20.4.09

Mi pequeño, de Olivier Schrauwen

Mi pequeño, de Olivier Schrauwen (Norma, abril de 2008). 56 páginas. Color. PVP: 15 euros.

El cómic belga nos depara una jovencísima promesa llamada Schrauwen, autor formado en el campo de la animación que sorprende y fascina a partes iguales con Mi pequeño. Editado en España en reducido y lujoso formato de la mano de Norma, los lectores quedarán atrapados por sus cinco capítulos y las estampas hopperianas que contiene. Como bien se ha comparado otras veces, sus ideas recuerdan a títulos indiscutibles igual de arrebatadores de la talla Little Nemo, Amphigorey, Sock Monkey o Canetor, o a Cabeza Borradora si nos trasladamos al cine. Su puesta en escena clasicista (con viñetas pegadas y preeminencia de la acción sobre el diálogo) y un tratamiento avejentador del color, se mezclan con un planteamiento de lo más inquietante: las tribulaciones de un viudo aristocrático y torpe junto a su hijo deforme. Sin embargo, en el desarrollo siempre prevalece el humor y el surrealismo. De este modo, abundan los golpes y la mala instrucción, las conductas inesperadas y lo insólito. En el volumen, que podría tener continuidad tras el episodio final --una pesadilla desasosegante--, conviven pigmeos, costureras, zonas industriales y animales en libertad. ¡Claro aspirante al podio como mejor tebeo internacional del año!

19.4.09

El Manglar #9

El Manglar #9, de varios autores (Dibbuks, abril de 2009). 84 páginas. Color y B/N. PVP: 6 euros.

Si ya es gratificante toparse con una revista hecha con cariño y bien editada como El Manglar, más aún lo es leer un número así, en que los autores están especialmente inspirados. Mathieu Sapin en su "Ensalada de Flutas" (me gustaría conocer el origen de la deformación de su título) nos habla del Señor Marrón, una criatura mitad excremento, mitad fuerza de la naturaleza, que se interpone el devenir de dos personajes a primera vista inconexos. ¿También pensásteis en South Park? ¡Pasas la página y te encuentras a Félix Díaz pintando culos y cacas! Luego John Tones se esfuerza por actualizar al máximo su diario --y se agradece, no olvidemos la periodicidad de la cabecera--. Jorge Parras entra en acción, al igual que el protagonista de Llerk Valley, que primero quema a sus vecinos y ahora se empeña en repoblar el mundo. "Tempus Fugit" del antes mencionado Tones y Víctor Santos, ahonda en las paradojas temporales, con pasajes cartoon y clichés reconocibles. Dupuy & Berberian rizan el rizo con sus historietas de burgueses para lectores acomodados. Entre sus virtudes se halla la maestría a la hora de hilar situaciones dispares. Después llega Pascual Brutal (o Pascal, como lo han bautizado en Norma) sueña con monos y se acuesta con tíos más grandes que él... ¿Pero Riad Sattouf no lo había presentado como el macho alfa del siglo XXI? En el pliego central, entrevista interesantísima al director de El Jueves y cuatro páginas de tiras donde Monteys usa distintos registros con las tablas que le ha dado el oficio. En "El vecino", Santiago García y Pepo Pérez rememoran los dramas subterráneos mientras vienen a mi mente episodios de Concrete y El Escapista. David Sánchez se muestra en cada entrega como uno de los talentos más sólidos de la última hornada de dibujantes de El Manglar. Sus cartas: un paraje decadente, una autoridad corrupta, estética a lo Mezzo / Pirus y mucho humor negro. Fiel al costumbrismo, Lorenzo Gómez dedica sus viñetas al chándal de los domingos. Frederik Peeters --¡feliz reencuentro!-- nos brinda un cuento mágico ambientado en una Suecia navideña. Rubén Fdez. se estrena con "Relatos de Mundo Tocino", en la línea de Darío Adanti. Carlos de Diego vuelve con su gran broma de surrealismo fifties "Las dos caras de Adolfo". Luis Bustos manda a Zorgo a clases de kárate (confiando en el salto a primera línea de Manolito). Sabíamos que Jorge Monlongo era capaz de bordarlo y lo hace con creces en un capítulo de Distrito Harrigan que repasa la infancia de Velasco. Por último, Paco Alcázar se regocija en la ciencia-ficción degradante con otro mensaje inquietante: "Estamos enviando mensajes erróneos a las personas equivocadas". Y como siempre, las reseñas, la galería ilustrada (le toca el turno al siempre pop Ed Carosia), y miniperfil y viñeta sobre el noveno arte firmada por Joan Marín, responsable de la parte gráfica de Olimpita.

13.4.09

La vida secreta de los jóvenes

La vida secreta de los jóvenes, de Riad Sattouf (La Cúpula, enero de 2009). 158 páginas. Blanco y negro. PVP: 15 euros.

En su tira para Carlie Hebdo --con título propio de una película de Isabel Coixet-- Sattouf afina la vista y el oído para describir la insolencia de la juventud parisina. Se detiene en las violentas riñas a los pequeños, en los episodios provocados por la covivencia de distintas culturas (de origen árabe, el autor de Pascal Brutal no se amedrenta al hablar de los musulmanes), o en el meteórico ascenso de Sarkozy. Frases tomadas del metro, en un fast-food, en ferias del libro... Historietas a veces tan redondas que el lector dudará en más de una ocasión del origen fidedigno de las viñetas. No en vano, la mayoría de personajes que aparecen aquí son bastante deslenguados y hablan sin ruborizarse por nada: nerds, taxistas, jovencitas aventureras, pijos, camellos, vigilantes de seguridad, niños miedosos y llorones, etc. Suele decirse que los escritores buscan en la calle la inspiración, pero en su caso, Sattouf prefiere plasmar tal cual el mundo que le rodea, tergiversando apenas la realidad. Su trazo, sencillo pero eficiente, camina entre la línea clara y el manga. La edición de La Cúpula, aparentemente correcta, incluye una errata bastante grave en las solapas --y la letra capitular de la introducción está muy pixelada--.

H. P. Lovecraft visto por Richard Corben

La Guarida del Horror de H.P. Lovecraft: Richard Corben (Panini, marzo de 2009). 112 páginas. Blanco y negro. PVP: 13 euros.

Después de revisar a Poe, Corben se atreve con Lovecraft, cuyas criaturas antediluvianas parecen de entrada adaptarse a la perfección al trazo del creador de Den. No aparecen ni el omnipotente Cthulhu ni el archiconocido Necronomicón, pero sí Dagon y otros tantos horrores igual de convincentes. En total, el dibujante recupera tres relatos y seis poemas del escritor de Providence, resultando muy llamativa la capacidad del primero para ambientar e imaginar toda una historia a partir de un solo soneto --gran acierto, sin duda, incluir los escritos originales--. En particular, me hubiese gustado ver en viñetas "La declaración de Randolph Carter", a mi juicio, uno de sus planteamientos más terroríficos. El autor de Underground alterna grafito detallista, rotuladores y grises. Igualmente, mezcla el argumento literario (la marea de aletas, la nube de la que desciende un ente, un coro de espíritus bailando frente al balcón) con muchas de sus constantes --la traición y los celos como rasgos inequívocos de la naturaleza humana, Yuggoth con tetas, protagonistas negros--. Corben sabe llevar las historias de Lovecraft a su terreno y actualizarlas. Aprovecha el afán antropo-arqueológico del segundo para ahondar en el terror psicológico. Entre las imágenes de mayor impacto, citaremos ese esquimal sin rostro, la ventana del sexto piso de una casa en ruinas o la mujer arrastrada hacia el fondo de un pozo. Una manera idónea de acercarse a la literatura de una de las mentes más turbadoras del siglo pasado y de disfrutar del grafismo de un historietista único. La edición de Panini, en riguroso cartoné, contiene bocetos, cubiertas y algunas erratas.