28.6.06

Lecturas de salón: Concrete (Las Profundidades)

Concrete #1: Las Profundidades, de Paul Chadwick (Norma Editorial, junio de 2006). 208 páginas. PVP: 14 euros.

Quien se acerca a esta serie suele hacerse una pregunta recurrente: ¿Es Concrete un tebeo de superhéroes? Mi respuesta es afirmativa, pero además creo que la obra cumbre de Paul Chadwick amplía los límites del género, yendo mucho más allá que otras colecciones de rocosos. A Ron Lithgow le mueve un instinto de superación propio de record-man, y en ese sentido, sus actos son tan heroicos como los de personajes de Marvel y DC. Por otra parte, el monólogo interior característico de otros metahumanos marginales no se traduce aquí en una aburrida perorata paranoide, dado que el protagonista es escritor de discursos y, en el fondo, un sensible poeta. Asimismo, el modo en que el autor nos enseña sus debilidades y sus errores nos invita a pensar que al personaje de Dark Horse es una de las propuestas más realistas de los últimos tiempos. La recopilación americana que ahora edita de forma trimestral Norma reúne intercala las historias largas de la cabecera regular y algunos relatos aparecidos en antologías que sirven para apoyar la continuidad y ordenar sus hazañas según un criterio temático. El tomo también incluye una introducción del creador y una breve galería de ilustraciones.

Concrete se codea con políticos, millonarios y celebridades. Los desafíos que asume casi siempre tienen un final triste, como el rescate frustrado de unos mineros o la accidentada travesía trasatlántica. El ingenio de Chadwick a la hora de componer sus páginas le valieron sendos premios Eisner y Harvey, convirtiéndose en el Chris Ware de finales de los ochenta –genial la secuencia a nado resuelta con un centenar de diminutas viñetas-. Este volumen contiene la primera versión que el dibujante elaboró del origen de Lithgow, plagado a su juicio de detalles anecdóticos. Más tarde volvería sobre sus pasos y publicaría Extraña Armadura (aparecido en España de la mano de Planeta), una visión bastante cinematográfica del mismo episodio. El autor es capaz de contagiarnos el asco que siente Ron al ser abducido, y logra conmovernos con el desfile de animales mecanizados y el secreto del humorista con cabeza de alce.

Concrete esconde un secreto gubernamental y una magna operación de marketing, lo cual no impide sus arrebatos de humanidad y sus pétreas pataletas. Gracias a sus poderes seremos testigos de la belleza que se oculta en los fondos abisales y de la hostilidad que reina en la naturaleza salvaje. El tomo se cierra con una aventura en donde Ron Lithgow ejercerá de guardaespaldas de un extravagante músico amenazado de muerte y varias historias cortas entre las que sobresale “Un destello anaranjado”, otra tragedia espeleológica que nos muestra al protagonista en su juventud.

Lecturas de salón: Liberty Meadows #6

Liberty Meadows #6, de Frank Cho (La Colla de la Pessigolla, junio de 2006). 96 páginas. PVP: 10,50 euros.

Y yo me pregunto: si al tomo le quitan una cuarta parte del volumen de páginas que suele llevar la colección, ¿por qué no recortan también el precio? La edición se corrige, sin embargo, con otro prologuista de excepción (Andreu Martin) y una calidad de reproducción que mejora la de números anteriores. Además, todo apunta a que Frank Cho seguía en forma para los chistes a principios de este milenio.

Las tiras que contiene este volumen se centran en el flirteo de Frank y Jen (con una viñeta especialmente subida de tono, nada que ver con el tono de las planchas dominicales), al tiempo que Brandy vuelve a contactar con su ex novio Roger. La tensión sexual no resuelta entre el inseguro cuatro ojos y la exuberante veterinaria se mantendrá gracias a nuevos malentendidos.

La aparición de familiares y secundarios (vuelven el siluro Khan y se anuncia el regreso de la vaca escultora) se suma a los últimos experimentos genéticos de Ralph y a episodios enmarcados en la nieve que recuerdan al Charlie Brown más clásico. Seremos testigos del enésimo rescate de Brandy, que salva a Frank de morir congelado gracias al calor corporal y a su camilla hecha con sujetador. Mientras, la Muerte del Séptimo Sello hace un chiste magnífico sobre Dick Cheney.

Reseñas: Hellblazer #8

Hellblazer #8: Delano, Piers Rayner y Buckingham (Planeta de Agostini, junio de 2006). 64 páginas. PVP: 3,50 euros.

Tras resolver el enigma de Newcastle, Delano absorbe nuestra atención con la Máquina del Miedo, una saga llena de personajes inquietantes. Para colmo, Piers Rayner (al que habíamos criticado desde su llegada a la serie) se muestra más expresivo que nunca. Planeta redondea el tomo con un texto anónimo de dos páginas que realiza un seguimiento de John Constantine a lo largo del universo DC/Vertigo.

Mientras tanto, sigue la vida en comuna: el mago inglés no consigue hipnotizar a Myra, y ésta se tomará la revancha envenenándolo con amanita muscaria. La intoxicación le deja en un estado en que confunde realidad y alucinación. Imágenes grotescas de vacas ensangrentadas y ritos paganos se suceden; y descubrimos que Geotronik, una sospechosa organización paramilitar, está usando con algún oscuro fin las líneas de energía del campamento.

La joven amiga de Constantine, Mercury, posee grandes facultades sensitivas, y parece intuir los propósitos manipuladores del líder de la organización. En santa compaña, John hará el amor con su madre Marj poco antes de la redada y la visita a la comisaría. Los hippies deciden partir hacia Escocia y nuestro protagonista cambia de look antes de embrollarse en un accidentado viaje en tren –que veremos en el número próximo-.

23.6.06

Lecturas de salón: El Show de Cowboy Wally

El Show de Cowboy Wally, de Kyle Baker (Planeta de Agostini, junio de 2006). 124 páginas. PVP: 12,95 euros.

Tras la publicación de Cartoonist y You Are Here el año pasado, Planeta ha mostrado interés en recuperar la obra inédita de Kyle Baker (el Bot ya ha anunciado King David para diciembre), y nos trae con motivo del Salón del Cómic su primera novela gráfica, fechada en 1988. El Show de Cowboy Wally se asemeja a Por Qué Odio Saturno en el tratamiento del blanco y negro, en la concepción de cada episodio como un experimento y en la influencia del story-board.

Baker posee un gran dominio de las expresiones faciales y parece estar facultado para recrear lo que se proponga. No en vano, está considerado como uno de los mejores dibujantes vivos, y aunque El Show de Cowboy Wally sea su opera prima y a veces detectemos que el autor no tiene muy claro adónde ir -lo confiesa en esta estupenda entrevista de Culpable y Perdedor-, realiza un original ejercicio narrativo con los medios más austeros.

Cowboy Wally es el ciudadano Kane de la inmoralidad y el humor zafio. Su camino hasta convertirse en el rey de las ondas está plagado de chantajes y ataques de egolatría. Se trata de un mafioso adicto a la cerveza que no duda en atacar los valores más tradicionales de la sociedad americana (y es capaz de rezar con la boca llena en el Día de Acción de Gracias).

“Arenas de sangre” es una película de reclutas excesivamente románticos que se alistan en la Legión Francesa para añorar a sus mujeres. Y el orondo Wally será el líder de la tropa. Años más tarde se las ingenia para rodar en la cárcel su propia versión de “Hamlet” usando recortes y disfraces. Asimismo, asistiremos a un late-night que se le va de las manos y que acaba con varias muertes en directo.

22.6.06

Lecturas de salón: Shanna (Frank Cho)

Shanna, de Frank Cho (Panini Comics, junio de 2006). 140 páginas. PVP: 15 euros.

No nos engañemos: Shanna no es una novela gráfica hecha para entretener, aunque se lee de una sentada (no os dejéis engañar: el grosor del volumen se debe a la calidad del papel), sino más bien creada para satisfacer el placer onanista del aficionado. Frank Cho lleva sus objetivos un poco más allá -por algo se respeta su trabajo con las grandes editoriales, así como su tira Liberty Meadows-, pero no llega muy lejos. Se limita a ofrecer un guión mediocre, propio de telefilme, con un narrador en forma de diario médico aburridísimo que no logra transmitir ningún sentimiento. Por su parte, los personajes son bastante planos: ni el clon neumático que responde al nombre de Shanna –nada que ver con la compañera de Ka-Zar-, ni el bigotudo y soso Doc consiguen parecernos reales; tan sólo el joven del parche (al que vemos perder el ojo al comienzo de la historia) nos provoca cierta simpatía. Asimismo, el seguidor medio de este autor se preguntará por qué no se lanza de una vez al mercado underground, en lugar de pelear todos los días con la censura. ¿Será porque pagan peor? ¿O es que no sabe que en Marvel no le dejan enseñar más de medio pezón?

Un equipo de investigadores aterriza en una misteriosa isla donde aún perviven los dinosaurios. Allí encontrarán un laboratorio nazi donde se desarrolla un proyecto para crear super-soldados (sí, Shanna salió de una probeta). Por error, el grupo activará un gas tóxico que obligará a dejar en cuarentena a los afectados mientras Doc y la heroína salvaje van en busca del antídoto. La parte jurásica es precisamente uno de los puntos fuertes de esta obra. Cho plasma con maestría la naturaleza hostil de los reptiles, sus estampidas colosales y su reverso sangriento -o cómo engullir una pierna como si fuera un cacahuete lanzado al aire-.

La apariencia de Shanna también da pie a algunos chistes, aunque el dibujante prefiere evitar cualquier rastro de humor. Sin embargo, llaman la atención las posturitas, los modelitos y las cicatrices simétricas. ¿Pero de dónde saca tiempo para usar el Rimmel y el pintalabios?

21.6.06

¡Vuelve el coleccionable!

El periódico El Mundo lanzó el pasado miércoles el primero de los cinco volúmenes que dedicará a Zipi y Zape dentro de su coleccionable “Lo Mejor del Cómic Español”. Las entregas (los miércoles, durante los meses de junio y julio) contienen, además del material habitual –historias cortas publicadas en el semanario del mismo nombre-, dos tomos muy especiales. Por un lado, un especial sobre Escobar que recupera a muchos de sus personajes secundarios (19 de julio), y por otro, una antología con los mejores momentos de los gemelos Zapatilla (26 de julio). Confiemos en que sigan la excelente edición de Súper Humor y que El País nos sorprenda pronto con su contraoferta veraniega. Mientras tanto, disfruten con un par de viñetas del genio catalán:



En multitud de ocasiones, las generaciones más antiguas aseguran no comprender el lenguaje de los más jóvenes:

20.6.06

¡Clowes en color!

La Cúpula no publica nada nuevo de Daniel Clowes desde que editó David Boring a finales de 2002. Siguiendo el criterio de Fantagraphics, ahora reúne en Caricatura algunas de las mejores historias que ya aparecieron en la versión española de Eight Ball y varias páginas en color que salieron en su día en la revista El Víbora. Para leer material inédito habrá que esperar la largamente anunciada apuesta de Mondadori por Ice Heaven.

Relatos como “La mamá de oro” parecen sacados de una pesadilla donde los actores interpretan su papel a la perfección, mientras el protagonista parece ser el único desubicado. El tono amenazador de los pasajes y su rica simbología recuerdan tanto al Kubrick de Eyes Wide Shut (una sociedad secreta que marca al intruso) como al Lynch de Mullholand Drive (por la repetición de constantes desde que firmase Como un Guante de Seda Forjado en Hierro).

Su recurrente femme fatale -en esta ocasión, la desequilibrada guarda una pistola de juguete en su bolso y presume de tener amigos actores- hará acto de presencia en “Delineador de ojos verde”.

Es en “MCMLXVI” donde Clowes muestra su uso más exquisito del color, con otra historia acerca de un misántropo anclado en 1966. La trama irá apuntando en varias direcciones para acabar con un mensaje demasiado más sencillo. Sin embargo, hemos de resaltar aquí una de las mejores frases del tomo:

“Adam West es mi héroe… No entiendo cómo puede haber alguien en sus cabales que prefiera al Batman moderno… Esa chorrada hi-tech y su traje sadomaso con pezones de plástico.”

Clowes es hondo y desconcertante. Parece un doctor en miserias y rebeldías, un experto de las patologías y traumas que nos hablan sobre el final de la juventud y las intuiciones malsanas. Su fascinante imaginería entronca con la de otros grandes como Chirico y Dalí. Y ya sabéis lo que anuncia: hay un inquietante mundo ahí fuera.

19.6.06

Lecturas de salón: El Derrotista (Harvey Pekar)

El Derrotista, de Harvey Pekar y Dean Haspiel (Planeta de Agostini, junio de 2006). 102 páginas. PVP: 10,95 euros.

“Así que en aquel momento todo iba bastante bien pero, como siempre, fui y la cagué”.

Tras el éxito de la película American Splendor, Harvey Pekar decide firmar con Vertigo la novela gráfica de su juventud, que llega ahora a España de la mano de Planeta en una cuidada edición –con fotos del autor-. El funcionario de Cleveland se alía en el apartado gráfico con Dean Haspiel, cuyo trazo geométrico se suaviza de forma determinante gracias al trabajo de Loughridge con los grises (no sé qué le ven a este dibujante que pinta a la gente como si tuviera una enfermedad de los huesos, por no hablar de que todas las caras le salen iguales).

En este libro, Pekar suena absolutamente sincero aunque, como todos los escritores, embellezca su biografía de vez en cuando. En el fondo es un vanidoso incorregible. No le basta con ser el protagonista y veces irrumpe como narrador físico. Criado en un barrio de negros, se describe a sí mismo como un camorrista que no soporta los consejos paternos, y dado su carácter polemista nos brinda una mirada muy personal del judaísmo (el sindicato, las recomendaciones…).

El hilo conductor de El Derrotista es la vocación zigzagueante de Harvey, que prueba unos cuantos oficios antes de saber qué le conviene. Sin embargo, apenas se ha movido de su ciudad desde que nació. Lo intentó con el fútbol americano, la tienda familiar, una discográfica, mandando artículos de jazz a las revistas, en la Marina o como empleado de correos. Su memoria fotográfica le ayuda a no tener que esforzarse demasiado en las clases, pero la vagancia y la falta de discreción le hacen perder más de un puesto. Es ajeno a la competitividad que reina en las oficinas y actúa como un inocente Bartleby con problemas para intimar con las mujeres.

El amplio espectro vital sobre el que se cierne el ojo de Pekar le permite perfilar las diferencias entre una etapa y otra: del popular ganador de peleas al personaje anónimo de la Universidad. El autor confiesa necesitar la felicitación de los demás y es capaz de romper el rótulo de portada con sus puños. No obstante, desde que se independiza de sus padres, se compromete con Ellen e irrumpe Robert Crumb en su vida, el volumen se precipita de un modo vertiginoso hasta el presente, para terminar revelando que aún ve un futuro incierto, que sigue buscando el sentido de la vida y un lugar donde apoyar sus posaderas.

18.6.06

La errata inadvertida, Ganjaman y otros peluquines

>> Cuando hace unas semanas reseñábamos el TPB de Spider-Man y La Antorcha Humana (Panini, abril de 2006) pasábamos por alto una viñeta que nos llamó la atención. Casi siempre suelen criticarse los errores de traducción de Planeta, pero la editorial italiana también comete errores. Contextualicemos la escena: unos adolescentes Peter Parker y Johnny Storm pelean por la hermosa Felicia. Escáner en mano, es el momento de mostrarla:



El rotulista de este volumen enseguida comprendió cómo plasmar el desorden hormonal de los jóvenes que se hallan en pleno pavoneo nupcial, una situación que provoca tartamudeos, confusión de consonantes y dislexia, una certeza de “no sé lo que estoy diciendo” que la Gata Negra corrige ipso facto.

>> Persiguiendo el rastro del noveno arte en medios gratuitos (por los que Álvaro Pons siente una misteriosa tirria) de distribución insólita –los encuentras en los lugares más insospechados-, encontramos un artículo sobre Malas Ventas (Alex Robinson) en la revista Ladinamo, que reproduce un divertido mensaje:



Todavía no se ha publicado el ensayo definitivo acerca del poder magnético de los bisoñés. ¿Qué extraña atracción provocan en el viandante para que no pueda apartar la vista de la mofeta muerta?

>> El periódico Soft Secret, de naturaleza filocannábica, también cede un rincón al género de las tiras cómicas, si así pudiera catalogarse la que firma Jim Stewart, titulada El Increíble Ganjaman:



(Si te atreves a leerla, pincha aquí.)

El secreto del personaje reside en su comportamiento errático. El autor no busca el chiste fácil con un golpe final, sino que sorprende en cada episodio con una nueva vuelta de tuerca:



(¿Eres un valiente? Demuéstralo.)

A Ganjaman le gustan las viejas civilizaciones y las chicas guapas, pero odia a muerte a los vigoréxicos. Nótese asimismo la delicadeza de Stewart, que acostumbra a pintar un pequeño motivo alegórico al comienzo de los capítulos.



(¿Qué esperas encontrar? ¿Sus obras completas?)

17.6.06

Aquellos maravillosos Clásicos DC

El año pasado, Planeta de Agostini decidió impulsar su recién estrenada línea DC con varias bibliotecas que compilaban algunos de los momentos álgidos de esta editorial. Gran parte del material está fechado en la década de los setenta, como denotan muchos detalles de sus páginas. En Mister Milagro, por ejemplo, subyace un nuevo pensamiento que huye del sexismo y equipara a hombre y mujer:



(Lo realmente curioso aparece en los bocadillos pequeños. Merece la pena echarle un ojo.)

Jack Kirby, en su empeño por trasladar al cómic las inquietudes de la juventud de esa época, no tiene reparos en conducir a Superman y al Guardián Dorado hasta una fiesta hippy con nombre de ácido: el Carrusel Cósmico. Hablamos de la celebérrima serie de Jimmy Olsen, y como refleja el comentario del Hombre de Acero, en aquellos días los vigilantes enmascarados podían confundirse con los chicos que vestían a la moda:



(¿No crees que se trate del verdadero Kal-El?)

Pero hay otra colección que se adelantó a su tiempo: JLA/JLE. Sus guionistas, Giffen y DeMatteis, optaron a finales de los ochenta por convertir a la Liga de la Justicia en una comedia de situación. Al parecer, el método de trabajo consistía en que uno pintaba los bocadillos y otro los iba rellenando. Sus diálogos ingeniosos mantuvieron las ventas de esta cabecera durante varias temporadas, hasta que empezaron a notarse los primeros síntomas de degradación:



(Blue Beetle y Amanda Waller fueron felices y comieron perdices.)

14.6.06

Lecturas de salón: Solo #1 (Tim Sale)

Solo #1: Tim Sale (Planeta de Agostini, junio de 2006). 48 páginas. PVP: 3,95 euros.

Llega a España una colección que tiene los días contados en EEUU. Una serie dirigida al lucimiento de dibujantes estrella como Tim Sale (nº1), Richard Corben (nº2), Paul Pope (nº3), Howard Chaykin (nº4), Darwyn Cooke (nº5), Jordi Bernet (nº6), Michael Allred (nº7), Teddy Kristiansen (nº8), Scott Hampton (nº9), Damion Scott (nº10), Sergio Aragonés (nº11) y Brendan McCarthy (12). Pero esto no pronostica precisamente buenos guiones, sino más bien un cuaderno de muestras de los distintos registros de cada autor. La edición de Planeta es semejante al formato Ultimate pero más flexible, con una portada de fondo blanco que ha dado mucho que hablar. Eso sí: el logotipo de Solo es precioso. Cada historia se presenta con una portadilla y bocetos y se incluye una pequeña biografía del artista.

“Cita con el Señor de la Noche” (con la colaboración de Darwyn Cooke) incluye tres splash-pages dobles en sólo 11 páginas. Destaca una Catwoman en pleno celo y una divertida viñeta final. “Christina” contiene acuarelas hermosas de Sale, pero suena a relato primerizo, de escritor novel. “Amor de juventud” (mano a mano con Diana Schutz) recupera la cuatricomía gracias al colorista Dave Stwart, que otorga una estética retro al melodrama barato de Supergirl –con enfermedad terminal de por medio-. Es curioso que la heroína aparezca con dos aspectos diferentes: antes y después del tinte.

“La noche del baile” encaja de manera idónea en Superman: Para Todas las Estaciones, no en vano lo firma junto a Jeph Loeb y da voz a la madre de Clark Kent para contarnos lo que ocurrió en aquella cita tan especial. “Una jugada peligrosa” es un homenaje a la serie negra de Brian Azzarello, con los fantasmas del gángster Deuce y la bella Lindy - a quien Sale dota de un gran atractivo- rondando el limbo. La breve “Pienso en ti” posee cierto tono autobiográfico (¿por qué lloraste en tu noche de bodas?) y se presenta con elegantes bitonos.

13.6.06

Lecturas de salón: Superman Aventuras #1

Con el Salón del Cómic de Barcelona han llegado algunos tebeos que seguro se alzarán con un buen puesto en las quinielas de fin de año. Es el momento para hacer una compra selecta y una lectura reposada: nada de reseñas urgentes ni de participar en el concurso de PAMMHG, que luego aparece en el aficionado el síndrome del vacío... ¡Hasta que se anuncian los planes editoriales para el segundo semestre, más allá de los rumores que surgen en el evento! En fin, trataré de asistir a la próxima cita de bloggers.

Superman Aventuras #1: ¡Arriba, arriba y fuera!, de Millar, Amancio y Austin (Planeta de Agostini, junio de 2006). 112 páginas. PVP: 5,50 euros.

Poco ha durado nuestra condición de huérfanos del cartoon después del cierre de Las Aventuras de Batman, pues enseguida ha sacado Planeta este Superman Aventuras, con el mismo formato Digest-Copito y periodicidad trimestral. La colección se abre con una antología de episodios (números 16, 19 y del 22 al 24) guionizados por el reputado Mark Millar, que presenta cuatro historias independientes con un fondo más o menos común. Los capítulos son más extensos que en la cabecera del Hombre Murciélago, sus tramas son medianamente originales, hay acción a raudales y la labor gráfica de Aluir Amancio y Terry Austin sigue las pautas de Bruce Timm.

“Clark, eres un don nadie!” me parece la aventura más interesante del tomo. Clark Kent ha perdido los poderes y es rescatado por alguien que se hace pasar por Superman. La kriptonita no le afecta y sus padres no recuerdan ninguna de sus hazañas. ¿Será una broma del Sr. Mxyzptlk? Cabe destacar el magnetismo de la familia Kent con los huracanes –vaya gafe-.

En “El guardaespaldas de acero” se presenta a Kal-El como escolta del presidente de EEUU, que ha sido amenazado de muerte. El villano en este caso es Multiface, una subcontrata de Lex Luthor. La secuencia inicial es todo un clásico del género: el Hombre de Acero participa en una mortífera gymkhana que pone de relieve sus facultades.

“Juegos de guerra” es la aventura más larga, con un Brainiac customizado (¿dónde están sus barbas?) dispuesto a exterminar la Tierra. Los sistemas de Metrópolis han colapsado y Superman no da abasto debido al aumento de accidentes. La traviesa Livewire logrará estabilizar la red mientras el escultista (así lo denominan varias veces en el volumen, y ojo, no tiene nada que ver con el culturismo, sino más bien con los boy-scouts) permanece en la Zona Fantasma. Asimismo, sobresale la presencia de un Luthor muy secundario pero más humano que de costumbre. Además, en estas páginas vemos otro truco recurrente en el cómic de superhéroes: la revancha imparable del protagonista, escenificada por una tromba unilateral de golpes.

“Poderes corruptos, superpoderes absolutamente corruptos” introduce a Parásito, que absorbe los poderes de Superman y lo humilla en público. La trama posee un trasfondo sentimental similar al de ciertas historias de Las Aventuras de Batman, al hablar del amor entre el villano y Rain Song, una cristaloterapeuta.



Cubierta del segundo número americano.

12.6.06

Reseñas: JLA/JLE #4

JLA/JLE #4, de Giffen, DeMatteis, Maguire, Templeton y Sears (Planeta de Agostini, junio de 2006). 176 páginas. PVP: 8,95 euros.

Parece ser que Planeta comienza a remontar la periodicidad de JLA/JLE... ¡Y en este tomo se les ha escapado un “Bwah Ha Ha Ha”! Es el momento de disfrutar con uno de los últimos episodios dibujados por Kevin Maguire, que va dando paso a un Ty Templeton cada vez más correcto. Además, en el volumen se inician las aventuras de la división europea de la Liga de la Justicia, con lápices de Bart Sears. La edición incluye un apropiado artículo de David Hernando donde se explica la génesis de los nuevos personajes y se reproducen (en tamaño reducido) las cubiertas americanas.

Tras la detonación de la bomba metagénica (ocurrida en el crossover) algo parece haber cambiado en los superhéroes. Maxwell Lord siente una terrible atracción por volver a la cueva de Metrón en que destrozó el ordenador. Allí quedará atrapado, pero gracias a una misteriosa facultad telepática será liberado por Blue Beetle. Acto seguido asistimos a una nueva invasión Khund, justo en el instante en el que más metahumanos hay por metro cuadrado.

En las filas de la JLE se encuentran el Capitán Átomo, un líder con poca autoridad y don de palabra; el Hombre Elástico y su nariz perspicaz; Power Girl –de la que prometen más información en el futuro-; el Rocket Red Dimitri, y su sentido del humor americano; Animal Man, que pierde su traje en el teleportador (los guionistas insisten en los inconvenientes de toda mudanza); el fascinante Metamorfo y Flash, que encarna la mentalidad más adolescente del grupo.

¿Qué podía esperarse, sino el rechazo de los franceses a esta nueva troupe de musculosos? La trama se agrava con la muerte de un nazi a la entrada de su base. La investigación llevará a los miembros de la Liga a enfrentarse a Guardianes Globales como Cazador Salvaje, Sol Naciente o Jack O’Lantern, todos abducidos por la Reina Abeja.

Al otro lado del charco, Blue Beetle y Booster Gold se libran de la limpieza gracias a uno de sus trabajos especiales. La absurda pareja será contratada para eliminar al último representante de una estirpe de vampiros en extinción.

En el último capítulo, Beetle sufrirá un trastorno del comportamiento provocado por la Reina Abeja, llevándolo a acuchillar a Oberón y al propio Max. El desastre no irá más lejos merced a la intercesión de Batman y una enigmática Cazadora. Pero por ello será recluido y sometido a las sesiones de regresión de Amanda Waller.



El 'annual' que todos estamos esperando...

4.6.06

Reseñas: Cuarto Mundo #8

Cuarto Mundo #8: Jack Kirby (Planeta de Agostini, mayo de 2006). 144 páginas. PVP: 4,95 euros.

En este tomo se inician las esperadas aventuras de Mister Milagro, el súper-escapista ideado por Jack Kirby dentro del Cuarto Mundo, con la peculiaridad de que Planeta ha reproducido en blanco y negro las páginas originales en color (una opción criticada ya en algunos foros) brindando así una mayor gama de tonalidades que llega a agradecerse. Por su parte, David Hernando firma un interesante artículo (de tipografía generosa) sobre la trayectoria editorial del personaje.

El autor nos presenta a Scott Free como un hombre insaciable por probar nuevos trucos, que desarrollará a lo largo de cada número junto a Oberón, un enano asustadizo poco apropiado para oficiar de ayudante. A su lado también estará Big Barda, la despampanante mujer que le ayudó a huir del orfanato de la Abuelita Bondad y que acabaría siendo su esposa. Mister Milagro recurrirá a los sofisticados gadgets de Apokolips para liberarse de las trampas, poniendo en entredicho su deportividad como escapista. Por si fuera poco, al final de cada episodio el protagonista incumple la regla fundamental de los magos, al explicar con todo detalle cómo logró zafarse de los obstáculos. No obstante, sus entradas en escena siempre son ágiles y elegantes.

El volumen recoge asimismo el origen del superhéroe, que hereda el nombre y el traje de Thaddeus Brown (el primer Mister Milagro de DC), muerto en un fascinante primer episodio. Además, tendrá que enfrentarse a villanos como Mano de Acero, la propia Abuelita Bondad, Overload, los doctores Bedlam y Vundabar, Harriet la Loca, Apisonadora, Fustigadora, Bernadeth o el ambiguo Funky Flashman. Destaca el capítulo en que Scott es encerrado en una caja y arrojado más tarde desde un quincuagésimo piso, mientras los viandantes sufren los efectos de la píldora de la paranoia -Kirby y los inolvidables años setenta-.

2.6.06

Reseñas: Hellblazer #7

John Constantine Hellblazer #7, por Delano, Piers Rayner y Buckingham (Planeta de Agostini, mayo 2006). 48 páginas. PVP: 3,50 euros.

A finales de mes salen las series de Vertigo, y estaba por ver si iba a mantenerse el incremento de precio sufrido, en principio, por Doom Patrol. Ahora hemos salido de dudas y comprobamos que todo sigue igual, pero desconfiemos de lo que pueda ocurrir en enero… Planeta, en este caso, ha decidido volver a las 48 páginas, lo cual, sabiendo que pueden vender 64 por el mismo precio, no dice nada bueno de ellos. ¿Para qué derrochar papel en artículos, “si la web ya informa”? Parece que la inclusión de textos dependiera de las necesidades del encarte del tebeo, cuando en realidad deberían constituir una parte muy importante de él si se quieren ofrecer ediciones de calidad. Y encima, la mala noticia de que La Cosa del Pantano no aparecerá hasta finales de año.

En este volumen, los dibujantes Piers Rayner y Buckingham demuestran ser más versátiles en los episodios menos metafísicos (una de las perdiciones de Delano). El estilo diáfano del primero concuerda mejor con el guión de “La Playa”, donde el autor toca la fibra sensible al rememorar las vacaciones de infancia de Constantine. El tono onírico del capítulo, sumado a las imágenes postholocáusticas, las alusiones neoedénicas y los símbolos freudianos –esa foca bicéfala engendrada por John- se bastarían por sí solos sin tener que recurrir al mensaje ecologista, que también está presente. Sólo en sueños veríamos un esqueleto bañándose bajo la luna llena y escucharíamos frases como:

-La única posibilidad de supervivencia es la evolución de la especie. Llevo a mis hijos de vuelta al mar. Haré que les salgan agallas.

Con “Tocando la Tierra” se inicia una gran saga de nueve números, titulada “La Máquina del Miedo”. Los personajes que se estrenan son bastante inquietantes: los nómadas con flecos Eddy, Mercury y Marj… Viven en comuna experimentando con alucinógenos, y un urbanita como Constantine decide unirse a ellos mientras huye de la policía, que anda en su búsqueda tras el asesinato de sus vecinos Mighty Mouse y la Sra. Gaine –un trabajo, si recordáis, ejecutado por Nergal-.