28.6.06

Lecturas de salón: Concrete (Las Profundidades)

Concrete #1: Las Profundidades, de Paul Chadwick (Norma Editorial, junio de 2006). 208 páginas. PVP: 14 euros.

Quien se acerca a esta serie suele hacerse una pregunta recurrente: ¿Es Concrete un tebeo de superhéroes? Mi respuesta es afirmativa, pero además creo que la obra cumbre de Paul Chadwick amplía los límites del género, yendo mucho más allá que otras colecciones de rocosos. A Ron Lithgow le mueve un instinto de superación propio de record-man, y en ese sentido, sus actos son tan heroicos como los de personajes de Marvel y DC. Por otra parte, el monólogo interior característico de otros metahumanos marginales no se traduce aquí en una aburrida perorata paranoide, dado que el protagonista es escritor de discursos y, en el fondo, un sensible poeta. Asimismo, el modo en que el autor nos enseña sus debilidades y sus errores nos invita a pensar que al personaje de Dark Horse es una de las propuestas más realistas de los últimos tiempos. La recopilación americana que ahora edita de forma trimestral Norma reúne intercala las historias largas de la cabecera regular y algunos relatos aparecidos en antologías que sirven para apoyar la continuidad y ordenar sus hazañas según un criterio temático. El tomo también incluye una introducción del creador y una breve galería de ilustraciones.

Concrete se codea con políticos, millonarios y celebridades. Los desafíos que asume casi siempre tienen un final triste, como el rescate frustrado de unos mineros o la accidentada travesía trasatlántica. El ingenio de Chadwick a la hora de componer sus páginas le valieron sendos premios Eisner y Harvey, convirtiéndose en el Chris Ware de finales de los ochenta –genial la secuencia a nado resuelta con un centenar de diminutas viñetas-. Este volumen contiene la primera versión que el dibujante elaboró del origen de Lithgow, plagado a su juicio de detalles anecdóticos. Más tarde volvería sobre sus pasos y publicaría Extraña Armadura (aparecido en España de la mano de Planeta), una visión bastante cinematográfica del mismo episodio. El autor es capaz de contagiarnos el asco que siente Ron al ser abducido, y logra conmovernos con el desfile de animales mecanizados y el secreto del humorista con cabeza de alce.

Concrete esconde un secreto gubernamental y una magna operación de marketing, lo cual no impide sus arrebatos de humanidad y sus pétreas pataletas. Gracias a sus poderes seremos testigos de la belleza que se oculta en los fondos abisales y de la hostilidad que reina en la naturaleza salvaje. El tomo se cierra con una aventura en donde Ron Lithgow ejercerá de guardaespaldas de un extravagante músico amenazado de muerte y varias historias cortas entre las que sobresale “Un destello anaranjado”, otra tragedia espeleológica que nos muestra al protagonista en su juventud.