28.9.07

The Death Ray, aún inédita en España

Después de Ice Haven, Clowes dedicó su Eightball #23 íntegramente a The Death Ray, otra obra maestra aún inédita en España (sólo quedaría bien respetando el formato original, similar al Ganges de Sins Entido). Desde entonces había permanecido en silencio creativo, hasta que hace unas semanas el New York Times comenzó a publicar por entregas Mister Wonderful*. Pocos días después, su penúltimo libro era catalogado por el padre de una estudiante de “pornográfico”.

The Death Ray es un título imprescindible por muchas razones. Se trata de una revisión del mito del superhéroe (un joven que adquiere sus poderes gracias a la inhalación continuada de tabaco, justo después de que Louie, el único amigo del protagonista, le haga notar que con el cigarrillo en los labios se convertirá en un hombre totalmente diferente), en el que Clowes introducirá el dilema ético a través de una pistola desintegradora… Si estuviera en tu poder, ¿a quién enviarías al limbo? Y atención al parecido con Caín y Abel en una de las mejores escenas del número. Pero además es el relato de la amistad entre dos jóvenes antisociales durante la década de los setenta.

Clowes afronta cada página como una obra individual, transformándola a su antojo en tira dominical (el partido de béisbol, todo un clásico de Charlie Brown, se transforma en género), reportaje de calle –“¿Qué opinas de Andy?”—, sueños narrados o las cartas de amor a Dusty. Por si fuera poco, el trazo del autor de Ghost World se muestra más estilizado que nunca (realismo y caricatura se funden en un grafismo impecable), y su paleta de colores jamás fue tan rica y atinada.

Por supuesto, los seguidores de Clowes hallarán en The Death Ray algunas constantes de sus tebeos, como la escultura con forma de ocho, el sexo con mujeres maduras y un entorno lleno de dramas personales (léase “familias desestructuradas”). También encontraréis personajes tan emblemáticos como el cargante Sonny o el abuelo moribundo de Andy. Durante la lectura resulta una gozada toparse con sus apropiados saltos temporales (que te obligan a revisar lo recién hojeado) y sus significativas elipsis.

Con esta apuesta, el creador de David Boring pone de relieve lo cuestionable que es “hacer el bien” unilateralmente –un argumento esgrimido por muchos norteamericanos rebeldes en respuesta a la actual política neoimperialista de EEUU—. Como broche de oro, el autor decide que sea el lector quien elija un final para la historia acorde con sus expectativas. Pero da igual lo que escojamos, dado que El Rayo de la Muerte no es más que la biografía de un buen ciudadano americano que se ha divorciado dos veces.

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27.9.07

Los idilios de Calo

Ante la inminente publicación de Recluta con alien (Aleta / Dibbuks) es un buen momento para repasar la obra de Calo. Dentro de su compilación Al servicio de las damas destacaba el coloreado y más extenso relato titulado “La veredita alegre”, donde el autor levantino muestra un mayor compromiso añadiendo al consabido romance otras referencias como la guerrilla rebelde (que le otorga un aire de película suramericana con ciertas dosis de erotismo), los asesinos de la Oficina del Trabajo y los payasos. En la narración sobresale la confusión entre pasado y presente, además de la línea clara marca de la casa, que en ocasiones recuerda al trazo de Daniel Torres.

En Ángela y Clara: Las chicas con los chicos llama la atención la segunda historia, “¡Desesperación! (¡Puto verano!)”. La primera se va de vacaciones y la segunda empieza a trabajar como maquilladora de una funeraria. Allí conocerá al apuesto François, que vive en una caravana… Junto a su madre. Es curiosa la visión de los adultos que tiene Calo: suele pintarlos molestos y capaces de provocar vergüenza ajena. Como en “¿Qué pasa con Bubu?”, que cuenta las andanzas de un amigo ocioso e ingenuo obsesionado con el sexo –impagable su expresión onanista en la cama—. ¿No va siendo hora de recopilar las tiras que hizo el dibujante para la revista del BBVA, sus colaboraciones para Rockdelux, el relato “Medias Negras” o el comic-book Dios los cría de la colección Flor de un Día?

“Événement” es una historieta sin palabras bastante críptica, cuyo final dejará al lector compungido. “Isabel” podría englobarse en las aventuras de Ángela y Clara por el tono, aunque contiene algunas de las viñetas más explícitas de Calo –hablamos de una doble infidelidad y de amor en trío—. “Cita en el jardín botánico” a su lado se antoja primerizo (la caligrafía de los bocadillos explica por qué el dibujante pasó a rotular mecánicamente sus páginas), con un desenlace súbito que comparte con “El fin del mundo”. En este cuento, ambientado en una isla remota, el Dr. Brücken lee su frase mientras varias cabezas nucleares surcan el cielo.

Con un registro distinto a las demás propuestas, “Mamá ha tenido un pequeño mocoso” habla de los celos que siente una niña por el hermano recién nacido. Por su parte, “Hijas mías” parece contar el verosímil destino de un padre separado que intenta ganarse el cariño de su prole dejando aflorar el lado más infantil. La única nota común en estos tebeos de Calo –por lo general de apariencia inocente, pero picantes en el fondo— es que las mujeres tienen la sartén por el mango.

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26.9.07

Reseñas: Pinche Mundo

Pinche Mundo, de Kike Benlloch y Diego Blanco (Polaqia, septiembre de 2007). 76 páginas. B/N. PVP: 9,50 euros.

Jim Montenegro, como John Constantine, siempre va rodeado de sus fantasmas. Nunca sabremos si su compañero Andy le traicionó. Un día intentó vender un sistema de alarma en casa de los Greenberg y todo salió mal. ¿Adónde fueron a parar las balas de Isaac? Si el protagonista fue quien recibió estos disparos, el resto del relato no es más que el tránsito del personaje hacia la muerte –desde una perspectiva similar a la de Jim Jarmusch en Deadman—, aunque hay otro punto de inflexión digno de análisis.

Cuando se da cuenta de que lleva billetes falsos, Jim querrá redimirse mediante una continua huida, acompañado únicamente por una cinta de cassette con música ambiental. Antes del gran viaje acudirá al médico a por sus pastillas –atención al inesperado chiste—, y un poco más tarde ya estará oyendo las charlas xenófobas que tienen lugar en los bares de carretera.

En México tiene un cara a cara con el auténtico Coronel Flanders, imagen de la marca Wisconsin Fried Rabbit –nótese la caricatura de Kentucky Fried Chicken—, en cuyos hermosos jardines se esconden mujeres sin rostro. En el ring de lucha libre también conocerá a la enmascarada Maricela, asistirá a peleas de gallos y contactará con un chamán (he aquí otro de los momentos cruciales de la obra, que quizá sirva para comprender mejor el giro inesperado que toma el libro, pues Benlloch cada vez se parece más a Lynch).

Tras una breve fiesta del Día de los Difuntos, Jim se enfrenta al desierto montado en un viejo Volkswagen escarabajo. ¿Acaso jamás salió de allí? Porque a su regreso no sabe distinguir las alucinaciones de la realidad, transformándose en un espectador de su propia vida –¿un mecanismo de defensa de la mente mientras se asimila la muerte?—. El final de Pinche Mundo se convierte en una espiral irresoluble que invita al aficionado a releer sus páginas en busca de una clave que aclare lo ocurrido. Quizá sea un tebeo interesante por adición, dada la cantidad de personajes y acontecimientos que se enumeran en la trama, o a lo mejor es esa sensación de “universo propio” la que le otorga ese halo de genialidad.

Cabe añadir la fantástica labor del dibujante Diego Blanco, autor de Tanque Familiar (¡todos a buscarlo!) y Los animales del bosque, que aporta su trazo exacto, limpio y efectivo a la historia pergeñada por Benlloch, alzándose como joya instantánea del cómic nacional más reciente. Si te gustó Dámsmitt, no dudes en agenciarte este título.

Después de leer una novela gráfica tan gratificante resulta triste que no todos los lectores hayamos podido disfrutar de “El acompañante de Pinche Mundo”, un cuaderno de tirada limitada con páginas extra y el making-off del álbum. Para esos insaciables recomiendo la lectura de "Un cuento inspirado en Pinche Mundo", con el que acabo de toparme en la web de Benlloch.

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25.9.07

Dedicatoria de Alberto Vázquez

Mi admirado Alberto Vázquez tuvo el detalle de enviarme una dedicatoria bonita y estremecedora de Judas, la ardilla católica, uno de los personajes de la indispensable Psiconautas. Y muy pronto, nuestros comentarios sobre Alter Ego, Esquizoide y Plasma.

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24.9.07

Berberian en FNAC Sevilla

El pasado jueves 20 de septiembre apenas diez personas acudieron al encuentro con Charles Berberian en la FNAC de Sevilla. El acto, que consistió en una breve presentación del autor ante los asistentes, un discurso estándar del cocreador de Henriette –con la inestimable ayuda de una intérprete que perdía ciertos detalles de la conversación debido a la escasez de pausas—, y un coloquio con los lectores, duró algo más de una hora. Recién llegado del Eutopía cordobés, disculpó a su compañero Philippe Dupuy, que había permanecido en París, y bromeó diciendo que no se apreciaban los kilómetros de distancia, dada la cantidad de Starbucks y Hard Rock Cafés en la ciudad. Contó que en Bolivia había coincidido con Miguel Brieva, y que conocía el trabajo de Javier Olivares y Santiago Sequeiros, así como que Astiberri y Sins Entido eran las editoriales españolas que estaban sacando el material más interesante.

Con 26 años de experiencia en el noveno arte, el autor de Señor Jean confesó que en sus inicios, Dupuy y él pensaban cambiar el mundo del cómic, y su pertenencia a L’Association les permitió realizar más de un álbum con final inesperado. Más tarde reivindicó que este mismo grupo había editado a Satrapi, entonces despreciada por las grandes compañías. El trabajo en equipo siempre resulta diferente, según él, pues a veces cambian el papel de escritor y dibujante, o cada uno hace la mitad del proyecto en cuestión. Entre risas, Berberian comentó que se había fijado en su pareja creativa cuando aún colaboraba en Spirou, y pensó que su firma le daría buena reputación. Sobre los derechos de autor recordó que hasta la aparición del cuarto volumen no empezaron a notar las ganancias.

Berberian mencionó a Charles Burns al hablar de la diferencia entre novela gráfica y cómic, y se refirió a Tardi y a Peyo, dos casos opuestos que admira por igual. En este sentido, expresó su preferencia por las estructuras abiertas, susceptibles de digresiones e improvisaciones. Después detalló que a partir del tercer álbum de Señor Jean empezaron a colorear las páginas con ordenador, dado que habían surgido problemas en la imprenta con la reproducción de los primeros. Prefiere no pensar en el personaje como un Tintín del siglo XXI, pues en dicho supuesto no podría estar tan desocupado. Tras repasar su infancia en Líbano y su viaje a Nueva York, dijo tener intención de desplazarse hasta la Alhambra y apuntó para los más curiosos que en una ocasión compró una guitarra flamenca. No en vano, cinco de sus cuadernos de viaje ya han sido publicados (uno dedicado a Barcelona).

Al respecto, distinguió entre dos tipos de autores: los que se guían por la intuición y los que necesitan un modelo de referencia –y Google como la herramienta más cercana—. Así, mientras su dibujo de la Sagrada Familia parecía un plato de spaghetti, el de Berberian captaba la esencia de la obra de Gaudí. A su juicio, lo más divertido es recomponer finalmente el puzzle mediante la combinación de las diferentes piezas tomadas, a la hora de crear un personaje o describir un entorno. De citar a Blutch y Delisle pasó a hablar de la pobreza en Suramérica y sus limitaciones en el mercado del cómic. Y para acabar dedicó unos cuantos libros a quienes se lo pidieron.

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19.9.07

Reseñas: The Authority / Lobo

The Authority: Lobo, de Giffen, Grant y Bisley (Norma Editorial, agosto de 2007). 96 páginas. Color. PVP: 10 euros.

A los fans de Authority, Lobo, Giffen y Bisley (¿hay alguno de Grant?) Norma les ha hecho comprar dos veces el mismo tebeo, pues hace unos pocos años, Planeta sacó la primera parte de este tomo –“Xmas Special”— en edición comic-book. Al menos ahora se incluye el “Spring Break Massacre”, una ocasión perfecta para leer otra historia ultraviolenta del último czarniano.

Los personajes de Wildstorm –con especial protagonismo de Apollo, Midnighter y Jack— se desentienden de la pequeña Jenny (a los americanos debe hacerles mucha gracia meter a una menor furiosa en los tebeos de superhéroes), que se topa en los pasillos de la nave con el mítico “Paramilitary Xmas Special” de Lobo –cuya edición de Zinco vi a ¡90 euros! en una tienda de Barcelona—. ¿Quién será capaz de confesarle que Papá Noel no existe? Mientras tanto, el mercenario gasta su tiempo en casinos donde aceptan la carne como crédito y firma un trato con unas serpientes cósmicas vengativas. ¡Ojo con el Frosty armado hasta los dientes!

Bisley hace un trabajo más o menos elegante, excepto en algunos splash-pages. En el segundo episodio es entintado por Henry Flint, que le da un dinamismo desconocido a sus dibujos. Este capítulo tiene como personajes invitados al Conejo de Pascua y su horda de roedores fascistas. Los héroes de la Sangría deberán hacerle frente, al tiempo que Lobo, enfundado en la piel del animal que representa, conduce una ballena espacial –una de las encarnaciones del Hombre más llamativas en mucho tiempo— y su cabeza se transforma en volcán en erupción (natural, después de atravesar un agujero negro).

Destacan las últimas siete páginas de este volumen, con diálogos donde los guionistas de la historieta hablan en primera persona. Y de fondo, diferentes e hilarantes muestras de destrucción desbordada. La publicación incluye las cubiertas originales y un artículo de David D. Domínguez titulado “Lobo: otra biografía sin autorizar” (guiño al recopilatorio de “Greatest Hits” que también sacó Zinco).

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18.9.07

Reseñas: La Guarida del Horror

La Guarida del Horror, de Margopoulos, Dahl y Corben (Panini Comics, septiembre de 2007). 110 páginas. B/N. PVP: 13 euros.

La Guarida del Horror comienza con la adaptación del celebérrimo poema de Edgar Allan Poe titulado “El cuervo”. Richard Corben ya había trabajado sobre él (Obras Completas de Toutain), incluso en Entrecomics se ha debatido sobre las diferencias entre las dos versiones –ganando por goleada la segunda—. Si hay algo que sorprende en este álbum es la capacidad de los autores (Rich Margopoulos y Rick Dahl apoyando en los guiones) para actualizar los textos del autor de las Narraciones Extraordinarias. O las ocasiones en que sus palabras sólo sirven de inspiración a la hora de crear nuevas historias truculentas –así de sugerente es la obra del escritor, y quién sabe, quizá con esta edición ilustrada se consiga culturizar de veras al público neogótico—.

La historieta “El lago” está realizada con la misma técnica de grises que la arriba mencionada –desconocemos si se trata de lápiz, aerógrafo o técnica digital, pero como antaño, el artista vuelve a situarse por encima de la media ofreciendo una sensación de volumen nunca antes lograda—. Otros episodios, de trazo más esquemático y caricaturesco, se asemejan tanto a su etapa underground como a su labor en DC y Marvel. “El gusano conquistador”, por ejemplo, es una aventura de ciencia-ficción con sabor añejo, que incluye versos terribles: “Los ángeles, pálidos y tristes, de pie, sin su velo, manifiestan que el hombre es una tragedia, y su héroe es el gusano conquistador.”

Llama la atención la maravillosa composición de página de “El corazón acusador” (“delator” en la traducción de Cortázar), así como el terror moderno de “Israfel”, poema convertido en cruenta lucha de bandas. Ambientado en la Guerra de Secesión americana, “El espíritu de los muertos” vuelve a tener a la comunidad negra como protagonista –otra de las especialidades de Corb—, y atención a la estremecedora viñeta final: “Sus opacas esferas rojizas, para tu fatiga serán como una quemazón, una fiebre que ya jamás te abandonará.”

Hay momentos para el humor, como la muñeca hinchable de “Eulalia”, pero enseguida nos metemos de lleno en el asesinato en masa de “El día más feliz”, que recuerda a esas matanzas indiscriminadas en EEUU que salen de vez en cuando por TV. Es curiosa la manera que tiene Corben de plasmar en paralelo el pasado y el presente de su protagonista, un hombre apocado que se toma la justicia por su mano: “Mas en sus alas reposaba un polvo oscuro que al aletear cayó de forma dispersa. Una esencia poderosa y malhadada, que mata el alma con su roce impuro.”

En resumen, en La Guarida del Horror hallamos a un Corben maduro, en plenitud de facultades, que frente a esa clase de autores-estrella que evolucionan de forma vergonzosa, se arma de valor y entrega un producto atractivo y novedoso a partir de un material literario tan trillado como el de Poe (no olvidéis que hay una versión Simpsons de “El cuervo”).

La edición de Panini contiene un texto introductorio, bocetos del dibujante, las cubiertas de los tres números americanos, las portadillas del tío Mortgar y un detalle de calidad: los relatos originales de Poe (además viene presentado en manejable cartoné). Además, el Estudio Fénix emplea una acertada gama tipográfica –salvo en el caso de “Eulalia”, donde el símbolo del guión no convierte como debiera—.

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17.9.07

Reseñas: Bolland Strips!

Bolland Strips!, de Brian Bolland (Glénat, septiembre de 2007). 100 páginas. B/N. PVP: 15 euros.

Glénat presenta una edición impecable de Bolland Strips!: formato cartoné, introducciones antes de cada parte del libro, galería ilustrada y notas al pie. ¿Qué más se puede pedir? El álbum se divide en cuatro partes: las aventuras de “La actriz y el obispo”, las tiras de “Mr. Mamoulian” –quizá lo más atrayente del volumen—, el epílogo “Retazos de acontecimientos” (donde se asemeja al Pekar de American Splendor, que retrata al autor dentro de la viñeta, dejando el cómic en su mínima expresión), y por último, se incluye un portafolio realizado para Editions Deese, con constantes del autor como el inquietante hombre rana y hermosas mujeres enmarcadas en entornos hostiles.

Bolland es un portadista espectacular y aquí presenta su trabajo más personal, donde hace gala de una peculiar narrativa en la que lo subyacente siempre resulta más interesante que la apariencia. En las tres historias de “La actriz y el obispo” (una pareja imposible bien arraigada en el humor británico) mantiene su trazo fino y detallado, sorprendiendo al lector medio con sus pareados –¿discípulo de Moore?—, y su mezcla de suspense y sensualidad (sobre todo en el capítulo “La cosa del cobertizo”). No os perdáis los detalles de la estola del religioso y su admiración hacia la vecina del tendedero.

Por su parte, Mr. Mamoulian es partidario de hacer turismo fuera de temporada, se codea con artistas jóvenes como Suzy o Linda –similares a las Locas de Hernández— y punkies como Evelin, su confidente, con quien visita exposiciones de Francis Bacon (además de compartir secretos guardados en cajas y fotografías escondidas en el bolsillo). Obsesionado con la lencería, el alter ego de Bolland destila poesía y fluir de conciencia en “Caballo negro”, uno de los episodios más crípticos de la serie, en el que canta a la creación sublime. Otros personajes son Burbujas Bourbasch, que se aparece en sueños y luego se evapora cual pompa de jabón; o el hombre de la caja, Carstairs y Belcher, involucrados presuntamente en una trama de conspiración y espionaje –“Hasta las cejas” se alza como la entrega más divertida de esta trama—. Al roedor gigante le encanta proyectar diapositivas de sus viajes, escuchar música folclórica y cambiar cajas de sitio (en este sentido, “Moviendo cosas” es una fantástica alegoría de la vida moderna).

¿Será el autor tan intrépido como su creación? ¿Acaso utiliza Albania como representación de la tierra de nadie, como lo fue Polonia –invadida una vez tras otra— hace unas décadas? También encontraréis extraterrestres burocráticos y una pierna de maniquí, tremendas ilustraciones para condenar la tortura y retransmisiones de deportes inusuales como el bádminton o el curling. Sin duda, lo más destacable de Mr. Mamoulian es su coherencia interna –sorprendente si nos atenemos a la aperiodicidad de la cabecera—, que convierte cada tira en una pista más para desentrañar el enigma de fondo. El título, con cierto aire de obra inacabada, confirma a Bolland como guionista brillante y autor completo.

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14.9.07

Reseñas: JLA/JLE #18

JLA/JLE #18, de Giffen, DeMatteis y Maguire (Planeta de Agostini, agosto de 2007). 144 páginas. Color. PVP: 7,95 euros.

La serie limitada “No puedo creer que no sean la Liga de la Justicia” pone punto final a la polémica edición de Clásicos DC de la etapa de Giffen y DeMatteis al frente de JLA/JLE. La versión de Planeta no ha sido perfecta ni puntual, pero ha puesto en manos del aficionado bastante material inédito a un precio asequible. Este número viene además prologado por “¿El fin del bwah-ha-ha?”, un artículo de dos páginas de Fran San Rafael, e incluye las cubiertas sin logo de la colección.

No entiendo a los que criticaron este título sólo porque sus autores ignoraron la aburrida continuidad de algunos personajes, sobre todo después de realizar uno de los trabajos más redondos de su carrera (mención especial para los colores modernos de David Baron), donde cada bocadillo de la viñeta es un gag. El planteamiento de los dos primeros capítulos sirve para contextualizar a los miembros de Supercolegas: Sue Dibny se comporta como una presunta embarazada, y el Hombre Elástico está muy ilusionado; Booster sigue casado con una anciana sólo por su dinero, y en el tramo final del volumen se mostrará más listo que nunca; su inseparable Beetle sufrirá amnesia, mientras Fuego, entre desnudo integral y otro, hace de niñera de Mary Marvel –ojo a la encarnación sadomaso—. Como invitados especiales están un Guy Gardner baboso pero efectivo y una Power Girl que no para de preguntarse por qué oyó la oferta de Maxwell Lord. ¡Hasta L-Ron prefiere que le llamen Ronnie!

“¡Al infierno con ellos!”, debió ser una de las ideas surgidas durante el brainstorming de los guionistas. Y esa frase, si la pronuncia Booster con un objeto místico del Dr. Destino en las manos, puede hacerse realidad. Y en esto consiste el nudo del relato. Tras la oferta de Etrigan de colocarlos al frente de un local de comida rápida, la JLI vivirá un momento trágico con Hielo al sucumbir al protocolo de Orfeo.

De regreso a un universo paralelo, ya en el desenlace, seremos testigos de la visión más sórdida de la Liga de la Justicia (rebautizada aquí como la Pandilla Poderosa), al tiempo que un G’Nort del tamaño de Godzilla va destrozando las calles. ¿Volverán algún día Giffen, De Matteis y Maguire a su cabecera favorita, o los lectores tendremos que resignarnos con sucedáneos de sit-com superheroicas como Invencible o Héroe al Cuadrado?

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13.9.07

Reseñas: La Cosa, Juegos y Diversión #3

Los Cuatro Fantásticos #15, de Dan Slott y Andrea DiVito (Panini Comics, septiembre de 2007). 52 páginas. Color. PVP: 3,25 euros.

Slott presenta un episodio lleno de humor y acción en el desenlace de esta primera aventura. Mientras Constrictor se pasa al bando de los buenos, la Cosa ha de enfrentarse a diferentes encarnaciones de Hulk y de sí mismo –el guionista vuelve a hacer un guiño a la continuidad recuperando a la Masa vestida de payaso y a Grimm cuando se disfrazó de pirata, detalles inapreciables para el neófito de no ser por las sabias palabras de Julián M. Clemente—. Tony Stark logra abrir un agujero en el sistema de Arcade, pero nuestros héroes deberán luchar ahora contra multitud de personajes cinematográficos: Alien, King Kong, Freddy Krueger, Jason, Chucky, los jedis… ¡Y Brynocki como Iron Boy! Por su parte, Carlotta se confirma como una traidora y Alicia Masters se pasea con un Matt Murdock algo alcahuete (¿por qué una artista ciega ha de tener un abogado ciego?). El apartado gráfico está a la misma altura que los números anteriores (calidad media-alta) y sólo cabe preguntarse: ¿Qué nos depararán las cinco próximas entregas?

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12.9.07

Reseñas: La Cosa del Pantano #9

La Cosa del Pantano #9, de varios autores (Planeta de Agostini, agosto de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,50 euros.

El primer episodio, titulado “Casas abandonadas”, tiene la particularidad de incluir el capítulo original de la Cosa del Pantano de Wein y Wrightson insertado en el sueño de Abigail –una excusa perfecta para verla en camisón—. En esta visión se topará con Caín y Abel, anfitriones de la Casa de los Secretos y la Casa del Misterio (nombre de dos cabeceras DC), para comprobar el destino cíclico –como una pulsera regalada— de Swampy. Ron Randall apenas dibuja doce páginas, pero su trazo no desentona en la serie.

Bissette y Totleben vuelven para narrar en “Rito de primavera” la consumación del amor entre la Sra. Cable y la Cosa del Pantano, un viaje lisérgico y multiorgásmico. Resulta revelador que tras probar el fruto con sabor a lima, la realidad pasa de ser vertical (como la visión del hombre) a horizontal (la perspectiva de la tierra).

La magia de Alan Moore convierte esta entrega en imprescindible. Además contiene la cubierta más espectacular hasta la fecha, y se recupera en el interior la portada del otro número.¡Y a ver cuánto duran los nuevos checklist de Planeta!

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11.9.07

Reseñas: Tomás el Gafe #18 y #19

Tomás el Gafe #18 y #19, de Franquin y Jidéhem (Planeta de Agostini, agosto y septiembre de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

Estos dos álbumes contienen material inédito y disperso del Gafe, y por desgracia, la reproducción de algunos originales deja mucho que desear (se encuentran hasta firmas cortadas). Se inaugura la sección “El baile de Tomás”, gags en torno a los extravagantes disfraces del personaje, con la coletilla: “¿Y si hay que bailar?”. Hay chistes a toda página y hermosas portadas coloreadas con acuarela y lápices. Aquí tienen muchos gags sin enmarcar y episodios especiales sobre el gusto de los belgas por el papeleo. Por otra parte, la leyenda “cómic para adultos” de la cubierta del tomo final se refiere a la idea negra de Franquin sobre Amnistía Internacional (ojo, se os quedará grabado en la mente la ilustración de Gaston torturado con descargas y Jeanne violada por unos soldados). Asimismo, con gran sentido lúdico, el autor propone en otra tira buscar en la serie un error absurdo, fuera de toda lógica. Como ocurría con los últimos trabajos de Morris, el entintado de las tiras más recientes parece distinto, quizá debido a una nueva partida de plumillas en la casa Dupuis. Nos topamos con historietas memorables como la del movimiento perpetuo y la lluvia de botones. Además, hay páginas para promocionar el uso del autobús, pues ¿hay mejor representante de la vida saludable que el Gafe? Su imagen sirve igualmente para anunciar pilas eléctricas Chisme –la más graciosa, la del paseo primaveral—. En estas páginas también se explica el porqué de los peinados de Tomás, y se recuperan antiguas viñetas no publicadas. Gaston es capaz de convertir un extintor en manga pastelera, disparador de fuegos artificiales y walkie-talkie. Su tomasófono acabó con el misterio de Nessie. No os perdáis los monstruos horribles diseñados por Franquin (y esa capucha hecha con piel de ubre), ni esa casa de queso donde vive el ratoncito Cheese. Es tan triste ojear esa última página inacabada… Sólo lápiz, un poco de tinta y algunos colores, con Longtarin medio muerto tras aspirar los humos de la tartana del Gafe. Sólo nos queda celebrar el término puntual de esta colección y confiar en que Planeta se decida a ofertar la serie completa para ponérselo más fácil a los que aún no la han probado.

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Razón por la que este volumen ha sido catalogado "para adultos".

10.9.07

Reseñas: Odio Integral #1

Odio Integral #1, de Peter Bagge (La Cúpula, agosto de 2007). 162 páginas. B/N. PVP: 14 euros.

Lo bueno de reeditar ahora un clásico del underground de los noventa como Odio es, entre otras cosas, volver a encontrar la maravillosa rotulación manual de Joan Mulero. Este volumen contiene doce historias aparecidas en los tres primeros tomos que editara La Cúpula hace años. En ellas iremos conociendo a Buddy Bradley y su pandilla, integrada por el imprevisible y descarado Apestoso, el introvertido freakie George y las féminas desequilibradas Val y Lisa… Después está la visita sorpresa del hermano pequeño de Buddy —el patriota Butch— o el inevitable encuentro con los padres de la novia. Resulta difícil no hallar parecidos razonables entre nuestras amistades y estos arquetipos, donde el protagonista se muestra como el personaje más neutral e identificable (a pesar de ser un ególatra desastre).

Uno de los episodios más llamativos es “Prisioneros de la isla Odio”, en el que los chicos de Fantagraphics y el propio Bagge hablan sobre el camino a seguir con la serie. El autor, apoyado en los cimientos del cómix, emplea un trazo único, dinámico hasta la deconstrucción en aquellos momentos de paroxismo. En otro capítulo, Buddy habla mirando a cámara (un vis a vis con el lector), aunque como de costumbre no se le ven los ojos. Esta introducción servirá para ponernos en situación antes de sumergirnos en un slice of life de baja estofa ambientado en Seattle (¿alguien recuerda la película Singles?). Y luego está la fabulosa escena con el suegro en la piscina, sin desperdicio ninguno. O el discurso paranoico de George:

“Para pensar independientemente hay que negarse a entrar en el juego. Sólo encerrándome aquí con mis libros encontraré la verdadera libertad… ¿De qué se están riendo ahí fuera? Espero que no tenga nada que ver conmigo…”

En Odio tienen cabida los ligues imposibles, las citas a ciegas, las peleas y la posterior reconciliación, las fiestas salvajes, los proyectos para la gran pantalla y otros tantos de fanzine que jamás se llevarán a la práctica… Sin duda, en las relaciones entre personajes destaca el desprecio mutuo y la violencia con que se tratan unos a otros, un modus operandi que no es exclusivo de los EEUU, fundamentado en la mala educación y la dicotomía amor / odio. Atención porque la edición de La Cúpula incluye errores en las correspondencias del índice.

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3.9.07

Críticas de cine: Death Proof

En Planet Terror se coló Machete, pero en Death Proof el filtro europeo ha impedido la emisión de los otros tres tráilers de Grindhouse, de modo que habrá que buscarlos en Internet. El director viene con la voluntad de satisfacer a sus insaciables abusando de los diálogos anodinos y captando más féminas violentas por metro cuadrado que nunca (entre las chicas Tarantino, en el sentido almodovariano del término, sobresalen Rosario Dawson, Vanessa Ferlito y Jordan Ladd). Para la sesión doble trae una cinta llena de cortes conscientes -aunque podría haber sacado más partido a este recurso- sobre el especialista Mike, un homenaje salvaje a Los locos del Canonball, con el mejor Kurt Russell desde Mi cerebro es electrónico. Sin embargo, no es una película comparable a las magnas Pulp Fiction o Kill Bill, sino más bien un entretenimiento vacuo sin apenas argumento, con contadas pero excepcionales escenas de acción (lo mejor, la rueda del coche “a prueba de accidentes mortales” racheando sobre la cara de una de las mujeres). Como guiño a Rodríguez, incluye a la anestesista, el sheriff y las lolitas mexicanas que ya aparecieron en la historia de zombies. El apartado musical se convierte en protagonista gracias a los primeros planos del jukebox, poniendo la nota de calidad al acordarse del Jeepster de T. Rex. Los fans del cineasta sonreirán al oír los silbidos politónicos de su anterior filme. Pero lo más atrevido ha sido rodar esa persecución con una especialista que se interpreta a sí misma sin caer en la tentación de usar efectos digitales.

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Reseñas: Concrete #5

Concrete #5: Piensa como una montaña (Norma, julio de 2007). 208 páginas. B/N. PVP: 14 euros.

Chadwick hace suyo el lema de los clásicos de “instruir entreteniendo” y llena sus viñetas de curiosidades a pie de página, etiquetas para identificar la fauna que retrata (ojo a la concienzuda labor del traductor Raúl Sastre) y datos que podrían prestarse a la demagogia. Pero el autor cumple su compromiso con la naturaleza como mejor sabe hacer: brindándonos una serie de relatos apasionantes -en especial, “Piensa como una montaña”- sin miedo a la moralina (no en vano obtuvo el premio Parent’s Choice).

La historieta homónima presenta a un Concrete más ecologista nunca, el mismo que aparece en los breves episodios subsiguientes -sólo “Permanezcan en sintonía: llega Pearl Harbor” y “Un cielo de cabezas: El Quejica” fueron ya editados por Norma en su antología en formato grande, siendo el último título el único alejado del discurso biocentrista-. Si bien al principio se muestra esquivo, al concluir se convertirá en miembro fundamental de ¡La Tierra Primero!, un grupo ecoterrorista radical. Destaca el papel del osado Roland, sospechoso maestro del sabotaje y defensor de técnicas llamativas como llevar donuts a los policías para que no se enfaden demasiado, así como la escena de la aduana y las referencias al sasquatch.

La mariposa que aletea y provoca una catástrofe natural sobrevuela en “Mil millones de actos conscientes”, un capítulo ejemplar para los que aspiren a escribir cómics. En esta recopilación también figura la amazónica “El bullicio de la vida”, la ensoñación daliniana de Maureen en “Pearl Harbor” y se recupera “Un cielo de cabezas”, viejo proyecto de Chadwick integrado aquí en su creación más significativa.

Para variar, el tomo incluye una introducción de Paul Chadwick y una galería de ilustraciones con Geof Darrow de dibujante invitado. Así, desde El Francotirador sólo podemos lamentar el retraso de esta reseña, debido a un despiste con el equipaje veraniego.

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Reseñas: Carlitos Fax

Carlitos Fax: El periodista eléctrico (Los Inéditos de El Jueves, agosto de 2007). 64 páginas. Color. PVP: 2,50 euros.

Muchos critican el pequeño formato de la colección de Los Inéditos de El Jueves, pero no olvidemos que se entrega de forma gratuita y que las publicaciones de este tamaño no son nada nuevo en el mercado español: ahí están las bibliotecas Marvel, los clásicos DC, o las recientes reediciones de Strangers in Paradise, Concrete o TMNT. El título de Monteys posee el mismo ambiente futurista del último Calavera Lunar (BD Banda), y cuenta con los siempre destacables colores de Carmen Recreo. Y atención porque la veintena de historias de dos, tres y cuatro páginas que contiene este volumen no se recopilaron en el anterior álbum de Carlitos Fax (quizá por la inmediata desaparición de Mister K). El protagonista es un robot periodista similar al Astro de Javier Olivares, pero con una moral más dudosa y sin ningún escrúpulo para conseguir la primera plana. “La Voz de Andrómeda” cuenta con colaboradores como Flash Norton, una caricatura del eterno antagonista de súper-redactores ilustres -léase Superman o Spiderman-, además del inseparable Aníbal, el propio director del rotativo y todo un desfile de mutantes de pacotilla. Teniendo en cuenta el público objetivo de esta serie es natural que asuntos como las nuevas tecnologías, las últimas tendencias, la especulación o la ecología sean recurrentes. “Aroma a noticia” se trata de una de las historietas más brillantes al contar con un escenario estático, a diferencia de las demás. Aquí veréis finales made in Bruguera, con carreras hasta el horizonte para evitar el linchamiento o titulares de prensa que rematan el chiste. En la tradición más escatológica de Ramis o Cera, Monteys se caracteriza por los giros inesperados de sus diálogos, provocando en muchos casos la carcajada.

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