17.6.05

Mamporros y travestismo en Terry y los Piratas

Terry y los Piratas, Número Especial, de Milton Caniff (Planeta de Agostini, junio 2005). 190 páginas. PVP: 9,95 euros.

Es admirable ver cómo una tira dominical de hace 70 años puede seguir funcionando hoy en día... Y no diría lo mismo de Flash Gordon, mucho más estático y dependiente del formato strip que los dibujos de Milton Caniff. Y hago esta afirmación con conocimiento de causa: en tres o cuatro sentadas me he ventilado el tomo especial de Terry y los Piratas de Planeta. No sé si entendí mal los avances que aparecieron sobre las novedades del Salón del Cómic o quizá me precipité comprando el día del desembarco de títulos. En cualquier caso pensaba que este volumen contenía la presentación de los personajes, pero el origen de Terry, Pat Ryan y Connie sale en el número 1.

No obstante, la historia que se incluye en el ejemplar que reseñamos sirve de igual manera para introducir al neófito en la colección, dado que se trata de una aventura completa con todos los ingredientes básicos de la serie: bandidos y piratas chinos, tesoros incalculables, mazmorras y fuertes que defender -o de los que que escapar- y aventuras ambientadas en alta mar o en las montañas nevadas. Además, en los strips dominicales, Caniff aprovecha para insertar gags autoconclusivos que alivian la carga de acción de su obra, recurriendo casi siempre al disastrófico Connie o al propio Terry.

Otra baza de esta serie son los personajes, una suerte de Roberto Alcázar y Pedrín a la americana, pero ambientado en lugares exóticos. Terry se presenta como un chico temerario, bastante insolente, aunque a la hora de la verdad sabe usar sus armas para huir o ayudar a sus compañeros. Pat, su protector desde que recibe la herencia de su abuelo, es apuesto y racional, y mantendrá con Dama Dragón una particular relación de amor/odio. Ambos, junto con el sirviente chino, dan muestras del inmenso valor que otorgan a la palabra dada, a los juramentos entre hombres. Además de la reina de los piratas desfila por estas páginas el caprichoso Capitán Blaze, capaz de resolver un duelo jugando a las damas.

Emboscadas, intentos de envenenamiento... Con frecuencia, Terry y compañía se hallan en situaciones límite, al borde de la fatalidad. La maestría de Caniff consiste en resolver de forma verosímil estas situaciones sin caer en la repetición. Entre sus debilidades caben destacar los desenlaces felices gracias al recurso del disfraz (esa comunidad china, ¡tan supersticiosa!) o los mamporros por sorpresa. Sin embargo, a veces son las mentes malpensantes de estos aventureros las que adelantan los acontecimientos. Y cuando todo indica que están a punto de ser fusilados, el villano de turno suele darle la vuelta a su discurso y colocar a los rehenes en una posición paradójicamente más agradable que la anterior.

La edición de Planeta contiene un artículo introductorio de Antoni Guiral y varios pin-ups del autor. La reproducción de algunas tiras, como se aclara en la página inicial, es bastante defectuosa, un defecto apreciable si nos fijamos en las leyendas de copyright de ciertas historietas, por lo que algunas viñetas no presentan la misma definición. Y ojo, que la biblioteca de Terry y los Piratas alcanza los 17 volúmenes... ¿Cómo sobrellevar las extensiones manga con la escasez de espacio?