26.3.09

Onimbo

Onimbo, de Hideshi Hino (La Cúpula, diciembre de 2008). 204 páginas. Blanco y negro. PVP: 10,95 euros.

Onimbo tiene un imán especial para los traumatizados. Se acerca a ellos para saciar su apetito de gusanos infernales, quizá la forma material que adquieren los miedos de sus portadores. Pero antes le gusta verlos llegar hasta el límite del pánico, apostado en su capullo como una polilla. Luego reduce su tamaño, se adentra en el interior del poseído por cualquier orificio y pronuncia las palabras mágicas: “Shidehinohi Rumumuyo Gamma” (donde puede leerse el nombre del dibujante). Hideshi Hino sabe qué imágenes pueden impactarnos todavía y usa las alucinaciones para atestiguar que la realidad puede ser algo engañoso y peligroso. El mismo esquema se repite a lo largo de cuatro episodios que bien podrían conformar una serie animada de TV de horario nocturno: el niño que teme las algas y aparece dentro de una pecera; la joven rehén de un psicópata que revive continuamente su pesadilla; la estudiante taciturna y suicida vencida por la competitividad que recibe un perro muerto empaquetado, y la mujer asustada por un bebé maldito que mordisquea su pajarillo. En cada capítulo el Onimbo va más lejos, porque a veces hay otro mal detrás del mal, hasta toparse con su némesis: el Mamushimbo --esos cuernos extensibles tan Bobobo--.