15.11.07

Reseñas: Hieronymus B.

Hieronymus B., de Ulf K (Dibbuks, noviembre de 2007). 64 páginas. B/N. PVP: 12 euros.

En Hieronymus B., Ulf K. reúne diez años de historietas sin palabras –un idioma universal—, circunstancia que abarata su lanzamiento simultáneo en cinco países (Alemania, EEUU, Bélgica, Suecia y España). La antología, que se inicia en 1997, permite vislumbrar cierta evolución en las formas del autor alemán, siempre pulcro y partidario de la geometría perfecta. El riguroso blanco y negro esconde a veces las extremidades del protagonista –cuya comparación con Mortadelo es inevitable—, más cabezón con el paso del tiempo.

En medio de puertas y escaleras desproporcionadas, a la sombra de las chimeneas del Ruhr, Hieronymus B. tendrá que bajar a las calderas de los archivos para encontrarse con el mismísimo diablo. ¿Es acaso el responsable de la desagradable burocracia? El personaje también suele perder el sombrero tras un golpe de viento, pero es capaz de combatir los elementos sin amedrentarse. ¿Pero qué hacía paseando por un cementerio?

En estas páginas, los altos hornos hacen las maletas, y cuando los libros echan a volar, lo mejor es recurrir al cazamariposas (una ocurrencia que ya vimos en “La primera estrella”). Hieronymus B. escapa de la aburrida realidad del funcionario gracias a la ensoñación, no en vano, casi toda la obra de Ulf K. posee un mensaje evasivo. A veces se mezclan el humor infantil y el absurdo, como en ese desconcertante episodio con el ladrón de periódicos –¿un caso extremo de “sed de noticias”?—. El oficinista encuentra alivio en las casas de madera para pájaros y sólo él conoce la manera de alegrar el día a un asteroide.

El libro, editado aquí por Dibbuks, contiene ilustraciones sueltas más que sobresalientes: una estampa enigmática con el hombre-tronco; el hilarante hieratismo de Hieronymus B. pese a la presencia de un tentáculo amenazador; o una hermosísima panorámica de la Tierra vista desde la Luna –una declaración de principios literal para un soñador como éste—. Además del distanciamiento y la fantasía que le caracterizan, el personaje es tan ruboroso que tira a la basura un catalejo después de sorprender a la vecina desnuda.

La poesía muda de Hieronymus B. invita a la relectura, como si se tratara de una ventana disponible 24 horas (cortesía de Ulf K.) donde perderse a voluntad. A ver si las editoriales nacionales espabilan y vamos viendo por estos lares “Der Exlibris”, “Floralia”, “Tango con la muerte” y “Sternennächte”.

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