BD Banda #2, de varios autores (BD Banda, marzo de 2008). 68 páginas. Color. PVP: 6 euros.Si tenemos en cuenta que este número debería haber aparecido en noviembre (dado el carácter semestral de la revista), el retraso es bastante considerable. Ojalá se solucionen pronto estos problemas de coordinación y distribución. No obstante, tras leer su contenido, uno rectifica y se alegra, porque la espera ha merecido la pena. Los autores están muy inspirados y la factura es excelente. Incluso las series que vienen publicándose por entregas –a las que afecta especialmente la demora de
BD Banda— apenas se resienten gracias a su naturaleza episódica. En el lado negativo sólo se aprecian minucias como esa bibliografía de
Fred en gallego (
Álvaro Pons redescubriendo joyas de la BD), o la desaparición del editorial –¿se olvidaron de él o han decidido eliminarlo?—.
Monteys se marca una genialidad surrealista en su capítulo de
“Calavera Lunar”, con la presencia destacada de la nariz de
Mussolini, las orejas de
Hitler y los pulgares de
Pinochet. ¡Se nota que
Carlos Areces está creando escuela en
El Jueves! Además cuenta con los preciosos colores de
Carmen Recreo. Los guiones de
Jorge García le sientan estupendamente a los dibujos de
David Rubín, que firma una portada fabulosa y se muestra en estado de gracia con una aventura de
Zemo ambientada en un campo de golf lleno de vampiros. ¿Encontrará en el futuro a otros jóvenes superdotados como él?
Javier Olivares amplía el universo naif de
Astro con
“Teo, becario sideral”, empleando una estética semejante a la de los tebeos de
Mariscal. Por su parte,
Jacobo Fernández insiste con su colección de
“Animais Pantasma” para hablarnos del amor de unos canarios hacia su desdichada dueña en una historieta de época que incluye momentos cómicos y una admiración velada por
Tony Millionaire.
Stygryt también se adapta a la perfección escribiendo cortejos costumbristas para
Calo en
“Julie” (otra paleta cromática maravillosa). ¿Continuará
“The Grunt Way” de
Carlos Vermut tras esta entrega? Esperemos que sí, aunque su antología
“Psico Soda” parece indicar lo contrario. En sus páginas, donde el autor de
“Doble sesión” hace gala de una brillante economía de medios, se mezclan elfos y mafiosos, y las advertencias tienen forma de cabeza de dragón.
Doble dosis de
“Serpientes ciegas” de
Seguí y
Hernández Cava, un álbum de espionaje ambientado en los años 30 cuyos derechos ya ha adquirido
Dargaud, con una atmósfera muy cinematográfica y algún tributo a
Úrculo. Quizá se trate de la colaboración más seria de la revista, y por ello desentona un pelín con el conjunto de este
BD Banda. Asimismo, se estrena
Alberto Guitián con
“Ultratumbia”, en un registro similar al mencionado Monteys con viñetas oníricas y reminiscencias de
“Thriller”.Miguel Robledo es otro representante de esa generación de jóvenes autores influenciados por el manga que no adoptan los arquetipos clásicos del medio, sino que desarrollan un estilo propio. De este modo, el dibujante nos enseña a sus
cabezones en plena acción con un despliegue propio del
Miyazaki de
Sherlock Holmes. Y entre pelucas y maquillaje,
Portela e
Iglesias describen las ventajas e inconvenientes de no tener sombra en
“Peter Schlemihl”.Por último,
Germán Ermida entrevista en esta ocasión al siempre lúcido
Max (al que pudimos leer no hace mucho en
Desde el abismo), que asegura estar trabajando en la continuación de
Bardín. Y ahora crucemos los dedos para que la próxima entrega de
BD Banda salga cuando corresponde (es decir, en septiembre), o que al menos no se retarde más allá del próximo
Expo Cómic.