28.9.06

Reseñas: Hulka #1 (Mujer verde soltera...)

Hulka #1: Mujer verde soltera, de Dan Slott, Juan Bobillo y Paul Pelletier (Panini Comics, septiembre de 2006). 144 páginas. PVP: 9 euros.

Hace poco hubo un revuelo semejante cuando apareció Héroe al Cuadrado (Norma Editorial). Todos los tebeloggers comentaban las bondades de una serie aparentemente anodina tras la cual se escondía un buen guión. Y el boca a boca hizo el resto. Podías hallar recomendaciones en cualquier foro. Ahora entiendo la salvaje ironía de Álvaro Pons en su reseña de Los Defensores. Sólo unos pocos se pueden permitir ser tan originales.

Para los amantes del universo Marvel será una gozada sumergirse en las aventuras de Hulka y reencontrarse con el Capitán América, la Bruja Escarlata, el Dr. Extraño, la Cosa, Spiderman, J. Jonah Jameson o, siendo más rebuscado, Chaqueta Amarilla. ¡Hasta hay tiempo para tomar unas cervezas con Ventisca! Sin embargo, por encima de otros secundarios destaca el papel del camaleónico Ídem y, sobre todo, el humanismo del Asombroso Andy. En las filas de los villanos desfilarán el Escorpión, el Pensador Loco, el Hombre de Arena y una niña con piercing llamada Zurda.

En esta colección con espíritu de sitcom las peleas son secundarias. Pero tampoco se trata de otra serie de abogados. Jennifer Walters es la abanderada del Derecho Sobrehumano. Y en esa rama, los cómics se consideran jurisprudencia.

Después de leer el Hulka de Dan Slott, los neófitos demandamos la reedición de la obra de John Byrne (27 números repartidos en, por ejemplo, cuatro tomos), para poder saborear el personaje en toda su magnitud. ¿No estáis todos conmigo?

Si disfrutaste con la serie limitada de Spiderman y la Antorcha Humana de Dan Slott, no puedes perderte su última genialidad, basada en la amazona esmeralda. Su brillante trabajo en Hulka le sitúa en la avanzadilla de guionistas que marcan época en Marvel. Es una pena que la labor gráfica recaiga en dos desconocidos como Juan Bobillo y Paul Pelletier, el primero influenciado por Tim Sale, y el segundo directamente mediocre (¿o le tocó dibujar a los villanos más feos?).

La edición de Panini también incluye un artículo ejemplar de Raimon Fonseca y las cubiertas originales de la colección. No está muy claro qué tipo de expectativas quieren crear en el lector con las portadas de Granov y Mayhew a lo Emma Frost, pues no se corresponden en nada con el contenido del tebeo -aunque hay que reconocer que algunas son espectaculares-.



¿Sabías que Hulka necesitó unas rodilleras para conseguir su puesto en GLK&H? ¡Va por Jotacé y el Estudio Fénix!

26.9.06

Reseñas: Superman Aventuras #2

Superman Aventuras #2: La batalla interminable, de Mark Millar, Aluir Amancio y Mike Manley (Planeta de Agostini, septiembre de 2006). 112 páginas. PVP: 5,50 euros.

Superman Aventuras continúa su andadura trimestral sin miedo a saturar el mercado, a pesar de su convivencia con el coleccionable y la serie regular. Los grandes iconos nunca pasan de moda, y esta cabecera, además, ofrece una visión distinta del héroe de Metrópolis. Sin embargo, todo indica que Planeta se limitará a publicar los otros dos volúmenes de Mark Millar que siguen inéditos y luego dejará el universo cartoon en stand-by, porque no tienen previsto sacar más títulos.

(Casi) El mejor equipo del mundo podría encajar perfectamente en un volumen de Las Aventuras de Batman, no en vano, en este episodio la acción se desarrolla en Gotham. El Sombrerero Loco tiene secuestrado a Bruce Wayne y ha convertido a Robin en un kamikaze. Batgirl lo arreglará todo, pero con Superman como acompañante forzoso. La historia está dibujada por Mike Manley, que se adecua a la estética de la colección con suma facilidad.

En El ayer del hombre del mañana, Mxyzptlk regresa al pasado para convencer a un Clark Kent adolescente de las fatales consecuencias de su transformación en superhéroe. Tras un Cuento de Navidad disparatado, Superman acabará exiliado en la Luna junto a su perro Skip. Precisamente en el lenguaje extraño del diablillo de la quinta dimensión se aprecia una labor de traducción demasiado literal, que provoca confusión durante la lectura. Algo parecido ocurre más adelante con Kalibak, que pasa del infinitivo apache a la poesía apokolíptica con gran facilidad.

¿Cuánto puede odiar un hombre? abunda en la enemistad entre Superman y Lex Luthor. El multimillonario presenta en sociedad a Superiorman, un sustituto del Hombre de Acero que resultará ser Metalo. ¡El personaje de Siegel y Shuster parece destinado a vivir entre dobles!

En Jimmy Olsen contra Darkseid, Superman y su amigo fotógrafo intercambian las mentes por error. Kalibak quiere dar una sorpresa a su amo con un recuerdo de la Tierra, pero Darkseid siempre suele dejar la batalla para otro momento. Hay un momento muy gracioso de la aventura: cuando Olsen se siente incapaz de controlar su visión de rayos X al lado de Lois Lane.

Novia de Bizarro recuerda a la triste leyenda del Frankenstein enamorado. Con la colaboración estelar de Lobo, Bizarro consigue una cita con Lois Lane. Y como guiño al aficionado, veremos a Superman pidiendo ayuda a un grupo de imitadores que asisten a una convención de cómics, una escena sin desperdicio.
***
Planeta ha retirado de la portada este destacado que sí aparece en la edición americana de la serie:



¿Y por qué han preferido evitar la alusión al público infantil? Quizá sea porque en el interior, el tono de los diálogos es demasiado grosero para los niños:



Enrique y Ana tuvieron que firmar como Los Punkitos aquella genialidad siniestro-punk llamada Caca Culo Pedo Pis. Y aquí las onomatopeyas también están llenas de metano:



Se criticó bastante la traducción del número anterior, también a cargo de Paloma Sánchez. El título “¡Arriba, arriba y fuera!” no convenció a nadie. En este tomo encontramos la continuación, todo un guiño a los lectores más exigentes:

23.9.06

Reseñas: Solo #2 (Richard Corben)

Solo #2: Richard Corben (Planeta de Agostini, septiembre de 2006). 48 páginas. PVP: 3,95 euros.

El propósito de esta colección no queda demasiado claro. Supuestamente se trata de un escaparate donde algunos autores ilustres dan su visión del universo DC. Y a la vez, como su propio nombre indica, Solo debería albergar únicamente trabajos en solitario, en los que estos artistas asumieran todas las partes del proceso. Pues en este caso, tampoco. El bueno de Richard Corben ignora casi por entero la galería de personajes de la casa y se alía con el guionista John Arcudi y el colorista Lee Loughridge para rematar dos historias. No obstante, en el trasfondo de las cinco narraciones que componen el ejemplar se intuyen las constantes del dibujante de Kansas, lo cual hace pensar que la labor de los otros firmantes ha sido de mero apoyo.

Hemos de recalcar que Planeta ha tomado nota de los errores del anterior número, y ahora hallamos una cubierta más gruesa donde el blanco no transparenta. Además, en esta ocasión, Corb aprovecha al máximo el espacio proporcionado por la colección, y no termina rellenando sus páginas con bocetos y portadillas como Tim Sale.

El tesoro de Belzon cuenta las andanzas de un arqueólogo perseguido en busca de unas valiosísimas joyas egipcias. En la tumba sagrada se topará con una misteriosa centinela que le mostrará sus encantos carnales (en la medida que DC lo permite). Tras la profanación, como no podía ser de otra manera, habrá un castigo para el más codicioso. La plaga huele a las viejas adaptaciones de los clásicos a que nos tiene acostumbrados Corben –particularmente a Sombra, de E. A. Poe-. Confinado en una torre, el rey Sadali ha mandado propagar la peste contra los ejércitos enemigos mientras los suyos disfrutan de una bacanal sin límite. ¿Qué sucederá cuando el castillo esté rodeado por millares de soldados? La última historia larga, La desaparecida, recupera al Espectro (¡por fin!), la ira de Dios encarnada en el agente Corrigan, capaz de ver a los muertos y de llevar a los injustos a donde pertenecen. El episodio parece sacado de una de esas series de Cuatro que triunfan los domingos por la noche.

Entre los relatos breves, El cíclope posee los mejores ingredientes corbenianos: un monstruo mitológico en extinción (que se merece una novela gráfica), la ruda batalla propia de la era salvaje y el mejor color de todo el número. La vuelta a casa es un western con un cuatrero de gatillo fácil como protagonista. Su padre y un rastreador piel roja completan el cuadro. Su familia siempre ha estado marcada por la mala suerte y ya es hora de que se haga justicia.

Lo más importante es que el maestro del gore sigue en activo. Confiamos en que las editoriales españolas no tarden demasiado en publicar sus relecturas de las Narraciones Extraordinarias ni, como hemos sabido hace unos días, su versión del mismísimo Motorista Fantasma. ¡Apartad chicos, que viene Nicolas Cage!

22.9.06

Reseñas: Panorama infernal

Panorama infernal, de Hideshi Hino (La Cúpula, septiembre de 2006). 200 páginas. PVP: 8,95 euros.

“Pero aquella seta maldita acabó con todo”

La Cúpula ha tardado casi un año en publicar otra obra de Hideshi Hino, “tras la excelente acogida por parte de público y crítica” -según reza en la solapa- de los títulos anteriores. La buena noticia es que, según anunciaba hace tiempo Animanga Web, la editorial tiene previsto lanzar The Living Corpse antes de que acabe el año.

Panorama Infernal es una autobiografía llevada hasta las últimas consecuencias, no apta para estómagos delicados. Como dibujante de terror, Hino se retrata como un ser perverso, sediento de sangre y obsesionado con plasmar el infierno. Sus cuadros siniestros remiten a aquellos catálogos retorcidos del Marqués de Sade o a la imaginería maligna del Conde de Lautréamont. Ya en la presentación vemos cómo se mutila o vomita de manera provocada. Entre sus estampas favoritas se encuentran la guillotina, el río de sangre, el crematorio y el cementerio de cabezas de animal, todos cargados de una poderosa simbología.

Según avanza la historia, vamos conociendo a los parientes del protagonista. Su hija lee libros de “Hiseshi Hino” y su hijo es extremadamente cruel con cuanto le rodea. Su esposa regenta la posada del infierno, adonde acuden los cuerpos decapitados para practicar la antropofagia.

Más adelante, Hino convierte su relato en una saga familiar marcada por la tragedia. Su abuelo era un jugador de dados tatuado con una serpiente. Su padre llevaba un murciélago en la espalda y quedó marcado por la guerra. Su hermano, con un dragón grabado, fue un pendenciero hasta convertirse en un despojo. Todos acabaron muertos sobre la nieve, mientras la sangre derramada se sublimaba y transformaba en flores del infierno. Su madre, herida por la metralla, termina desquiciada y manifiesta su locura a través de la violencia y el maltrato a los animales, como el resto de la familia.

Hino parte de una frase hecha -“El mundo es un infierno”- para desarrollar un mundo atroz, donde la bomba de Hiroshima* (denominado aquí el rey demonio) adquiere una gran relevancia. Aunque en el fondo, como explica el autor en el epílogo, no es sino un cúmulo de recuerdos llevados al límite de la cordura.



(*) El rey demonio encarnado en hongo radiactivo.

El dibujante alcanza el paroxismo al introducir al lector en la masacre y tratarlo como a uno de esos niños mirones que observan asustados desde la puerta y luego son apalizados.

La edición de La Cúpula es bastante aceptable si pasamos por alto algunos de los subtítulos onomatopéyicos** y un índice sin pies ni cabeza, pues el tomo no está paginado y las correspondencias son incorrectas.



(**) "Plaka, plaka". ¿No era eso lo que decía el Yoyas?

1.9.06

Reseñas: JLA/JLE # 6

JLA/JLE #6, de varios autores (Planeta de Agostini, agosto de 2006). 192 páginas. PVP: 9,95 euros.

No cabe duda de que JLA/JLE es la colección de Clásicos DC que más atrasos acumula. Así, cuando uno ya había olvidado que seguía esta serie gracias a otras lecturas igual de reconfortantes, siempre resulta una sorpresa distinguir una nueva portada en la librería. Este tomo, además, tiene una edición casi impecable: Planeta vuelve a reproducir las cubiertas a gran tamaño, David Hernando nos brinda dos artículos interesantísimos sobre Power Girl y Aquaman (ésta es la clase de textos que los aficionados necesitamos, sí señor), las páginas pares e impares están en su sitio… Y encima se recopilan aventuras divertidísimas de la Liga de la Justicia, con un brillante Adam Hughes a los lápices de la división americana, y un Bill Loebs que trae savia nueva a los guiones de la versión europea. De un tiempo a esta parte habíamos desarrollado cierta preferencia por los chistes sin límite y los superhéroes sin dignidad de la JLA, mientras que la JLE parecía destinada (salvo en contadas excepciones) a atar los cabos sueltos de la otra cabecera, con episodios de acción a la vieja usanza, y esa terrible parte gráfica firmada por Bart Sears y Pablo Marcos. Con la marcha de John Marc DeMatteis, agotado quizá por el trabajo en varias franquicias, se abre un esperanzador horizonte para los héroes del viejo continente. Más datos: el Bot asegura que la etapa cómica de la Liga abarcará hasta el número 16, y que el ansiado annual #1 se incluirá en la décima entrega. Ya sólo cabe soñar con que reúnan las historias de complemento obviadas hasta ahora en una especie de anexo, o de forma desperdigada en los números venideros.

El primer tramo del volumen contiene un crossover de cuatro episodios en donde todos los miembros de la Liga de la Justicia se enfrentarán al Hombre Gris, aliado ahora con el científico Irwin Teasdale, que ha desarrollado un gas vampírico. La lucha tendrá lugar en un pueblo indeterminado de la Europa del Este, y allí estarán de testigos el Espectro y una sorprendente Dra. Destino. Los chicos de Maxwell Lord, que ahora viajan en una nave rediseñada por Míster Milagro, tendrán que hacer nuevos tratos con el maléfico Simon Stagg, mientras los Señores del Orden y el Caos acabarán irrumpiendo en escena para poner todo en su sitio.

Superman vuelve a la serie para operar a Power Girl de las heridas tras su batalla contra el Hombre Gris. Mientras, al otro lado del océano, Guy Gardner contacta con Kilowog, un green lantern con rostro de jabalí que es capaz de montar una embajada en pocas horas. Y no hay nada mejor que una buena pelea para celebrar el reencuentro con el descomunal mecánico. En París, unos ladrones intentan hacerse con el botín de una fiesta benéfica organizada por Bruce Wayne y el álter ego de Zorra Carmesí, la heroína con el nombre menos apropiado de la historia de los cómics, que debería visitarnos más a menudo. Para rematar la faena, Blue Beetle y Booster Gold regresan a KooeyKooeyKooey para convertirlo en destino turístico de alto nivel, con casinos, disfraces y teleportadores. Aquaman les advertirá de su osadía, al tiempo que Mayor Desastre y Gran Señor -¡nuestra debilidad!- desbancarán la caja en una magnífica racha.

Reseñas: Les Llamaban Los Defensores

Los Defensores, de Giffen, DeMatteis y Maguire (Panini Comics, agosto 2006). 120 páginas. PVP: 10,50 euros.

Giffen, DeMatteis y Maguire no suelen reunirse muy a menudo, aunque no hacen más que sumar éxitos tras el cierre de su celebérrima parodia de la Liga de la Justicia. En esta ocasión retoman uno de los grupos más longevos e insólitos de Marvel: Los Defensores. En esta serie limitada, el Dr. Extraño efectuará el reclutamiento de miembros, pero por desgracia tiene uno de los papeles más planos de la historia. Sus discursos no son nada al lado del cascarrabias de Namor, que llega a hacerse antipático durante el desarrollo de la trama. Por el contrario, Hulk y Estela Plateada ofrecerán su cara más simpática: el primero como esclavo sexual de Umar y el segundo como indeciso poeta adoptado por los surfistas.

Uno de los puntos flacos de este volumen es el argumento. Estamos hartos de villanos con ganas de conquistar el mundo, aunque los autores empleen el recurso a modo de chiste. Y Dormammu, en esta ocasión, se hace mucho más pesado y menos gracioso que Manga Khan. Su deseo de alcanzar la eternidad y crear un universo a su imagen se prolonga a lo largo de cinco números sólo para brindarnos una versión siniestra de superhéroes ilustres como Spiderman, Lobezno, Daredevil, Thor o el Capitán América. Por otro lado, Chris Sotomayor se encarga de emborronar los dibujos de Maguire con sus brillos y difuminados, aunque la estrella de la expresión facial se marca un Submariner que recuerda a Vegeta (y todos sabéis a qué viñeta me refiero).

Con todo, Panini presenta un tomo muy destacable dado que, en el fondo, la fórmula de Giffen y DeMatteis sigue funcionando, y las carcajadas surgen de forma involuntaria. Sin embargo, se aprecia que el humor de los autores encaja mejor con grupos numerosos como la Liga, pues el reto de refundar a Los Defensores, con sólo cuatro personajes –y uno haciendo guardia en la playa por si hay moros en la costa-, se vuelve lineal y, por momentos, aburrido.

Reseñas: Hellblazer #9

Hellblazer #9, de Delano, Hoffman, Buckingham y Alcalá (Planeta de Agostini, agosto de 2006). 64 páginas. PVP: 3,50 euros.

Comienzan los atrasos en la línea Vertigo poco después de la introducción de nuevas series. Hellblazer, que había ido apareciendo casi puntualmente junto a Doom Patrol, se estanca justo en mitad de la saga de La Máquina del Miedo. En esta entrega, además, asistimos a otro cambio de dibujantes: llega Mike Hoffman, que colaborará en la colección de forma intermitente, y el tándem formado por Buckingham y Alcalá, que conocen la cabecera desde su inicio y cuyas sombras recuerdan al trabajo de John Ridgway. Planeta sigue derrochando páginas: cuando se ven obligados a cuadrar páginas dobles pasan de 48 a 64 páginas sin problemas: unos mapas del Reino Unido por aquí, unas promociones de la línea por allá, y para acallar a los más exigentes, un superficial artículo de Abraham García (que insiste en el horror cotidiano y las referencias políticas). No se explica que, con semejante despliegue, no metan los créditos en color. O que ningún colaborador firme un glosario de personajes secundarios.

John Constantine viaja en tren buscando a Mercury, pero el trayecto será accidentado: un espía soviético le persigue, mientras que Geotroniks desata el pánico en los vagones a través del cabo Morgan, un rastreador psíquico. En estas turbadoras escenas, Delano usa con maestría el fluir de conciencia y los diálogos ilógicos de los sueños, como vimos en el episodio de la playa.

En el siguiente capítulo tendremos noticias de Marj, Zed y los demás hippies, que ya se han instalado en Escocia al lado de la Nación Pagana. A través de su correspondencia con el protagonista seremos testigos del drama del inspector Geoff Talbot y su esposa, así como de los avances telepáticos de la joven secuestrada.

Reseñas: Hellboy, Makoma

Hellboy: Makoma, de Mike Mignola y Richard Corben (Norma Editorial, agosto de 2006). 56 páginas. PVP: 6 euros.

Makoma profundiza en la infancia africana de Hellboy. Narra su triunfo sobre los gigantes del continente y la captura del demonio de fuego. Su visita a la ciudad de los cadáveres y la lucha con el dragón. La historia la cuenta, como asegura el subtítulo de esta entrega, una momia en el Club de Exploradores de Nueva York.

Mignola se encarga de abrir y cerrar el episodio, con su estilizado trazo oscuro y su economía de medios, mientras que Corben se encarga de las escenas de acción, asumiendo el estilo de su predecesor con viñetas más voluminosas. No se trata del mejor trabajo de ninguno de ellos, pero sí supone una colaboración notable a estas alturas.

Norma lanza una edición impecable –quizá se eche en falta algún artículo sobre la trayectoria del personaje-, que incluye cubiertas, portadillas e ilustraciones, pero a un precio desorbitado si tenemos en cuenta el número de páginas. Con una serie así de popular podrían haber costeado algo más económico (aunque la grapa no abunda en la casa).