18.11.06

"La soga al cuello", nuevo Lucky Luke sin Morris

En octubre del año que viene tendrá lugar el lanzamiento del nuevo título de Lucky Luke: La Corde au Cou, que podría traducirse como La soga al cuello. Tras la muerte de Morris y la salida de La Bella Provincia, los encargados del vaquero que dispara más rápido que su sombra son Gerra y Achdé. Como aún queda un año, ¿qué tal si continuamos nuestro repaso por ciertas obras de este solitario jinete?

El Emperador Smith (1976) es una obra antológica de Lucky Luke, con Goscinny y Morris en su mejor momento. Cuenta la historia de Dean Smith, un hombre que se creía rey de Estados Unidos y que tenía a Napoleón como modelo. Lo peligroso comienza cuando la parafernalia imperial (y su ejército) cae en las manos inadecuadas. El personaje va repartiendo medallas y títulos por doquier, y cuando alguno se lo merece, ¡hasta le acaricia la oreja! Lo más interesante de este álbum es el retrato de una sociedad que comulga con la gran mentira del falso emperador, hasta que la locura es llevada demasiado lejos.

Belle Star (1995) era una mujer que pagaba las fianzas de los forajidos y los acogía en Younger’s Blend, su rancho. En esta aventura aparecen figuras conocidas como Jesse James, Billy el Niño… ¡Y hasta Mamá Dalton! La ciudad permite la corrupción, pero irrumpirá en escena el insobornable juez Parker y su verdugo de confianza Maledon (ambos basados en personas reales del lejano oeste). Chirría la inclusión de las palomas mensajeras en el guión de X. Fauche, aunque la inclusión de niños correveidiles (como agentes de información alternativa) y los “¡Pse!” generalizados resultan bastante convincentes, así como la visión de los clubes de ancianas.

El Profeta (2000) es uno de los episodios más aburridos de Lucky Luke. Patrick Nordmann se acerca con torpeza a las distintas religiones que se asentaron en la frontera americana, centrándose en la austeridad y la poligamia de los mormones. Un charlatán hipnotizará a Averell Dalton, mientras sus hermanos desesperan al ver que en esas comunidades no hay dinero que robar ni salones donde disfrutar. El cowboy se mantiene en un discreto segundo plano (y Jolly Jumper se resbala) a lo largo de unos cuantos chistes forzados y un desarrollo demasiado errático.



¡Vuelven los Dalton!