4.7.06

Bang bang, Lucky Luke!

Las constantes de Goscinny permanecen en Los Dalton van a México (Tortillas para los Dalton en el francés original, de 1967). El guionista era consciente de que el humor basado en la repetición funcionaba a la perfección con personajes tan caricaturescos como Rantamplán –que se ahoga dos veces en Río Grande- o los hermanos Joe, Jack, William y Averell, cuyas evasiones sirven de eje central en un buen número de álbumes. En este caso se produce un conflicto diplomático entre EEUU y México debido a un accidentado traslado de presos, y Lucky Luke será el hombre designado por el gobierno para hacer el trabajo sucio. Como en El Gran Duque, las diferencias idiomáticas darán lugar a divertidas confusiones y delirantes juegos de palabras (“El ajitotito chicha cuándo”). Nada escapa a la plumilla de Morris: el sueño y el baile de los mariachis, el tequila, un chihuahua superdotado y una fiesta popular idónea para albergar el colofón de la historia.

En Cazador de Recompensas (1972), Goscinny recupera su gusto por el flash-back, nada mejor para retratar la infancia de Elliot Belt, una mofeta rastrera capaz de vender su madre al diablo. Consciente de que cerca de Lucky Luke encontrará a los fugitivos más cotizados, casi desata la guerra con los cheyennes después de que Cucharilla de Té fuese acusado de robo por Bronco Fortworth. Morris presenta al ganadero con una sonora y equina manera de caminar y le dota de debilidades tan ridículas (como su pasión por los terrones de azúcar) que resulta imposible no esbozar una sonrisa. La desaparición de un semental negro es la excusa ideal para ahondar en la figura del mercenario y pasar de puntillas por cuestiones como el suministro de alcohol a los indios, su posterior occidentalización o los gajes de la prensa rural de finales del siglo XIX. ¡Lo que llama poderosamente la atención es que los autores decidieran decorar la máscara del hechicero con el rostro de Frankenstein!



Mira la galería de personajes en toda su inmensidad.

El Jinete Blanco (1975) es otra aventura archiconocida (goza de una versión animada) en torno al mundo del teatro del Oeste americano. Si en la crepuscular La Leyenda del Oeste se recreaba el Wild West Show, aquí se narra la picaresca de un grupo de actores que, liderados por el galán Whittaker Baltimore, aprovecha el jaleo desatado en sus representaciones para dar los mejores golpes a lo largo de varias ciudades. Lo vimos en otras historietas de Lucky Luke: hay veces en que la evidencia no basta para el pueblo, y el héroe es zarandeado por una turba irracional sin que pueda dar captura al ladrón. Y en esta historieta falla hasta Jolly Jumper. Destaca la presencia de personajes como el robusto Hank Wallys, que jamás pronuncia una palabra amable (como ningún vecino de Nothing Gulch), o Gladys Whimple, que cambia el melodrama por el cabaret. El vaquero se llenará de hollín y se verá obligado a subirse a las tablas, mientras nos aguardan uno de los finales más ingeniosos de la serie.

Como atestiguábamos en los artículos precedentes, la etapa más reciente de Lucky Luke se caracteriza por su tono light (el vaquero ahora bebe Cocacola y abandonó el tabaco antes de su salto a la pequeña pantalla) y por contar con un equipo artístico de apoyo de méritos cuestionables: el Studio Leonardo vuelve a fastidiarla con los colores en El Artista Pintor (2000), cuyo guión firma Bob de Groot. La reiteración de viñetas no era muy propia de Morris, antes al contrario, con su distribución clásica de la página, lo cual hace pensar en la utilización por parte de la editorial de algunos materiales dispersos del autor hasta convertirlo en álbum. Centrado en la figura de Frederic Remington, un reputado paisajista del Oeste, la trama se apoya en amistosas trifulcas, banquetes considerables y en un villano de poca monta como Curly. Rechina asimismo la reproducción de lienzos reales, aunque nos toparemos con aciertos disparatados como el camuflaje de cactus de la tribu de los pies ágiles o la fila de chupitos a la que llaman Mississippi.



Aquí puedes verlo más grande.

3 Comments:

At 6:58 p. m., Anonymous Anónimo said...

Dios mío, este álbum de cromos también lo tenía yo! Tenías que enganchar los dibujos, que eran de cartón, con pegamento al papel!

Y no llegué a acabarlo nunca! Qué rabia me dio!

Dios, qué recuerdos me has traído de vuelta!

Y sí, todo lo que escribiera Goscinny es sin duda genial. Y viva Morris!

 
At 7:04 p. m., Blogger Kalashnikov said...

Confieso que lo tenía de pequeño (no recuerdo si lo acabé o no), pero el escaneado lo compré hace unos años, ya completado. Al ver la "oferta" me pasó como a ti: se me removieron un montón de recuerdos. Soy fan acérrimo de Lucky Luke... ¿Se nota?

 
At 6:41 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hola,Este album lo tenia completito,Pero mi madre que es tan limpia ya sabeis a la basura,Por favor si alguien lo tiene y lo puede escanear y mandarmelo le dejo mi---caltaya1962@hotmail.com---Unsaludo

 

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