Desde el abismo, de varios autores (Viaje a Bizancio Ediciones, marzo de 2008). 152 páginas. B/N. PVP: 16 euros.Yorkshire, encargado hasta ahora de
Edición Limitada (la librería especializada de Sevilla más comprometida con los fanzines de nuevos autores) da un salto sin red y se acompaña de una pléyade de artistas cuyas obras previas ya justifican la compra de este monográfico sobre el miedo llamado
Desde el abismo. En el lado negativo encontramos una maquetación con portadillas que da como resultado una docena de páginas negras, o el barroquismo de
José María Carrasco que no comparto –es curioso que en la entrevista a
Max, donde se analiza punto por punto su trabajo en
Un perro en el grabado de Durero titulado “El caballero, la muerte y el diablo”, las preguntas sean más largas que las respuestas—. Tampoco me gusta la galería de los horrores de
Zoraida Zaro con que se cierra el volumen: creo que le sienta mejor el formato cómic que esa mezcla entre el
collage tipo
Dave McKean y la caricatura
heavy.
El libro se abre con la inquietante
“Usted está aquí”, donde
Luis NCT toma elementos de la ciencia-ficción y les da forma mediante el lápiz y las acuarelas desenfocadas. Entre los ingredientes destacan una máscara de perro, una guitarra, una taza del váter y una bandada de pájaros. Por desgracia, su labor en la cubierta no me parece tan brillante. A continuación,
David Rubín nos ofrece un brevísimo relato sobre unos mocosos
niños rotos, para abundar en su técnica preferida aunando tinta negra y tramas.
Esteban Hernández, por su parte, hace gala de un estilo propio lleno de dinamismo en
“Ciprés”, una narración que se mueve por la senda de las leyendas urbanas y explica la paradójica relación entre la vida y la muerte.
Jorge Parras retoma su antiguo grafismo más feísta y a través de un tratamiento exquisito del blanco y negro nos introduce en una situación imprevisible con ciertos momentos de sadismo merced a tres personajes emblemáticos: el joven
Timi,
Mad John y el abuelo sin ojos. Sin duda, entre lo mejor de
Desde el abismo.
El estudio antropomórfico que suponen las
“Alucinaciones” de
Carlos Arrojo, de trazo ondulado, podría haber engrosado perfectamente cualquier número de la difunta
NSLM.
Rubén Varillas, responsable del blog
Little Nemo’s Kat, firma un artículo sobre el género en el que toca muchos aspectos sin profundizar demasiado en nada (aunque termina con un
“continuará”).
Juan Gargallo, con millones de rayitas por centímetro cuadrado, unas composiciones imposibles y, en definitiva, un estilo bastante bisoño, aporta las páginas más flojas del conjunto. Una pena, dado que su argumento –con influencias de
Poe y el
Bécquer más
legendario— apuntaba maneras.
Félix Díaz alcanza el paroxismo en
“Migrañas” en detrimento de la narración. ¿Se imaginan a este hombre de grafitero? Como mencionábamos antes,
Zoraida Zaro muestra su mejor perfil en formato cómic, entregando un relato
naif con reminiscencias de
Gorey, decoración victoriana… ¡y un paraguas dimensional!
La colaboración de
Pere Joan deberíamos catalogarla como
idea ilustrada. Si bien se manifiesta como un buen escritor, sus planchas apenas constituyen un cómodo estudio facial. Más adelante,
Sonia Pulido, pese a su dependencia fotográfica (que por otro lado ha derivado en una obra muy homogénea), sorprende con la aterradora escena final de
“El despertar”.“Buques gemelos” de Max es una obra maestra acongojante, capaz de despertar ese miedo ancestral que pregona el editorial. El mérito es doble, ya que el reciente
Premio Nacional del Cómic tan sólo emplea tres páginas y unas caricaturas muy estilizadas para hablarnos de la desolación y la confusión. Por último, en el laberíntico
“El río” de
Brais Rodríguez –otro de los puntos fuertes del volumen—confluyen
Clowes, Burns y
Satrapi. En un marco apocalíptico y onírico, lleno de secuencias desordenadas y elipsis, el autor gallego apuesta por una mirada al mítico
Leteo.
Crucemos los dedos para que una iniciativa como
Desde el abismo, aunque mejorable, tenga continuidad. Eso sí, su precedente más cercano –el similar
“Horrorama” de
Recerca— no llegó a muy buen puerto.