Revisión: Peepshow de Joe Matt
Aún no he podido echarle el guante al Buen Tiempo de Joe Matt, sin embargo ayer me leí de una sentada su Peepshow, que editó hace años La Factoría de las Ideas en tres tomos. Corroboro lo expresado en otros blogs acerca de la precaria presentación de estos volúmenes: la cubierta del tercer número se desprendió antes de que lo finalizara, se detectan manchitas negras en los márgenes y el material de la portada parece cubierto de mocos.
Fruslerías aparte, estos seis números recogen parte de la serie The Poor Bastard que Matt publicó para Drawn and Quarterly, donde enlaza con maestría los episodios más humillantes de su vida, marcada por un egoísmo sin límites y su adicción a la pornografía. El autor, admirador de Robert Crumb y Woody Allen, parece haber asimilado a la perfección las dotes de sus ídolos, al salpicar de diálogos ricos y fluidos sus viñetas underground. Por otro lado, el dibujante de origen canadiense blande la pluma con más limpieza que su maestro.
Joe Matt retrata con gracia y acierto a sus novias, a sus amigos y a sus admiradores, pero con quien resulta más cruel es consigo mismo. No oculta su atracción fetichista por las mujeres exóticas, insiste en su egocentrismo y relata sin pudor lo que hoy serían considerados malos tratos físicos y psiquicos hacia su pareja. Como contrapunto, más racional y buen consejero, aparece su camarada Seth, que tendrá que aguantar todos sus lamentos fumándose un pitillo.
Peepshow está lleno de personajes interesantes y situaciones cómicas. La racanería de Joe, su afición por el view-master (aquel obsoleto proyector de diapositivas que aún puede hallarse en las tiendas de souvenirs), su verborreico compañero de piso Charles, al que evita hasta el punto de tener un bote en su cuarto por si le entran ganas de mear para eludir así un posible encuentro... Nada pinta bien en la rutina del protagonista que, incapaz de controlar los acontecimientos que le rodean, terminará envuelto en una divertida maraña de relaciones propia de las comedias de cuernos. Sus flirteos con la novia de algún lector, las citas a ciegas que nunca funcionan, sexo telefónico y hasta un trío que acaba en gatillazo son sus escasos logros sentimentales. Cuando no le acompaña la suerte recurre al vídeo prestado de su casero Bruno (afectado de un ataque cerebral) y a las cintas X para desahogarse.
También habrá tiempo para visitar la tienda de cómics de Steve, reencontrarse con su familia y cuidar una paloma herida. Sin embargo, y a pesar de la aparente conversión de Joe, el artista acabará compuesto y sin novia, mientras su ex triunfa en los estudios Disney.
2 Comments:
Este material y más cosas de Joe Matt serán editadas próximamente por La Cúpula.
Buena noticia... Que me temía por otra parte. ¡Habría que publicarlo todo de este autor!
Publicar un comentario
<< Home