24.7.06

Reseñas: Cuarto Mundo #10

Cuarto Mundo #10: Jack Kirby (Planeta de Agostini, julio de 2006). 128 páginas. PVP: 4,95 euros.

La epopeya fantástica y trasnochada de Jack Kirby toca a su fin este mes con una última ración de Míster Milagro. Ya sábeis que solemos encabezar nuestras reseñas con los errores de edición del ejemplar en cuestión, para captar así la atención morbosa del visitante. Pues bien, este tomo demuestra que Planeta es incapaz de mantener una línea de más de tres títulos sin meter la pata. Sólo de este modo se entiende la ausencia de las cubiertas originales (que nunca faltaron en la colección), ahora que la biblioteca Clásicos DC alberga un total de seis cabeceras. Debido al aumento de series (y al presumible no incremento de la plantilla de correctores), también nos topamos con algún bocadillo sin traducir, mal menor si consideramos que el Cuarto Mundo ha aparecido de manera más o menos regular hasta su actual conclusión –sin ir más lejos, apenas han pasado quince días desde que salió el anterior número-. Por su parte, en un artículo intercalado horrorosamente a mitad del tomo, David Hernando despacha un somero repaso a las andanzas del súper-escapista a cargo de otros autores.

El volumen comienza con la abducción de Ted Brown a manos de una tropa de hombres de las nieves liderados por el Rey Komodo, un viejo nazi afincado en el Himalaya. Como de costumbre, asistiremos a los trucos de magnetismo de Scott Free –los circuitos ocultos de su máscara son una bendición: recuerdan a Kit, el coche customizado de Michael Knight, al que solo le faltaba servir white labels-. Por otro lado, resulta ridículo que los enemigos de Mr. Milagro no se hayan dado cuenta antes: si el hijo de Highfather siempre sorprende a sus atacantes por la espalda, ¿por qué no disparan entonces hacia el lado contrario?

En el episodio siguiente continúan los villanos sin objetivos claros y las conmociones “que parecen años”, pero Kirby introduce una novedad en la estructura de los capítulos, al subdividirlos en tres o cuatro escenas principales. Esto le da pie a elaborar tramas más detectivescas (o al menos eso se propone) y a dibujar más splash-pages que nunca. Scott Free y Oberón se medirán en esta ocasión ante el club satánico de Madame Ojos Malvados y Orejas Watson. Como puede intuirse, al creador de esta atolondrada saga ya no le quedaban alias decentes.

Las compañías de Míster Milagro nunca fueron muy ortodoxas: un enano, una mujer forzuda… Y ahora Shilo Norman, un chico desesperado al que buscan unos contrabandistas de armas llamados Jammer y el Señor Fez. ¿Le endilga al protagonista un aprendiz negro con nociones de judo y luego se pregunta Kirby por qué no funciona la serie? ¡Vamos, hombre!

Más tarde, el autor realiza un extraño homenaje a Alicia en el País de las Maravillas al narrar la experiencia onírica de Shilo con los insectoides del profesor Egg (un claro trasunto de Humpty Dumpty). Como la niña de Lewis Carroll, el discípulo de Scott Free se verá envuelto en una atmósfera enrarecida y sufrirá drásticos cambios de tamaño. Luego nos espera la accidentada visita al motel mortal de Peppi Lamoko y Mungo (sic), quienes confundirán a los héroes del espectáculo con un trío de fugitivos igual de extravagantes (Della la Dinosaurio, Merkin el Loco y Balas).

La “obra maestra” de Kirby (como ha sido calificada por la editorial catalana) finaliza con el ansiado enlace entre Mr. Milagro y Big Barda, al que tratan de oponerse Virman Vundabar, Kanto, la Abuela Bondad y el doctor Bedlam (ése que siempre es transportado a la sillita de la reina). En el bando contrario estarán Orión, Lightray y el propio Highfather, empeñado en cumplir la voluntad de la Fuente. Al ver a Darkseid sonriendo sólo pude imaginarme al autor de este embrollo psicodélico pensando en sus lectores y soltando un saludable: “¡¡Bwah-ha-ha!!”

No podíamos acabar nuestro exhaustivo seguimiento al Cuarto Mundo sin ofreceros material extra. Preparaos para asistir a la verdadera noche de bodas entre Míster Milagro y Big Barda y visionar una de las tomas falsas más divertidas de la serie.


¡No te pierdas el diálogo!

¿Y os habéis preguntado alguna vez cómo sería un cuesco de Barda?



Y después de las viñetas manipuladas, concluimos este anexo con las portadas americanas que Planeta olvidó incluir en el tramo final de la colección: