El Manglar #9, de varios autores (Dibbuks, abril de 2009). 84 páginas. Color y B/N. PVP: 6 euros.Si ya es gratificante toparse con una revista hecha con cariño y bien editada como
El Manglar, más aún lo es leer un número así, en que los autores están especialmente inspirados.
Mathieu Sapin en su
"Ensalada de Flutas" (me gustaría conocer el origen de la deformación de su título) nos habla del
Señor Marrón, una criatura mitad excremento, mitad fuerza de la naturaleza, que se interpone el devenir de dos personajes a primera vista inconexos. ¿También pensásteis en
South Park? ¡Pasas la página y te encuentras a
Félix Díaz pintando culos y cacas! Luego
John Tones se esfuerza por actualizar al máximo su diario --y se agradece, no olvidemos la periodicidad de la cabecera--.
Jorge Parras entra en acción, al igual que el protagonista de
Llerk Valley, que primero quema a sus vecinos y ahora se empeña en repoblar el mundo.
"Tempus Fugit" del antes mencionado Tones y
Víctor Santos, ahonda en las paradojas temporales, con pasajes
cartoon y clichés reconocibles.
Dupuy & Berberian rizan el rizo con sus historietas de burgueses para lectores acomodados. Entre sus virtudes se halla la maestría a la hora de hilar situaciones dispares. Después llega
Pascual Brutal (o
Pascal, como lo han bautizado en
Norma) sueña con monos y se acuesta con tíos más grandes que él... ¿Pero
Riad Sattouf no lo había presentado como el macho alfa del siglo XXI? En el pliego central, entrevista interesantísima al director de
El Jueves y cuatro páginas de tiras donde
Monteys usa distintos registros con las tablas que le ha dado el oficio. En
"El vecino",
Santiago García y
Pepo Pérez rememoran los dramas subterráneos mientras vienen a mi mente episodios de
Concrete y
El Escapista.
David Sánchez se muestra en cada entrega como uno de los talentos más sólidos de la última hornada de dibujantes de
El Manglar. Sus cartas: un paraje decadente, una autoridad corrupta, estética a lo
Mezzo / Pirus y mucho humor negro. Fiel al costumbrismo,
Lorenzo Gómez dedica sus viñetas al chándal de los domingos.
Frederik Peeters --¡feliz reencuentro!-- nos brinda un cuento mágico ambientado en una
Suecia navideña.
Rubén Fdez. se estrena con
"Relatos de Mundo Tocino", en la línea de
Darío Adanti.
Carlos de Diego vuelve con su gran broma de surrealismo
fifties "Las dos caras de Adolfo".
Luis Bustos manda a
Zorgo a clases de kárate (confiando en el salto a primera línea de
Manolito). Sabíamos que
Jorge Monlongo era capaz de bordarlo y lo hace con creces en un capítulo de
Distrito Harrigan que repasa la infancia de
Velasco. Por último,
Paco Alcázar se regocija en la ciencia-ficción degradante con otro mensaje inquietante:
"Estamos enviando mensajes erróneos a las personas equivocadas". Y como siempre, las reseñas, la galería ilustrada (le toca el turno al siempre pop
Ed Carosia), y miniperfil y viñeta sobre el noveno arte firmada por
Joan Marín, responsable de la parte gráfica de
Olimpita.