31.8.05

¿Quién inspiró a Brandy, de Liberty Meadows?

Una vez adquirido el primer volumen de Liberty Meadows -una recomendable lectura para cualquier día del año-, leo en la entrevista a Frank Cho que para crear a su personaje de Brandy, la despampanante psicóloga de la reserva de animales, se inspiró en dos artistas: Linda Carter, la mujer que encarnó a Wonder Woman en la pantalla; y la modelo underground Bettie Page. Os dejamos una secuencia fotográfica para que cada uno saque sus conclusiones:



Linda Carter (sin el traje de la Mujer Maravilla).



Bettie Page con uno de sus modelitos de cuero.



La auténtica Brandy y el patito Truman.

30.8.05

Lo próximo (novedades hasta fin de año)

Empieza el curso, los coleccionables de prensa tocan a su fin y retornan las novedades editoriales... Apenas ha habido confirmaciones de fechas, pero he aquí una selección de los tebeos más interesantes que aparecerán hasta final de año (o los cómics que este humilde redactor de blogs no piensa dejar pasar):

En septiembre se inicia por fin la anunciada colección de Lucky Luke a cargo de Planeta. Los tres primeros números saldrán a muy buen precio: Los primos Dalton a 2,95 euros y el pack formado por El ferrocarril en la pradera y Lucky Luke contra Joss Jamon a 7,95 euros, precio que se mantendrá durante el resto de la serie.

En cuanto al manga, tanto La Cúpula como la mencionada Planeta tienen proyectado sacar a la venta a finales de octubre/noviembre dos títulos de lo más sugerente: El chico gusano, la segunda obra de Hideshi Hino editada en nuestro país, en lo que pretende ser una biblioteca dedicada al maestro del horror moderno. La editorial de la familia Lara presentará en esos días MW, una historia donde Osamu Tezuka explora la crueldad humana en un tomo único de formato big manga.



Dentro de la producción americana, hay que destacar la recuperación de ciertas cabeceras de calidad contrastada, como el esperadísimo primer volumen del Cuarto Mundo de Jack Kirby, o los Nuevos Titanes (Wolfman/Perez), serie regular con ejemplares de 128 páginas a 7,50 euros. Por otra parte, a finales de 2005 aparecerá Zero Girl, serie limitada de Sam Kieth que sus seguidores españoles llevan aguardando desde que lo anunciara Planeta hace meses.



La continuidad de Las aventuras de Batman, Shade o El escapista son otra buena nueva para los amantes de la historieta. La edición en tamaño digest de las hazañas animadas del Señor de la Noche, según las consultas realizadas a la web de Planeta de Agostini, no está demasiado clara: la serie americana terminaba en el número 17, pero "ya que los libros tienen aparición trimestral no hemos tomado decisiones al respecto" (sic). Lo que sí parece seguro es que el año que viene se publique la versión cartoon de Superman.

Por último, Dolmen ya anunciado el número 4 de Kane (Paul Grist) para este mes que entra, una colección indispensable a la que están dotando de buena periodicidad.

29.8.05

Rip Kirby: El trono de Credonia (El País)

Con un poco de retraso (hasta ayer no pude leerlo), he aquí la prometida reseña del volumen número 27 de la colección de cómics de El País, dedicado a Rip Kirby. El álbum, de 62 páginas, contiene tres historias: El trono de Credonia (1974), Los hechizos del Dr. Zadan (1986) y La jaula de esmeraldas del Amazonas (1987). Sus autores, John Prentice y Fred Dickenson, continuaron la labor de Alex Raymond hasta 1999, momento en que el personaje abandona su mundo de acción y aventuras para dedicarse a la enseñanza.

Ante semejante material, Planeta debió optar por centrarse sólo en la producción del creador de Flash Gordon, que según los expertos aporta las tiras más originales de la serie. Un servidor no ha podido leer la edición apaisada de Biblioteca Grandes del Cómic, pero el tomo aparecido en el coleccionable corrobora esta apreciación: se trata de un héroe decadente, con argumentos predecibles y un ritmo que se ralentiza en el desarrollo -quizá a causa de las repeticiones propias de los strips-, para luego presentar un final rápido y poco convincente. Supongo que la selección realizada por el periódico tiene parte de culpa, pero es un sentimiento que se repite a menudo entre los lectores españoles. Hablo de esos clásicos del tebeo de los que se habla tanto, de esas joyas del noveno arte que suelen publicarse en España con varias décadas de diferencia. Muchas pierden su efectividad con el paso del tiempo (lo cual debería poner en tela de juicio esa misma etiqueta de clásico), y tenemos que conformarnos con ediciones baratas de EC Comics, por ejemplo, que ya no causan ni la mitad de impacto que en su día.

Volviendo al ejemplar de Pasión por los Cómics, la primera aventura nos presenta a un Rip Kirby que prueba a dejarse barba y ver si ocurre algo. Pese a las críticas de su mayordomo Desmond, el detective empieza a sufrir contratiempos propiciados por su parecido con el príncipe Bartho, un candidato al trono de Credonia al que unos mafiosos pretenden silenciar para que el progreso, los casinos y los coches de marca se introduzcan en la tierra. El segundo episodio se centra en Lita Chiara y su abuelo, que parece ser víctima de un embrujo. Kirby demostrará que las argucias del Dr. Zadan, más allá del poder mental, son sucias argucias ejecutadas por sus esbirros mediante cerbatanas y copas envenenadas. Por último, los autores nos trasladan al Amazonas para narrarnos la búsqueda de un tesoro escondido que pertenece a la familia de Pamela Forbes, una intrépida amante del protagonista. Tan exótica trama se salda con un par de escenas de rápidos en el río y un doble fondo en el cofre de las esmeraldas. Como mencionaba arriba, la lectura resulta un tanto decepcionante después de leer artículos y críticas tan positivas sobre esta serie.

26.8.05

Roco Vargas: La estrella lejana (El País)

Mi primer encuentro con la obra de Daniel Torres fue el anuncio de helados Avidesa. Poco después me llenarían de intriga las cubiertas de Opium que reproducía la revista El Cairo, que uno de mis hermanos compraba esporádicamente. Entonces no sabía lo que era la línea clara ni los trazos modernistas, a pesar de una etapa juvenil marcada por la lectura de cómics europeos. Adentrarse ahora en el universo de Roco Vargas supondrá una gozada para los entendidos: sus viñetas están llenas de referentes y sus cuadros de multitudes futuristas son auténticas obras de arte. Si unos comparaban a nuestro Carlos Giménez con Will Eisner, Daniel Torres ha de equipararse cuando menos con Moebius; no por el estilo de dibujo, sino por compartir la saludable tendencia de relativizar los géneros de la historieta.

En La estrella lejana hallaremos los orígenes gloriosos del protagonista, en una trama narrada en flashback a sus camaradas Rubí y Sansón. La acción se sitúa en el instante en que Roco conoce al científico Pierre Covalsky, que lo adoptará como aprendiz mientras en las calles se debate una guerra. Años después, tras reclutar a Saxxon y Panamá, otros aventureros siderales, serán contratados por el Gobierno de Urano para desarrollar un motor de propaxol capaz de recorrer el Sistema Solar en pocas horas. Pero el avance de la tecnología volverá a caer en las manos equivocadas y en las mentes más ambiciosas, de manera que alguien deberá deshacer el entuerto.

La edición de El País, de 60 páginas, contiene una galería de ilustraciones y carteles así como un brevísimo repaso de la serie. Tras una ávida lectura no puedo dejar de resaltar dos momentos estelares del álbum: "¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es chatarra!", dice Vargas al ver estrellarse la nave de unos visitantes. La otra escena hilarante se produce cuando se pone en funcionamiento el laberinto de información de Urano, que aúna los métodos más arcaicos con los más avanzados... ¡Vaya lío!

25.8.05

Comentarios en prensa sobre el fanzine Mudhoney

El pasado domingo, el suplemento semanal LV2 de La Voz de Cádiz (que comparte contenidos con otros periódicos del grupo Correo) publicaba un entretenido artículo de Borja Crespo sobre el fanzine Mudhoney titulado "Miel y barro". El periodista charla con sus dos creadores, Pablo Vázquez y Fernando García sobre el mérito de la autoedición y aclaran qué es freak y qué no según los criterios de la revista. Podéis leer la entrevista entera en este enlace. Resulta esperanzador ver que aún queda espacio en la prensa para mencionar un tipo de material cada vez más escaso en nuestro país. Hoy en día continúan con vida el 2.000 Maníacos y pocos más, con tiradas mínimas.

22.8.05

La vida es buena si no te rindes (autoayuda)

Después de mi primer acercamiento a Seth con Ventiladores Clyde, ya iba siendo hora de conocer su obra de cabecera: La vida es buena si no te rindes (Sins Entido). Bajo el mismo prisma -su gusto por retratar la arquitectura y la flora canadienses a dos tintas-, el autor nos ofrece una historia autobiográfica (ignoramos hasta qué punto es fidedigna, pero transmite sinceridad) donde se dibuja como un hombre anclado en el pasado al que le cuesta mantener el interés por los demás. En esta encrucijada, el artista se verá obsesionado por la labor de Kalo, un ilustrador que colaboró con el New Yorker y desapareció sin dejar rastro. El rastreo de sus obras y la reconstrucción de su vida enhebrarán la trama de la novela de principio a fin.

Seth salpica su discurso con chistes malos, recuerdos de infancia, momentos mágicos y grandes citas. A pesar de su gusto por la excesiva descripción de paisajes nevados, el dibujante nos cautiva con su personaje de Annie, la loca del motel, o con su visión del santo y paciente Chet (Chester Brown, colega de profesión, también presente en el Peepshow de Joe Matt) durante las charlas existenciales que mantienen. Cuando el ritmo se ralentiza, los diálogos nos entregan joyas como ésta, parafraseando a Linus, el amigo de Charlie Brown:

-No me gusta afrontar los problemas. Creo que la mejor manera de reolver un problema es evitándolo. Ésa es mi filosofía. No existe problema, por muy grave o complicado que sea, del que no pueda huir.

Si ya conquistó nuestro corazón con el menor de los Clyde, ahora volvemos a identificarnos con el protagonista en esa búsqueda que requiere una pizca de voluntad e ilusión por su parte. Se trata una de esas historias metalingüísticas con hipertexto (¿recordáis David Boring?) donde todo gira en torno a otro tebeo, un verdadero placer para los amantes del género. Por otra parte, Seth logra tocar la fibra sensible con estas páginas procedentes de Pallookaville:

-Debes comprender que papá murió cuando yo tenía 19 años. Hay muchas cosas que nunca pensé en preguntarle y que él no se molestó en decirme. Cuando fui lo bastante mayor para preguntarme esas cosas... él ya no estaba.

-Lo entiendo. Cuando se es adolescente no suelen interesarte cosas como la historia de tu familia.

La edición de Sins Entido es del todo impecable: contiene un apéndice con el álbum familiar, los originales de Kalo que Seth consiguió reunir y un glosario de nombres propios. Además respeta los fundidos en negro entre cada una de las seis partes del libro.

Recientemente releí El soñador de Will Eisner, y la asocié a La vida es buena si no te rindes, quizá por tratarse de otra autobiografía visual. Allí el autor muestra su esfuerzo por alcanzar un sitio en el negocio de los cómics durante la Gran Depresión. Al observar cómo se apiñan los creativos en el estudio, su socio afirma:

-¡Parece más una galera de esclavos egipcios que un estudio de comic-books!

La pasión de Seth -alias de Gregory Gallant- por las causas perdidas de la intrahistoria deja huella, y no podemos evitar encontrar paralelismos al enterarnos de que el fabricante de Jesmar, ante el sombrío futuro que le aguardaba a su empresa juguetera, se ha suicidado. Al más puro estilo Drawn & Quarterly.

21.8.05

¡Nuevas tiras del Francotirador!: Epílogo

Cuando creía que se me habían agotado las ideas para la tira cómica de este blog, y a punto de tirar la toalla tras mi tímido regreso a los rotuladores, se me ocurrieron dos entregas más para nuestro strip independiente. Con el resto suman un total de doce páginas, y funcionan, sobre todo la número 10, a modo de epílogo para la serie. Al menos mientras no tenga continuación, que es lo más probable.


Por otra parte, El Francotirador cumplirá un año de vida en apenas un mes, y para celebrarlo estamos preparando una edición limitada en papel que podréis adquirir gratuitamente si mandáis vuestra dirección postal a mi cuenta de correo: kalashnikov78@gmail.com.



Podéis leer todas las viñetas en El Francmasón con un tamaño más legible.

19.8.05

Superserdo # 9: lo mejor de Shelton

Wonder Wart-Hog, El Superserdo #9, de Gilbert Shelton (La Cúpula, agosto de 2005). 52 páginas. PVP: 2,50 euros.

Paradójicamente, La Cúpula ha esperado al penúltimo número de Superserdo en Fuera de Serie Cómix para reeditar una obra descatalogada durante casi veinte años: El Sueño 100.000 de Philbert Desanex. Esta historieta larga, protagonizada por el álter ego del serdo de asero, está considerada por muchos como la mejor y más desternillante obra de Gilbert Shelton junto con la Vuelta al Mundo de los Freak Brothers.

Concebida gráficamente como tiras de ocho viñetas por página, Shelton alterna el humor sin palabras (que recuerda a Sergio Aragonés) con la espontaneidad de un sueño sin pies ni cabeza: desde la clásica caída al vacío, pasando por pterodáctilos y perros rabiosos o la recurrente desazón de andar desnudo entre la gente... Para dotar de ritmo la acción, el dibujante encadena varias detenciones y huidas; en una de ellas volverá a casa para percatarse de que el tiempo no ha cambiado nada. ¡Hasta su amor de juventud, Emmy June, le espera con los brazos abiertos! Pero cuando todo parece ir bien, Philbert es apresado por unos piratas que lo esclavizarán y le harán pedalear a bordo de un galeón. Tras una fuga submarina, se verá recluido en una isla por el régimen comunista. Sin embargo, después de estudiar los dogmas del sistema y tener una iluminación en una cúpula se alzará como el nuevo y carismático líder rojo. En su intento por lograr la paz a través del teléfono rojo, blanco y azul que le comunica con el presidente de EEUU, se desencadenará una guerra atómica sin precedentes. ¡Y atención al contraataque capitalista!

Esta edición incluye además, a modo de prefacio, los sueños 99.998 y 99.999, así como una historieta corta de 1989 titulada "Philbert Desanex se compra un televisor". Si aún no conoces a Shelton, uno de los gurús del underground americano, ésta es la ocasión perfecta para empezar a hacerlo: una aventura sin parangón a un precio increíble.

Spirit: Guerra de Bandas (El País)

El segundo volumen que El País dedica a Spirit continúa la estela del primero: incluye siete nuevas historias fechadas en 1940, hasta un total de 60 páginas. Contiene asimismo un artículo titulado "The Spirit: cómo surgió", firmado por Will Eisner, publicado ya seguramente por Norma en su colección de Archivos, donde habla de personajes como Mr. Mystic y Lady Luck, que compartían el encarte del periódico con Denny Colt en esos años.

Centrado en las aventuras de gángsters, en este álbum el protagonista aún está en plena construcción. Sólo algunos detalles dan muestra de su personalidad: es atlético e intrépido en sus apariciones y posee un gran sentido del humor. De hecho, los mejores instantes de lectura nos los proporcionan las escenas más cómicas: cuando Spirit intenta escapar de las garras de Ellen Dolan, el curioso casco de Ebony o la hipnosis fatal del pobre Homer (el ex amante de la hija del comisario). A mi juicio, las mejores historietas son "El viril arte de la defensa personal", con un hermoso moratón a modo de cubierta, y "Slim Pickens", donde Eisner vuelve a enseñarnos el camino de la bondad humana.

Según el autor, la mejor cosecha de Spirit tuvo lugar en 1945, a su vuelta de la guerra. Entre sus preferidas destaca "La historia de Gerhard Schnobble". Sin embargo, resulta una gozada analizar al Eisner más académico y primerizo con este tomo que salió en los quioscos el pasado jueves.



>> Actualidad de los coleccionables: mientras El Mundo incluye La vuelta al mundo de Zipi y Zape en su ejemplar más reciente, descubro cómo resulta más complicado encontrar estas promociones en las poblaciones pequeñas que en las grandes ciudades. Mi corresponsal en la costa ya se ha agenciado el Rip Kirby de hoy, pero nuestro comentario se atrasará hasta el día de la entrega.

16.8.05

Ex presidente con pasado célebre en la Ci-Fi

Si nada varía, éste será el último post que escriba apostado en mi residencia de verano. Por eso mismo, en nuestra tendencia de tratar asuntos frívolos para una ligera digestión estival, he creído acertado referirme aquí a los anuncios de cómics de mediados de los setenta. Mientras rescataba del zulo de los recuerdos algunas páginas amarillentas cuyo era valor incalculable, me tropecé con unos cuantos mensajes al lector que difícilmente podrían superar hoy las promociones de cualquier editorial española:



Nos venden un producto que reúne los ingredientes básicos para que una serie obtenga éxito: se trata del regreso de alguna celebridad que las nuevas generaciones aún desconocen; y además de la acción inherente a la historieta, el título se presenta en formato de coleccionista. Sigamos leyendo...



Las grandes empresas de comunicación saben que el secreto está en hacer creer a sus clientes que son los más listos del mundo. Entre los aficionados al cómic se encuentran, por otro lado, verdaderos cerebros plagados de datos concretos y cifras fidedignas. Su utilidad en la vida diaria, sin embargo, es muy dudosa. Hemos decidido omitir nuestros comentarios acerca de la ortografía puesto que en esos años aún se abogaba por no acentuar las mayúsculas.



Empezamos a comprender de qué nos están hablando: se trata de un anual a todo color, pero dan por sabido (avezados lectores) el nombre del héroe en cuestión. Este aparente error es subsanado más tarde, cuando nos damos cuenta de que es una de esas campañas misteriosas en donde no se menciona el artículo que se oferta hasta el último instante, un auténtico colofón de curiosidad satisfecha:



¡En efecto! Un antepasado de nuestro ex presidente José María Aznar, era un mito de los viejos tebeos de ciencia-ficción. El resto de la historia, ejem, es de sobras conocida.

13.8.05

Críticas: Sin City (la película)

El intento de Robert Rodríguez por "trasladar el cine a la novela de Frank Miller", como se ha podido leer en prensa esta semana, ha fructificado en un producto menos comercial de lo que se podía imaginar. Al espectador que no haya leído una página de "Sin City" en su vida le resultará larga, y se preguntará: "¿Por qué no han contado las tres historias en paralelo?". Estamos desacostumbrados a que los directores sean verdaderos apasionados del cómic, y el engendro de dos puristas jamás será condescendiente con el público mayoritario.

Es difícil quitarse de la cabeza "Kill Bill" cuando circulan tantos miembros amputados. Recuerdan a Tarantino esas historias de venganza en que un justiciero trata de devolver la honra a la chica vejada de turno, esa narración lenta y escrupulosamente cronológica de los acontecimientos y esos diálogos tan vacíos como reales. Lo cierto es que a veces Miller se hace pesado con sus monólogos llenos de tópicos de tipo duro. No obstante, lo mejor de este cine ultraviolento es el sentido del humor con que está rodado (compadezco a todos esos que no le ven la menor gracia).

La cinta de Rodríguez es la adaptación de tres historias de la serie: "Sin City", "Ese cobarde bastardo" y "La gran masacre". Con la textura del mejor cine negro hollywoodiense y el brillo de los fotogramas de las estrellas, el realizador no dudó un momento en introducir leche para recrear la sangre, más fiel al original en blanco y negro, en lugar del clásico ketchup.

La aventura de Hartigan, que abre y cierra el filme, tiene el aliciente de unir a Bruce Willis (perfecto en su papel de acusado de pederastia) y Jessica Alba (¡cógeme con tu lazo!). Insisto, los neófitos no entenderán cómo los matones de la historieta pueden vivir (y resucitar) tanto.

La parte más floja está protagonizada por Clive Owen, al que las chicas llaman "Lancelot" en una ocasión. ¿Será un guiño a su papel en "El rey Arturo"? Dwight quiere darle una lección a Jackie Boy (Benicio del Toro) con la ayuda de su escuadrón de prostitutas. ¡"Kill Bill" en los escenarios de "Jurassic Park"!

Sin duda, el mayor acierto (y el gancho de la película) es el tramo encabezado por Mickey Rourke, que encarna a la perfección al peligroso Marv hasta su doble ración de silla eléctrica. ¡Y el actor que hacía de Frodo en el papel de Kevin el caníbal!

Por su planificación en platós y estructura de planos, "Sin City" tiene un aire de serie de TV de bajo presupuesto. ¿Sería eso lo que Miller esperaba de sus creaciones posteriores a "El Señor de la Noche", centrándose en la debilidad de los héroes?

El garaje hermético (El País)

¿Qué sentirían los lectores de "Metal Hurlant" al leer durante cuatro años las pequeñas entregas que ofrecía Moebius de su "Garaje Hermético"? Nada muy diferente de lo que pensarán hoy los que se hayan agenciado los tomos que "El País" entregaba el jueves y viernes pasado. La obra es una síntesis de las capacidades de Jean Giraud para hacer con el cómic lo que le plazca.

La historia que se cuenta de fondo no tiene mucha coherencia debido al caracter episódico y experimental del libro, pero se deja entrever la odisea del Mayor Grubert por recuperar el poder de un asteroide que él mismo ha creado. En la aventura aparecerán otros personajes como Jerry Cornelius, Barnier o el arquero, igualmente encantadores. Mi primera asociación de ideas, al ver aquel sarakof, fue recordar al Dr. Faustroll de Alfred Jarry, protagonista de otro viaje trascendental. Y también se me vino a la mente "Alicia en el País de las Maravillas", ambientado en un mundo imaginario.

Moebius se asemeja al genio de Eisner cuando aborda las cabeceras de cada capítulo de un modo diferente. Él mismo reconoce no estar muy seguro de lo que ocurre en la trama en las sinopsis que incluye. Como en "El Incal", otra joya de la ciencia-ficción, el autor nos apabulla con falsa terminología científica, pero destilando
ironía durante toda la narración.

"El garaje hermético" es desconcertante, dinámico, puntillista... Es una muestra de la gracia y el gusto por la megalomanía de Giraud, es una alucinación con debacle y trascendencia. Observando sus viñetas queda patente su influencia en el manga, así como la impronta de Milo Manara o Hugo Pratt en esos perfiles grecorromanos.

La edición del rotativo (de 76 y 58 páginas, respectivamente) se cierra con un extenso artículo de Antoni Guiral, ideal para los aficionados que se acercan a Moebius por primera vez.



>> Y cuatro palabritas sobre otro coleccionable: Los tomos de Zipi y Zape de "El Mundo" siguen teniendo portadas bastante flojas -¿se conoce alguna promoción de cómics por parte de la prensa que no flojee en las cubiertas?-, la rotulación varía continuamente (hay bocadillos con tipografía mecánica de la época de Bruguera), pero en los dos últimos volúmenes han tenido la deferencia de poner dos historias largas sobre fútbol y detectives. "El Francotirador" confía en que, en las entregas que restan, se retomen las tiras más antiguas de los gemelos Zapatilla y se descarten aquéllas de dudosa autoría.

9.8.05

Superhéroes y bomberos toreros

¿Nunca habéis asistido a un espectáculo de bomberos toreros? Yo tampoco, pero son esas corridas llenas de enanos y payasos disfrazados cuyo único fin es entretener a las poblaciones más modestas. Tiene similitudes con el circo romano, aunque estos saltimbanquis rara vez acaban en las fauces de las fieras. En fin, comento la jugada porque ha caído en mis manos un folleto de valor incalculable. ¿Queréis ver cómo le quedan a estos clowns las mallas de los personajes más famosos de Marvel y DC? Uno tiene que justificar su presencia en Tebelogs, y os recuerdo que nuestra serpiente de verano -a falta de novedades interesantes por reseñar- consiste en sacar a la luz las imágenes más impactantes a la par que frívolas. El calor (y la ausencia de visitantes) nos obliga a ello:



Nótese que el profesional de la temeridad viste el traje antiguo de Bruce Wayne, como guiño a todos los espectadores de la emblemática serie de TV de Batman. Pero hay más DC. El hombre más poderoso de la Tierra también tiene un doble para las escenas peligrosas. Es de menor tamaño, pero luego todo se arregla digitalmente:



El papel de Superman no se lo dan a cualquiera. A este hombrecito se lo entregaron después de comprobar que no se le daba mal la capa. Era capaz de alzar el vuelo ante cualquier novillo. ¿Se tratará de un verdadero habitante de Krypton? Nótese la tradición taurina de firmar las fotos, tal y como se acostumbra con los originales del noveno arte.



Por último, el momento más brillante de la corrida se produce cuando entra en escena el espontáneo. Integrante de la misma troupe, éste luce un uniforme de Spiderman y corre a quitarle el protagonismo a su rival de DC, engendrando un crossover imposible:

7.8.05

Roberto Alcázar y Pedrín: ¡vaya pareja!

Si hay un título entre los tebeos españoles que pueda presumir de haber marcado a varias generaciones de adolescentes, ése es Roberto Alcázar y Pedrín. Hay otros personajes de sobra conocidos, como el Capitán Trueno y demás clásicos, pero sólo en dicha colección hallaremos el cruce perfecto entre Terry y los Piratas y Jimmy Olsen. Repasando la biblioteca familiar encontré algunas viñetas reveladoras que nos ayudarán a profundizar en la psicología de esta extravagante pareja.



Como puede comprobarse, los dos representaban el arquetipo perfecto de ciudadano. ¿Lo consideramos entonces una vía de propaganda en los quioscos? El dato objetivo es que el espíritu carpetovetónico les embargaba más allá de toda duda: sentían gran pasión por el fútbol, el espectáculo por antonomasia durante el régimen (junto a los toros, claro).



Era un recurso extendido en los cómics de la época que hubiera un protagonista joven con el que los lectores se identificaran. Pedrín tenía predilección por las armas blancas: desde el clásico garrote -con el que solía esperar tras la puerta- hasta hojas más perfeccionadas como la navaja albaceteña.



Tales artilugios en manos de un menor sólo podían acarrear consecuencias funestas. Pero en aquellos años, sin la información suficiente, los editores debían prestar atención a otros aspectos de sus publicaciones. Así, desde el noveno arte se pregonaban, bajo el manto de la inocencia, imágenes tan cruentas como ésta:



Es complicado no centrarse en la figura de Pedrín que, al igual que otros niños célebres de la historieta, se caracterizaba por su insolencia y su temeridad. Estos rasgos servían tanto para enredar el argumento cuando flojeaba como para dotar de chispa los diálogos. A continuación exponemos dos ejemplos bastante significativos:





Con el paso de los años, los aficionados revalorizarían muchas series por la cantidad de escenas bizarras que contienen, como Jimmy Olsen, el secundario de Clark Kent, leit motiv de Jotace. ¿Hay imagen más reveladora que la de Roberto Álcazar llevando a caballito a su pequeño camarada?



No obstante, a mí la estampa que me pirra es una donde Pedrín sale huyendo del estruendo provocado por una sirena. Ensimismado, su carrera cuesta abajo vaticina un final inesperado...



En próximas entregas ahondaremos en anuncios de viejas publicaciones juveniles y recuperaremos héroes que permanecían inexplicablemente olvidados. Abróchense los cinturones.

5.8.05

"Preferiría no hacerlo": Ventiladores Clyde (Seth)

Desconocía la obra de Seth hasta hace bien poco, cuando cayó en mis manos el ejemplar de Ventiladores Clyde que Sinse Ntido editó hace dos años. Cuando uno empieza a leerlo enseguida piensa que se trata de una batallita del abuelo, Abe Matchcard, anciano protagonista de la primera parte. A lo largo de más de cuarenta páginas, acompañamos a este venerable octogenario mientras realiza su rutina diaria: vemos cómo pone las tostadas a calentar, se toma un baño rápido... ¡Y mientras tanto nos atosiga, igual que si fueramos nietos suyos, con sus historias de vendedor ambulante! Revela los mejores trucos, los chistes que jamás fallan. En definitiva se describe a sí mismo como a un comercial de vocación, al tiempo que deja entrever una especial relación con su hermano.

Éste no aparece hasta el segundo bloque de la novela, situado cuarenta años antes, donde Simon Matchcard hace gala del síndrome Bartleby, aquel amanuense creado por Herman Melville que solía responder a sus superiores con un lacónico: "Preferiría no hacerlo". Al contrario que el primogénito de la familia, Simon se siente aterrorizado ante el mundo, y su timidez convierte en papel mojado toda la teoría plasmada por Abe en el primer tramo del libro. La inseguridad que lo embarga le impide actuar como debiera, tratándose de un pasante que busca negocios en otra ciudad. Sin embargo, sentimos compasión por él tras conocer su afición por las postales trucadas antiguas, un hobby retorcido que cualquier coleccionista llegaría a comprender.

Seth apenas fija su mirada en otra cosa que no sean sus personajes, únicamente en la inerte arquitectura que acompaña a sus héroes. El bitono de las páginas aportan, además, una atmósfera idónea para recrear la vida grisácea de los Clyde.

4.8.05

Reseñas: Ojo, de Sam Kieth

Ojo, de Sam Kieth (Norma, agosto de 2005). 136 páginas. PVP: 12 euros.

Mientras los fans de Sam Kieth aguardaban con paciencia el volumen de Zero Girl que anunció Planeta hace unos meses (al final saldrá en el Salón del Manga, que se celebra... ¿cuándo?), Norma se ha marcado un tanto editando este mes el último título que el artista ha realizado para Oni Press. Nada más abrir el tomo tropezamos con su peculiar forma de pintar viñetas, laberínticas, ingeniosas y retorcidas -aunque más legibles que en The Maxx-. Ojo es el resultado de la conjunción de estilos de Kieth y sus ayudantes Alex Pardee y Chris Wisnia, alternando garabatos con bocetos, trazos naif con hiperrealistas, perpectivas imposibles... pero nada de músculos. Incluso el tratamiento del blanco y negro recuerda al de Franquin en sus Ideas Negras. Cabe destacar en este sentido la ardua labor de rotulación entre tanto borrón sucista.

En las obras de Kieth suelen hallarse ciertos ingredientes que nos retrotraen a otras series suyas. Observamos algún paralelismo con The Maxx, donde en lugar de un desagüe había un callejón lleno de basura que también nos trasladaba a la dimensión desconocida. Por otro lado, la protagonista parece una nueva encarnación de la niña que aparecía en la serie limitada Lobezno/Hulk.

Ojo cuenta la historia de Annie, una huérfana que vive con su abuelo bohemio y su hermana mayor Melissa, que le hace la vida imposible. La cría sufre remordimientos tras la muerte de su madre y canaliza todas sus preocupaciones mediante el cuidado de mascotas. Un buen día descubre un extraño bicho con tentáculos en el estercolero, una especie de Cthulhu en pequeña escala al que cuidará mientras su madre (el verdadero monstruo), permanece oculta. La relación de Annie con sus animales recrea ese viejo juego de responsabilidad maternal, tan prodigado en series americanas de TV, en que los alumnos han de proteger un huevo como si se tratara de su propio hijo. Aunque Bebé Ojo no tiene problemas para buscar comida, dado que asimila todo lo que engulle su madre, sí que provocará más de una escapada, colocando a la niña en situaciones límite.

Sam Kieth vuelve a desconcertarnos con extravagantes tramas secundarias, sobre todo en el caso del Sr. Stuffit, un taxidermista mudo que se dedica a disecar bestias desde su encuentro con la Trucha Misteriosa (sic), o profundizando en la psicología infantil con la canción de Mike Monociclo (que se la pegó con un autobús escolar).

Esperemos que la apuesta de Norma no sea más que el relanzamiento de este autor en nuestro país, pues muchos de sus seguidores continúan rogando no sólo una reedición de Epicurus el Sabio, sino la edición completa de su serie más conocida: The Maxx. Quizá sea el momento de que Aleta, como ya hizo con Savage Dragon, retome la colección donde la dejó Planeta.


3.8.05

Drogas y alcohol en Doña Urraca y Don Pío

Miguel Bernet, alias Jorge, daba a conocer a Doña Urraca en 1948 en las hojas de la extinta revista Pulgarcito. Representaba a esa anciana de aspecto enclenque pero con un fondo maligno que hace la vida imposible a sus congéneres. En los años de la decadencia casi todas sus estratagemas se cebaban con Caramillo, un vecino que solía caer en sus trampas y apostar en sus rifas. La anciana, de sempiterno luto, sentía especial predilección por la pirotecnia, los golpes y las bromas pesadas. Envidiosa, rácana y fullera, además disfrutaba contemplando el dolor ajeno, que con frecuencia se volvía contra ella.



(pincha aquí para ver el resto de la página).

Ojeando un álbum antológico de Bruguera me topé con una historia en donde Doña Urraca parecía más alterada que nunca. Me hizo gracia pensar que la abuelita más cascarrabias del tebeo español tenía un problema con los excitantes, sobre todo al ver esta viñeta:



(lee la historia completa aquí).

Existen numerosos títulos del cómic donde las drogas y el alcohol están a la orden del día, sin embargo, encontrar estos ingredientes (o falsos indicios) en dos colecciones juveniles de Bruguera resulta más sorprendente. El otro caso al que me refiero es a Don Pío, un contemporáneo de Doña Urraca creado por Peñarroya. En el álbum especial que citaba antes hubo una página que llamó poderosamente mi atención, ésa en que el hijo de la familia bebe anís por error para curarse el hipo:



(mira cómo se le pasa la mona).

En próximas entradas comentaremos a fondo el título más carpetovetónico del cómic nacional. Permanezcan atentos a este blog si no quieren perderse viñetas de gran valor descontextualizado.