13.8.05

El garaje hermético (El País)

¿Qué sentirían los lectores de "Metal Hurlant" al leer durante cuatro años las pequeñas entregas que ofrecía Moebius de su "Garaje Hermético"? Nada muy diferente de lo que pensarán hoy los que se hayan agenciado los tomos que "El País" entregaba el jueves y viernes pasado. La obra es una síntesis de las capacidades de Jean Giraud para hacer con el cómic lo que le plazca.

La historia que se cuenta de fondo no tiene mucha coherencia debido al caracter episódico y experimental del libro, pero se deja entrever la odisea del Mayor Grubert por recuperar el poder de un asteroide que él mismo ha creado. En la aventura aparecerán otros personajes como Jerry Cornelius, Barnier o el arquero, igualmente encantadores. Mi primera asociación de ideas, al ver aquel sarakof, fue recordar al Dr. Faustroll de Alfred Jarry, protagonista de otro viaje trascendental. Y también se me vino a la mente "Alicia en el País de las Maravillas", ambientado en un mundo imaginario.

Moebius se asemeja al genio de Eisner cuando aborda las cabeceras de cada capítulo de un modo diferente. Él mismo reconoce no estar muy seguro de lo que ocurre en la trama en las sinopsis que incluye. Como en "El Incal", otra joya de la ciencia-ficción, el autor nos apabulla con falsa terminología científica, pero destilando
ironía durante toda la narración.

"El garaje hermético" es desconcertante, dinámico, puntillista... Es una muestra de la gracia y el gusto por la megalomanía de Giraud, es una alucinación con debacle y trascendencia. Observando sus viñetas queda patente su influencia en el manga, así como la impronta de Milo Manara o Hugo Pratt en esos perfiles grecorromanos.

La edición del rotativo (de 76 y 58 páginas, respectivamente) se cierra con un extenso artículo de Antoni Guiral, ideal para los aficionados que se acercan a Moebius por primera vez.



>> Y cuatro palabritas sobre otro coleccionable: Los tomos de Zipi y Zape de "El Mundo" siguen teniendo portadas bastante flojas -¿se conoce alguna promoción de cómics por parte de la prensa que no flojee en las cubiertas?-, la rotulación varía continuamente (hay bocadillos con tipografía mecánica de la época de Bruguera), pero en los dos últimos volúmenes han tenido la deferencia de poner dos historias largas sobre fútbol y detectives. "El Francotirador" confía en que, en las entregas que restan, se retomen las tiras más antiguas de los gemelos Zapatilla y se descarten aquéllas de dudosa autoría.