16.10.07

Reseñas: Gus #1 (Nathalie)

Gus #1: Nathalie, de Christophe Blain (Norma Editorial, septiembre de 2007). 80 páginas. Color. PVP: 16 euros.

Al autor de Isaac el Pirata se le ha comparado con Morris por su nueva andadura en el western, con Segar por las mandíbulas prominentes, con Coll por la estilización de sus personajes, con Herriman por su dinamismo sin palabras… Y yo añado a Shelton, si nos atenemos a ciertas expresiones faciales. Lo indudable es que su flamante Gus ya huele a clásico desde la mismísima portada.

Este álbum contiene cinco historias más o menos extensas (de 8 a 34 páginas) protagonizadas por Gus, Clem y Gratt, tres forajidos –que a veces trabajan del lado del sheriff— especializados en asaltos a trenes, y cuya mayor obsesión no son sino las mujeres de hermosos vestidos. Sólo por ellas se pondrían sus mejores galas, en un cortejo que suele acabar con el popular “aquí te pillo, aquí te mato”. ¡Incluso subirían a cantar a un escenario!

Blain integra cine mudo (las caídas desde el cañón), estampas de la época (en precioso sepia) y bocadillos de pensamiento que terminan desbordando la realidad de los personajes. En este sentido, los colores planos de Walter encajan a la perfección con los divertidos experimentos del dibujante, siempre imprevisible.

Lo más destacado del volumen es la aventura larga titulada “El Dorado” y su epílogo “Isabella”, por la actitud caballerosa de Clem –el único que no va presumiendo de sus triunfos con las señoritas— y la presencia de la linda pelirroja que se gana la vida con la fotografía. Curiosamente, las demás féminas que pululan por el tomo comparten profesión artística: pintoras lanzadas, poetisas maduras… Cuando unos cuatreros peguen fuego al escondite (decorado como un lupanar) de Gus y compañía, al fin comprenderán el extraño comportamiento del más silencioso de la banda –¿escribía cartas o se masturbaba?—.

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