13.4.05

Contra el olvido, Concrete

Ahora que Planeta ha conseguido los derechos de DC conviene recordarle que no debe dormirse en los laureles a la hora de publicar material de otras editoriales con las que también mantiene ciertos acuerdos. Hace unas semanas mencionábamos Zero Girl, uno de los títulos que engrosaban el avance de World Comics para este año (y que misteriosamente ha desaparecido de la web). Y ahora es el momento de apoyar la edición de las páginas inéditas de Concrete, el héroe de piedra que Paul Chadwick creó para Dark Horse.

Casi todos los críticos están de acuerdo al apuntar que este peculiar personaje alberga en su interior un sentido común y un talento superior al de muchos humanos. Su pose reflexiva, sus deseos y decepciones, o los sueños donde vuelve a disfrutar de una piel normal lo convierten en un monstruo mucho más creíble y adulto que la Cosa, un equivalente que ha gozado de mayor aceptación.

En España empezamos a atisbar la maestría de la muñeca de Chadwick gracias a la extinta revista Cimoc, con una serie de historias cortas en blanco y negro que serían recopiladas por Norma en 1996 en el tomo Historias Completas (1986-1989). De la mano de Planeta conoceríamos las aventuras coloreadas de Concrete, al sacar a la venta dos sagas memorables: Extraña Armadura (1998) y Killer Smile (1999). La primera es una revisión del origen del protagonista, que transformó su apariencia tras ser abducido por unos extraterrestres, además de presentar a los dos secundarios de lujo que suelen acompañar al gigante pétreo: la doctora Maureen Vonnegut y el secretario Larry Munro. La siguiente publicación, narrada a la manera de una road-movie de ritmo trepidante, podría dar un tirón de orejas a cualquier colección superheroica que presuma de contener las más espectaculares dosis de acción.

A pesar de la cadencia con que hemos accedido a esta obra, hay pruebas suficientes para catalogar a Concrete como uno de esos raros cómics donde una imagen bella vale más que mil palabras bien escritas. Con un guión aún capaz de sorprender al más pintado, Chadwick alterna pasajes contemplativos y acontecimientos que, por lo general, se vuelven traumáticos para el papel principal. Su desinteresada pertenencia al star-system, sus apariciones en TV y sus actuaciones para bodas, bautizos y comuniones van forjando la apasionante rutina de un ser tan especial.

En resumen, nos hallamos ante la obra cumbre de otro dibujante con esposa-colorista, frente a un conjunto de historias sencillas bien contadas que ahora vuelven a estar de actualidad merced a la reciente serie limitada Human Dilema. De esta manera, desde El Francotirador sólo podemos rogar encarecidamente que Planeta retome la edición de esta genial colección, ¡y que aclare cuanto antes qué va a hacer con Mad!