Reseñas: JLA/JLE #13

JLA/JLE #13, de varios autores (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 192 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

Lo más interesante de este volumen se encuentra en los dos últimos números de Quarterly que Clasicos DC va a recuperar. Un sinfín de historias breves donde Giffen y DeMatteis entregan el testigo a una nueva generación de autores capaz de sacar partido al secundario más pintado. La Liga de la Injusticia, por ejemplo, planificará con todo detalle el robo al líder millonario de una secta. ¿Para cuándo una serie propia? ¡Y no os perdáis el nuevo look del Poderoso Bruce! El dibujo corre a cargo de Jason Pearson, elegante en la línea de Hughes, mientras que el guión está escrito por un efectivo Bill Jacobs.

DeMatteis recupera a Jack Small y Petey –unos Shaggy y Scooby Doo de los más bizarro— en otro capítulo romántico entre Guy Gardner y Hielo. La acción se desarrolla en un mercadillo en el que compran un cristal maldito, con lápices de Darick Robertson, muy similar a la Medley primeriza. No os perdáis los mordiscos del perro del General Gloria. No tienen precio las “Historias Felinas” del recientemente difunto Marshall Rogers, un epílogo desenfadado semejante al de muchas series animadas de TV.

El otro ejemplar de Quarterly presenta a una mezcolanza de las dos ligas enfrentándose al Profesor Ivo y sus amazoides, que han robado los poderes a Valor, Rebis, Estrella Roja, Starman y Geofuerza. Hielo pensaba marcharse del grupo, pero su importante papel en la resolución de la crisis le hará replanteárselo. Mark Waid firma este entretenido episodio con arte de nuestro querido Mike McKone. Por cierto, ¿qué ocurre con Power Girl?

Bill Loebs y Jan Duursema son los responsables de una de las historietas más flojas del tomo, donde la bondadosa Hielo, que suele responder todas las cartas de fans que llegan a la embajada, es acosada por un psicópata sin mayores consecuencias. Por su parte, el eterno ayudante del editor Kevin Dooley es por fin autor de su propia historia de los Guardianes Globales, que deberán luchar contra el Grupo de Héroes de Bajo Pluxa, con alias memorables: Evolución, Brújula, Insensibilizadora, Diversión, Poderosa, Hombre Partícula, Envoltorio y Zoolog. Finalmente, Ty Templeton dibuja una aventura del General Gloria y Ernie llena de ironía y ambientada en la invasión nazi, en la que el objetivo será salvar a una playmate secuestrada.

No nos olvidamos de los números correspondientes a la rama europea, cuyo retraso será corregido en el siguiente libro. En ellos leeréis la conclusión de la trama de Zorra Carmesí, que se topa de nuevo con Puanteur en una saga-homenaje a Dune para olvidar, de mano de Giffen, Jones y Sears… ¡Que descansa próximamente!

La edición de Planeta vuelve a obviar los artículos introductorios (salvo los pequeños textos de las falsas solapas), pero incluye las cubiertas originales. Llama la atención el escaso margen interior que queda en las páginas debido a la encuadernación, y algún que otro bocadillo repetido.

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La JLE se ve salpicada en el "Escándalo Jotacé".

Reseñas: Héroe al Cuadrado #2

Héroe al Cuadrado #2, de Giffen, DeMatteis y Abraham (Norma, marzo de 2007). 80 páginas. Color. PVP: 8 euros.

Milo se ha acostado con Calígine y Stephie aún no sabe nada. Tras una tensa charla entre mujeres, acompañaremos al psicólogo a los personajes masculinos, que luego asistirán a un funeral. La presencia del Capitán Valor en la consulta servirá para poner en entredicho algunos tópicos del género (como el ego y la supuesta infalibilidad de los superhéroes), y dejar bien clara la obsesión de los autores por los pingüinos.

Los diálogos entre el perro y el gato, salvo por ciertos gags aislados, llegan a resultar repetitivos y exasperantes, una sensación que se alivia cuando también interviene el compañero de piso Blaine. ¡A ver si sois capaces de encontrar más bocadillos de texto en otro tebeo! Por su parte, el dibujante Joe Abraham vuelve más estilizado y proporcionado después de tener enyesado el brazo.

La edición de Norma se completa con bastante material extra: una galería de cubiertas alternativas, una página de promoción dibujada por Giffen y guionizada de tres maneras distintas por DeMatteis para diversos medios web, así como bocetos del Capitán Valor. Sólo nos queda esperar la próxima entrega de Brigada Planetaria, prevista para dentro de tres meses.

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Reseñas: El Manglar #1 y #2

El Manglar #1 y #2, de varios autores (Dibbuks, enero y marzo de 2007). 68 páginas. Color. PVP: 3,90 euros.

“¡No permitiremos que bajes la guardia!”, puede leerse en el índice del segundo número de El Manglar, una revista para lectores exigentes. Por ello, en esta reseña seremos críticos con aquellas páginas que nos han gustado menos y destacaremos las que nos parecieron más interesantes.

Lo mejor del primer número se encuentra en las historietas de los españoles José Luis Ágreda, de ambientación futurista, y Carlos Vermut, autor de la serie “Doble Sesión”, con sus trucos para confundir realidad y ficción. Lo peor entre el material autóctono se halla en las inocentonas aventuras de “Sento”, de Sergio Córdoba, y la sección “La verdadera historia” de Enrique Bonet, heredera de la vieja escuela del TBO y El Jueves a partes iguales, que encima repiten en la siguiente entrega.

De las colaboraciones extranjeras sobresalen el divertido “Paris Strass”, el oso imaginario de Frederik Peeters, el híbrido entre Valerian y Goomer que constituye “Cosmik Roger”, así como la entrañable tragedia sin palabras de unos niños palestinos dibujada por Émile Bravo.

Hay secciones imprescindibles, como “Fruta fresca” de Borja Crespo, con apuntes sobre la actualidad del tebeo, la entrevista –por las que nos enteramos de que Manel Fontdevila no se considera un buen dibujante—, “La última hoja” dedicada a otros autores (Juanjo Sáez y Pepo Pérez hasta ahora), o las galerías ilustradas (fabulosa la de Auladell).

El nº2 nos descubre “Distrito Harrigan” de Jorge Monlongo entre los valores nacionales, a los que se suman el ya citado Vermut con sus historias de viejos y aliens, y por supuesto, el trabajo de Javier Olivares acerca de Ilya Kabakov. Apuntar, además, el estreno de “Las tiras de El Manglar”, donde firma, entre otros, el imprescindible Paco Alcázar.

Entre las páginas menos llamativas, aparte de las mencionadas “Sento” y la tira de Bonet, hemos de señalar la creación de Arthur de Pins, muy cercana a esa horripilante que sale en el EP3 de El País. Igualmente, da la sensación de que Bernardo Vergara y Eduardo Fuentes lo podrían haber hecho mucho mejor.

Continúan acertadamente las series foráneas “Cosmik Roger”, la descarada “Paris Strass”, y la ración de cómics comprometidos a cargo de Peeters –hablando de Sarajevo—, y Thierry Martin –hace lo propio con Beirut—.

Resulta curioso encontrar cierto mensaje xenófobo detrás de viñetas como las de Larcenet, en el acento del mayordomo negro que hacen Omond y Yoahn, y en la violencia con que se trata al chico de color en la parodia de Harrigan. Sin duda, una extraña casualidad.

Después de leer estas dos entregas, sólo cabe una excusa para no suscribirse: que uno sea muy impaciente como para esperar al cartero, y muy maniático para soportar que doble la revista al meterla en el buzón.

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Reseñas: El libro de los conejitos suicidas

El libro de los conejitos suicidas, de Andy Riley (Astiberri, marzo de 2007). 96 páginas. B/N. PVP: 10 euros.

“Pequeños, peludos y suaves conejitos que no quieren seguir viviendo”

Nada más ojear las cubiertas de este librito, sorprenden las citas de Elton John y Hugh Grant –quizá incluso espanten a la clientela—, pero parece que Andy Riley está vinculado al mundo del cine y la televisión. Puede que la idea de esta obra se le ocurriera después de ver a uno de esos conejos que se quedan paralizados en la carretera al ver los focos de algún automóvil que se aproxima, como si se tratara de un instinto inherente a la especie.

Seremos testigos de muertes violentas, algunas llenas de frialdad y agonía y otras más convencionales. Veremos filetitos y pinchitos de conejo, exceso de temeridad, finales rebuscados y sangrientos. Habrá roedores triturados, electrocutados, achicharrados… A veces incluso hay que jugar a dónde está Wally para encontrar el fiambre. Siempre están en el sitio justo en el momento adecuado: saben perfectamente dónde colocarse para acabar con sus vidas.

Las muertes más llamativas son, sin duda, ésa en la que participa un disco de ABBA, la patada en la entrepierna al extraterrestre, el enfrentamiento con Darth Vader, el hara-kiri y el fenomenal epílogo. Se lee de una sentada y resulta mucho menos pretencioso que aquel Suicidios ejemplares de Vila-Matas. Y como ocurre con Macanudo, es ideal para regalar a amigos y familiares. Además, la edición de Astiberri es impecable.

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Cubierta del segundo libro, aún inédito en España.

Las locas nunca sentarán la cabeza

Penny Century ha sido mi primer acercamiento a la obra de Jaime Hernández, aunque los hechos que se narran están situados cronológicamente después de lo ocurrido en los tres tomos de Locas (y a ver ahora quién se los pierde). Por otro lado, lo más seguro es que ésta sea una de las últimas colecciones de La Cúpula en el formato comic-book de Fuera de Serie.

Hernández dibujó estas historietas entre 1997 y 2000. Al lector neófito enseguida llaman la atención las elipsis que utiliza, agilizando la narración y reservándose claves para el futuro. Los cambios de escenario y la frescura de los diálogos convierten a Penny Century en un pastiche encantador, en un universo mágico rebosante de humor y donde el narrador puede tutear a sus personajes.

La aventura comienza en primera persona con la desolación de Ray tras separarse de la amazona extraterrestre. Mientras echa de menos a su ingenua superheroína, su apartamento será registrado por un desconocido y acabará enamorado de una bailarina de strip-tease. Mini-Rivero continúa con su espacio de entrevistas y ciertos capítulos ambientados en el espacio nos muestran a una Penny exhibicionista y filosófica.

Negra, la hija de Costigan –un multimillonario con cuernos en la frente— y Norma, sólo muestra interés por las piscinas. Cuando herede una fortuna, su madre será acusada de secuestrarla. Izzy sufre cambios de tamaño cada vez que hay una conferencia. Con un tono más caricaturesco del habitual (Hernández gasta un trazo impecable y realista) reviviremos el verano en que forjó su amistad con Maggie y supo del búho blanco de su vecina, la Sra. Galindo.

¿Y dónde están las clásicas locas? Pues Maggie se encuentra superando sus miedos al frente del volante, mientras Hopey tiene a todo el mundo en vilo con su nuevo novio. Las dos protagonizan sendas historias largas que conforman lo más sobresaliente de esta cabecera: el día de las elecciones, que rememora todo el funeral de Costigan; y el maratón onírico de la más gordita, que lo hubiera firmado Lewis Carroll si siguiera vivo. El final se reserva para ahondar en su relación con Tony “Don Gato”.

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Trabajos publicitarios de Javier Olivares

En los blogs de autor suelen tener cabida aquellas páginas publicadas en fanzines de corta tirada e ilustraciones aparecidas en revistas de diversa índole, que de otra manera hubieran quedado sepultadas por el peso del tiempo. Revisando mi colección de Krazy Comics he encontrado algunos anuncios de la librería Madrid Comics dibujados por Javier Olivares. Precisamente, el autor de Cuentos de la Estrella Legumbre afirma en el nº2 de El Manglar:

"Yo me di cuenta de cuándo empecé a ver la página como elemento gráfico cuando empecé a hacer publicidad de Madrid Comics (...) Cuando me encargaron lo de Madrid Comics tuve que volver al tebeo, coger el tebeo y hablar sobre los tebeos (...) Me puse a jugar con el medio, y a años vista creo que fue una de las revoluciones más importantes que tuvo mi carrera (...) Mucho de lo que hago ahora tiene que ver con lo que hacía para Madrid Comics."

La galería se completa con una crítica ilustrada de Calpurnio, el creador de Cuttlas. Y la semana que viene, la reseña de El Manglar #1 y #2.

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Reseñas: Tomás el Gafe #8

Tomás el Gafe #8, de Franquin y Jidéhem (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

Pepe Gálvez, en su preclara reseña del Krazy Comics, aseguraba que “la antirigidez de Gastón es uno de los símbolos de la resistencia a las normas”. También hablaba de la importancia del desorden para grandes humoristas como Franquin, y de la contraposición entre la productividad de una empresa moderna y los inventos rudimentarios del Gafe. En cualquier caso, el tomasófono vuelve a ser omnipresente en este álbum (ya desde la mismísima portada). Es imposible dejar de reírse al ver que Tomás es incapaz de contenerse y no tocar las cuerdas de su instrumento –con nefastas consecuencias, claro—. Fantasio deja de ser responsable directo suyo, así que el autor potencia la figura de secundarios como Jules o Juan Cenizo (no os perdáis el cuarteto que montan en la oficina). Hay gags memorables en los intentos de Gastón por no contaminar el aire con el humo de su coche, así como una broma al agente de policía con un pirulí gigante que acaba en carcajada segura. Encontramos también un guiño a Lucky Luke en su aniversario, un león suelto por la redacción, encerados divertidos, caras verdes llenas de espanto –Franquin era uno de los mejores en este sentido—, chistes mudos geniales y la segunda guerra de latas de conserva. En definitiva, un tomo que refleja ya, casi en el ecuador de su producción, el formato definitivo del personaje.

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La industria del cómic según Dave Sim

Dave Sim es popularmente conocido como el autor de Cerebus, uno de los cómics autoeditados más respetados del medio. Algunos se preguntarán por qué el autor no ficha por una editorial y deja que el trabajo sucio lo hagan otros. No hay más que leer esta viñeta en forma de tótem para entender su punto de vista -una estampa que recuerda a aquella dibujada por David Ramírez, incluyendo una felatio-.

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Reseñas: Hellblazer #16

Hellblazer #16, de varios autores (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,50 euros.

Primera colaboración de Sean Phillips en Hellblazer. Su trazo limpio y expresivo no tiene nada que ver con el de Steve Pugh, más sucio y desproporcionado. Los dos serán los encargados del lápiz hasta la marcha de Jamie Delano en el número 40 –una despedida memorable con Dave McKean—. Por otra parte, Kent Williams mantiene su estilo cada vez más agreste y menos convincente en las portadas.

La sobrina de John, Gemma Masters, parece haber heredado su sensibilidad para ver fantasmas. Durante el funeral por el padre de Constantine sabremos más detalles del pasado hippie del personaje y nos llevaremos algún susto en la sala de cremación. El carácter cínico del protagonista resulta más creíble que nunca. La resolución de la última página de este episodio hace sospechar que Planeta ha tenido que escanearla (o bien la ha publicado sin negros, provocando un efecto un tanto extraño).

El guionista invitado Dick Foreman comete pequeñas salidas de tono como incluir a un perro fumando, aunque su capítulo autoconclusivo sea más o menos entretenido. El argumento versa sobre un espíritu insaciable que se ha reencarnado en un can sanguinario.

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Bisley arremete contra los tebeos de mutantes

Simon Bisley, colaborador habitual en series limitadas de DC, publicó en su día esta ilustración, que no debió hacerle mucha gracia a los lectores de X-Men. El responsable del look actual de Lobo sí que sabe hacer amigos.

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Reseñas: La Cosa del Pantano #4

La Cosa del Pantano #4, de Moore y Bissette (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,50 euros.

Este volumen contiene la conclusión de la saga del Hombre Florónico, que se enfrentó a un pueblo entero en nombre de la naturaleza. Moore plasma a la perfección la locura de Woodrue, convirtiendo una vez más el cómic en un medio serio. Por su parte, Bissette ofrece unos diseños de Superman, Green Lantern, Flash o Hawkman inusualmente oscuros.

El siguiente capítulo ya aparece bajo el epígrafe Saga of the Swamp Thing, y presenta a un ser diabólico con poderes premonitorios y una ouija bajo el brazo. Abigail, la mayor gafe de Louisiana –no hay problema en el que no esté involucrada—, está trabajando con niños especiales. Uno de ellos, obsesionado con deletrear las palabras, sueña con un terrorífico mono blanco. Y Matt Cable continúa con sus paraísos artificiales. Destacan las escenas del juego de “la mujer y el monstruo” (un instante cómico difícil de explicar) y las referencias eruditas a Goya.

Planeta sigue recuperando las cubiertas originales en páginas interiores, aunque un poco ampliadas. Asimismo, no queda clara la política de traducción de rótulos (algunos sí salen en español y otros no).

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Los sesos de John Byrne

No cabe duda de que el siguiente es uno de los dibujos más impactantes salidos de la pluma de John Byrne. Algunos detractores piensan que como no tuvo cojones de hacerlo de verdad, decidió pintarlo en el papel...

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Reseñas: GEI vol.2 #1 (Voyeur)

G.E.I. vol.2 #1: Voyeur, de Xavier Morell y Víctor Santos (Recerca Editorial, marzo de 2007). 28 páginas. B/N. PVP: 2,50 euros.

La faceta más conocida de Xavier Morell es la de editor. Sin embargo, su impulso creativo se concentra en los guiones del Gabinete Especial de Investigación, una agencia española dedicada a resolver casos paranormales. Tras la publicación de GEI: Debut y una frustrada carrera por EEUU, el silencio envolvió a esta desenfadada serie. Años más tarde, el Teaser de Recerca nos permitía ver de nuevo los fenomenales dibujos de Féliz Ruiz –un Sienkiewicz a la española—, cuyo episodio “La chica del lago” fue absorbido por un agujero negro informático. La editorial mallorquina debería recuperar cuanto antes este capítulo perdido, ya sea con el autor del título o con la colaboración de la plantilla de artistas prometedores de la casa.

Buen ejemplo de ello lo hallamos en este número, que cuenta con los lápices de Víctor Santos: un autor cercano al cartoon de Timm, la asepsia de Grist y las sombras de Mark Badger. Además se avanza que el próximo ejemplar estará firmado por Tony Sandoval.

Recerca mantiene una relación amor/odio con las nuevas tecnologías, y tanto la web oficial como el sitio www.geicomic.com –que se presentaba como un interesante punto de encuentro— permanecen inactivos.

GEI está lleno de personajes curiosos: Carlos y su brazo biónico, la lesbiana extrovertida Lunita, el sensitivo Fede… En esta ocasión deberán hacer frente a un polstergeist provocado por un fantasma enamorado y fetichista. ¡No os perdáis la cubierta de Mark Buckingham!


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Puedes ver más páginas del capítulo extraviado en el blog de Félix Ruiz.

[Actualización: ya está activada la página web arriba citada.]

Reseñas: Solo #4 (Howard Chaykin)

Solo #4: Howard Chaykin (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 3,95 euros.

El autor de Black Kiss obvia el universo DC en su entrega de Solo y presenta seis historias de distintos géneros, casi todas de ocho páginas y con la misma estructura. Para ello se acompaña de una legión de cinco coloristas, dado que sus guiones y sus dibujos ya suelen estar lo suficientemente bien valorados como para que se encargue otro. Chaykin es un narrador eficiente de trazo reconocible (rostros angulosos y abundancia de viñetas grandes), y en cada episodio nos reserva una sorpresa final.

“La última vez que vi París” tiene al saxofonista negro de la cubierta como protagonista, en una aventura ambientada durante la invasión de Francia a manos de las tropas nazis. “Mejoras” recupera el espíritu sangriento y maniqueísta de los relatos de EC, con toques de ciencia-ficción y un médico desalmado. “A galope” es un western crepuscular donde una pareja de forajidos prueba suerte en el cine. “Allanamiento de morada” es un homenaje a Misión Imposible –ya sabéis lo bien que pinta Chaykin el neopreno—. “Mala sangre” posee el tono de los informativos de sobremesa, así que es posible que nos salpiquen las tripas. Y por último, “¡Terror!” funciona como una breve autobiografía del artista norteamericano: el hallazgo de una caja llena de tebeos, su pasión por el cine, los catálogos de lencería, la ausencia de su madre…

Planeta debería hacer bimestral esta magnífica colección, pues llevamos dos años de diferencia con EEUU respecto a su publicación. Ventas no le deben faltar, pues suele agotarse en las librerías que conozco. La edición se completa con una biografía del autor y bocetos de personajes.

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Reseñas: Negative Burn #2

Negative Burn #2, de varios autores (Recerca Editorial, marzo de 2007). 68 páginas. B/N. PVP: 4,95 euros.

Desgraciadamente, una de las mejores revistas antológicas que se publican hoy en España –hablamos de Negative Burn— ha sufrido un importante retraso de cuatro meses. A cambio, Recerca presenta esta vez una edición impecable, con el despliegue tipográfico propio de Sulaco Studios, corrigiendo los pequeños errores del número anterior.

Podría criticarse la utilización de portadas autóctonas en medio de tanto autor estrella, pero quién se resiste al deslumbrante arte de Enrique Corominas. El creador del polémico cartel de Unicómic concede una entrevista ilustrada con bocetos suyos y firma, además, una brillante adaptación de un cuento de Horacio Quiroga, no por previsible menos terrorífico. Dedicar 15 páginas a un dibujante español con tantos artistas ilustres alrededor dice mucho a favor de la editorial mallorquina.

Lo mejor de este número se encuentra en “Playmates”, de Long y Lieber, una historia sobre la adolescencia, las revistas eróticas y la masturbación. “El deseo”, con un Erik Larsen que adopta un registro poco acostumbrado, no se queda atrás al retratar los sueños de dominación mundial de Mr. Glum y su amiga, que parece sacada de una aventura de Sam Kieth.

Por otro lado, permanece la nómina habitual de autores reputados: Brian Bolland y su “Mr. Mamoulian”; Alan Moore y Dave Gibbons haciendo un ejercicio de luces y sombras; el siempre poético y arlequinesco P. Craig Russell; un Paul Pope primerizo, disperso y hermético; y la prolífica pareja formada por Macan y Biukovic, con un interesante enfoque sobre la guerra de Vietnam.

Resulta llamativa la titulada “Chicas, bugas y priva” de Johnson, que viene sin traducir del japonés y funciona como un híbrido entre Penny Century y los diseños futuristas de Daniel Torres. A mi juicio, lo menos destacable del volumen son “Hawaiian Dick”, la enésima narración sobre un policía retirado (aunque el grafismo sí convence), y “La aparición”, guionizada sospechosamente por James Pruett, hermano del editor de la revista original, por ofrecer una encarnación noventera de Dios.

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Perfil de Kevin Maguire en Zinco

Mientras llegaban las cartas de los lectores de L.E.G.I.O.N. 91, Zinco obsequiaba a sus lectores con el perfil de uno de los dibujantes de moda en aquellos años: Kevin Maguire. Sus portadas sirvieron de gancho para muchas series, como la arriba mencionada (que contaba con Lobo y Vril Dox entre sus personajes estrella), de Giffen, Grant y Kitson. En sus contestaciones corrobora la fama de vago que le persigue, así como la importancia de las pizzas en su menú diario. Por último, reconoce que se metió en los cómics para amasar una fortuna, cuando es bien sabido que existen otros atajos



Si no dispones de super-visión, pincha aquí.

El destape censurado de Hulka

Los seguidores de Hulka sabrán que en los ochenta John Byrne firmó una novela gráfica dedicada a la prima de Bruce Banner. Los lectores españoles pudieron leerla por entregas dentro de la colección Marvel Héroes, de cuyas cubiertas se encargaba en alguna ocasión el español Sempere. Lo que mucha gente no sabe es que aquella historia sufrió la censura de su última página, que debió ser retocada para no despertar susceptibilidades. A continuación os ofrecemos la versión más atrevida (con destape incluido) para disfrute de todos los fans.



En este enlace lo puedes ver todo más grande…

Los fans descuartizan a Liefeld en San Diego

El Especial Salón del Cómic de Lobo que publicó Zinco en 1994 contenía tres viñetas muy llamativas. Mientras el último czarniano va por los stands de la Convención de San Diego en busca del ejemplar de la muerte de Superman –que le provoca, entre otras cosas, un ataque de risa—, se detiene un momento junto al mostrador de Image, donde tiene lugar la siguiente secuencia:



Podría haber dudas de que el Rob al que se refieren no fuera el celebérrimo Liefeld, que en aquellos años trabajaba en su serie Youngblood. Pero si nos atenemos a los diálogos, nuestra hipótesis parece tomar forma.



¿Se trata de una descripción fiel del artista? Uno de los fans se vanagloria de tener “el pie con el que escribe”, mientras otro exclama: “Yo tengo su ego. Ayudadme”. Hablan de un dibujante con pocas ideas y mucho amor propio… ¡Entonces seguro que es Liefeld!



(Los autores de esta fantasía fueron Keith Giffen, Alan Grant y Kevin O’Neill).

Reseñas: Tomás el Gafe #7

Tomás el Gafe #7, de Franquin y Jidéhem (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 48 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

Este álbum ya recoge las primeras aventuras a toda página de Tomás el Gafe (incluso hay una historia que ocupa dos hojas), aunque continúan las crónicas narradas por Fantasio y se reproducen algunas cartas enviadas por el protagonista desde su retiro veraniego. ¿Os imagináis su vida campestre? ¡No os perdáis la mochila aerostática ni la sopa batida con motor fuera borda! En la oficina le veremos clasificando el correo, todo un mérito si tenemos en cuenta que es alérgico a la palabra “esfuerzo”. Destacan los gags ruidosos provocados por el tomasófono y el claxófono, los inventos más recientes del personaje. Asimismo, hay un guiño a las películas cómicas del cine mudo, aquéllas tan divertidas con largos tablones de madera por medio. No faltan tampoco los experimentos químicos, ni los globos de colores, ni la pintura a pistola, ni las mesas plegables o las superpelotas. Además, por fin conoceremos el aspecto de los constructores Fuertes & Recio (empeñados en levantar un puente cerca de Tomás) y sabremos que la encantadora Jeanne sufre daltonismo. Como curiosidad, señalar que Jidéhem, encargado normalmente de los fondos, firma más de una tira en este volumen.

Reseñas: JLA/JLE #12

JLA/JLE #12, de varios autores (Planeta de Agostini, marzo de 2007). 192 páginas. Color. PVP: 9,95 euros.

Concluye la saga del General Gloria, que se ha hecho demasiado larga pese al buen hacer de Linda Medley (que aparece retratada, junto a Helfer, Giffen y DeMatteis, en el capítulo dibujado por Kyle Baker para el especial del nº50). No obstante, destacan algunos momentos cómicos protagonizados por Guy Gardner y Orión, así como la pequeña aventura del héroe patriótico a cargo de Joe Mason y Fred Hoover.

Por su parte, Adam Hughes se despide de la colección con un divertimento autoconclusivo protagonizado por el Detective Marciano, Kilowog (que tiene una gran relevancia en este tomo) y G’Nort (¿no tenía bigote?), que se van de cena justo cuando Mano Negra sufre héroefobia.

Mientras, en Londres conoceremos algunos secretos de Zorra Carmesí y asistiremos a una reunión de la Secta del Diapasón. Ésta y otras incógnitas se revelarán seguramente en el próximo volumen. Y Bart Sears viene para quedarse.

Finalmente, el capítulo de Quarterly –un anexo perfecto para atar cabos y explotar chistes— narra el viaje en el tiempo del Tío Mitch y Kilowog, que están dispuestos a detener el desastre que acabó con el planeta del primero. Los guionistas recurren otra vez a la reducción de tamaño, mientras un espectacular McKone se encarga de los lápices. Logran sorprender con su burla a los uniformes de Marvel (buscad en este episodio a los trasuntos de Spiderman, Iron Man, Lobezno y Magneto, por ejemplo) y la irrupción de Los Justificadores.

Fran San Rafael se estrena como articulista con nada menos que nueve páginas de texto sobre diversos aspectos de la Liga de la Justicia. Por lo demás, Planeta ha usado una tipografía correcta para traducir los títulos de los episodios e intercala las cubiertas originales entre las historias. Sin embargo, para que no nos confiemos, ha cambiado el orden de algunos bocadillos.

Reseñas: Billy Avellanas, de Tony Millionaire

Billy Avellanas, de Tony Millionaire (La Cúpula, marzo de 2007). 120 páginas. B/N. PVP: 16 euros.

La Cúpula ha lanzado este mes la que será con toda seguridad una de las mejores novelas gráficas del año. En formato pequeño, con tapas de cartoné y papel sepia de gran grosor se presenta Billy Avellanas, la primera obra de Tony Millionaire que aparece en español.

A través de personajes y diálogos propios del cuento infantil y de un argumento que aúna lo fantástico y lo siniestro, el autor logra conmovernos de un modo parecido al de Spielberg con E.T. En sus páginas hallamos escenarios oníricos y viñetas con una fuerza inusual, capaz de hacer entrañable a una criatura fabricada con sebo y moscas.

“Es un ser impulsivo y temperamental, pero hay algo en él de inocencia”, dice el pequeño Eugene sobre Billy Avellanas. Y es una descripción fiel: la luna le hace perder la razón, pero si le cambias los ojos por murciélagos puede hundir un barco. La historia se remonta a la granja Rimperton, donde unos ratones construyen al protagonista para vengarse de la dueña. Su hija Becky, aficionada a la astronomía, le mostrará el valle de las estrellas fugaces –tan efímeras que “no dan para una entrevista”— y el vertedero de planetas a bordo de un caballito de ruedas. Es ella quien le coloca una corona de tarta y unas avellanas para ver mejor, mientras Billy masculla: “No pareceré uno de esos monigotes de galleta, ¿no?”

El citado Eugene, vecino celoso de Becky, construirá un robot ciego con forma de cocodrilo que se orienta gracias a Apestoso, su mofeta lazarillo. Éstos se rebelan contra su creador y promueven una persecución en barco con referencias a Moby Dick y al diluvio universal (atención a la emotiva escena en medio del oleaje). Mientras tanto, el sabio Rupert Punch está convencido de que las ovejas no se han comido la luna.