21.2.08

El guiño generacional de Fermín Solís

En su singladura por los géneros, Fermín Solís prueba suerte con la revista de autor (en las solapas se compara “Las pelusas de mi ombligo” con Eight Ball u Optic Nerve). La autobiografía siempre se le ha dado bien –sólo hace falta releer la saga de Martín Mostaza para corroborarlo—, pues el autor de Cáceres sabe seleccionar el material, separando lo anecdótico de lo que verdaderamente queda impregnado en la memoria. No obstante, esta publicación es también un pastiche de historietas de toda índole editadas en fanzines, y alberga personajes cómicos como Neil Chungo, Jose Mari, Ojos de Bolsillo, el Señor de las Moscas o Pater Nostrum, que exigen mayor continuidad. Solís nos abre su corazón y confiesa sus helados y golosinas favoritos. Porque la realidad que describe el creador de Cornelius Moon no suele ser cruda, sino amable: el grado de sinceridad / intimidad de sus páginas no va más allá de la comunidad de vecinos o las conversaciones de pareja. Sin embargo, puebla sus viñetas de rostros expresivísimos y golpes humorísticos muy logrados.

El segundo volumen de “Las pelusas de mi ombligo” es más heterogéneo e interesante. La búsqueda surrealista del dueño de un ojo de cristal en “El ojo” sobresale por encima de la media, al mezclar al Clowes de “Como un guante de seda forjado en hierro” y el Vázquez de Anacleto. La imaginativa y circense “Phantastique” tampoco se queda lejos. No es la primera ocasión en que Solís emplea la plumilla para dar un tono desenfadado a sus dibujos o conseguir la inmediatez del boceto. Luego nos habla de lo importante que resulta para los superhéroes cuidar la apariencia, o se marca un escote en plan “Busco a Jacques” que se alza como guiño generacional. El Tim Burton del “La melancólica muerte del Chico Ostra”, escenas costumbristas, conmovedoras reflexiones sobre la efímera relevancia de ciertos recuerdos, los nabucodonosorcitos, experimentos con el género detectivesco (que después desembocarían en “Lunas de Papel”)… Fermín Solís es uno de los autores españoles jóvenes más dignos y coherentes de los últimos años. Y mientras se saca de la manga el tercer número de su diario ilustrado, sólo cabe aguardar con impaciencia sus próximos títulos: “Buñuel en el laberinto de las tortugas” y “Astro-Ratón y Bombillita”.

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