Reseñas: Lunas de Papel

Lunas de Papel, de Fermín Solís (Dibbuks, abril de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 10 euros.

Cornelius Moon es un fotógrafo retirado que publicó un libro de desnudos con modelos anónimas. Con un pasado carcelario y cierta tendencia al alcoholismo, ahora vive encima del videoclub que regenta, al que sólo acude un viejo llamado Ernie que no para de hablar de John Wayne. Un buen día, una tal Carmen Baker le ofrece dinero para que encuentre a una de las mujeres que retrató (Iris Gorman), de modo que la trama se convierte enseguida en una historia detectivesca –como bien se insinuaba en la portada con un simple y canoso personaje apoyado en la barra de un bar—. En la búsqueda, el protagonista se topará con curiosos tipos humanos, como una anciana propietaria de pisos de alquiler y su perro ciego; Phil “el Conejo”, proyector de cine X; o Marco Furilo, creador de una revista erótica que pretendía competir con el Playboy.

Lunas de Papel es mi primer acercamiento a la obra Fermín Solís, un álbum en formato europeo de estética muy atrayente. Con claras influencias de la escuela americana –una mezcla entre Hanna-Barbera y los ilustradores clásicos del New Yorker—, el autor da rienda suelta a su trazo pop y emplea un tratamiento del color exquisito. El volumen, pese a resultar entretenido y estar muy bien hecho, deja una extraña sensación de excesiva corrección. No en vano, el argumento se transforma en un paseo de puntillas por los coloridos suburbios de Fermín Solís.

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