5.12.07

Reseñas: El Evangelio de Judas

El Evangelio de Judas, de Alberto Vázquez (Astiberri, noviembre de 2006). 152 páginas. B/N. PVP: 18 euros.

En su nuevo libro, en formato cartoné y decorado con filamentos dorados –no se merecía menos—, Alberto Vázquez recupera a su personaje mudo más emblemático: la ardilla católica. Fiel a Astiberri, donde ya publicó Psiconautas (una precuela de El Evangelio de Judas, pues comparten el mismo mundo imaginario e idénticas mascotas obsesivo-compulsivas) y algunas colaboraciones en Humo, el autor gallego se muestra aquí más virtuoso y ambicioso que nunca. No en vano, la obra posee una gama de técnicas bastante amplia: desde el grabado medieval –una mezcla imposible entre Doré, Tenniel y El Bosco—, el collage o el fotomontaje, se pasa al retrato realista con suma facilidad, para llegar finalmente a su trazo dinámico y naif más representativo.

El Evangelio de Judas, dada su extensión y para alegría de completistas, recupera las páginas publicadas en Fanzine Enfermo. A esta época pertenecen las escenas masturbatorias, el cementerio de peces, el peligroso cóctel de opio y bañera o el patito de goma salvador. Por eso, a los seguidores acérrimos de Vázquez ya le sonarán Vernel, Jeremías, el bosque malvado, las referencias a las sectas o el encuentro con el Gran Maestro –que desvela el secreto de la felicidad con un vómito aterrador—.

Sin embargo, el material inédito posee cierto tono autobiográfico. Sólo hay que ver las referencias al fanzine “Dios Mola” o el Laberinto de la Falsa Felicidad previo a la entrevista de Judas con Jesús Cristo, el editor magnánimo que le prometerá su propio álbum. En este sentido, la trama recuerda a una antigua historieta de Paco Alcázar, donde Dios proponía al dibujante una versión de la Biblia en cómic, para luego ser rechazado vilmente.

La segunda parte del tomo contiene personajes como Micael, autor estrella de la revista “Laberinto Mental”; o Johnny Zarigüeya, joven promesa del medio. El creador de Alter Ego nos habla entonces del esfuerzo creativo (¡400 páginas en un año!), de la decepción y el colapso ante la entrega absoluta. Por ello, los rosales que hasta ahora servían de viñetas irán dejando sus pétalos para mostrar únicamente las espinas. Con la fábula del Lobito nº3 (el de las patas talladas en madera), Vázquez se centra en otra constante de sus obras: las malas compañías. Y poco antes de que Judas desaparezca del mapa –por cierto, ¡menudas contracubiertas!—, nos obsequia con su azucarada visión de Mimolandia.

Sin duda, un título que engrosará las listas de los mejores tebeos nacionales del año. Desafortunadamente, Alberto Vázquez ha manifestado que tardará en volver a enfrascarse en la laboriosa empresa de alumbrar otro cómic. No obstante, los aficionados aún pueden encontrar sus ilustraciones cada domingo en la sección de sexo de El País Semanal.

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2 Comments:

At 9:47 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ayer lo tuve en las manos y a ultima hora lo deje para llevarme el Psico-soda de Carlos Vermut.Proxima compra:"El Evangelio".Josep

 
At 5:05 p. m., Blogger Kalashnikov said...

¡Claro que sí! Yo el "Psicosoda" lo he dejado en la librería, porque tengo casi todas las historietas que salen. No sé, Vermut me gusta más en pequeñas dosis ;-)

¡Gracias por pasarte, Josep!

 

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