18.11.08

Reseñas: Argh! #5

Argh! #5, de varios autores (Pure Basure, noviembre de 2008). 48 páginas. Bitono. PVP: 5 euros.

El número azul y naranja de la revista coordinada por Jorge Parras y Félix Díaz parece ofrecer más libertad creativa a sus colaboradores, pues a la hora de desarrollar las historias ya no dependen de un único color. La entrega se abre, a mi juicio, con una de las portadas más flojas hasta la fecha (¿no resultaba más impactante el póster central?). Las tiras de Honky’n’Smonky mantienen el tono escatológico acostumbrado y esa mezcla tan especial de candidez y humor negro, además de presentar a un personaje que recuerda al Conde Draco. Bob Flynn nos enseña la mejor manera de vencer a un demonio de dos cabezas, incluyendo el cameo de una divertida criatura-manguera. Martín López, por su parte, narra la experiencia de un científico al que no respeta ni su propio chimpancé, que desemboca luego en una guerra microscópica. Néstor F. recupera a su niño rollizo, que en esta ocasión descubre las crueles matanzas de cerdos para terminar ejerciendo de guardaespaldas de su gorrino. Mandelbro guioniza varias páginas sobre una extraña conspiración de ciegos que quizá abran una nueva vía en la producción de Parras: tramas apocalípticas por encima del chiste en cada viñeta –su Fred Lamota encajaría a la perfección en este nuevo subgénero—. Otras veces, el autor de Llerk Valley satisface a sus fans más conservadores con Guou Llea! y el odioso Hombre Ardilla. Más allá del gore, Ferrán Esteve ironiza sobre las expectativas humanas, mientras Paola Gaviria repite inexplicablemente con sus enfoques imposibles y, eso sí, una buena anécdota. Jorge Pérez-Ruibal supone todo un hallazgo tras ver lo bien que utiliza el bitono en “Escarcha adolescente”. ¿También es el responsable de “Limalandia”? Pero sin duda, lo mejor de este Argh! es “Milk Wars” de Elfélix, donde relata otro sueño húmedo de Dog Boy. Además, sus labo rats seguro que darán mucho juego. Brais Rodríguez insiste en las metamorfosis surrealistas, la droga y los esqueletos, al tiempo que Molg H. homenajea a Escher a través de su lápiz óptico cruel e inquietante y Mar Malota nos regala otra lámina futurista. ¿Apostarán ahora por el verde y el amarillo juntos?