3.6.08

Reseñas: Poguri

Poguri, de Isami Nakagawa (Ediciones Glénat, mayo de 2008). 144 páginas. B/N y Color. PVP: 8,95 euros.

Poguri destila un humor absurdo y ocurrente, lleno de gags a cada cual más sorprendente. Sin embargo, detrás de esos personajes estrafalarios y ese trazo naif se esconde una lógica interna indiscutible, donde abundan los rabos de lagartija y en general, seres vivos de toda índole. Leyendo el volumen, quizá por su reciente aparición, me han venido a la mente los hilarantes libros de “Los conejitos suicidas”, aunque los chistes de Nakagawa son distintos, como una mezcla entre cine mudo y el nonsense japonés.

Aquí encontraréis medusas transportadas por el viento, murciélagos eléctricos, corbatas hechas con peces frescos, combates de sumo inesperados, una nueva manera de mirar los cilindros de una caja de música, un cocinero de sushi volador, el hombre cactus, el hombre abeja y el señor del casco –una de las viñetas más graciosas del tomo—, ranitas aventureras, pulpos que se bañan en el té y un pack para fabricar tu propio calamar, el abuelo que sirve de anuncio, el pájaro del reciclaje, la rutina de la liebre-tortuga, las prestaciones de una mascarilla contra el resfriado y el aburrimiento, demostraciones de kárate, así como abundantes gatos y príncipes encantados.

Hay una manera idónea de conocer la filosofía del protagonista: en dos ocasiones, Poguri tiene la oportunidad de pedir un deseo a un genio. Pues bien, la primera vez se conforma con un bote de mermelada, y en la segunda ruega por convertirse en platillo volante. ¿No os acaba de conquistar?

La edición de Glénat incluye unas cuantas páginas en color y un divertido epílogo del autor. Por otra parte, además de las tiras cómicas al uso, el dibujante ha incluido en las hojas pares una serie de animaciones que recuerdan a aquel “Librito de las imágenes imaginables” de Fernando Hoyos que me encandiló en la niñez (destacan sobre todo el juego de la comba y los reflejos del charco). Sin duda, uno de los mejores mangas del año.