13.2.07

Lucien, un clásico olvidado de la BD

Frank Margerin gasta un trazo grueso, tan detallista que parece haber pertenecido a la escuela Bruguera. Además es un destacado colorista y sus guiones destilan un falso humor blanco sazonado con pimienta, como si se tratara de un infiltrado del cómix en la BD. Con sólo echar un vistazo a sus tebeos se percibe un aire ochentero inconfundible. ¡Atención porque vuelven los tupés y las cazadoras de cuero!

La primera obra de este autor que vio la luz en España, si mis cálculos no fallan, fue Ricky VII (1984), bajo el sello de Metal Hurlant y dentro de la colección Humor Humanoide, en un formato parecido a los álbumes en rústica de El Jueves. En sus páginas, Lucien, Ricky y Gillou conducen viejos cadillacs y comparten protagonismo con moteros, rockeros y macarras con banana. Otras escenas familiares, más costumbristas, se alternan con números de bricolaje y curiosas infidelidades. Pese a una apariencia inocente, en el trasfondo de algunas historias descubrimos cierta sexualidad encubierta, así como un homenaje a Rocky Balboa. Esta obra fue editada también en la serie Dragón Pocket de Ediciones B, que ofrecía páginas remontadas pero inéditas sobre ligues y viajes.



En tamaño de bolsillo salió igualmente Radio Lucien, que incluye episodios navideños memorables (con regalos como “el kit del pequeño camello”), aventuras ambientadas en la nieve y el supermercado (esa rueda que sólo hace “flap, flap, flap”), y encuentros con sus amigos más indiscretos y caraduras. En estos capítulos se ahonda en la afición por los futbolines, los coches customizados y la radio pirata de los personajes.

Ya en cartoné, en la misma biblioteca que otros clásicos olvidados como Mujeres de blanco o Cecilia, Julia, Clara… y los otros, aparece Lulú se echa novia (1987), el primer álbum largo del personaje. Lucien vuelve de la mili con el pelo corto y sus amigos Ricky y Gillou le invitan a compartir piso con ellos. Tras remozar la buhardilla y conseguir trabajo como vendedor de ropa, conoce a la joven Suzie en una fiesta. Poco a poco irán surgiendo las diferencias entre ellos –aparte de que a su alrededor siempre hay moscardones—. Y una pequeña nota cómica: Pompom, ese gato tan vago al que los chicos llaman “Comeyduerme”.



El bar de Lucien (1989) contiene historias cortas y estampas de varias tribus urbanas. Sobresale un sketch cíclico en el que varios personajes van adulterando y traficando la misma cocaína. Hay otra, más ensoñadora, en la que Ricky piensa en todo lo que podría hacer si fuera rico, pero sus amigos le quitan las ganas relativizando sus sueños. Y un apunte de lo que vendrá: la convivencia con okupas.

La trayectoria de este dibujante en nuestro país finaliza con Lucien se va al campo (1991), otra aventura extensa en la que Margerin ironiza con los escrúpulos del urbanita. Aquí surge la divertida figura del primo Nanard –el hippie de la familia—, que hace de cicerone para el rockero parisino mientras conocen de primera mano a los bebedores rurales. Completan esta publicación varios chistes sobre el rodaje de una película y otro más de carácter navideño. ¿Dónde puedo conseguir una cama bretona?

2 Comments:

At 5:58 a. m., Blogger Joe Gonzalez said...

de casualidad no sabes en que número o cómo puedo conseguir el cómic donde hay un personaje Llamado Gafotas que es un chico mas bien medio nerd se hace de un porro y estando en el viaje se convierte en el héroe de un partido de fútbol la historia cuando la leí, me ha parecido verdaderamente hilarante.Vivo en México y me encantaría poder encontrar esa historieta, ¿Tienes alguna sugerencia?

 
At 9:47 a. m., Anonymous Anónimo said...

Muchas gracias! Gracias a ti descubri que lucien estaba traducido al español

 

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