26.7.06

¿Tú qué lees? ¿Mortadelo y Filemón o Zipi y Zape?

¿Tú qué lees? ¿Mortadelo y Filemón o Zipi y Zape? Hace años, cuando los niños españoles merendaban leyendo los tebeos de Bruguera, ésta era una pregunta muy frecuente en los patios de colegio. Por alguna razón, los porrazos de los agentes de la TIA tenían preferencia entre los críos que solían reír a carcajadas -los espectadores de las salas de cine no son los únicos que se pueden catalogar-, mientras que las travesuras de los gemelos Zapatilla parecían ir dirigidas hacia el público femenino. Por supuesto, esto no es más que un tópico que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Sin embargo, si hablamos de reediciones, no cabe duda de que los personajes de Ibáñez tienen preeminencia sobre los de Escobar, con ventas que respaldan ese favoritismo.



Carpanta gustará a góticos y siniestros.

Todo esto viene a cuento del segundo coleccionable de El Mundo que, si bien despide hoy a Zipi y Zape, continuará publicando otras cuantas semanas las aventuras de sus rivales. Es hora de repasar el material más interesante, que se concentra en los volúmenes 4 y 5 de la pareja. El primero estaba dedicado a personajes menos populares de Escobar, como el eterno hambriento Carpanta, con un buen número de páginas. Su picaresca para conseguir mover el bigote, sus encuentros con Protasio y sus noches en el puente adosado son memorables. En el tomo, además, se reproduce una frase demoledora: “Ahora comprendo por qué no come usted nunca… ¡Porque es usted tonto!” Igualmente, se incluye un especial Carpanta en la cocina que recuerda a las secciones divulgativas del TBO (del mismo género son las Cosas del deporte que figuran más adelante del libro). Por otra parte, no se explica la presencia de Zipi y Zape en esta recopilación que antologa los mejores secundarios del dibujante catalán, aunque gracias a ello hemos sido testigos del origen de la tragedia:



De tal palo, tal astilla.

También hay sitio para la criada tartamuda Petra (a la que comparamos con el desternillante detective Lloyd Llewellyn de Daniel Clowes en la imagen de abajo), así como un reducido espacio para glosar las andanzas de Blasa, portera de su casa; Doña Tomasa; Doña Trini y sus animalitos; Julito, un terrible gamberrito; Aniceto, el artista completo; Filomeno y su taxi Genovevo; José y Pepe, hermanos gemelos; Don Óptimo; Melitón, bombero de afición; Toby; Plim el Magno; Nati y Tina; y Doña Tula, suegra.



Confróntese la semejanza entre viñetas de autores tan dispares.



Clowes y Escobar… ¿igual de obtusos?

Lo Mejor de Zipi y Zape completa la labor enciclopédica de esta biblioteca con varios artículos ilustrados donde se analiza la evolución gráfica y el carácter de cada miembro de la familia Zapatilla. Hay estilizadas páginas en blanco y negro y bitono (entre ellas, la primera de la saga), apariciones en Pulgarcito y suculentas portadas de la revista homónima. Para rematar la faena, el ejemplar se cierra con una de las más sobresalientes historietas largas de los gemelos: Guerra al hampa.

24.7.06

Reseñas: Cuarto Mundo #10

Cuarto Mundo #10: Jack Kirby (Planeta de Agostini, julio de 2006). 128 páginas. PVP: 4,95 euros.

La epopeya fantástica y trasnochada de Jack Kirby toca a su fin este mes con una última ración de Míster Milagro. Ya sábeis que solemos encabezar nuestras reseñas con los errores de edición del ejemplar en cuestión, para captar así la atención morbosa del visitante. Pues bien, este tomo demuestra que Planeta es incapaz de mantener una línea de más de tres títulos sin meter la pata. Sólo de este modo se entiende la ausencia de las cubiertas originales (que nunca faltaron en la colección), ahora que la biblioteca Clásicos DC alberga un total de seis cabeceras. Debido al aumento de series (y al presumible no incremento de la plantilla de correctores), también nos topamos con algún bocadillo sin traducir, mal menor si consideramos que el Cuarto Mundo ha aparecido de manera más o menos regular hasta su actual conclusión –sin ir más lejos, apenas han pasado quince días desde que salió el anterior número-. Por su parte, en un artículo intercalado horrorosamente a mitad del tomo, David Hernando despacha un somero repaso a las andanzas del súper-escapista a cargo de otros autores.

El volumen comienza con la abducción de Ted Brown a manos de una tropa de hombres de las nieves liderados por el Rey Komodo, un viejo nazi afincado en el Himalaya. Como de costumbre, asistiremos a los trucos de magnetismo de Scott Free –los circuitos ocultos de su máscara son una bendición: recuerdan a Kit, el coche customizado de Michael Knight, al que solo le faltaba servir white labels-. Por otro lado, resulta ridículo que los enemigos de Mr. Milagro no se hayan dado cuenta antes: si el hijo de Highfather siempre sorprende a sus atacantes por la espalda, ¿por qué no disparan entonces hacia el lado contrario?

En el episodio siguiente continúan los villanos sin objetivos claros y las conmociones “que parecen años”, pero Kirby introduce una novedad en la estructura de los capítulos, al subdividirlos en tres o cuatro escenas principales. Esto le da pie a elaborar tramas más detectivescas (o al menos eso se propone) y a dibujar más splash-pages que nunca. Scott Free y Oberón se medirán en esta ocasión ante el club satánico de Madame Ojos Malvados y Orejas Watson. Como puede intuirse, al creador de esta atolondrada saga ya no le quedaban alias decentes.

Las compañías de Míster Milagro nunca fueron muy ortodoxas: un enano, una mujer forzuda… Y ahora Shilo Norman, un chico desesperado al que buscan unos contrabandistas de armas llamados Jammer y el Señor Fez. ¿Le endilga al protagonista un aprendiz negro con nociones de judo y luego se pregunta Kirby por qué no funciona la serie? ¡Vamos, hombre!

Más tarde, el autor realiza un extraño homenaje a Alicia en el País de las Maravillas al narrar la experiencia onírica de Shilo con los insectoides del profesor Egg (un claro trasunto de Humpty Dumpty). Como la niña de Lewis Carroll, el discípulo de Scott Free se verá envuelto en una atmósfera enrarecida y sufrirá drásticos cambios de tamaño. Luego nos espera la accidentada visita al motel mortal de Peppi Lamoko y Mungo (sic), quienes confundirán a los héroes del espectáculo con un trío de fugitivos igual de extravagantes (Della la Dinosaurio, Merkin el Loco y Balas).

La “obra maestra” de Kirby (como ha sido calificada por la editorial catalana) finaliza con el ansiado enlace entre Mr. Milagro y Big Barda, al que tratan de oponerse Virman Vundabar, Kanto, la Abuela Bondad y el doctor Bedlam (ése que siempre es transportado a la sillita de la reina). En el bando contrario estarán Orión, Lightray y el propio Highfather, empeñado en cumplir la voluntad de la Fuente. Al ver a Darkseid sonriendo sólo pude imaginarme al autor de este embrollo psicodélico pensando en sus lectores y soltando un saludable: “¡¡Bwah-ha-ha!!”

No podíamos acabar nuestro exhaustivo seguimiento al Cuarto Mundo sin ofreceros material extra. Preparaos para asistir a la verdadera noche de bodas entre Míster Milagro y Big Barda y visionar una de las tomas falsas más divertidas de la serie.


¡No te pierdas el diálogo!

¿Y os habéis preguntado alguna vez cómo sería un cuesco de Barda?



Y después de las viñetas manipuladas, concluimos este anexo con las portadas americanas que Planeta olvidó incluir en el tramo final de la colección:

21.7.06

Richard Benson es... ¡El Vengador!

"Nunca pierdas la esperanza... No mientras haya vida."

Andrew Helfer y Kyle Baker cuentan en Justice Inc. las andanzas del Vengador Richard Benson entre 1948 y 1968. Aparecido en España de la mano de Zinco (1991) en dos volúmenes de formato prestigio, se trata de una obra ágil y amena, cuya estética recuerda a Bill Sienkiewicz.

Tras sufrir una parálisis facial, el investigador Benson adquiere la facultad de modelar el rostro a su antojo, algo que le servirá de mucha ayuda en la guerra sucia contra los comunistas. Su trabajo para la Agencia de Seguridad Internacional estará plagado de engaños, secretos y muertes violentas. Siempre actúa de la misma manera: liquidar al tirano y suplantarle durante una temporada. Pero después de una operación sin escrúpulos, sentirá la necesidad de vengarse de quienes acabaron con su familia y le convencieron para entregar su vida a una dudosa causa nacional.

En cuanto Benson empieza a tomar decisiones opuestas a los intereses de la agencia, Grayl decide aniquilarle y enviará a sus mejores hombres para ello. Destacan las páginas apaisadas que plasman la actualidad de una vieja promoción de espías, entre los que se encuentran Nellie -una vieja amante- o Newton, el negro en quien acabará confiando, así como el arranque en forma de serial.

20.7.06

Reseñas: Cuarto Mundo #9

Cuarto Mundo #9: Jack Kirby (Planeta de Agostini, julio de 2006). 144 páginas. PVP: 4,95 euros.

El penúltimo número del Cuarto Mundo llega con medio mes de retraso a las librerías y, por primera vez en esta colección, no reproduce las cubiertas originales. Además, si se mira el tomo con detenimiento puede apreciarse que los pliegos están hechos con papel de dos clases diferentes: uno más amarillento y firme, y otro más grisáceo y endeble. Esperemos que Planeta corrija estos defectos con el tomo final de la serie, después de anunciar el lanzamiento por separado (y en color) de Hunger Dogs, la novela gráfica con que Kirby finalizó la saga en 1985.

Tras unos artículos bastante repetitivos del flamante editor DC, David Hernando, Mister Milagro decide ajustar las cuentas con Apokolips. Allí vemos a Hoogin y sus acosadores, que reclutan ratas para el orfanato de Abuelita Bondad. El megacetro caerá en manos de Kanto, un arquero de intenciones difusas, antes de que Scott Free deba enfrentarse a Lump en el reino de a identidad. Mientras tanto, Tigra observa el combate de incógnito, y Big Barda reúne a sus Furias Femeninas.

El número 9 de la edición americana de Mister Miracle echaba un vistazo al pasado del protagonista, donde el papel de Himón, líder de la resistencia en el mundo de Darkseid, resulta fundamental, al revelar el secreto mecánico de las cajas-madre. Se trata del relato de la huida de Scott, un acto predestinado a provocar la guerra con Nueva Génesis, según Metrón.

El siguiente episodio es un anodino encuentro con la Liga Protectora del Mundo y su cabeza visible, encargadas de fabricar las armas más mortíferas del orbe. Por su parte, Apisonadora, Fustigadora, Harriet la Loca y Bernadeth, ya en el bando de los buenos, se topan con Mike McCracken. Mister Milagro salvará el pellejo una vez más, escapando de la bomba de la plaga mundial.

Una vez finalizada la etapa del Cuarto Mundo, las tramas del súper escapista toman un cariz más mundano. La aparición de Ted Brown, hijo del Mister Milagro original, marcará el devenir de esta cabecera, que a partir de inclinará la balanza a favor del espectáculo circense en detrimento de la ciencia-ficción. No obstante, el Doctor Bedlam volverá a las andadas con sus animados y sus pesadillas. El último reto de este volumen viene de la mano del coronel Darby, convencido de que Scott Free no podrá escapar de las dotes sugestivas del extraño ídolo Mystivac. En paralelo, las Furias Femeninas ponen la nota humorística con su encontronazo con la Marina.

19.7.06

La juventud de Lucky Luke

En los años noventa, Dargaud, propietaria de las historietas del cowboy solitario, se suma a la fiebre de infantilizar personajes que vive el sector. En TV triunfan series como los Pequeñecos o los Pequeños Picapiedra, y la editorial francesa decide hacer lo mismo con su vaquero. Para ello, Morris contará con el efectivo Pearce y los brillantes diálogos de Léturgie, brindándonos la oportunidad de conocer un poco más acerca del joven Luke.

En los álbumes Kid Lucky (1995) y Oklahoma Jim (1997) se presenta a Lucky Luke como un niño huérfano que ejerce de escudero de un old timer (ya sabéis, un venerable aventurero que aún confía en encontrar vetas de oro). El pequeño ha de conformarse con un tirachinas, pero por las noches entrena a escondidas con el revolver de su compañero. Los autores aprovechan para instruirnos sobre los secuestros de blancos a manos de los indios, encarnados aquí por los falsos indígenas Gran Mocasín y Puercoespín Paliducho. Las diferencias culturales, el aborrecimiento del pemmican (plato típico en los asentamientos) y los despistes del anciano provocarán buena parte de las risas.

En la génesis del protagonista no podía faltar el primer encuentro con Jolly Jumper, a quien salvará del ataque de unos lobos. Kid Lucky convivirá además con los leñadores de la región y viajará por el río en balsa como Huckleberry Finn. Luego tendrá que vérselas con el Séptimo de Caballería y con unas personas que dicen ser sus padres.

La segunda historia narra el paso de Luke por la escuela durante su estancia en Mushroom City. Ya entonces se dedica a capturar a los niños que intentan eludirla, entre los que se encuentran los infantes Dalton, imberbes y deliciosamente tiernos. Cuando la señorita Zee pide a Joe que escriba su apellido en la pizarra, éste pondrá: “Reward”. Poco después irrumpe en el pueblo un sospechoso Oklahoma Bill, que se gana la confianza de los críos con caramelos rojos, pistolas y malabares. La amistad acabará desembocando en un atraco encabezado por los pequeños Dalton y el robo de la pepita de la suerte servirá para que el old timer tenga una buena racha. Un U.S. Marshall va en busca del bronco libre, con el que representará un duelo heroico en el desierto. La maestra, por su lado, provocará algunos de los momentos más hilarantes del volumen.

12.7.06

Adrian Tomine y el ruido de Nueva Jersey

En nuestro país podemos leer dos antologías imprescindibles de Adrian Tomine: Rubia de verano y Sonámbulo y otras historias. Uno de los trabajos más recientes del joven dibujante ha sido, no obstante, la portada del último disco de Yo La Tengo, un grupo independiente de Hoboken con larga trayectoria en la distorsión y la experimentación de nuevos cauces sonoros. El álbum es una recopilación de versiones clásicas realizadas por petición popular:

11.7.06

El lado gore de Mike Allred

A Mike Allred se le conoce sobre todo por su trabajo en X-Force y luego en X-Statix, títulos que han tenido una buena acogida en España. Obras como Madman o Red Rocket 7, sin embargo, no lograron ese espaldarazo del público y desde entonces su presencia en las librerías viene diluyéndose. De hecho, si nada lo impide, el próximo lanzamiento del dibujante (su colaboración en Solo) está fechado en diciembre de 2007 –y quién sabe si seguiremos por aquí-.

Hoy venimos a hablar de su maestría a la hora de pintar sangre y tripas. En Marvel no tienen mucho reparo en enseñarlas (aunque Planeta recomendaba su serie a los lectores adultos). Al final del primer capítulo, Allred –por prescripción de Milligan- no tiene reparos en retratar los intestinos de Zeitgeist, que hasta ahora había sido el protagonista del equipo:



¿Quieres poner el dedo en la llaga?

Ya sabéis que en esta colección moría hasta el apuntador: primero la carismática U-Go Girl y luego, cuando se acercaba el final de la trama, uno tras otro fueron acompañándole. Quedamos a la espera de que Panini publique la serie limitada de Chica Muerta, donde se recuperan algunos de estos zombies.

El año pasado pudimos disfrutar con su historia clónica del rock and roll en formato vinilo. La apuesta de Recerca obtuvo un buen puesto en nuestra lista de lo mejor de 2005 (aunque ahora el tomo se desmenuza entre mis dedos). Sus páginas, pese al trasfondo religioso, poseen unas cotas de sanguinolencia difícilmente superables:



¿Puede un hombre cercenar todos sus miembros?

La siguiente viñeta, procedente del mismo volumen, reincide en la autodestrucción violenta:



Opción pantalla completa.

Comprendemos que no se trate de una propuesta muy instructiva, pero los seguidores de Allred se merecen sus dosis de carnicería. Recordad que, al fin y al cabo, hablamos de ficción, como esos videojuegos que tienen tan mala fama en TV. ¿Verdad que ninguno piensa probar nada de esto en sus casas, chicos?

10.7.06

Lecturas de salón: Héroe al Cuadrado #1

Héroe al Cuadrado #1: Giffen, DeMatteis y Abraham (Norma Editorial, junio de 2006). 104 páginas. PVP: 10 euros.

Bueno, creo que soy el único que aún no ha reseñado la última obra de los magos del humor superheroico. Paso bastante tiempo leyendo blogs y estoy de acuerdo con casi todo lo expuesto sobre esta serie (recomendamos especialmente el artículo aparecido en Zona Negativa), sin embargo –guiados por una obsesión romántica- nuestra intención aquí será no repetir nada de lo que se haya dicho.

Pongamos de manifiesto que la pareja artística Giffen / DeMatteis disfruta de un momento dulce en España: Planeta viene editando hace meses, con gran seguimiento por parte del público lectorrector*, los episodios clásicos de la Liga de la Justicia; Panini publica el mes que viene Los Defensores y ahora Norma nos sorprende con Héroe al Cuadrado.

Y ha sido una de las lecturas de salón más tardías. Quizá no me atraía ese personaje excesivamente cool llamado Milo, que parecía sacado de Runaways o de la revista Blue Joven. Los universos paralelos tampoco llamaban la atención: se ha abusado tanto de ellos que han terminado pareciendo una excusa socorrida. Ejem, estaba el escote de Calígine, una mujer enfundada en cuero negro con una extraña cicatriz ocupándole medio rostro. La presencia velada de algunos arquetipos del género (¡Agallitas!) y una visión catastrofista de los vigilantes la distinguía de otras colecciones más canónicas y aburridas. Sobresalen las escenas contrapuestas del flash-back, a cargo de los ayudantes de Joe Abraham (un dibujante prometedor: limitado pero eficaz).

En cuatro números los autores son capaces de crear expectativas suficientes como para engancharnos hasta la próxima entrega. ¿Sabremos entonces por qué el Capitán Valor le partió el corazón a Stephie? ¿Cómo se produjo semejante herida? ¿Habrá intercambio de parejas? En su particular revolución contra el medio, Giffen y DeMatteis ya han creado varias cabeceras paralelas para Boom Studios, entre las que cabría remarcar la Brigada Planetaria (en la imagen).



(*) Lector de cómics que a su vez ejerce la función de corrector de estilo.

5.7.06

Acopio de víveres

Hay tebeos que no necesitan reseña, pero supongo que cualquier comentario se agradece en este primer tramo del verano. No en vano, no se prevén grandes novedades en el horizonte más próximo, y habrá que ir aderezando esto antes de tomarme unas merecidas vacaciones. En esos días, el deseo de abstracción y descanso competirán duro con las ganas de compartir nuevas lecturas y descubrimientos, pero todavía quedan unas semanas hasta agosto.

Dando por concluido mi repaso a los lanzamientos del Salón del Cómic (si hacemos las cuentas, el total creo que no sobrepasa los 100 euros), no podemos pasar por alto la última entrega de Haciendo Amigos (Dolmen Editorial) a cargo del prolífico David Ramírez. Sus tiras sobre el submundo del cómic son la parte que más me interesa de su obra, pues hace reír a carcajadas. Sin embargo, no podemos olvidar que se trata de una de las cabezas pensantes de la popular parodia Dragon Fall.



Recientemente adquirí por correo una de esas historietas que llevaba persiguiendo muchos años: se trata de La Guerra de las Cucarachas (La Cúpula, 1987), una historia del gato de Fat Freddy que no se ha recopilado en las ahora reeditadas Obras Completas de Gilbert Shelton. ¿Quién iba a decir que unos bichos tan repugnantes podían ser protagonistas de un relato que, además, simboliza la lucha entre el liberalismo y el socialismo?



En el apartado de relecturas debemos apuntar el binomio Diario Azul / Después de la Lluvia (Norma Editorial, 1996 y 1999), dos thrillers sentimentales de André Juillard (autor de Las 7 Vidas del Gavilán y Pluma al Viento) que comparten personajes, romanticismo y sordidez. La primera parte resulta mucho más académica, pero es más verosímil y entretenida, mientras que la secuela promete en el planteamiento y después se hunde con un final precipitado y confuso.

4.7.06

Bang bang, Lucky Luke!

Las constantes de Goscinny permanecen en Los Dalton van a México (Tortillas para los Dalton en el francés original, de 1967). El guionista era consciente de que el humor basado en la repetición funcionaba a la perfección con personajes tan caricaturescos como Rantamplán –que se ahoga dos veces en Río Grande- o los hermanos Joe, Jack, William y Averell, cuyas evasiones sirven de eje central en un buen número de álbumes. En este caso se produce un conflicto diplomático entre EEUU y México debido a un accidentado traslado de presos, y Lucky Luke será el hombre designado por el gobierno para hacer el trabajo sucio. Como en El Gran Duque, las diferencias idiomáticas darán lugar a divertidas confusiones y delirantes juegos de palabras (“El ajitotito chicha cuándo”). Nada escapa a la plumilla de Morris: el sueño y el baile de los mariachis, el tequila, un chihuahua superdotado y una fiesta popular idónea para albergar el colofón de la historia.

En Cazador de Recompensas (1972), Goscinny recupera su gusto por el flash-back, nada mejor para retratar la infancia de Elliot Belt, una mofeta rastrera capaz de vender su madre al diablo. Consciente de que cerca de Lucky Luke encontrará a los fugitivos más cotizados, casi desata la guerra con los cheyennes después de que Cucharilla de Té fuese acusado de robo por Bronco Fortworth. Morris presenta al ganadero con una sonora y equina manera de caminar y le dota de debilidades tan ridículas (como su pasión por los terrones de azúcar) que resulta imposible no esbozar una sonrisa. La desaparición de un semental negro es la excusa ideal para ahondar en la figura del mercenario y pasar de puntillas por cuestiones como el suministro de alcohol a los indios, su posterior occidentalización o los gajes de la prensa rural de finales del siglo XIX. ¡Lo que llama poderosamente la atención es que los autores decidieran decorar la máscara del hechicero con el rostro de Frankenstein!



Mira la galería de personajes en toda su inmensidad.

El Jinete Blanco (1975) es otra aventura archiconocida (goza de una versión animada) en torno al mundo del teatro del Oeste americano. Si en la crepuscular La Leyenda del Oeste se recreaba el Wild West Show, aquí se narra la picaresca de un grupo de actores que, liderados por el galán Whittaker Baltimore, aprovecha el jaleo desatado en sus representaciones para dar los mejores golpes a lo largo de varias ciudades. Lo vimos en otras historietas de Lucky Luke: hay veces en que la evidencia no basta para el pueblo, y el héroe es zarandeado por una turba irracional sin que pueda dar captura al ladrón. Y en esta historieta falla hasta Jolly Jumper. Destaca la presencia de personajes como el robusto Hank Wallys, que jamás pronuncia una palabra amable (como ningún vecino de Nothing Gulch), o Gladys Whimple, que cambia el melodrama por el cabaret. El vaquero se llenará de hollín y se verá obligado a subirse a las tablas, mientras nos aguardan uno de los finales más ingeniosos de la serie.

Como atestiguábamos en los artículos precedentes, la etapa más reciente de Lucky Luke se caracteriza por su tono light (el vaquero ahora bebe Cocacola y abandonó el tabaco antes de su salto a la pequeña pantalla) y por contar con un equipo artístico de apoyo de méritos cuestionables: el Studio Leonardo vuelve a fastidiarla con los colores en El Artista Pintor (2000), cuyo guión firma Bob de Groot. La reiteración de viñetas no era muy propia de Morris, antes al contrario, con su distribución clásica de la página, lo cual hace pensar en la utilización por parte de la editorial de algunos materiales dispersos del autor hasta convertirlo en álbum. Centrado en la figura de Frederic Remington, un reputado paisajista del Oeste, la trama se apoya en amistosas trifulcas, banquetes considerables y en un villano de poca monta como Curly. Rechina asimismo la reproducción de lienzos reales, aunque nos toparemos con aciertos disparatados como el camuflaje de cactus de la tribu de los pies ágiles o la fila de chupitos a la que llaman Mississippi.



Aquí puedes verlo más grande.

3.7.06

Reseñas: JLA/JLE #5

JLA/JLE #5, de varios autores (Planeta de Agostini, junio de 2006). 192 páginas. PVP: 9,95 euros.

"Deja que el fuego queme... pero que nada de humo escape entre tus labios."

Planeta continúa dando una de cal y otra de arena con esta serie. Por un lado, se incluyen las cubiertas de los números reunidos en el tomo, pero no hay ni rastro del artículo introductorio (salvo esos miniprólogos/epílogos propios de la colección Clásicos DC), o algo aún más sangrante: el rotulista olvidó rellenar un par de bocadillos –con lo relevante que es cada frase en una sitcom- y se confundió al escribir otros cuantos. Asimismo, este tramo de la Liga de la Justicia tiene un carácter más episódico y presenta más capítulos autoconclusivos que el anterior, aunque el hecho de que casi todos los personajes tuvieran ya cabecera propia invita a los guionistas a profundizar en la genealogía de los superhéroes, mencionando ciertos asuntos que sucedían en otros tebeos. Mientras, la pléyade de dibujantes sigue cambiando: si al insuperable Maguire lo sustituyó un Templeton pre-cartoon muy eficaz, ahora le toca el turno a unos mediocres Mike McKone, Bill Willingham y Tim Gula, por no citar a Bart Sears, cuyos pliegues molestan más de lo establecido por la ley. Habrá que aguardar la llegada del virtuoso Adam Hughes, que espera a la vuelta de la esquina.

La acción comienza con la operación unilateral del Capitán Átomo para neutralizar a la Reina Abeja, que caerá en manos de la división europea en una sola página (cuando llegar a este clímax había ocupado casi todo un volumen). Las heridas de esta supervillana se van cerrando y, en Nueva York, Blue Beetle vuelve a ser hipnotizado –ahora por un misterioso Kent Nelson- con el propósito de eliminar el bloqueo mental. ¿Queríais saber qué se escondía en la mente del escarabajo chistoso? ¡Sólo tenéis que mirar la portada!

Metamorfo protagoniza una historia bastante insulsa en la que su mujer irrumpe por sorpresa, pero él ha perdido la memoria y ella se ha casado con una mole llamada Java. Al otro lado del océano, Guy Gardner imparte justicia sin ton ni son con su anillo verde y consigue una cita con la Dama de Hielo, a quien llevará de paseo por las salas X de la ciudad, regentadas por un villano jubilado que se denomina Mano Negra.

Llama Verde experimenta con sus nuevos poderes (los crossovers traen cola) bajo la atenta mirada de Big Barda, cuyo megacetro caerá en manos de un peligroso pandillero. Bajo la influencia de Apokolips hará frente a Mr. Milagro y Cazadora, que acabará aceptando la oferta de Maxwell Lord para entrar en la Liga.

Sin duda, el momento más brillante del tomo es aquél en que los miembros del grupo asisten a clases nocturnas de francés, para toparse de lleno con la banda de villanos más ridícula e hilarante de los últimos tiempos: ¡La Liga de la Injusticia! El volumen se cierra con el annual #3, donde daremos un paseo por las embajadas de Tokio, Moscú, Londres, Brasil y Australia en compañía de la delegación de la isla KooeyKooeyKooey. Por último, el Detective Marciano lleva a cabo una vendetta personal contra el asesino de su amigo Frank contando con la ayuda de Batman. Y Guy Gardner está enfadadísimo con el papel que le han asignado en el cómic que Lord ha decidido publicar para aumentar la popularidad de sus metahumanos.



He aquí las cubiertas que Planeta no ha reproducido.