28.11.07

Reseñas: Las crónicas de Ono y Hop

Las crónicas de Ono y Hop, de Javier Olivares (Dibbuks, noviembre de 2007). 48 páginas. BN y color. PVP: 12 euros.

Javier Olivares no es un autor fiel a sus personajes. Los casos de Astro u Ono y Hop son excepcionales. El ángel y el demonio son vehículos perfectos (y con el carisma suficiente) para abordar los temas que más le interesan. Uno es el mensajero del azar y el otro, un detective fetichista. Con un humor negro similar al de “Cuentos de la Estrella Legumbre” y escenarios llenos de chimeneas, escaleras y ventanas rotas, iremos indagando en la turbulenta infancia de ambos. Las bromas pesadas y explosivas se mezclan con terribles relatos de padres autoritarios –el Capitán Garfio ha servido, sin duda, de referente—, con tebeos evasivos a los que aferrarse y una caja de metal que será complicado abandonar. Los dos se caracterizan por una conducta imprevisible, no en vano, cada uno protagonizó su propia fuga fatal.

Olivares hace gala en este volumen (ordenado casi cronológicamente, de 1999 a 2007) de su trazo único, aquél que aúna expresionismo y cubismo. Y pese a ofrecer imágenes nada amables, el autor consigue construir poesía con sus historietas. Las líneas toscas y angulosas se suman, en el tramo final del libro, a una paleta cromática que recuerda al Matisse cartelista de “Cirque”. Mención especial también para aquellas viñetas sin palabras, bocadillos icónicos fácilmente exportables.

El álbum que lanza Dibbuks ahora recopila material aparecido en diversas revistas (aunque la anterior antología de Glénat, “La caja negra”, ya incluía algunas de estas planchas), incluyendo una fantástica galería con 36 ilustraciones –muchas de ellas inéditas—. Habrá que cruzar los dedos para que podamos disfrutar pronto de otra obra de Olivares, un artista poco prolífico.

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