5.12.05

Reseñas: Juventud Cabreada #2

Juventud Cabreada #2, de Johnny Ryan (La Cúpula, diciembre de 2005). 68 páginas. PVP: 5,95 euros.

Este segundo volumen de Juventud Cabreada, al igual que el primero, es un descacharrante pastiche de historias cortas de Johnny Ryan, en su mayoría protagonizadas por Loady McGee, el joven con problemas de acné de la cubierta. Publicado originalmente por Fantagraphics (y editado sabiamente en España por La Cúpula, que dobla el precio de los Bruts a base de lomo y unas cuantas páginas más), esta serie reúne algunos de los chistes más escatológicos que haya leído nunca.

En este número, las tribulaciones de Loady se inician después de que su madre lo eche de casa sin contemplaciones, pues ni su amante ni ella lo soportan. En su periplo solitario se topará con Sinus O'Gynus, secundario habitual que acaba de echarse una novia liliputiense. Las relaciones familiares llegarán al paroxismo cuando confunden a McGee con un negro y tratan de ahorcarlo.

Pero Ryan va intercalando otros personajes en su revista de cabecera: El Camarero Sordo o Polvo y Mierda son dos chistes malos contados con bastante gracia. Por su parte, Mi padre fue a un campo de concentración y estaba bien reúne diversos gags (al más puro estilo La Codorniz) entorno al exterminio de los judíos -y conociendo al lobby semita, el dibujante facilita su apartado de correos, por si quisieran opinar-. Los moros salen igualmente mal parados en Los terroristas islámicos se van de fin de semana, solucionando todo a base de pirotecnia nuclear. Para completar la caricatura política, Hipler muestra a un Führer renovado tras contratar a un asesor de imagen. ¡No podía consentir que Cosmopolitan lo tachara de repulsivo!

El dibujante se atreve incluso con una divertida blaxploitation de los Masters del Universo, con He-Man y Skeletor llámandose de todo menos bonito. Mientras, los más nostálgicos recordarán a la Pandilla Basura al pasar las páginas de Blecky Yuckerella, que nos enseña a cazar pájaros con los pies y nos presenta a su primer amore, freakie Wedgie. Transcribo unas palabras emitidas por su profesor durante una clase:

-Niños, tenemos que aprender a respetar los hobbies de los demás, incluso cuando son totalmente gilipollas.

Cuando volvemos a las crónicas de Loady McGee, es como si nada hubiera sucedido. Esto es, el autor no mantiene la continuidad, lo cual le permite matar y rematar a su antojo a sus sucias criaturas. Lo mejor es que sigue resultando ocurrente ver cómo el protagonista sufre amnesia al comienzo de cada capítulo. Borrón y cuenta nueva: Sinus y su colega Larry el sudoroso se apuntan a la escuela de cómic que imparte Loady. Allí serán conocerán los diez mandamientos del glorioso autor de Las Ardillas Halterofílicas (historieta de una hoja que aparece en este tomo). Más tarde, acompañaremos a estos jóvenes cabreados durante una desenfrenada noche de Halloween.

Esta joyita del underground americano se cierra con Tiempos Difíciles, una radiografía de Ed el ex marido plagada de cigarrillos Kent, Dunkin' Donuts y lefa comestible donde el trazo de Ryan recuerda más que nunca a aquellos horrorosos Beavis & Butt-Head.