Sheriff, adonde acuden con asiduidad turistas y moteros.

En una historieta tan vacua resalta la maestría de Bisley, que saca el máximo partido al blanco y negro con sus lápices y pinceles, especialmente en la secuencia de cama con el chupador de sangre. La edición se completa con un artículo de Víctor M. García.