28.10.08

Reseñas: Los amigos de Archimboldo Roque

Los amigos de Archimboldo Roque, de Jacobo Serrano (BD Banda, septiembre de 2008). 80 páginas. Color. PVP: 16 euros.

Este volumen recopila casi todas las tiras que Jacobo Fernández firmó para la revista infantil Golfiño, fechadas entre 2002 y 2003, aunque para la ocasión ha dibujado alguna que otra plancha. La edición de Faktoría K de Libros incluye, además, una entrevista al autor, una galería de personajes y extras. ¡Hasta las guardas del álbum son fabulosas! Archimboldo Roque es un rinoceronte unicornio blanco que actúa como narrador de todas las historias. Poco conocemos de él, salvo su máxima “En la tierra hay mucha gente y cada uno es cada uno”, sus amigos –protagonistas de este tomo— y los escasos rasgos de su personalidad que ciertos retratos dejan entrever.

Aparte de un trazo reconocible y unos colores magníficos, Jacobo Fernández posee un ingenio envidiable, aunando extremos aparentemente irreconciliables: la influencia nipona, la postura humanista y el género gótico de Edward Gorey –las rimas y el tono siniestro de algunas historietas—. El libro, que comienza con un relato circular, contiene títulos sobresalientes como “Ji, ji, ji, ya estaba ahí” (acerca de una ventana), “El panal de Patinir” –donde recrea el juego del teléfono o la deformación del mensaje—, “El manomanzano” y su primo “El pieperal”, el “Romance de los tapadillos” (una leyenda sobre amor y guerra), “La pompa fúnebre” –una manera sublime de hablar de la muerte y el otoño—; así como conceptos reveladores, del tipo “resurgimiento vegetal desencadenante” y criaturas adorables como el Hiperhombre, el Rostropovich alado o el caracol Anatol.

Con un lenguaje y un estilo depuradísimos, el creador de Cacauequi nos obsequia con pasajes poéticos como el de “Uenofre”, aventuras más extensas en la línea de “Fresica y los ocho fresones” y composiciones perfectas bautizadas con el nombre de “Las diecisiete musarañas”, “El burro y las liantas” o el estremecedor cuento navideño “El caballito de Manamí”. El plantel se completa con piedras preciosas, el devenir misterioso de los bolouros y los animales fantasmas que luego recuperaría para la revista BD Banda. Sin duda, uno de los títulos nacionales más recomendables del año.

27.10.08

Reseñas: Dos Veces Breve #16

Dos Veces Breve #16: Especial Guionistas (Ariadna, octubre de 2008). 52 páginas. Color y B/N. PVP: 5,95 euros.

Es todo un consuelo saber que una ínfima parte del dinero público se invierte en la revista coordinada por José V. Galadí, que en cada entrega nos brinda sabias palabras y recomendaciones. Además, este número le ha salido tan redondo que resultará difícil subir el listón. Sobresale por méritos propios el trabajo de Santiago García, que se alía con Bernardo Vergara, Javier Peinado, Javier Olivares, Manuel Bartual, Pepo Pérez y Manel Fontdevila para presentar los extractos de “La historia del cómic de E.H. Gombrich”, un repaso ingenioso e irónico lleno de guiños al aficionado y rapapolvos a la industria, donde la historieta se analiza como si se tratara de una de las bellas artes. Después nos reencontramos con el tándem Benlloch-Cráneo, que en su día dieron a luz Dámsmitt y ahora ofrece un sencillo relato a todo color sobre arenas movedizas y meigas. También destaca “El caniche del infierno”, un divertidísimo cuento de Stygrit y Dani Cruz con diálogos y actitudes desternillantes. Por su parte, Raule y Paco Rodríguez parecen homenajear a Mezzo & Pirus en “Byron”, una historia casi sin palabras de mafias y bull-teriers. En cambio, Jorge García y Sagar Forniés optan por dar continuidad a un episodio de género negro incluido en Barsowia, en esta ocasión con increíbles tonos fríos y cálidos y una cubierta hermosísima. Los veteranos Francisco Naranjo, Lorenzo F. Díaz y Ricardo Machuca nos hacen partícipes de una lluvia de ideas con tintes autobiográficos que nos obligará a prestar atención a cada viñeta si no queremos perdernos ni un detalle. Busquets y Mejan apuestan por los personajes antropomórficos para hablar de los gobernantes de poco seso, mientras Juan Díaz Canales y Teresa Valero proponen una historieta muda acerca de una modelo. Álex Romero y Paco Peña se acuerdan de los últimos años de Groucho desde una perspectiva creíble y original y Guitián sigue con sus tiras de “Fito & Pita”, que cierran este volumen.

20.10.08

Reseñas: Barsowia #12

Barsowia #12, de varios autores (Polaqia, septiembre de 2008). 100 páginas. Blanco y negro. PVP: 6 euros.

Como andaluz, siento que al leer tebeos en gallego me pierdo numerosos matices, aunque con Barsowia el paseo nunca es tortuoso. Ha sido una sopresa toparse con una especie de monográfico dedicado a la tierra del sol naciente, pues muchos colaboradores se han preocupado por guardar cierta unidad temática. El resultado es desigual, pero es innegable la espectacularidad de la cubierta (y las páginas interiores) de Emma Ríos, con reminiscencias de Ghost in the Shell. Hugo Covelo, por su parte, se fija en los otakus para la sección de humor de Humberto Gafapasta, mientras Rubín entrega una historieta sobre samuráis futuristas –un guiño a las eternas peleas de los animes—. Asimismo, Duarte y Penalta parecen inspirarse en “El lobo solitario y su cachorro”, al tiempo que José Domingo coloca a su personaje Euclides Mórtem frente a un profesor de kárate. Por último, Manel Cráneo incluye una referencia a la cultura nipona (la clásica mierda sobre la cabeza) en un nuevo episodio de “Mortos de Algures”.

Entre las planchas de tema libre destacan las viñetas de Carlos Arrojo, un feliz reencuentro donde nos enseña lo que significa navegar entre cabelleras. Brais Rodríguez apuesta en esta ocasión por la caricatura muda para hablarnos de prostitución, droga y mafias en un relato circular sobresaliente –mención aparte para la cabeza criada por unos pájaros y los decapitados invasores—. Serrano y Sendón se apuntan a la deconstrucción del cuento infantil con una revisión de “Hansel y Gretel”. En la misma línea, pero abonado al grafismo digital, Kosta ofrece su visión de una Caperucita afectada por la licantropía. Mildern y Niimura sorprenden con una planificación excelente que aborda la gran tragedia del nacionalsocialismo a través de un pequeño drama. Benlloch, limitando su labor de guionista a dos páginas (una junto a Rubín, otra al lado de Blanco) acerca de la rebelión mediante las herramientas de trabajo y un nuevo concepto de los envíos postales, respectivamente.

Zirrit nos muestra algunas llaves de lucha libre mexicana y Esteban Hernández apuesta por un estilo más minimalista para describir uno de esos contratiempos que tiene todo el mundo: olvidar las llaves dentro de casa. Montero describe la lucha entre razas en un entorno hostil, como hiciera Corben en sus días de underground. Valverde y Câmara introducen collages y un concepto tan rico como el de la caja de pandora, en una historia que recuerda por igual a Ed Carosia y Javier Olivares. Y a falta de la ciencia-ficción de Álvaro López, que no participa en este número, Rof nos da una buena dosis del género. Finalmente, Bernal cierra el tomo rebajando la trascendecia del conjunto con un poco de humor.

14.10.08

Reseñas: Gus #2

Gus #2: “Bandido Guapo”, de Christophe Blain (Norma Editorial, septiembre de 2008). 88 páginas. Color. PVP: 17 euros.

En este segundo volumen de Gus, que contiene ocho historietas de entre una y 37 páginas, Blain demuestra su talento para superarse, ya sea mediante viñetas mudas o empleando un verbo sagaz. Un western a la francesa donde las escenas de cama superan a las de disparos –hablamos de pistoleros imprevisibles— y en que el supuesto protagonista (Gus) vuelve a colocarse en segundo plano para centrar la atención sobre su compañero Clem. Resulta divertidísimo asistir al retorcido cortejo del narizotas, que requerirá convertirse en experto jugador de póquer, o ver canturrear al forajido de los brócolis “So tell the girls that I am back in town” de Jay Jay Johanson –un hermoso anacronismo—. Ya la primera plancha del tomo anticipa lo que tendrá lugar después: esa secuencia con el pelirrojo siendo incapaz de liarse un cigarrillo debido a los nervios. Esta aventura inicial, titulada “Peggy”, se continúa en el epílogo “Adiós”, un falso desenlace sobre la tentación recurrente de abandonar su carrera contra la ley. El tercero en discordia, Gratt, se alza nuevamente como confidente de Clem, que en “Triunfo” (nombre del caballo de su amada Isabella) dará rienda suelta a su amor apasionado en un desierto lleno de gente. Sus remordimientos tienen la forma de un Dios ciclópeo a imagen y semejanza, aunque ello no evitará que vaya cometiendo asaltos cada vez más elaborados, gracias al uso del disfraz –¿un guiño a Mandrake y al género superheroico?— que caracteriza al bandido guapo. Pero estos hombres libres también sienten celos en más de una ocasión, como cuando le hablan de antiguos pretendientes o expendedores de morfina (un claro homenaje al Yellow Submarine de los Beatles). Mientras las secuencias sin palabras aportan agilidad y dinamismo al conjunto, las novelas del Oeste servirán de hilo conductor omnipresente a lo largo de del libro. Asimismo, puede captarse el guiño a “Dos hombres y un destino” en las tiras donde Clem maneja una bicicleta junto a su verdadera esposa Ava y su hija. En “Inger Lutz” descubriremos que se trata de una afamada escritora que desea conocer la gran ciudad de “Frisco”. Porque aquí todos los actores guardan un secreto y desarrollan una doble vida. Además, en esta entrega conoceremos el origen del trío y cómo le partieron el tabique a Clem. En resumen, un álbum obligado que Norma ha traducido pocos meses después de su aparición en Francia.

8.10.08

Qu4ttrocento #4: Esteban Hernández

Qu4ttrocento #4: Esteban Hernández (Dolmen Editorial, septiembre de 2008). 68 páginas. Blanco y negro. PVP: 6 euros.

Fue una buena idea reestructurar la revista Qu4ttrocento, pues en su segunda época apuesta por un formato mayor y más páginas, lo cual permite la inclusión de portadillas, extras y una entrevista al dibujante encargado del monográfico (muy buenas las caricaturas de Faemino & Cansado o Andy Warhol). Y esto dice mucho a favor de la línea Siurell coordinada por Jorge Iván Argiz, que desde hace tiempo viene apoyando a los jóvenes autores nacionales.

De cualquier manera, la presente entrega de Qu4ttrocento contiene la obra más homogénea de Esteban Hernández hasta la fecha. No en vano, existe un trasfondo artístico en casi todas las historietas, como la protagonizada por ese guionista que se confiesa en el diván del psicólogo, con un genial tratamiento de grises y un guiño a la intrahistoria del rodaje de “Taxi Driver”. Del género amoroso pasamos al falso documental –con generosas tramas mecánicas—, en que se discute sobre la trascendencia del modelo por encima del artista, introduciendo nombres reales como Matisse. La ración de terror, con un magnate desfigurado obsesionado por la superficies pulidas como eje, cuenta con desfiguraciones al estilo Hideshi Hino. Finalmente, el creador de “Usted” se decanta por una comedia western con tintes surrealistas que resulta bastante sorprendente gracias a un falso asesino, un sheriff que ha perdido la cabeza y un misterioso forajido barbudo.

La revista se completa con dos relatos cortos: “Gatos” y “Todos somos el hombre preocupado” (sin diálogos), que confirman a Hernández como buen cronista urbano. Por el contrario, volvemos a toparnos con un lenguaje inapropiado de frases poco creíbles –por rebuscadas, sólo verosímiles en boca del académico de arte—. El autor, que ha sido fichado recientemente por Planeta para su colección de artistas autóctonos, acostumbra a llevar sus argumentos hasta extremos patológicos, planteando en ocasiones desenlaces predecibles.

6.10.08

Reseñas: Las aventuras de Sock Monkey

Las aventuras de Sock Monkey, de Tony Millionaire (Rossell, septiembre de 2008). 88 páginas. Blanco y negro. PVP: 9,95 euros.

Después de leer “Las aventuras de Sock Monkey” y quedarme boquiabierto, resulta inevitable citar la imaginación desbordada y el preciosismo de Winsor McCay, los diálogos shakespearianos de los personajes, el parentesco con el Carroll de Alicia y “La caza del Snark” (por el absurdo y las canciones de piratas) y el Ionesco de “El peatón del aire” –esa idea de saltar dos veces y echar a volar—, por no mencionar los constantes episodios marinos al estilo Melville.

Este tomo contiene cuatro historietas largas y seis cortas, la mayoría protagonizadas por el mono de trapo Tío Gabby y el pájaro de peluche Señor Cuervo. Dada su naturaleza inconsciente, sus hazañas suelen acabar con un incendio o un suicidio. Ya sea escalando a una lámpara de araña (o a un palacio en el aire, como prefieren denominarlo los protagonistas), o defendiéndose de un zafarrancho en miniatura, el destino suele ser tan cruel con las criaturas de Tony Millionaire como lo fuera un niño que sonríe mientras tira una torre de piezas recién levantada. De esta manera, los finales no acostumbran a ser felices, al menos para todos, en especial cuando vienen acompañados de una enfermiza moraleja.

Dictófonos y osamentas pueblan la enorme casa familiar donde viven los muñecos, de corte victoriano. En una ocasión, Gabby y Cuervo viajan hasta Borneo para conducir a un cabeza reducida hasta su hogar. En otra, cambian el hábitat de una comunidad de hormigas. También se toparán con una ballena loca y el temible turbión. Sin embargo, destacan los capítulos más dantescos, aquéllos que describen a un murciélago que se cuela en una casa de muñecas y a un ratón que perdió su rabo al cruzar la vía de un tren eléctrico. ¿Y qué decir de la lección que da el Trumbernick a la urraca azul con el esqueleto de ganso y la fractura de cráneo?

Las historias más breves, bajo la estética de una tira de prensa tradicional, hablan con ingenio de ruleta rusa y medidas drásticas –como la del gusano de biblioteca, siempre en un tono filosófico y generoso en violencia. La asequible edición de Rossell (con La Cúpula nos hubiera costado el doble) incluye una introducción de John Flansburgh, integrante de They Might Be Giants que profundiza en la arrebatadora personalidad del autor.