20.6.06

¡Clowes en color!

La Cúpula no publica nada nuevo de Daniel Clowes desde que editó David Boring a finales de 2002. Siguiendo el criterio de Fantagraphics, ahora reúne en Caricatura algunas de las mejores historias que ya aparecieron en la versión española de Eight Ball y varias páginas en color que salieron en su día en la revista El Víbora. Para leer material inédito habrá que esperar la largamente anunciada apuesta de Mondadori por Ice Heaven.

Relatos como “La mamá de oro” parecen sacados de una pesadilla donde los actores interpretan su papel a la perfección, mientras el protagonista parece ser el único desubicado. El tono amenazador de los pasajes y su rica simbología recuerdan tanto al Kubrick de Eyes Wide Shut (una sociedad secreta que marca al intruso) como al Lynch de Mullholand Drive (por la repetición de constantes desde que firmase Como un Guante de Seda Forjado en Hierro).

Su recurrente femme fatale -en esta ocasión, la desequilibrada guarda una pistola de juguete en su bolso y presume de tener amigos actores- hará acto de presencia en “Delineador de ojos verde”.

Es en “MCMLXVI” donde Clowes muestra su uso más exquisito del color, con otra historia acerca de un misántropo anclado en 1966. La trama irá apuntando en varias direcciones para acabar con un mensaje demasiado más sencillo. Sin embargo, hemos de resaltar aquí una de las mejores frases del tomo:

“Adam West es mi héroe… No entiendo cómo puede haber alguien en sus cabales que prefiera al Batman moderno… Esa chorrada hi-tech y su traje sadomaso con pezones de plástico.”

Clowes es hondo y desconcertante. Parece un doctor en miserias y rebeldías, un experto de las patologías y traumas que nos hablan sobre el final de la juventud y las intuiciones malsanas. Su fascinante imaginería entronca con la de otros grandes como Chirico y Dalí. Y ya sabéis lo que anuncia: hay un inquietante mundo ahí fuera.