17.9.05

Paracuellos de Carlos Giménez (El País)

Con la adquisición de Paracuellos doy por terminado mi coleccionable de El País (Garfield ya está muy visto), que durante algunos meses ha rellenado esos huecos que dejan las novedades poco interesantes. La edición del periódico corresponde a la segunda parte de la serie, retomada por Carlos Giménez a finales de los noventa, que aporta un trazo más estilizado que en sus primeras obras. El álbum, de 58 páginas -4 de ellas escritas e ilustradas por el dibujante a modo de prólogo, donde habla de su paso por los hogares de auxilio social-, recoge un total de ocho historias: Cartas, Las vacaciones, Teatro, Pitos, Piscurros, "Cagapoco", La llave y Tebeos y queso.

Desde su álter ego Pablito Giménez, el artista madrileño relata sus vivencias infantiles durante el régimen franquista y revela las ilusiones y desgracias de los niños de esa generación: el valor que se le daba a los tebeos, la vocación religiosa, el hambre (o porqué los críos se comían hasta la piel del melón) o la enfermedad. Sin duda, la escena más hilarante se produce cuando uno de los internos sufre estreñimiento y acude a la enfermería para que le pongan una lavativa. ¡Imaginaos cómo queda el uniforme de la doctora!

Según afirma Giménez en la introducción, todas las aventuras presentes en Paracuellos están basadas en hechos reales. Quizá por ello tengan ese aire de verosimilitud que no destilan las obras fantásticas. Siempre había tenido predilección por la ficción absoluta frente al manido discurso autobiográfico, pero he de reconocer últimamente he ido encontrando testimonios gráfico-literarios que me han hecho recapacitar.