21.6.07

Con ocho no basta, en el caso de Invencible

En este arco argumental Cory Walker empezó a tener problemas con las entregas, y en el número 7 tuvo que ser ayudado por Erik Larsen, Mark Englert, Dave Jonson y su sucesor oficial Ryan Ottley (además de otros cuantos no acreditados). También hay que destacar la labor del colorista Bill Crabtree, por encima de la medianía digitalizada, encarnado además en las viñetas de Invencible como el compañero de instituto William (ese que no sabe mantener la boca cerrada).

Mark tendrá que enfrentarse al cíclope Allen, un oficial examinador de campeones. En lugar de ponerse a pelear, la nueva generación de superhéroes prefiere dialogar. ¿Habrán encontrado otra manera de arreglar las cosas? Para que luego digan que Robert Kirkman no renueva el género. Por su parte, Omniman y Debbie Grayson aprovechan para recuperar (en la cama) el tiempo perdido, mientras su hijo visita su futura universidad. Allí, después de toparse con un robot suicida, comprenderá lo difícil que es guardar su identidad en secreto –otro logro del guionista—. Mientras tanto, al sastre de los metahumanos le han birlado una armadura y Rexplode le ha sido infiel a Atom Eve con Dupli-Kate.

Los autores realizan luego una presentación canónica de los Guardianes de la Tierra, un claro homenaje de la editorial a la Liga de la Justicia (incluyendo varios parecidos razonables): El Inmortal, el anatagonista de Omniman; Darkwing, una imitación de Batman; Red Rush, sosias de Flash; Martian Man –ejem—; Green Ghost, fan de Linterna Verde; el cara de pez Aquarus y la amazona War Woman. Después de ser testigos de su cotidianeidad, todo acaba en una matanza con final sorpresa. El posterior entierro contará con la presencia de ilustres de Image como Savage Dragon, Superpatriot o Jack Staff. Un guiño a Watchmen por aquí, un mayordomo rebelde por allá y ya tenemos otro episodio de Invencible. El futuro no puede ser más prometedor: Mark liga más que nunca desde que sus poderes son conocidos, Robot ha desmantelado el Teen Team y se ha puesto de moda saquear tumbas.

La edición de Aleta contiene una introducción de Larsen, un artículo de Víctor M. García (Vía News), las portadas originales y una amplísima galería de bocetos comentada por el propio Kirkman.

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20.6.07

Reseñas: Tomás el Gafe #14

Tomás el Gafe #14, de Franquin y Jidéhem (Planeta de Agostini, junio de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

Atención, lectores de Gaston: nos encontramos ante uno de los álbumes más hilarantes de la serie. Algunos de los chistes que contiene los leí en mi infancia y aún guardaba muy buen recuerdo de ellos, así que imaginad la sensación que he tenido al ojearlos. El señor De Mesmaeker es uno de los personajes que más aparece, con sus contratos y sus visitas sorpresa. Las mascotas de Tomás, mientras tanto, cohabitan en extraña armonía. Franquin nos brindará nuevos y estrafalarios diseños, como el sillón con forma de guante de boxeo o las cabezas reducidas personalizadas. Por su parte, el Gafe acude cada vez más a menudo al zoo, pues allí le esperan el elefante, la jirafa y los perezosos. Su coche dará una vuelta de campana, pero gracias a las bicicletas que llevaba en la baca, el vehículo seguirá rodando. En otra ocasión, Gaston olvida poner el freno de mano, dando lugar a una situación igual de surrealista. Los compañeros del periódico están convencidos de que un poco de deporte le vendrá bien al ingenioso chico de los recados, de modo que asistiremos a torneos de fútbol, baloncesto y rugby. El pobre Tomás empezará a tener problemas al cruzar la aduana, al tiempo que un fan le envía una peligrosa planta suramericana. ¿Y si la fotocopiadora hiciera también avioncitos de papel?, se debió preguntar la última vez. Asimismo, el gato logra engañar a su dueño y le arrebata la comida con el viejo truco del árbol. Los miembros de Spirou creían haberlo visto todo, pero cuando vieron al profesor de yoga cambiaron de opinión. El Gafe se aficiona a preparar crepes y soufflés ahora que Juan Cenizo sufre una depresión. Habrá nuevos disfraces, resfriados y una partida de billar en el suelo más propicio. Y no os perdáis la mejor viñeta de la colección hasta la fecha: aquella en que descubrimos a Tomás dormitando junto a sus mascotas, acomodado en una madriguera de correo atrasado. ¿Os dije que Franquin es capaz de transformar su firma en cualquier cosa?

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19.6.07

Reciclaje de coleccionables

El periódico deportivo AS viene entregando estos días un coleccionable de cómics coordinado por Panini que ya ha circulado por otros rotativos. En su día no me molesté en adquirir los tomos del Pato Donald, Mickey Mouse y Snoopy, pero rectificar es de sabios. Los títulos de la factoría Disney contienen historietas de sabor clásico (no en vano están fechadas a finales de los años 30 y 40, respectivamente) y otras procedentes de la escuela italiana. Carl Barks, por ejemplo, se encarga de las fabulosas “Donald y el zombi”, “Donald y el misterio de los Andes” y “Donald y el tesoro vikingo”. Por su parte, Romano Scarpa firma “Donald, agente del FBI”, mientras que Pezzin, De Vita y Cavazanno ponen la nota actual del personaje con “Donald y la casa electrónica” y “Donald y el insólito remake”.

El volumen dedicado al ratón más famoso (y rentable) de los dibujos animados incluye las tiras de prensa de Floyd Gottfredson y Ted Osborne, que presentan su aterradora “Mickey y la mansión de los siete fantasmas” –donde vemos al protagonista empuñar una pistola sin titubear, algo impensable en estos tiempos de corrección política—. Como en el caso anterior, Panini completa el libro con páginas más recientes publicadas en Italia, como “Mickey y Minnie en Casablanca” (Cavazanno) o “Mickey y el rasguño cronoespacial” (Sisti/De Vita).

La entrega más reciente, Snoopy, contiene una selección de tiras dominicales coloreadas, en su mayoría publicadas en los setenta y los noventa, divididas por orden temático: “La escuela”, “En casa”, “¡A cenar!”, “En el jardín” y “¡Béisbol!”. Una oportunidad perfecta para revisitar a los encantadores personajes de Schulz.

En una iniciativa de esta categoría se agradecen mucho las seis/ocho páginas de introducción de Francesco Meo, Luca Boschi, Olivier Jalabert y el Estudio Fénix, con información fundamental sobre cada cabecera.

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18.6.07

Segunda edición de Invencible: ¡Engánchate!

Mark Grayson descubre un buen día que tiene superfuerza y puede volar. Nada especial, teniendo en cuenta que su padre es el extraterrestre Omniman, uno de los seres más poderosos de la Tierra. Además, su madre también se lo toma con naturalidad; su única preocupación es que ambos estén sentados a la mesa a la hora de comer. En el instituto, Mark comparte clase con Atom Eve, la bella integrante del Teen Team (no lo intentes, está con Rexploder), y Hiles, su profesor de Física, se ha convertido en una amenaza después de secuestrar a varios estudiantes. En el supergrupo adolescente también desfilan Robot y Dupli-Kate, con poca presencia en los primeros capítulos.

El arco inicial de esta colección describe las primeras peleas fáciles con los gemelos Mauler, así como una divertida ronda junto a Omniman, que será absorbido por un portal espaciotemporal. Como es lógico, veremos al héroe buscando un alias que se adecue a su nuevo estatus y, sobre todo, “un traje icónico” (a estas alturas no son los propios metahumanos quienes cosen sus pijamas, sino los profesionales de la moda).

Con grandes dosis de humor, Robert Kirkman actualiza el género con éxito. Le ayuda Cory Walker (y su sucesor Ryan Ottley), dos dibujantes capaces de justificar la repetición indiscriminada de viñetas con mucha gracia.

Aleta Ediciones compensa los precios altos con contenidos extra, como una introducción de Kurt Busiek, las portadas originales y una completa galería de bocetos. Gracias a éxitos como Invencible –que ahora presenta su segunda edición— o la Línea Bonelli, la pequeña compañía valenciana puede arriesgarse en otros frentes.

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Reseñas: Hellblazer #19

Hellblazer #19, de Jamie Delano y Steve Pugh (Planeta de Agostini, junio de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,50 euros.

Los episodios que contiene este volumen, “El trabajo de un hombre” y “Juego de niños”, conforman una historia doble sobre Martin, un joven vegetariano que ha de soportar las humillaciones de su padre, de nombre Archie, y carnicero cruel de profesión. Aquí Delano muestra los horrores de la Inglaterra profunda, un argumento al que le vienen muy bien los dibujos del discípulo de Ingels, Steve Pugh, especialista en sangre y tripas.

John Constantine apenas sale en unas cuantas viñetas, mientras la joven Mercury, verdadera protagonista de la entrega, le da su merecido al líder de la matanza. Fue ella quien detuvo el autobús en que viajaban junto a Marj al percibir una sensación extraña. Preparad el estómago para peleas de perros y cerdos hacinados chillando. La etapa de Delano en Hellblazer acaba en el siguiente número, donde contaremos de nuevo con el espectacular grafismo de Dave McKean.

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Seguro que estas mangueras le encantan a Jotacé.

17.6.07

Nostalgia verde y salidas de tono

>> Los seguidores de Darwyn Cooke no deben pasar por alto el Green Lantern Especial #1 que salió hace ya unos meses, pues se abre con “Vuelo”, una historieta escrita por Geoff Johns y dibujada por él. En ella se narra la infancia de Hal Jordan desde un punto de vista nostálgico, donde la figura del padre aviador y su papel como modelo a imitar cobran vital importancia. Las escenas estrelladas con Carol y Kyle Rayner (y el binomio espíritu/emoción), con esos espléndidos colores de Dave Stewart, resultan muy hermosas. El tebeo incluye fichas de personajes, muy útiles para saber que un linterna verde como el citado Rayner –creado en los noventa— no puede tener mucha credibilidad, ni tampoco más protagonismo que la versión afroamericana. Por no mencionar a villanos como Parallax o Mongul… Las páginas ilustradas por Pacheco apenas las he ojeado.

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>> Recerca lleva casi dos meses sin dar señales de vida. Tras una reciente remodelación editorial y el anuncio de nuevas líneas de publicación parece que la empresa mallorquina está pasando por uno de esos momentos críticos. A la espera de nuevos ejemplares de GEI, es una buena ocasión para repasar aquel “Debut”. Una presentación abrupta de personajes y diálogos con salidas de tono como: “Al menos te hace unas buenas pajas”, “A mí me gustan las vírgenes de por aquí, las adornan como putas” o “Prométeme que me harás cosquillas cuando vuelva a ser de carne y que me harás unas bragas de saliva”. Morell introduce poemas y canciones en sus textos, y trata de convertir el cómic en una experiencia multimedia (quizá el Red Rocket 7 con CD que editó en español le dio la idea). En la narración se vuelve más interesante la misteriosa atracción del lago que el monstruo central, más cuando todo se resuelve con una injustificada traca de splash-pages de Félix Ruiz –un autor despistado, como un desquiciado Sam Kieth nacional, que tan pronto le deja el ombligo fuera a Lunita como se lo tapa—. Ya en “Voyeur” llamaba la atención el desmesurado despliegue con helicóptero que el gabinete usaba para resolver un simple caso de polstergeist. Además, el eslogan escogido de “la serie más gafe del cómic español” no creo que le haga muchos favores a la colección. ¿Recurrirá el guionista a los relatos de forenses y sensitivos de Cuarto Milenio para inspirarse? Recerca ha anunciado que otro de los dibujantes de esta nueva etapa será Daniel Daza, autor de Storm.

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Barsowia, capital de Polaqia

Dolmen es una editorial preocupada por la cantera nacional y hace casi un año decidió publicar una antología del fanzine gallego Barsowia para dar a conocer al público español un ramillete de autores jóvenes muy interesantes. El volumen, que cuenta con cubiertas y portadillas de David Rubín –uno de los colaboradores fijos—, se divide en siete partes temáticas (algunas bastante discutibles): historias de amor, muerte, sobre la familia, acerca de la guerra y el cambio climático, crímenes a sangre fría, robots o ciencia-ficción, y encuentros con entidades. El coordinador de esta antología es Kike Benlloch, que también escribe y dibuja en el colectivo Polaqia. ¿Es una errata que en su apéndice de historietas contenidas no se refiera al primer tercio del libro?

El arriba mencionado Rubín se alza como uno de los autores más destacados con sus monográficos de superhéroes –la comparación a lápiz con el ángel de la guarda es exquisita—. Y Barsowia en Llamas es una ocasión idónea para comprobar la sorprendente evolución del artista. Teniendo en cuenta su popularidad tras el Salón del Cómic no es de extrañar que haya sido escogido como gancho…

También sobresale de la media Brais Rodríguez –un descubrimiento personal—, siempre imprevisible con su trazo naif, que recuerda tanto a Marjane Satrapi como a Paco Alcázar. Por suerte, dibuja casi un capítulo entero del tomo, plagado de máquinas domésticas, hombres con cabeza de perro, fans indolentes y parejas imposibles.

Diego Blanco ha logrado un estilo propio con su pincel grueso y su empleo de los grises. “Al final mueren todos” o “Robot” (con canción de iglesia incluida) son algunos de sus trabajos más acertados. Junto a Benlloch ilustró “Final”, acerca de un artista dramático que decide abandonar la escena, así como el triste destino de dos soldados fugados.

Paulo Monteiro no aparece mucho en el libro, aunque sus visiones de la guerra y la juventud de Picasso, con influencia gráfica de El Roto, son ciertamente relevantes. Ivan Suárez es uno de los dibujantes más virtuosos, pero sus guiones no son tan brillantes. Jorge Taboada, en cambio, no tiene un trazo muy fino, pero sus cuentos de pirómanos son muy recomendables. Roque Romero pone la nota contemporánea con sus collages centrados en viajes astrales y abducciones, en la misma onda que Bouss o Carlos Arrojo. Y Bernal, de trazo grueso, recuerda a Bartual. Covelo, López y Benlloch son partidarios de la tipografía mecánica, rasgo que deshumaniza por desgracia sus colaboraciones.

La nómina de Polaqia se amplía con autores portugueses, franceses y norteamericanos. Entre los más llamativos está Michael Bonfiglio, practicante del simbolismo y el cómic heterodoxo. Su “Borrachera con el monstruo del Lago Ness” o su trasunto de Billy Avellanas no dejan indiferente. Kohell hace historietas muy cortas, pero su escasa presencia es muy significativa. Es capaz, en una sola página, de mofarse de Jimmy Corrigan o de sacar el lado más humano de un asesino. Por su parte, Louis Bertrand Devaud es un ágil experto en trepanaciones.

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13.6.07

Reseñas: Tomás el Gafe #13

Tomás el Gafe #13, de Franquin (Planeta de Agostini, junio de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

En este álbum, Tomás dará a conocer al mundo su nuevo gancho para el coche: un método para no consumir gasolina. También probará su mesa mágica, que empezó como una broma que leía el pensamiento y acabó de flamante redactor de documentos. Su sistema de envío de paquetes a través de un hilo que recorre el techo de la oficina no tendrá muy buena acogida, ni su condensador de café, ni las pompas musicales o los disfraces ridículos. Luego inventa una forma de desatascar chimeneas bastante original y alarmas más que estridentes. Mientras sueña con el triunfo en todas las modalidades deportivas, nuevos personajes anónimos van desfilando por la serie. Asimismo, Franquin –atención a sus firmas versátiles y temáticas— incluye un narrador en tercera persona en raras excepciones (como el relato del despiste familiar). Gaston no duda en llevar a la redacción de Spirou otra planta. Y como era de esperar, su joven enredadera –tras un intento de suicidio—trabará amistad con el cactus. Hay más chistes ubicados en el campo, con la caza como leit motiv y una sesión de tiro al plato. En la urbe, el Gafe es tan cívico que va dejando mensajes de disculpa en los coches que araña. Con Jeanne (que deshoja las macetas que le regalan) se irá de pesca –o eso creíamos—, ¡y por fin le dará un beso! La confusa niebla hace acto de presencia, al igual que los terribles resfriados. Ojo con las esculturas diseñadas por el creador de Tomás: si en el número anterior veíamos una mano con todo lujo de detalles, aquí irrumpe una oreja peluda gigante. ¿Sabíais que Gaston se ha vuelto adicto al transistor? ¿Y que el odio que siente Longtarin hacia él es tan profundo que le dedicará una señal de tráfico?

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Reseñas: La Cosa del Pantano #7

La Cosa del Pantano #7, de varios autores (Planeta de Agostini, junio de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,50 euros.

Este volumen de La Cosa del Pantano contiene, como reza en el subtítulo de la edición original, “suspense sofisticado”. Se refiere al peculiar trabajo de Alan Moore, que mezcla elementos góticos –la casa encantada y la amada en brazos de la criatura— y arquetipos superheroicos –el enfrentamiento final y la visita a Arkham Asylum—.

A los autores ya conocidos se suma ahora el ilustre Rick Veitch, cuyos dibujos continúan la estela de Bissette, manteniendo la calidad y homogeneidad gráfica de la serie. El guionista decide en este tomo desvelar el secreto de Matt Cable, aquél que más había cautivado a los lectores. Y la resolución no es muy original: el regreso del archienemigo de Swamp Thing: ¡Arcane! Sin embargo, es todo un acierto relacionar el resurgir de este villano con los arrebatos anónimos de violencia que invaden EEUU.

Tras breves cameos del Hombre Florónico y el Joker, la Cosa demostrará con hechos que ya no es Alec Holland. Mientras tanto, Abigail sufre un fatal revés que parece indicar que nada volverá a ser lo mismo en Louisiana.

Planeta ha devuelto a su sitio las cubierta interiores y sigue reproduciendo la portada del segundo número incluido (un detalle por el que estaremos eternamente agradecidos). ¿Sería mucho pedir que en lugar de publicidad incluyeran un artículo resumiendo qué ha ocurrido en la colección desde “Génesis Oscura” hasta “Lección de Anatomía”?

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12.6.07

Reseñas: Solo #5 (Darwyn Cooke)

Solo #5: Darwyn Cooke (Planeta de Agostini, junio de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,95 euros.

Esta entrega de Solo es muy peculiar por varias razones. Si mal no recuerdo, Darwyn Cooke es el único artista hasta la fecha que se ha encargado de todas las facetas creativas de este cómic antológico, un aspecto fundamental de la colección que nadie había llevado a la práctica con rigor. Además, los diferentes relatos del autor están hilvanados por una historia de Slam Bradley (el detective amigo de Catwoman) ubicada en el bar Jimmy’s 24-7. Por si fuera poco, el responsable de The New Frontier aprovecha la ocasión para desplegar todos sus registros gráficos y técnicas de coloreado, brindándonos unas sorprendentes tiras cómicas (por donde desfilan personajes de DC de la talla de Ángel y el Mono, Aquaman, Joker o Harley Quinn), pasatiempos y algún que otro pin-up.

“La ventana del mundo” rememora el momento en que Cooke toma su primer contacto con el dibujo, un recuerdo infantil dedicado a una amiga de sus padres que debió influirle mucho. “El rey de América” narra las peripecias de un espía en la Cuba precastrista, en una trama llena de traiciones y falsas apariencias. “Locura cotidiana” es quizá la propuesta más interesante –por alejada de su medio habitual—, se trata de un divertido cuento fantástico sobre un gentleman enamorado de su aspiradora. “The Question” desentona por sus horribles collages (esto empieza a parecer patológico), aunque realiza una lectura poco habitual del atentado del 11-S –¿está el autor a favor de la guerra sucia y la aniquilación de objetivos concretos?—. “Déjà Vu”, por último, presenta a un Batman lacónico y espectral como el de Alex Toth, en una aventura con ladrones y padres asesinados que le toca de cerca.

Planeta sigue incluyendo una breve biografía del autor, así como varios bocetos y diferentes juegos de tipografías para cada historieta.

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El Slam Bradley más clásico.

Reseñas: Nunca me has gustado

Nunca me has gustado, de Chester Brown (Astiberri, junio de 2007). 200 páginas. B/N. PVP: 18 euros.

“No me gusta hacer cosas que no he hecho nunca”

Muy posiblemente estemos ante el tebeo más sobresaliente del año. Una tragedia personal convertida en obra de arte. Un lenguaje estilizado a la vez que detallista, caricaturesco pero realista. Astiberri se ha adelantado a La Cúpula, editora oficial en España de Chester Brown, y publica Nunca me has gustado, un relato autobiográfico sobre la adolescencia del autor canadiense, cuyo trazo característico recuerda a obras como El Playboy.

La juventud del dibujante viene marcada por la salud mental de su madre –que le aconseja no decir palabras soeces, una máxima que seguirá de por vida— y por una actitud fría como el témpano ante los demás. Su relación con las chicas es cuanto menos, especial: o huye de ellas (en la escena del cine) o no sabe cómo actuar. En ocasiones, el contacto físico se transforma en violencia –casi troglodita—, y sólo lo vemos más relajado durante sus ingestas de galletas en solitario.

Además de ser objeto de burla de sus compañeros y un tímido rompecorazones, el protagonista ejerce de hijo rebelde y desobediente en casa, mientras su hermano, el pequeño Gordon, acata cualquier mandato materno. Rodeado por personajes como la espabilada Conney y su hermana menor Carrie –que profesa un amor no correspondido hacia Chester—, o la exuberante Sky, los días en Montreal se hacen más llevaderos jugando al escondite. Mientras tanto, la banda sonora corre a cargo de Led Zeppelin, Sweet y David Bowie.

Entre los instantes más destacados de esta novela gráfica habría que señalar el delirio suicida del artista, o el momento en que decide ilustrar sus sentimientos a través del simbolismo. Mención aparte para la cruda visita al hospital y un final que Brown prefirió impregnar de tristeza.Uno de los aspectos más llamativos de Nunca me has gustado es la distribución de las viñetas, encontrando desde páginas con una sola hasta otras que alcanzan las nueve. Esta composición dota de un ritmo personal al relato, como si los elementos narrativos se adaptaran, según el caso, a las necesidades comunicativas del autor.

La edición española viene, por desgracia, rotulada mecánicamente, aunque la elección de las fuentes ha sido bastante acertada (adecuándose a títulos previos que ya vieron la luz en nuestro país).

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6.6.07

Ojo con la cantera valenciana de ARGH!

Menudo hallazgo el fanzine ARGH! (del que ya han aparecido dos números), con papel de gran calidad y bitonos rojos y azules –la próxima entrega será amarilla—. ¡Hasta la publicidad viene adaptada a la peculiar estética de la revista! Pero sin duda, lo mejor es haberse topado con autores nacionales tan interesantes como Félix Díaz o Jorge Parras. El primero es una mezcla entre Baseman y Darío Adanti, y firma tiras mudas como “Honkey & Smonky” y relatos del tipo “El profeta” y “La consulta” –seres submarinos que aspiran a algo mejor y miembros que se emancipan antes de la llegada del cirujano—. En “Flush”, por ejemplo, sigue el trayecto de una cuchilla de afeitar a través del desagüe, con una composición de página más que ejemplar. Por su parte, el segundo tiene influencias de Johnny Ryan y Magnus Carlsson, y su sección estelar si titula “Guou Llea!”. Su gracia natural, el absurdo y los juegos de palabras son la tónica habitual de series como “Cara de Ojete” o “Mi vecino es un esquimal”. Además toca en un grupo llamado The Lone Surfersss.

Entre los jóvenes valores que participan está Luci Gutiérrez, cuyo “Speaking in tongues” minimalista y heredero del cartel publicitario clásico supone casi un viaje al mundo de Pepita Pulgarcita. Y su versión de la canción infantil “Tengo una muñeca” es absolutamente siniestra. Miguel Porto, asimilando las enseñanzas de Daniel Torres y Max, narra la historia mágica de un testigo de asesinato. Luis Demano nos ofrece el “Calendario Suicida del Nihilismo Ilustrado” y unos planteamientos que recuerdan al Olivares de Cuentos de la Estrella Legumbre y a las viñetas más surrealistas del TBO.

El Flaco de la Gorra se encarga de los tipos humanos mediante sus pósters y la nota extranjera la ponen Bob Flynn y sus personajes antropomórficos, que aúnan Crumb y el Disney más clásico. Otros autores destacados son Pau Masiques –con un picnic bombardeado—, Martín Romero y sus especies en peligro de extinción (como el Tenoriam Bastardus), Ferrán Esteve, Molg H., Puño, Mar Malota y Martín López.

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El matiz contemplativo de Fermín Solís

El hermoso libro de Fermín Solís "De Ballenas y Pulgas” contiene dos cuentos: “El club de las ballenas francas” y “El hombre de las pulgas”. A un empleado aquejado de tos le recomiendan descansar cerca del mar. Sin embargo, tras perder una maleta con el trabajo de varios meses, su atención se concentrará únicamente en el coleccionismo de fotos. “Me gusta mirar a esas personas encarceladas para siempre en esos pedazos de papel e imaginar su vida”, dice el protagonista, con ese tono engolado que caracteriza a las películas españolas. Mientras tanto, la bella localidad de Saint Paul Sur Mer quiere erradicar las pulgas de sus playas. El mal humor reina en sus calles desde que un domador de circo las dejó escapar. Para solucionar el problema, Sebastián Batalla se dirige al pueblo, donde quedará incomunicado gracias a un móvil sin cobertura. Su estancia allí irá adquiriendo un interesante matiz contemplativo, como en esas extrañas cintas francesas a las que el autor quiere homenajear. La edición de Ariadna contiene bocetos y textos del autor (donde comenta, sin ir más lejos, que al principio planificó una sola historia).

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5.6.07

Reseñas: JLA/JLE #15

JLA/JLE #15, de varios autores (Planeta de Agostini, mayo de 2007). 192 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

El grueso de “Rupturas” se integra en este número, la saga con la que Giffen, DeMatteis y Jones cerrarían su gloriosa etapa en la colección. Por sus páginas desfilarán toda clase de villanos pretéritos y hay grandes dosis de acción en los distintos frentes abiertos. Por su parte, la labor gráfica corre de nuevo a cargo del inexperto y caricaturesco Chris Wozniak; el cada vez mejor imitador de Maguire, Darick Robertson; y un Bart Sears que por fin presta sus lápices a la rama americana de la Liga.

Tras el enfrentamiento con los Guardianes Globales y el fin de la Reina Abeja, un Despero recién liberado amenaza con destruir la JLI. Para evitarlo, Manga Khan envía a Lobo, un mercenario estelar muy eficaz. Hielo y sus compañeros deberán luchar con dioses nórdicos ilustres como Loki, Thor o Baldur, pero nada impedirá su transformación en árboles –esta salida de tono se debe al cruce con la Guerra de los Dioses—. Con Heimlich fuera del supergrupo, la ONU pide el desalojo de las embajadas, de manera que sus integrantes retornarán a la cueva original. La obesidad de Blue Beetle continúa siendo preocupante, mientras Fuego trata de ejercer de modelo y Guy Gardner abre con la ayuda del General Gloria un comedor de beneficencia. Las averiguaciones del inspector Camus sirven de ayuda a la Liga de la Justicia, aunque Flash, el Hombre Elástico y Beetle han preferido pasear por el mundo surrealista de la Patrulla Condenada. La recuperación milagrosa de Maxwell Lord desemboca en una fiesta con la presencia del británico Beefeater. El Tío Mitch está reparando a los Extremistas en KooeyKooeyKooey, al tiempo que el Conglomerado de Booster Gold echa una mano durante la pelea contra Despero. ¿Quién iba a decir que Kilowog y L-Ron darían con la clave para detenerlo?

Planeta sigue incluyendo, por fortuna, las cubiertas originales. También ofrece un artículo de Fran San Rafael de tres páginas sobre Míster Milagro –que no aparece en todo el tomo—. Uno de los errores de esta entrega se esconde en las contracubiertas (donde se reproduce el mismo dibujo de Despero, el más horroroso de todos). Asimismo, la editorial ha cometido un gran fallo al omitir en este volumen los anuales de JLA #5 y JLE #2, que ha preferido insertar en su tomo de Sagas DC en lugar de elaborar una serie madre integral. La decisión no hubiese sido tan traumática de no tratarse de un acontecimiento tan relevante como la muerte del Capitán Atom.

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4.6.07

Reseñas: El Manglar #3

El Manglar #3, de varios autores (Dibbuks, mayo de 2007). 68 páginas. Color. PVP: 3,90 euros.

Como dice el tucán diseñado por José Luis Ágreda, este número de El Manglar se parece cada vez más a “un monográfico de Peeters”, uno de los autores foráneos más sobresalientes de la revista. No en vano le dedican la entrevista, la portada es suya y la historieta más larga la firma él –un recomendable cuento plagado de onomatopeyas y símbología—.

Entre los artistas nacionales más destacables se sitúa, como de costumbre, Carlos Vermut. Su tercera entrega de “Doble Sesión” consigue dar miedo, aunque no nos convencen los collages. Fermín Solís se estrena en la cabecera con una página de “Marta, Sebas y los demás” (¿no parece el título de una canción de La Oreja de Van Gogh?), que corrobora lo que muchos pensábamos: este chico necesita un guionista. Santiago García y Pepo Pérez presentan un episodio autoconclusivo de “El Vecino”, con curiosas contradicciones entre los pensamientos y las palabras de sus protagonistas y una perspectiva de la cotidianeidad del superhéroe muy llamativa. Ágreda retoma a sus encantadores personajes del número 1 para “Suicidio Remoto”, una aventura acerca de la responsabilidad y la culpabilidad muy entretenida. Jorge Monlongo no nos cautiva como lo hiciera antes con “Distrito Harrigan”. Sus caricaturas se aferran demasiado a los clichés del género policiaco y apenas existe desarrollo argumental. Paco Alcázar pasa de colaborar en la sección de tiras a tener dos páginas para “Antes del Desastre”, donde vuelve a poner en situaciones embarazosas a sus queridos mutantes. Por el contrario, Javier Olivares se integra en el apartado antes mencionado con una elegante “Astroteca”, en la que emplea una nueva y hermosa técnica. Luego viene el siempre remarcable Miguel Porto y su breve “Hasta el último árbol”. Es una pena que no pueda disfrutar de más espacio, pues se trata de un autor de composiciones muy innovadoras.

Del plantel extranjero, Ulf K se alza como uno de los más brillantes gracias a la sencillez de su trazo y una “Nana” sobre las preocupaciones de un hombre que espera un hijo. “Cosmik Roger” sigue su curso con un robot caracterizado de John Lennon. ¿No va siendo hora de dar paso a otros autores de Fluide Glacial?

Lo menos atrayente, bajo nuestro criterio, viene dado por Arthur de Pins y el descaro ortopédico de sus “Bonitos Pecados”, así como por las “Pequeñas Hecatombes” de Pep Brocal, que pese a parecer más inspirado que otras veces cae en el chiste chabacano. El “Sento” de Sergio Córdoba continúa aspirando al Récord Guinness de la Ingenuidad –no se pierdan el encuentro entre el ñoño y los otakus—. Castaño y Bartual se mantienen en sus trece desde su pequeño recuadro, que empieza a repetirse.

Esta entrega de El Manglar se completa con un perfil de Juaco Vizuete, una galería del ilustrador Ulises Culebro (frecuente en El Mundo), varias reseñas y los textos habituales de Vicente Vañó“Desde el bosque” dedicado al cierre de NSLM—y la “Fruta fresca” de Borja Crespo (aludiendo al Salón del Cómic, la Academia de la Historieta y el aniversario de Madrid Comics) con chistes de Manel Fontdevila.

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La Gaceta de los Negocios habla de cómics

Este fin de semana, el suplemento de ocio de La Gaceta de los Negocios se abría con un artículo de dos páginas titulado “Dibujantes a la fuga”. En él, Carlos Bueno recoge interesantes declaraciones como:

“No es imposible, pero sí complicado trabajar aquí (…) Es difícil que un ilustrador o dibujante de cómic no se sienta tentado a trabajar en otros segmentos muy relacionados con ello como el cine o el diseño de personajes. El mundo de la publicidad, de los videojuegos o la industria del juguete también pueden reclamar sus servicios en un momento dado y nuestra idea es que puedan sentirse cómodos desarrollando cualquiera de esos trabajos (…) A la larga, si quieren, sí acaban trabajando en el cómic, aunque también es cierto que muchos se encuentran bien en esos otros trabajos y abandonan esa idea original (…) Esa experiencia les puede venir bien como primera aproximación al proceso laboral, para familiarizarse con los plazos de entrega y la edición, es algo interesante pero sólo para el inicio.”José María Polls, jefe de estudios de la Escuela Joso del Cómic y de Artes Visuales.

“Ese problema siempre está ahí. Pocos autores pueden ganarse la vida con la venta que se hace en España, pero para eso el autor tiene el gran don y la gran suerte de que su obra sigue reproduciéndose y generando derechos de autor toda su vida (…) Hay que crear equipos y que varios dibujantes participen en un único proyecto. Así podríamos aprovechar al autor con buenas ideas. Esos autores deben entender que no tienen por qué ser ellos los que realicen en solitario toda la obra. Así, en lugar de publicar un libro al año, podrían sacar tres o cuatro. Lógicamente, ese talento obtendría la fama y el dinero que merece en un periodo de tiempo más corto.”Rafael Martínez, fundador de Norma Editorial.

Podéis leer el artículo íntegro aquí. En el álbum de imágenes de abajo recogemos la versión impresa, que contiene breves perfiles de Carlos Vermut, Cris Ortega, David Ramírez, Javier Rey y Oriol Hernández, así como una columna de opinión firmada por Miguel Ángel Uriondo.

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1.6.07

Reseñas: Nuevos Guerreros

Nuevos Guerreros: Todo por la Audiencia, de Wells y Young (Panini Comics, mayo de 2007). 144 páginas. Color. PVP: 9,25 euros.

Sin duda, el apartado gráfico de esta serie limitada de los Nuevos Guerreros es uno de sus mayores reclamos. Skottie Young bebe de Disney y el cartoon en general, aportando aire fresco al género (como lo hiciera en su día la versión animada de Batman). Los diseños de los personajes principales –a diferencia de los secundarios— son modernos y estilizados. Las escenas de acción protagonizadas por Nova, Speedball, Namorita y Night Thrasher poseen un dinamismo difícil de encontrar en estas publicaciones. No obstante, el dibujante abusa de los desenfoques (hasta recordar a ese Baker desatado por culpa del Photoshop).

Tiene su parte de mérito el guionista Zeb Wells, al situar a estos jóvenes metahumanos en un reality show rodado en distintas poblaciones de EEUU olvidadas por los vigilantes más célebres (el tomo está lleno de curiosas referencias a Los Vengadores): Fairbury (Illinois), Salina (Kansas), Nüponder (Minnesota) y Smyrna (Delaware). El ritmo de acción y los momentos cómicos invitan a una lectura acelerada, poblada de villanos de segunda –un filón para las colecciones que permiten ciertas dosis de humor— como Tiburón-Tigre, el Armadillo, los Supersimios del Fantasma Rojo, los Robots Intelectuales del Pensador Loco (encarnados respectivamente en Albert Einstein, Leonardo Da Vinci, Virgina Woolf y Sigmund Freud) o el Corruptor.

Asesorados por un productor como Ashley, los Nuevos Guerreros se verán obligados a repetir tomas –es fácil que Speedball se salga de plano— y a lidiar con Erika, miembro de una sociedad protectora de animales, en plena refriega zoológica. Destacan los novedosos Microbio, un gigante capaz de comunicarse con los gérmenes (relacionado estrechamente con Night Thrasher) y Detritus, incorporada por la TV para causar conflicto. Entre los mejores instantes del volumen hay que subrayar tanto el casting / reclutamiento del tercer capítulo, como el enfrentamiento contra los hombres más listos del mundo (donde Wells mantiene muy bien el suspense).

La edición de Panini contiene las seis cubiertas originales y un breve artículo de Raimon Fonseca sobre el supergrupo. Sí recomendaríamos una segunda pasada de pegamento durante la encuadernación de estos tomos baratos, porque el primer episodio se nos ha deshojado por completo. ¿Hay alguna recomendación pretecnológica para estos casos? En la traducción apenas se detectan lapsus, como denominar “Bola veloz” (solo una vez) a Speedball.

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