28.9.07

The Death Ray, aún inédita en España

Después de Ice Haven, Clowes dedicó su Eightball #23 íntegramente a The Death Ray, otra obra maestra aún inédita en España (sólo quedaría bien respetando el formato original, similar al Ganges de Sins Entido). Desde entonces había permanecido en silencio creativo, hasta que hace unas semanas el New York Times comenzó a publicar por entregas Mister Wonderful*. Pocos días después, su penúltimo libro era catalogado por el padre de una estudiante de “pornográfico”.

The Death Ray es un título imprescindible por muchas razones. Se trata de una revisión del mito del superhéroe (un joven que adquiere sus poderes gracias a la inhalación continuada de tabaco, justo después de que Louie, el único amigo del protagonista, le haga notar que con el cigarrillo en los labios se convertirá en un hombre totalmente diferente), en el que Clowes introducirá el dilema ético a través de una pistola desintegradora… Si estuviera en tu poder, ¿a quién enviarías al limbo? Y atención al parecido con Caín y Abel en una de las mejores escenas del número. Pero además es el relato de la amistad entre dos jóvenes antisociales durante la década de los setenta.

Clowes afronta cada página como una obra individual, transformándola a su antojo en tira dominical (el partido de béisbol, todo un clásico de Charlie Brown, se transforma en género), reportaje de calle –“¿Qué opinas de Andy?”—, sueños narrados o las cartas de amor a Dusty. Por si fuera poco, el trazo del autor de Ghost World se muestra más estilizado que nunca (realismo y caricatura se funden en un grafismo impecable), y su paleta de colores jamás fue tan rica y atinada.

Por supuesto, los seguidores de Clowes hallarán en The Death Ray algunas constantes de sus tebeos, como la escultura con forma de ocho, el sexo con mujeres maduras y un entorno lleno de dramas personales (léase “familias desestructuradas”). También encontraréis personajes tan emblemáticos como el cargante Sonny o el abuelo moribundo de Andy. Durante la lectura resulta una gozada toparse con sus apropiados saltos temporales (que te obligan a revisar lo recién hojeado) y sus significativas elipsis.

Con esta apuesta, el creador de David Boring pone de relieve lo cuestionable que es “hacer el bien” unilateralmente –un argumento esgrimido por muchos norteamericanos rebeldes en respuesta a la actual política neoimperialista de EEUU—. Como broche de oro, el autor decide que sea el lector quien elija un final para la historia acorde con sus expectativas. Pero da igual lo que escojamos, dado que El Rayo de la Muerte no es más que la biografía de un buen ciudadano americano que se ha divorciado dos veces.

Free Image Hosting at allyoucanupload.com