29.5.09

Bacterias, de Calo

Bacterias, de Calo (Planeta de Agostini, mayo de 2009). 116 páginas. Color. PVP: 12,95 euros.

Planeta empieza a pujar en serio por los autores españoles (confiemos en que sirva para promocionarlos en el extranjero) con una nueva colección --Forum-- en tapa dura, y uno de los primeros títulos en llegar a las librerías ha sido "Bacterias", de Calo. Este álbum a color dobla en extensión al anterior "Recluta con alien" y quizá contenga mayores aspiraciones y expectativas. Contextualizar el argumento partiendo de la prehistoria es algo que ya habíamos visto en tebeos de Ibáñez o películas como "2001, Odisea en el Espacio". Podría analizarse como un exceso de trascendentalismo, pero el autor de "Al servicio de las damas" sabe hilvanar los distintos tiempos (el mono dibuja la ciudad y el hombre hace pinturas rupestres), dividiendo la historieta en episodios no explícitos que aportan ritmo al relato. También podrían justificarse los discursos filosóficos de Vincent por su profesión de artista --es curioso que el autor haya bautizado sus personajes con nombres francófonos, sin duda borda la línea clara hasta en ese aspecto--. Luego situará la acción en un futuro en que la Tierra desaparece (se menciona Dr. Who en los diálogos), con la intención de realzar el eslogan de "bacterias en un mundo mayor que no comprenden". Entre la novela sentimental y la intriga, Calo va ahondando en la piel de sus criaturas: Elodie, una madre soltera responsable y el citado pintor bohemio intercambian sus caracteres según van intimando; mientras él hace de canguro, ella aprovecha para salir con los amigos. Otros secundarios, como el hermano adolescente problemático --que cerrará la aventura de manera circular--, las hijas o el mendigo, incrementan el interés de la narración (sobre todo con esa referencia directa a "La Grúa" de Zimnik, que tantas veces hemos recordado en el blog). La tensión sexual inherente a las viñetas del creador de "Dios los cría" se consuma tras un desastroso fin de semana en el campo --cuidado con la perspectiva en esa escena de coches [pág. 54]--. Como en su anterior propuesta, Calo combina blanco y negro y color para acentuar la desolación de los protagonistas (preciosa ilustración a toda página, por minimalista, en pág. 92), y emborrona ciertas esquinas con tinta negra y ¿esponja? cuando quiere aumentar la tensión. Hacia el final --con una persecución ejemplar que recuerda al último Lapinot--, mientras van cerrándose los cabos sueltos, la fuerza de los sentimientos terminará desbaratándolo todo. El volumen se cierra con una galería de bocetos y comentarios del dibujante. ¡Apoyen el producto nacional y lean esta disfrutable novela gráfica!

El pequeño tigre rugidor

El pequeño tigre rugidor, de Reiner Zimnik (Kalandraka, 2009). 64 páginas. B/N. PVP: 12 euros.

Permítanme que por una vez me detenga en la literatura ilustrada de corte infantil y comente "El pequeño tigre rugidor" de Reiner Zimnik. Descatalogado durante muchos años (mientras otras obras suyas más conocidas seguían reeditándose), Kalandraka devuelve al autor de "La Grúa" a la actualidad para que las nuevas generaciones también puedan leer sus sabios consejos. Aquí presenta una fábula --otra de sus especialidades-- protagonizada por un atrevido felino que quiere vivir más allá de los bosques de Sosnovia. Los otros animales le alertarán del peligro que suponen los hombres, pero confiado por su rugido atronador sigue adelante con la idea: "Cuando se grita dentro de un bosque la voz resuena y parece mucho más fuerte de lo que en realidad es (...) Después de diecisiete días de viaje, el pequeño tigre llegó al final del bosque y se detuvo ante una montaña. A sus pies vio un río; a lo lejos, una ciudad; y en los campos, personas caminando detrás de bueyes, arando la tierra". Por desgracia se topará con una banda de ladrones que lo atrapa y lo va vendiendo a distintos zoos para forrarse. Maltratado, asustado y triste, el tigre comprobará que los animales salvajes no pueden vivir con las personas: "El pequeño tigre ya no tenía ganas de vivir. Se tumbó en el sueño y se echó a llorar (...) Seguían haciendo tanto ruido que al pequeño tigre casi se le para el corazón". Sin embargo, cuando todo parece estar perdido, un saltanoches sale en su ayuda y le indica cuál es el tren de mercancías que se dirige a su verdadero hogar, y en su lugar deja a los forajidos dentro de la jaula del zoo, con la consiguiente sorna popular: "Quien siempre tiene suerte y consigue todo lo que quiere, se vuelve perezoso y descuidad y tiende a pensar que nunca le va a salir mal nada, por eso suele ocurri que, al final, hasta los más astutos truhanes acaban siendo pillados, y además está bien que sea así". La historia, sencilla y de claro mensaje humanista (las fieras tienen sentimientos y los humanos carecen de escrúpulos) posee un trasfondo de lo más real y está llena de preciosas descripciones y acertadas sentencias: "Los tigres tienen una curiosidad muy grande, que supera su sentido común (...) El aguardiente es para los ladrones lo mismo que un refresco para el resto de la gente: podrían beber tres botellas una detrás de otra, y aún seguirían teniendo sed (...) Después les contó todo con detalle. Presumió un poquito e intentó quedar como un gran héroe, pero es que cuando alguien vive unas aventuras tan peligrosas como las que vivió el pequeño tigre, no podemos culparle de exagerar un poco: con eso no hace daño a nadie". No lo dejen pasar, les llenará el corazón de alegría y buenas sensaciones.

27.5.09

Marcopola: La isla remera

Marcopola, de Jacobo Fernández (Bang Ediciones, mayo de 2009). 56 páginas. Color. PVP: 13 euros.

"¡Mecachis! No puedo con las estrellas, ¡qué bonitas son!"

Uno de los títulos más interesantes de la nueva ración de tebeos infantiles de la colección Mamut es sin duda la isla remera de Jacobo Fernández, que el año pasado nos brindó un par de obras de cabecera: las protagonizadas por Archimboldo y Cacauequi. Si bien ya había probado suerte en el género para niños con historietas cortas en 2VB o ilustrando libros, ahora por fin presenta su primer proyecto largo, y el examen lo ha pasado con éxito. Inspirada en un clásico como El Principito (o al menos eso hacen pensar secundarios como el aviador Libro y la serpiente Demoneta), la singladura de Marcopola terminará en el país de los gigantes junto al extraviado Serafín. Por el camino --remo en mano-- hablará con las estrellas, sentirá las cosquillas de las mariposas y descubrirá la flor que se transforma en cactus. Fernández ha simplificado su trazo un pelín para conectar con los jovencísimos lectores potenciales, y sus preciosos colores sólo se enturbian cuando la amenaza hace acto de presencia. Confiemos en que personajes tan entrañables como Astro-Ratón, de Solís, o esta simpática islita disfruten de continuidad en el futuro. ¿Veremos a Marcopola convivir con piratas?

25.5.09

Usted #5

Usted #5, de varios autores (Ediciones Valientes, mayo de 2009). 48 páginas. Blanco y negro. PVP: 3 euros.

Pese a haber firmado recientemente para editoriales como Bang, Dolmen o Planeta, Esteban Hernández continúa con su odisea particular y, aunque ha tardado en salir, en el último Usted reúne a lo más granado del tebeo nacional. Miguel B. Núñez (en breve saca un monográfico recopilatorio de la mano de Polaqia) nos narra la suerte de un estilita sin escrúpulos; el tándem --o tango-- argentino formado por Arandojo y Carosia siempre trae algo interesante y aquí se esmeran con un enigma cíclico escondido en muñecas rusas; Fermín Solís no sólo ha retomado a su álter ego Martín Mostaza para 2VB, sino también a uno de sus personajes más entrañables: ¡Pater Nostrum! Él actúa de buena voluntad, pero las consecuencias suelen ser las peores. Carlos Vermut ya no se prodiga como antes (no sé qué decir del tomo que publicará pronto Astiberri) y "Bubbles" pertenece a esa etapa en que dominaba el relato corto. Otros colaboradores son Álvaro Nofuentes, Martín López y Paco Redondo, cuya adaptación de "El Regalo" se antoja un impactante híbrido entre Purita Campos y la EC Comics. Como en números anteriores, el fanzine incluye microcuentos ilustrados (David Ruiz, Iván Rojo y Mik Baro) que encajan con naturalidad --por el tono-- en la propuesta de Hernández. Éste aporta cuatro historietas inéditas ("Hand Rolling Tobacco" me suena, ¿la habré leído en la web?), entre las que destacaría su mano a mano con Carlos Maiques, titulada "Love: Racing Time", donde se aparta de su habitual costumbrismo urbanita para arrimarse con éxito al manga futurista. Y en la cubierta, simpáticas mascotas artificiales llenas de humo... Próximo capítulo: "Suéter".

El rey de las moscas, de Mezzo y Pirus

El rey de las moscas #1: Hallorave, de Mezzo y Pirus (La Cúpula, abril de 2009). 64 páginas. Color. PVP: 18 euros.

Si bien el precio y el tamaño de este volumen podrían asustar al lector medio, uno comprueba enseguida que los diez relatos interconectados de Mezzo y Pirus --en estado de gracia y a todo color-- no se merecían otra cosa que cartoné. Todo empieza en una fiesta, cuando Eric se coloca la máscara con forma de cabeza de mosca. A partir de ahí, cuanto sucede alrededor de este joven desempleado, atractivo y aficionado a las drogas será narrado desde el punto de vista de los demás personajes de esta novela por entregas. En sus páginas, el monólogo interior predomina sobre el diálogo, un tipo de discurso que aumenta el estremecedor hieratismo de los autores de "Negro oscuro". Abonados al estilo cinematográfico y naturalista, entre Tarantino y Burns, los creadores de "El rey de las moscas" se centran aquí en la violencia, el sexo, el poder y las alucinaciones surgidas en torno a una serie de perfiles problemáticos, tanto adolescentes como adultos. El follador, la camarera, el padre / madre superprotector, la muchachita que se lía con un señor mayor, el camello, la virgen, el rock and roll... Todos tienen cabida en este drama ciberpunk / retrofuturista de ambientación europea. Pero más allá de los clichés, Mezzo y Pirus logran acongojar gracias a la frialdad con que actúan sus criaturas (casi siempre, abandonadas al borde del cataclismo), y a medida que se va cerrando el puzzle, se antojan tan interesantes por lo que cuentan como por lo que se imaginan. Los acontecimientos se precipitan cuando entra en juego el Gran Ringo --igual de poderoso que cualquiera de sus colegas de reparto-- y las pesadillas de esta generación perdida tocan a su final de un modo, a mi juicio, confuso, quizá porque quedan en la recámara otras historias por contar. Aun así, uno de los tebeos más llamativos en lo que va de año.

22.5.09

Bizarro Comics

Bizarro Comics, de varios autores (Planeta de Agostini, enero de 2009). 432 páginas. Color. 30 euros.

Degustando en pequeños sorbos el Bizarro Comics (publicado originalmente en dos tomos) me acuerdo de aquella colección de Películas Disney que tenían un formato similar. La compilación se abre con la historieta de Chris Duffy y Stephen DeStephano que justifica --aunque no tenía por qué-- el grueso de lo que vendrá a continuación: Mxyzptlk escoge por error a Bizarro para enfrentarse a un alienígena todopoderoso (¿acaso no lo son ellos también?) con viñetas de los héroes más populares de DC. Enumerar todos los autores que colaboran en el especial sería demasiado --sus microbiografías ya ocupan varias páginas al final del volumen--, así que sólo nombraremos los más destacados (Evan Dorkin, un ejemplo de implicación). Un Craig Thompson muy cartoon se pregunta qué ocurre con las creaciones del anillo de Green Lantern cuando él ya no esta allí (genial igualmente es su revisión del Espectro); Tony Millionaire aporta su visión estremecedora de Batman y Robin, que la encajan a la perfección --una pena los pixelados--. Dean Haspiel nos devuelve el sabor ingenuo de las viejas hazañas de Shazam, por no hablar de la archiconocida aventura de la canguro de Superman a cargo de Kyle Baker (casi prefiero su otra aportación, protagonizada por Alfred). Otros creadores nos hacen pensar en un Aquaman huraño y acomplejado, o bien nos trasladan a una fiesta pasada de moda con los Metal Men (ay, aquellos tiempos de la JLA de Giffen y DeMatteis). De la mano de Jessica Abel asistimos a un encuentro entre Supergirl y Mary Marvel en una cafetería, pero hay recreaciones menos respetuosas, como la versión de Kamandi de Tom Hart y el propio Dorkin, o la fijación con Wonder Woman de Dave Cooper. Resulta sorprendente ver cómo se adapta al medio James Kochalka, o comprobar que los parques de atracciones continúan siendo escenarios habituales para los superhéroes --atención al espectacular trazo de Tim Lane--. Algunos episodios esperpénticos dejan patente el peso de la escuela Mad --y hay quien alcanza el paroxismo, como el mono maravilla de Wartella o la Abeja Roja de Bagge y Hernandez--, mientras que otros más serios o experimentales bien podrían haber formado parte de la colección Solo. Dylan Horrocks sobresale tanto de guionista (con esa descripción del tiempo detenido a través de los ojos de Flash) como de dibujante --esa historieta a modo de lienzo con carreras de caballos de por medio--. Si Eddie Campbell y Paul Grist se fijan en la agotadora rutina de los metahumanos, Dupuy & Berberian ofrecen un Batman lleno de glamour. Por último hay experimentos manga, operetas y la constatación de lo descoordinados que son en la Legión de Superhéroes.