28.10.09

George Sprott (1894-1975)

George Sprott (1894-1975), de Seth (Mondadori, octubre de 2009). 96 páginas. Bitono. PVP: 17,90 euros.

Seth parece aquí movido por el mismo ímpetu nacionalista que empujó a Chester Brown a realizar Louis Riel. Este trabajo se ha comparado de manera fundamentada con el de Chris Ware, y se aprecian similitudes como la narración fragmentaria (más patente en la secuencia contrarreloj de los últimos minutos de vida de George Sprott); la apuesta por un catálogo de composiciones variopintas --desde las dobles páginas a las planchas desplegables que guardan los recuerdos más íntimos, extras que obviamente no incluía la versión para el New York Times--; el gusto por los troquelados, que en el caso del autor canadiense se muestran ya construidos (y la imperfección de sus aristas ponen de manifiesto un autor más humano); o la adopción de un discurso objetivo cercano al documental, aunque la frialdad suele ser una constante últimamente (y citar a Clowes es casi obligado). Sprott es descrito en todas sus facetas: un narcoléptico fracasado en el amor que comparte su pasión por el ártico a través de fascículos para niños o grabaciones para TV. Se suceden las entrevistas a allegados, sueños y alucinaciones, pasajes del pasado en el seminario, destacando el papel de los asiduos a sus conferencias o los coleccionistas de objetos. Seth realza la complejidad del ser humano al tiempo que demuestra la capacidad camaleónica del cómic para convertirse en reportaje en profundidad.