30.7.08

Reseñas: El Manglar #7

El Manglar #7, de varios autores (Dibbuks, julio de 2008). 84 páginas. Color. PVP: 6 euros.

Un merecidísimo galardón del Salón del Cómic a la Mejor Revista de 2007 ha posibilitado la continuidad de El Manglar más allá de su primer año de existencia. Esta segunda etapa comienza con más páginas y prometedoras secciones como “La extraña pareja”, donde dos autores nacionales aparentemente alejados en su concepción estética del cómic combinan sus dotes para goce y disfrute del lector. Aquí, Víctor Santos escribe una historia a la medida de Juan Berrio con reminiscencias a “Abre los ojos”, desplegada en forma de modernas y estilizadas planchas de nueve viñetas. Otro apartado nuevo son los textos de John Tones de “A machete”, donde no abandona su estilo blogger para comentar la actualidad del noveno arte. Se mantiene la entrevista central, con los brillantes Dupuy & Berberian hablando de los bobos (pintorescos miembros de la progresía francesa, denominada aquí “izquierda caviar”) de su reciente serie Bobolandia, donde se explayan como audaces narradores de lo cotidiano –además, firman una portada sin desperdicio—. Y en la galería ilustrada, Miguel Porto comparte su obsesión por los fantasmitas a bocanadas.

En cuanto al plantel de artistas que se incorpora, destaca Mathieu Sapin con su “Ensalada de flutas”, que cuenta las andanzas de un surfero octogenario con un estilo parecido a Blain. Riad Sattouf se encarga de la fresca y prometedora “Pascual Brutal”. Igualmente positivo es el incremento de espacio para autores ya conocidos como Santiago García y Javier Olivares en “Las vidas de Vasari”, Paco Alcázar en “La prisión portátil”, el humor sin palabras de Castaño & Bartual en “Con amigos como éstos”, Jorge Monlongo en “Distrito Harrigan” y Lorenzo Gómez en “El jovencito que leía kamasutras”. Sin embargo, la labor del citado Santiago García y Pepo Pérez en “El vecino” es la que resulta más sorprendente. De repente, transforman su cabecera en una tira de prensa (dominicales a color incluidas) para dejar claro su dominio del lenguaje secuencial y homenajear, de paso, a Spiderman. Por su parte, Elfelix y Parras saben cómo satisfacer a sus fieles.

Las novedades autóctonas no son tan halagüeñas, dado que ninguna llega a entusiasmar: ni “Yo estuve allí” de Córdoba y Vizuete, ni “Zorgo” de Bustos, ni “Diox” de Crespo y García, ni “Tú me has matado” de David Sánchez –aunque logra inquietar con ese híbrido entre “Pulp Fiction” y “Eyes Wide Shut”—. Con todo, el aficionado medio sabrá celebrar el feliz regreso de El Manglar.

Reseñas: Solo #9 (Scott Hampton)

Solo #9: Scott Hampton (Planeta Agostini, julio de 2008). 48 páginas. Color. PVP:3,95 euros.

Si el número anterior de esta serie semestral se adelantaba 30 días en las tiendas, la presente entrega ha llegado con cierto retraso a las librerías. Nos hallamos ante una antología similar a la dedicada a Teddy Kristiansen, pues Scott Hampton se trata igualmente de un autor peculiar, partidario del tebeo pictórico, las viñetas al oléo y los acrílicos. También recuerda a Howard Chaykin por su trazo anguloso y, más evidente, a Bill Sienkiewicz, mientras que en los guiones se manifiesta como un escritor efectivo. Lo demuestra en “Batman: 1947” con la ayuda de John Hitchcock, en su única mirada al universo DC de este trabajo. Además lo hace de un modo colateral, al ambientar la historia en una época en que el mito del Hombre Murciélago era llevado a múltiples escenarios. Y al final se mezclan sueños infantiles con miradas que lo dicen todo. En otras ocasiones prefiere un lenguaje más minimalista, como en ese sincero y anónimo “Amado James”. Lo mejor se encuentra quizá en “Historia de un éxito”, una descarnada visión en torno a la industria del cómic –adaptando las formas de la mafia—, con negros, nuevos estilos y dedicatorias compradas. “Los monstruos”, en cambio, posee el guión más pobre de la recopilación, a pesar de ese color admirable. Hampton cierra su Solo con una actualización de la leyenda urbana de la mujer de la curva titulada “El camino a Samarra”, confuso y tenebroso a un tiempo. La edición de Planeta contiene bocetos, el retrato de Jerome K. Jerome y un making of muy instructivo. Ya estamos informándonos acerca del próximo dibujante que se hace cargo de esta cabecera: Damion Scott.

22.7.08

Reseñas: Odio Integral #0

Odio Integral #0: La juventud de Buddy, de Peter Bagge (La Cúpula, mayo de 2008). 164 páginas. B/N. PVP: 15 euros.

La Cúpula lanza un volumen cero de los integrales de Odio con material firmado entre 1984 y 1989, ya publicado hace tiempo bajo el epígrafe de “Buddy y los Bradleys: Aquellos odiosos años” El trazo de Bagge es aún tosco y se resiente por la evidente influencia de Crumb y Shelton. Asimismo, la rotulación todavía es manual y las onomatopeyas están muy cuidadas –aunque eso no evita que se cuele alguna doble en los dos idiomas—. En este tomo conoceremos a fondo a Hal, Betty, Babs y Butch, la familia del protagonista de Odio. Ergo habrá peleas entre hermanos insoportables y negligentes o sermones paternos que oír antes de la ansiada independencia. En estos años, Tom es el amigo recurrente de Buddy (Leonard no irrumpe hasta el final del álbum) y Jay un hippie con el que entabla cierta camaradería. ¿Quiénes son mejores, Duran Duran o The Yardbirds? Las estúpidas reglas domésticas se unen a los peligrosos consejos de las compañeras de trabajo. Episodios como el de la madre alcoholizada prevén el nacimiento de series posteriores como The Simpsons, y el capítulo “Vida natural” pone de manifiesto la inmadurez de su criatura. En estas páginas también se incluye el diario secreto de Babs y aventuras más extensas y enjundiosas, como “Casa jipi” o “Buddy la Sabandija”, plagadas de fiestas adolescentes, temeridades y trechos a pie. Hay hueco para las piscinas precintadas, el tráfico de droga a pequeña escala y, sobre todo, la mala suerte que acompañará al personaje central en su huida sin causa. ¡Incluso os toparéis con una escena navideña!

Reseñas: El Asombroso Swing del Golem

El Asombroso Swing del Golem, de James Sturm (La Cúpula, mayo de 2008). 116 páginas. B/N. PVP: 12 euros.

Con esta lucidísima novela gráfica, James Sturm pone término a la trilogía americana iniciada con “Encima y Debajo”. En ella se habla de la segregación y el coraje de los judíos y trata la xenofobia de una manera cruda. Son años en que circo y deporte van de la mano, de modo que entra en escena un referente real como el disfraz usado en la película clásica del Golem. Tras una ejemplar presentación de los personajes en quince páginas –las que necesita para narrar un incomprensible partido de béisbol—, el autor describe la accidentada y verosímil gira de los Stars of David (La Cúpula ha preferido no traducir los nombres de los equipos ni los carteles), capitaneados por el mesiánico León de Sión. Por “El Asombroso Swing del Golem” desfilan jovencitos que se pintan la barba con betún y borrachos empedernidos. Además, los visitantes siempre son recibidos de manera hostil. Sturm hace gala de un trazo limpio y mesurado que recuerda al canónico Mazzuchelli. En los textos suele entrecortar los diálogos aportando realismo a esta historieta sobre hombres rudos que no permiten aflorar sus sentimientos. La estructura en dos partes y un epílogo posibilita un acercamiento objetivo. Así, sufriremos como los jugadores por los kilómetros viajados y los albergues incómodos. La editorial ha tenido la delicadeza de usar la misma tipografía que en la obra publicada anteriormente, aunque el libro deja la sensación de “demasiadas páginas en blanco”.

14.7.08

Reseñas: El Hombre Hormiga #2

El Incorregible Hombre Hormiga #2: “Cancelado”, de Kirkman, Walker y Hester (Panini, junio de 2008). 128 páginas. Color. PVP: 8,75 euros.

En “Cancelado”, Robert Kirkman pone el broche de oro a esta pequeña joya del cómic de superhéroes que aúna diversión, ritmo y una lectura absorbente. Dadas las circunstancias, sólo he echado de menos un encuentro entre el Hombre Hormiga y la Avispa, pues todo cuanto podía ocurrir sucede en estos episodios: cameo de los Poderosos Vengadores, amistad con el entrañable Zorro Negro (¡esas partidas de Wii!) y trabajo codo con codo junto a Control de Daños –donde hallará el amor definitivo de Abigail y la franca amistad de Monstro—.

¡Pero Eric O’Grady sigue siendo el mismo saqueador que hace llorar a las mujeres! Mentiroso compulsivo, es bien capaz de falsear su identidad y hacerse llamar Derek Sullivan, o adjudicarse un nuevo alias tan poco afortunado como Mantis Asesina. Aún le persigue los talones el agente Mitch Carson, que protagoniza y una larga y cruda escena de tortura. Llama la atención la agilidad del guionista para enlazar eventos Marvel como World War Hulk (ese ingenuo intento de detener a la bestia desde su interior ya lo he leído este mes en el panfleto de Bendis y Cho) y hacer que al final nos caiga simpático un hombre sin escrúpulos. ¿No se merece acaso una segunda oportunidad?

En cuanto al apartado gráfico, resulta indignante que los dibujantes de hoy en día se limiten a pintar una sola viñeta para luego repetirla hasta nueve veces –las técnicas digitales están volviendo vagos a los artistas que trabajan contrarreloj—. También me pregunto si serán las horrorosas cubiertas de Phil Hester las responsables de la cancelación de la serie, o simplemente que los lectores exigen personajes con más empaque. O quizá no haya funcionado como rareza cómica dentro del género, puesto que muchos aficionados se toman demasiado en serio estas historietas… Por su parte, se agradecen las páginas del expresivo Cory Walker (a quien añoramos ciertos seguidores de Invencible), similar aquí a mi odiado caricaturista Philip Bond.

La edición de Panini, que continúa con su nueva política de cubiertas blandas, incluye un artículo de Julián Clemente y las portadas originales salteadas.

11.7.08

Reseñas: Silvio José, el buen parásito

Silvio José, el Buen Parásito: Paco Alcázar (El Jueves / RBA, julio de 2008). 144 páginas. Color. PVP: 7,95 euros.

La colección de quiosco Luxury Gold nos trae el esperadísimo recopilatorio de las historietas de Paco Alcázar para El Jueves, que incluye las 132 primeras entregas de “Silvio José, el Buen Parásito” y siete páginas introductorias acerca del autor gaditano –en las que se desvela el peculiar método que aporta tanta homogeneidad a sus dibujos—.

El protagonista es un solterón antisocial de 45 años que vive con su padre Nicolás Pereda, con quien mantiene una relación despótica, insultante y ridícula a partes iguales. Es adicto a los juegos de estrategia ambientados en la Segunda Guerra Mundial y a las salchichas Chisparritas, no sale mucho de casa y le encanta llevar el pijama puesto. Más señas: su tipo ideal de mujer son las pelirrojas altas que llevan gorra.

De tono costumbrista, las historietas del semanario funcionan como una perfecta radiografía social, eso sí, centrándose en un antihéroe lleno de defectos. Sumado a la mente retorcidamente disparatada del creador de “Antes del desastre”, las seis viñetas que componen cada historieta se transforman en instantes esperpénticos, poblados por perfiles tan entrañables como penosos. Ahí está Sebastián Cubero, el profesor de autoescuela aficionado a la poesía infantil (con su famoso estribillo “Martillazos en la cabeza”) y a recorrer las cloacas de la ciudad; o Federico y su inseparable Geyperman de la suerte –que no para de darle dudosos consejos y con quien llega a experimentar algunos frotamientos—; una madre guadinesca e imprevisible; el atestado diván del Dr. de la Cuadra… Ejemplos de debilidad mental, en resumen.

En “Silvio José”, como en otras obras del dibujante de “Mecanismo blanco”, se describe la realidad profunda y sórdida del mundo moderno para dejarla en evidencia, por muy exageradas que parezcan las situaciones. Se trata, en definitiva, de estampas de enfermiza cotidianeidad, que plasman con fidelidad los caprichos burgueses y los enchufes laborales, entre otros asuntos. Y según avanza la serie, la letra de los bocadillos se empequeñece de forma paulatina para dar cobijo a discursos aún más vergonzosos y extensos (dada la cantidad de lectura, se recomienda saborear el tomo en pequeñas dosis).

A veces, Alcázar nos hace reír invitando a sus criaturas a tropezar siempre con la misma piedra, o bien deja constancia de la vertiginosa velocidad con que suelen sucederse los acontecimientos más desafortunados –y cómicos—. A pesar del uso del color, el responsable de “El manual de mi mente” continúa haciendo gala de un espíritu underground incuestionable. Y el hecho de que El Jueves se fijara en él (y en otros jóvenes valores) resulta bastante prometedor.

Reseñas: Intermezzo #1

Intermezzo #1, de Tori Miki (Imho, julio de 2008). 96 páginas. Bitono. PVP: 10,95 euros.

Estas tiras de Tori Miki, siempre con nueve viñetas por página, están plagadas de abducciones extraterrestres y plumeros, encuentros en los baños públicos y gusanos faliformes, fumadores de calcetines y puertas dimensionales, disfraces y objetos inertes capaces de moverse, cometas humanas, pescadores de botas y ángeles de la guarda que suelen pasar desapercibidos. En otras ocasiones, la metáfora se toma al pie de la letra y hallamos un sketch donde todos los personajes se ven obligados a caminar sobre una incómoda esfera –¿la responsabilidad del ser humano con el mundo que habita?—. Otras veces, el surrealismo que destilan estos dibujos con bitonos rosas recuerdan a las ingeniosas “El viaje a ninguna parte” o “Amanece, que no es poco”. Y como en las películas de Takeshi Kitano o ciertas obras de teatro, nos toparemos con los mismos actores secundarios, que actúan a modo de troupe bufonesca (el señor del bigotito es el más inquietante con diferencia). Semejante al contenido del recientemente editado Poguri, los chistes de Intermezzo persiguen una lógica viciosa y absurda, que provocan la comicidad a través del extrañamiento. Además el autor, de trazo caricaturesco y expresivo, añade un componente poético a sus historietas y alguna dosis de misantropía. Qué bien que el título se complemente con otros tres volúmenes. Confiemos en que la francesa Imho, que se ha ahorrado la traducción merced a unos brillantes gags sin palabras, no tarde mucho en sacarlos.

7.7.08

Reseñas: The Spirit #4

The Spirit #4, de varios autores (Norma Editorial, junio de 2008). 48 páginas. Color. PVP: 4,50 euros.

Este volumen empieza con un número especial conformado por tres historietas cortas de ocho páginas, en un intento de asemejarse al Spirit original. Los artistas invitados no hacen un trabajo muy brillante: Walt Simonson y Chris Sprouse usan el recurrente “ladrón roba a ladrón” en una trama sin mucho interés que recuerda a Lupin III. Por otro lado, Jimmy Palmiotti y Jordi Bernet hacen un homenaje a aquellos episodios corales de Denny Colt, ubicando la acción en una escalera de vecinos. Y Kyle Baker se muestra sorprendentemente oscuro, como buen discípulo de Eisner. Hasta aquí, esto podría parecer un cómic antológico tipo El Escapista.

Sin embargo, el capítulo firmado por Darwyn Cooke enlaza con las entregas anteriores. Recupera con inteligencia a Mr. Octopus y El Octógono y presenta a Satin en plena crisis de amnesia –atentos a las escenas de ensoñación—, justo cuando debe demostrar su facultad para desactivar bombas. En esta ocasión, Norma ha obviado tanto la sección de noticias como incluir la otra cubierta (que reproducimos aquí).

Reseñas: Los Poderosos Vengadores #6

Los Poderosos Vengadores #6, de Brian Bendis y Frank Cho (Panini, julio de 2008). 24 páginas. Color. PVP: 1,95 euros.

Partiremos del hecho de que me quedé dormido leyendo este tebeo y quedó tan arrugado que tuve comprarme otro ejemplar, aun sabiendo que su contenido no merecía tal molestia. Entre otros hitos, este cómic incluye la peor viñeta que haya pintado Cho para la cabecera (ver la imagen inferior). Mientras Ares combate las mazas medievales que habitan en la flora intestinal de Ultrón, el Vigía empieza a darle de lo lindo en el peor momento –y además está feísimo cuando se transforma en super-guerrero—. Antes del cliffhanger final (no pienso picar…), Bendis cierra por parejas los cabos sueltos, presentando un Tony Stark convaleciente que posibilita algunos instantes humorísticos. Sin duda, se trata de un arco argumental del montón, con la salvedad de contar con los dibujos del autor de Liberty Meadows y por ciertos bocadillos de pensamiento que plasman a la perfección las contradicciones de los metahumanos. Y yo me pregunto, ¿esa explosión estilo Akira no debería haber provocado bajas civiles? ¡Definitivamente creo que voy a dejar de comprar grapas!

4.7.08

Reseñas: Aventuras de Cacauequi

Aventuras de Cacauequi (Edición anotada), de Jacobo Fernández Serrano (El Patito Editorial, junio de 2008). 70 páginas. B/N. PVP: 15 euros.

Por fin tenemos en nuestras manos el primer álbum de historietas de Jacobo Fernández Serrano, aquél que en BD Banda o Dos Veces Breve ya daba muestras de su ingenio y destreza. ¡Y el resultado podría colocarse directamente en el podio de los mejores tebeos nacionales del año! En “Aventuras de Cacauequi”, el autor comienza reparando en esas abuelas que velan por sus nietos con tanta entrega. Sin embargo, el descubrimiento de que los gatos vestían y hablaban como hombres en el siglo XVIII marca un punto de inflexión y a partir de entonces, todas las convenciones sociales son cuestionadas. Por ejemplo, se determina que es bueno para los bebes no reforzar los músculos del cuello.

Luego entra en escena Casuarina, un personaje empeñado en asesinar a los cuidadores del entrañable Cacauequi –que recuerda, sin ir más lejos, al maestro Gorey—. Asistiremos al peculiar aprendizaje del protagonista, a sus contactos con la naturaleza (¡cuidado con la mosca del aceite y las hojas con rostro humano!), a su primera experiencia con el puré de cabra con granjero y a sus pinitos en navegación.

Las entretenidas y reveladoras “Aventuras de Cacauequi” poseen un regusto a cuento clásico y lucen una falsa apariencia infantil, quizá por ese trazo sencillo y eficaz de Fernández Serrano. Las anotaciones anexas son inseparables de la trama principal, y sirven para profundizar en multitud de asuntos sin entorpecer la lectura. Para colmo, las páginas huelen estupendamente –desde la colección El Duende Verde no probaba nada parecido—.

3.7.08

El auge momentáneo del cómic infantil

El cómic infantil vive un momentáneo auge merced a publicaciones como “Menuda es mi tía Ana”, narrado por el director de Dibbuks, Ricardo Esteban, e ilustrado por Linhart –que se prodiga poco pese a tener bastantes páginas injustamente inéditas—. El autor que dejó boquiabiertos a muchos lectores con su “Fin” adopta aquí un registro distinto, al que estarán acostumbrados quienes coleccionen Tretzevents: geometría deconstruida y un color hermosísimo. El libro consiste en una visión idílica de una protagonista enorme y juguetona, que siempre lleva chucherías en el bolso y a la que le encanta esconderse y organizar batallas.

A este título se suma ahora “Cinco lobitos”, de Javier Olivares, que se basa en una popular nana. El creador de Ono & Hop es un artista maduro que ha sabido adaptarse al género y pensar en un público que podría ser su hijo. En cartoné apaisado también, el cuento nos habla de una jauría totémica, donde cada cual desempeña un papel diferenciado. En sus páginas se describe la vida desde una perspectiva múltiple, dependiendo de la circunstancia de los miembros del clan. Los textos poseen ese tono poético que suele caracterizar la obra de Olivares, con bellas texturas y una combinación de azules y rojos envidiable, al tiempo que manifiesta su originalidad innata en ciertos detalles (las referencias a Arsenio Lupin, el Lobo Feroz y “El Retorno del Hombre-Lobo”).

¡Y lo mejor de estos tebeos es que los disfrutarán tanto los adultos como los menores!