29.5.09

El pequeño tigre rugidor

El pequeño tigre rugidor, de Reiner Zimnik (Kalandraka, 2009). 64 páginas. B/N. PVP: 12 euros.

Permítanme que por una vez me detenga en la literatura ilustrada de corte infantil y comente "El pequeño tigre rugidor" de Reiner Zimnik. Descatalogado durante muchos años (mientras otras obras suyas más conocidas seguían reeditándose), Kalandraka devuelve al autor de "La Grúa" a la actualidad para que las nuevas generaciones también puedan leer sus sabios consejos. Aquí presenta una fábula --otra de sus especialidades-- protagonizada por un atrevido felino que quiere vivir más allá de los bosques de Sosnovia. Los otros animales le alertarán del peligro que suponen los hombres, pero confiado por su rugido atronador sigue adelante con la idea: "Cuando se grita dentro de un bosque la voz resuena y parece mucho más fuerte de lo que en realidad es (...) Después de diecisiete días de viaje, el pequeño tigre llegó al final del bosque y se detuvo ante una montaña. A sus pies vio un río; a lo lejos, una ciudad; y en los campos, personas caminando detrás de bueyes, arando la tierra". Por desgracia se topará con una banda de ladrones que lo atrapa y lo va vendiendo a distintos zoos para forrarse. Maltratado, asustado y triste, el tigre comprobará que los animales salvajes no pueden vivir con las personas: "El pequeño tigre ya no tenía ganas de vivir. Se tumbó en el sueño y se echó a llorar (...) Seguían haciendo tanto ruido que al pequeño tigre casi se le para el corazón". Sin embargo, cuando todo parece estar perdido, un saltanoches sale en su ayuda y le indica cuál es el tren de mercancías que se dirige a su verdadero hogar, y en su lugar deja a los forajidos dentro de la jaula del zoo, con la consiguiente sorna popular: "Quien siempre tiene suerte y consigue todo lo que quiere, se vuelve perezoso y descuidad y tiende a pensar que nunca le va a salir mal nada, por eso suele ocurri que, al final, hasta los más astutos truhanes acaban siendo pillados, y además está bien que sea así". La historia, sencilla y de claro mensaje humanista (las fieras tienen sentimientos y los humanos carecen de escrúpulos) posee un trasfondo de lo más real y está llena de preciosas descripciones y acertadas sentencias: "Los tigres tienen una curiosidad muy grande, que supera su sentido común (...) El aguardiente es para los ladrones lo mismo que un refresco para el resto de la gente: podrían beber tres botellas una detrás de otra, y aún seguirían teniendo sed (...) Después les contó todo con detalle. Presumió un poquito e intentó quedar como un gran héroe, pero es que cuando alguien vive unas aventuras tan peligrosas como las que vivió el pequeño tigre, no podemos culparle de exagerar un poco: con eso no hace daño a nadie". No lo dejen pasar, les llenará el corazón de alegría y buenas sensaciones.