30.6.05

El rey de la historieta (y III)

En mis comentarios apenas suelo pasar de puntillas sobre los detalles de la vida de los dibujantes (si mal no recuerdo, no existe ningún blog sobre cómics que haga tal cosa), pero siendo generosos le hemos dedicado tres artículos... ¿No se los merece José Escobar? Considerado uno de los cinco grandes de la historieta -junto a Cifré, Peñarroya, Conti y Giner-, el autor de Zipi y Zape, además de hacer garabatos probó suerte con otros oficios: Fue empleado de Tabacalera y Correos y estuvo tras el mostrador de una farmacia. Además escribió obras de teatro y actuó ante el respetable. Inventó un proyector de películas infantiles (¡un precedente del Cinexín!) y trabajó como animador en el No-Do.

Perteneciente a la generación anterior a la de los caricaturistas de los sesenta -Ibáñez, Vázquez, Raf...-, desarrolló infinidad de personajes, muchos de los cuales desfilarían por la revista Pulgarcito. Sobresalen Pelotieso, Trifón Polillo, Tres Pelos y Kid Pantera, Doña Tula (una suegra que se las vio con la censura por atacar la sagrada institución del matrimonio durante el franquismo), Blasa (portera de su casa), el Profesor Tenebro, El dependiente Vicente, Doña Trini y sus animalitos -¿un precedente de las vecinas de 13 Rue del Percebe?-, Aquí tienen a Julito (un terrible gamberrito), Doña Tomasa, José y Pepe (hermanos gemelos), Filomeno y su taxi Genovevo, Aniceto el artista completo y un sinfín de nombres con ripio incorporado, una tradición centenaria en el tebeo patrio.

* Para la confección de esta serie de posts hemos utilizado, entre otras fuentes, los numerosos datos biográficos que aparecen en dos álbumes Olé titulados Escobar: el rey de la historieta, donde además se incluyen creaciones de otros dibujantes y tiras inéditas, algo así como "los anuales de Bruguera".

29.6.05

Terre y Moto: Escobar se plagió a sí mismo (II)

Continuamos profundizando en la obra del catalán José Escobar tras nuestro artículo inicial sobre Zipi y Zape. Mencionaba el otro día esa rareza llamada Terre y Moto, aparecida en 1987 de la mano de Ediciones Junior/Grijalbo tras la desaparición de Bruguera. Al igual que Ibáñez, que creó 7 Rebolling Street para cubrir el hueco de 13 Rue del Percebe y a sus tres parados Chicha, Tato y Clodoveo en sustitución de su querido Mortadelo en la revista Guai, el veterano dibujante optó por plagiarse a sí mismo y engendró a otro par de gemelos (uno moreno y otro pelirrojo) para llegar a fin de mes.

Bastó con intercambiar los roles de los personajes: ahora el padre sería árbitro, de nombre Pito Penalty o Pepito Silbato (dependiendo de la tira); la madre, Eduarda, arrastraría los kilos de Don Pantuflo, pero seguiría en un segundo plano. El relevo de Don Minervo se llama Don Socratín, un joven docente con perilla cuyo poder de atracción comentaremos otro día (porque lo merece y no disponemos hoy del escaneo oportuno), mientras que Peloto tiene a su equivalente en Cepillón y Sapientín en Cerebelo (la versión Grijalbo, además de repelente estaba más aburguesado). ¡Pero ahí no acaba la lista, que hay más secundarios! Las fuerzas de la ley y el orden estarán encarnadas en Don Policarpo, y el ladrón responderá ahora al nombre de Cacodilato. Eso sí, como novedad figuraban Paula y Pili, dos mellizas vecinas de Terre y Moto.

La serie no prosperaría demasiado, apenas lo suficiente para engrosar un álbum de la pareja: Hogar, dulce hogar. Sus historias no eran peores que las de los Zipi y Zape de Escobar más recientes, incluso introducían finales felices para los protagonistas (impensable en el caso de los Zapatilla). No obstante, detrás de ese aparente esfuerzo por renovarse se entreveían unos referentes tan obvios que a ningún lector se le escapaba la comparación con el original.

Las series bizarras de Star Comics en Forum Alevín

¿Alguien se acuerda de la línea Forum Alevín? A mediados de los ochenta, bajo la cabecera Tope Guai, Planeta de Agostini probó suerte con varias colecciones dirigidas al público infantil/juvenil procedentes de Star Comics, una sucursal de Marvel para los más pequeños. La edición española era puro cajón de sastre, combinando series como Heatchcliff (más conocido aquí como el gato Isidoro) con otras más bizarras: Top Dog (Super Guau en nuestro país), Planet Terry o Spider-Ham.

De las mencionadas, es muy posible que la parodia del Trepamuros sea la más popular. Se trataba de una caricatura porcina de Peter Parker (Porker para la ocasión), firmada por Steve Skeates y Mark Armstrong. En su primer número se narraba el viaje de Spider-Ham junto al director del Daily Beagle (sí, todos los nombres sufren variaciones: Los Cutre Fantásticos... en la línea paródica de FXGráfic) y tres becarios a la isla del Doctor Muerde. Éste, contra todo pronóstico, está empeñado en convertirse en productor musical, a lo Kike Santander, pues "Hoy la pasta la dan los vídeos de rock", y para ello se fiará del criterio de su horda de canguros gigantes. Tal y como prevenía, los títulos de Star Comics proponían argumentos desquiciados y grafismos muy particulares.



Existían otras colecciones, como la antes citada Super Guau, para los niños, aunque la delimitación del público al que iban dirigidas nunca estuvo en absoluto clara. Guionistas y dibujantes mercenarios venidos de numerosos frentes creativos se sacaban unas perras con estas tramas absurdas. Lenny Herman y Warren Kremer se ocupaban tanto de Top Dog como de Planet Terry. En la primera relataban las aventuras de Joey Jordan y su perro hablador, casi siempre enfrentado a Muchapasta, un niño rico empeñado en robarle su mascota. Asimismo, había historias con menor carga temática que sólo ocupaban una página, como aquellos consejos finales que daba el Inspector Gadget.



Planet Terry, sin embargo, siempre ha sido mi favorito. Conservo un único retapado de esta colección, y ahora que lo he vuelto a ojear -después de una visita a las mazmorras que seguiré desgranando en futuros posts nostálgicos, pues allí guardo mis tebeos antiguos- recordaba con gran fidelidad algunas viñetas. ¡Ese pobre Terry corriendo hacia sus padres, que habían estado perdidos en el espacio! No sé por qué, pero enseguida lo asocié al Vapor Girl que se menciona en el especial de Los 4 Fantásticos: Moléculas inestables. Acompañado por la androide Robota y el extraterrestre Omnus a través de planetoides y gronkels la serie no tuvo demasiado éxito. De hecho ninguna cabecera de Star Comics alcanzó la veintena, ni siquiera las que habían cosechado más éxito en TV (Fraggel Rock, The Muppet Babies o Masters of the Universe).

26.6.05

Reseñas: Kane #3

Kane #3, de Paul Grist (Dolmen, junio 2005). 176 páginas. PVP: 11,95 euros.

Con un poco de retraso respecto a las novedades del Salón, Dolmen edita ahora el tercer tomo de Kane, el más corto de los publicados (en el primer volumen se recogían ocho números, en el segundo seis y ahora sólo cinco). Ignoramos las motivaciones de la editorial mallorquina, pues la serie original de Dancing Elephant Press ha alcanzado ya los 31 ejemplares.

En esta ocasión, Paul Grist nos recuerda que todas las ciudades tienen un Bronx, y Nuevo Edén no iba a ser menos: Independence Park. La narración televisiva continúa presente incluso cuando se corta la emisión; de hecho, los periodistas serán testigos de un chapucero secuestro con Floppsie Whoppsie, El Saqueador y el alcalde Dyson -el más absurdo y odioso de todos- de por medio.

Pero ¿y el detective Kane? Pese a dar título a la colección, su entrada triunfal no se produce hasta la página 135, eso sí, con la enorme silueta negra que se merece. Desde el número anterior el autor prefiere contarnos la intrahistoria de la ciudad y detenerse en los personajes secundarios. De este modo procederá a un apasionante acercamiento a Nelson, un agente antidisturbios capaz de doblegar a un caimán en las profundidades de una cloaca. También constatará las secuelas psíquicas de Miguel Pérez tras sufrir un tiroteo, y presentará a un nuevo criminal que se esconde bajo el apodo de El Ciego, poseedor de numerosas similitudes con el marveliano Daredevil.



>> Debido a una serie de problemas informáticos con el servidor no hemos podido ilustrar los posts más recientes. ¡Pero a partir de ahora El Francotirador también se apunta a ImageShack! De esta manera, hemos aprovechado para incluir aquellas imágenes que estaban pendientes.

24.6.05

La enciclopedia de Zipi y Zape (I)

Este lunes publicaba El Mundo el primer tomo de los nueve que dedicará a Zipi y Zape en su colección de Lo mejor del cómic español. Si hacemos cuentas, se editarán cerca de 2.000 páginas de la obra más popular del dibujante Escobar (aunque no podemos asegurar que todas las firmara él, pues además de los negros hubo continuadores xungos de la talla de Ramis o Cera). He de confesar que los gemelos Zapatilla significaron mi primer contacto con los tebeos. Mientras mis hermanos mayores preferían la escuela belga del Pif o las Secret Wars de Marvel, yo tenía absoluta predilección por sus álbumes Olé, que solía devorar a la hora del almuerzo (imaginad cómo quedaron las páginas).



Pero los recuerdos a veces son engañosos... No sé si fue debido al tamaño del volumen (formato pseudo Biblioteca Marvel), que obliga a esforzar mucho la vista, pero sólo he podido hacer una lectura superficial del mismo: ojear los títulos de las aventuras y rememorar con cariño aquella historia del concurso de castillos de arena con Peloto y Sapientín de por medio... Qué grandes personajes. Iba en busca de esos diálogos plagados de erudición -¡gaznápiros!-, de aquellas escenas en clase y de las calabazas de Don Minervo; de los golpes del Manitas de Uranio, casi siempre frustrados gracias a la colaboración entre Don Ángel, el gendarme, y Zipi y Zape (cuando se ponían detectivescos); de los famosos vales para la bicicleta y los castigos en el cuarto de los ratones. ¡Y qué padres! Doña Jaimita, tan laboriosa y en segundo plano, y Don Pantuflo, un sibarita de la filatelia, la numismática y la colombofilia. Sin embargo, compruebo que ya no tengo edad para disfrutar del mismo modo que hace años... O quizá la obra de Escobar no haya envejecido tan bien como esperaba.



Es curioso que tras el expolio de Bruguera y los problemas de derechos de los personajes, Escobar decidiese crear a una pareja de hermanos muy similar, llamados Terre y Moto. Éstos eran igual de malos estudiantes y, pese a sus travesuras, tenían buen corazón. Entre los episodios cortos que contiene este tomo (la única aventura larga es El Gran Safari, la más tediosa) sobresale una en que Zipi y Zape han de escribir una redacción sobre el silencio. Su lectura es desternillante:

"La noche era tranquila. La luna brillaba entre el rielar de las estrellas. Todo era silencio. Sólo se oían los ladridos de los perros y el croar de las ranas. Todo era silencio. de pronto sonaron las campanas de una iglesia cercana. Todo era silencio. El transistor de un pastor..."

23.6.05

¡Las Tiras del Francotirador!: número 4

He aquí la quinta tira cómica de nuestra serie El Francotirador. Nuestro propósito, dado que empezamos en el número 0, es que antes de irnos de vacaciones alcancemos la número 9, que será la última de la colección. Entonces anunciaremos un enlace donde podréis leer la historia completa a un tamaño más legible. Luego vendrán las nuevas propuestas, que a día de hoy siguen debatiéndose en el seno de nuestra nutrida redacción, siempre preocupada por sublimar el arte underground en este blog.

22.6.05

Recortes de prensa: primeras adaptaciones al cine

En nuestro modesto repaso a la prensa (pocos rotativos pasan por mis manos) hemos hallado un par de referencias al cómic bastante interesantes. En el suplemento LV2 de La Voz de Cádiz, que ya hemos mencionado en este blog, J. M. Díaz de Guereñu realizaba el pasado domingo 19 de junio un análisis sobre la aparición de varios clásicos del tebeo durante el Salón del Cómic de Barcelona. Se mencionan Terry y los Piratas, Rip Kirby, El Príncipe Valiente (en proyecto), Peanuts (o Snoopy y Carlitos, como se le ha bautizado aquí), Munro de Jules Feiffer, The Spirit y La Conspiración de Will Eisner, Totentanz de Battaglia, Sahrazad de Toppi, Alack Sinner de Muñoz y Sampayo; y en el apartado nacional, Torpedo, Paracuellos y Los Profesionales. El recorrido por estas obras resulta un poco superficial, mientras el lenguaje empleado por el periodista se nos antoja demasiado enrevesado: "las obras que lectores y críticos reputan dignas de imitación", "su historial está bacheado con abundantes espantajos"... Pero lo mejor del texto es un destacado del reportaje donde se afirma: "Se están recuperando grandes títulos como Terry y los Piratas, Hugo Pratt y The Spirit" ¿No se referirán al Corto Maltés?

Más reciente, con fecha de hoy, es el artículo de Carlos Colón en Diario de Sevilla, titulado Un siglo de cómics en el cine, donde en lugar de hablar de las consabidas adaptaciones de Marvel a la gran pantalla, se ahonda en todo ese conjunto de filmes que desde finales del siglo XIX bebieron de las fuentes de la historieta. Muy bien documentado, el autor inicia el repaso con The Yellow Kid (1897), la primera tira cómica que se trasladó al celuloide, para continuar con rarezas del cine mudo como Happy Hooligan (basada en los dibujos de Frederick Burr Opper), Dreams of the Rarebit Friend (a partir de la obra de Windsor McKay) y Bringing Up Father (George McManus). En los años treinta surge el cine episódico, con series como Little Orphan Annie, Palooka, Tailspin Tommy, The Phantom Empire, Ace Drummond, Flash Gordon, Jungle Jim, King of the Royal Mounted, Secret Agent X-9, Dick Tracy, The Shadow, Radio Control, Blondie, Red Barry, Buck Rogers, Jane Arden, Mandrake the Magician, Stunt Pilot, Sky Patrol, Mistery Plane, Dancer Flight, Li'l Abner, Red Rider, Terry and the Pirates y Captain Marvel. En la década de los cuarenta se inicia el desfile de superhéroes: Batman, Superman y el Capitán América contarán con sus propias producciones. Según Colón, la crisis empieza en 1951 y termina en 1980, poco antes de que el perfeccionamiento de los efectos especiales permitiese hacer maravillas. De esa época datan El Príncipe Valiente, así como la versión televisiva de La Familia Addams. Poco después, remontando el género, se estrenan Superman (1978) y Popeye. El resto de títulos que vinieron a continuación son más conocidos por los aficionados.

21.6.05

Reseñas: Buen Tiempo y Rubia de Verano

Buen Tiempo y Rubia de Verano han sido los últimos tebeos que he leído. Aparecieron a principios de mes, pero los dejé para luego ante la avalancha de novedades -me dejé llevar por la euforia DC, craso error-. Al final incluso he tenido que visitar varias librerías hasta dar con ambos ejemplares porque por lo visto se están vendiendo bastante bien y las existencias se agotan pronto.

Las dos novelas gráficas (en blanco y negro) vienen editadas por La Cúpula, que cambió hace meses las grapas por el lomo, abandonando en cierta medida su política de editar historietas baratas a través de sus líneas Brut Cómix y Fuera de Serie. Sin embargo, la editorial catalana vuelve a acertar escogiendo dos firmas de calidad contrastada: Joe Matt (hace poco repasábamos su Peepshow) y Adrian Tomine. Es curioso que La Factoría de las Ideas se fijara precisamente en estos dos autores hace unos años, dando salida a obras como Sonámbulo o la citada arriba.

Buen Tiempo nos ofrece un Matt más contenido que en otros títulos, quizá por tratarse del relato de su infancia, donde las mujeres aún no ocupan un lugar de relevancia en su vida. Hay momentos para la carcajada, pero la narración no resulta tan cómica como en sus viñetas sobre la edad adulta. Asimismo, el desarrollo de la novela, pese a ceñirse a un fin de semana de verano, es menos lineal de lo usual, como si el artista hubiera intentado reflejar en pocas páginas muchos de sus recuerdos, aunque sin hallar un claro hilo conductor. No obstante, estos inconvenientes tampoco deberían restar interés en el lector, que a buen seguro se identificará en más de un momento con el protagonista. ¿Quién no ha sido tan materialista como Joe, que manda fuera de su cuarto al amigo que le protege para que éste no descubra el sitio donde esconde sus ahorros? El choque generacional con los padres, las burlas entre compañeros, los escondrijos bajo tierra -¿y la clásica casa en el árbol?-, los secretos revelados, las riñas y ajustes de cuentas entre chiquillos... Son estampas que a veces hemos sentido en la propia carne, y es reconfortante toparse con Joe Matt, que lo cuenta la mar de bien.

Rubia de Verano, por su parte, demuestra que Tomine es consciente del público al que se dirige, pues en sus historias prefiere hablar de personas que se asemejan a sus presuntos lectores: inadaptados sociales con tendencia al arrebato patológico. En los cuatro episodios que contiene esta edición seremos testigos de cómo un escritor, ante la expectación creada por su segunda novela, prefiere abandonarse en manos del azar y flirtear con una admiradora. Contemplaremos la obsesión enfermiza de un joven solitario por un vecino que cada noche se acuesta con una diferente. Nos compadeceremos de una operadora de telemarketing que no tiene suerte con los hombres, ni siquiera cuando decide poner una pizca de emoción en su amarga existencia. Y percibiremos la angustia de un estudiante que no lucha por ser el más popular del instituto ni pretende ligarse a la más borracha... Todo perfilado por el trazo aséptico del dibujante que, pese a su juventud, ya empieza ha ser reconocido como merece.

20.6.05

¡Las Tiras del Francotirador!: número 3

Después de una semana a base de reseñas diarias (¡las novedades mandan!) nos tomamos un respiro con otra tira de nuestra entrañable serie. Se advierte a los interesados de que este strip se prolongará hasta un total de diez episodios. Luego veremos qué ocurre, pues en caso de retomar la historieta lo haríamos siempre para introducir mejoras. Si sólo leéis las reseñas, no desesperéis, que en breve seguirán cayendo.

17.6.05

Mamporros y travestismo en Terry y los Piratas

Terry y los Piratas, Número Especial, de Milton Caniff (Planeta de Agostini, junio 2005). 190 páginas. PVP: 9,95 euros.

Es admirable ver cómo una tira dominical de hace 70 años puede seguir funcionando hoy en día... Y no diría lo mismo de Flash Gordon, mucho más estático y dependiente del formato strip que los dibujos de Milton Caniff. Y hago esta afirmación con conocimiento de causa: en tres o cuatro sentadas me he ventilado el tomo especial de Terry y los Piratas de Planeta. No sé si entendí mal los avances que aparecieron sobre las novedades del Salón del Cómic o quizá me precipité comprando el día del desembarco de títulos. En cualquier caso pensaba que este volumen contenía la presentación de los personajes, pero el origen de Terry, Pat Ryan y Connie sale en el número 1.

No obstante, la historia que se incluye en el ejemplar que reseñamos sirve de igual manera para introducir al neófito en la colección, dado que se trata de una aventura completa con todos los ingredientes básicos de la serie: bandidos y piratas chinos, tesoros incalculables, mazmorras y fuertes que defender -o de los que que escapar- y aventuras ambientadas en alta mar o en las montañas nevadas. Además, en los strips dominicales, Caniff aprovecha para insertar gags autoconclusivos que alivian la carga de acción de su obra, recurriendo casi siempre al disastrófico Connie o al propio Terry.

Otra baza de esta serie son los personajes, una suerte de Roberto Alcázar y Pedrín a la americana, pero ambientado en lugares exóticos. Terry se presenta como un chico temerario, bastante insolente, aunque a la hora de la verdad sabe usar sus armas para huir o ayudar a sus compañeros. Pat, su protector desde que recibe la herencia de su abuelo, es apuesto y racional, y mantendrá con Dama Dragón una particular relación de amor/odio. Ambos, junto con el sirviente chino, dan muestras del inmenso valor que otorgan a la palabra dada, a los juramentos entre hombres. Además de la reina de los piratas desfila por estas páginas el caprichoso Capitán Blaze, capaz de resolver un duelo jugando a las damas.

Emboscadas, intentos de envenenamiento... Con frecuencia, Terry y compañía se hallan en situaciones límite, al borde de la fatalidad. La maestría de Caniff consiste en resolver de forma verosímil estas situaciones sin caer en la repetición. Entre sus debilidades caben destacar los desenlaces felices gracias al recurso del disfraz (esa comunidad china, ¡tan supersticiosa!) o los mamporros por sorpresa. Sin embargo, a veces son las mentes malpensantes de estos aventureros las que adelantan los acontecimientos. Y cuando todo indica que están a punto de ser fusilados, el villano de turno suele darle la vuelta a su discurso y colocar a los rehenes en una posición paradójicamente más agradable que la anterior.

La edición de Planeta contiene un artículo introductorio de Antoni Guiral y varios pin-ups del autor. La reproducción de algunas tiras, como se aclara en la página inicial, es bastante defectuosa, un defecto apreciable si nos fijamos en las leyendas de copyright de ciertas historietas, por lo que algunas viñetas no presentan la misma definición. Y ojo, que la biblioteca de Terry y los Piratas alcanza los 17 volúmenes... ¿Cómo sobrellevar las extensiones manga con la escasez de espacio?

16.6.05

Laszivia: ¡Luisa Lanas en bolas!

Laszivia, de Jan (Glénat, junio 2005). 48 páginas. PVP: 12 euros.

Me agencié Laszivia por considerarme un viejo fan de Superlópez (sí, yo también abandoné a Jan cuando se puso a moralizar) y porque supone una auténtica rara avis en su obra, casi siempre enfocada al público infantil-juvenil. El tebeo se publicó originalmente en la revista A Tope! (Norma) a mediados de los ochenta, y ahora Glénat ha decidido reeditarla en lujoso formato de álbum europeo.

Este volumen cuenta las peripecias de un grupo de astronautas liderado por el Capitán Rayón que han de viajar hasta el planeta Laszivia para evaluar su ingreso en el Mercado Común Violácteo. Dividido en entregas de cuatro páginas, Jan aprovecha su incursión en el cómic adulto para hacer repaso de los siete pecados capitales. Cada visita al exterior supone una alocada secuencia de escenas sexuales (¡los terrestres están todos salidos!), donde resaltan tanto el papel de Juanito/a, el miembro gay de la tripulación; como el del mapa antropomórfico (¡Luisa Lanas en bolas!), por el que se pelean todos; y la impagable muñeca repollo a la que recurre el líder para desfogarse.

Jan desarrolla aquí su envidiable facultad para recrear mundos imaginarios llenos de pequeñas criaturas, así como a sus consabidos juegos de palabras. Según indica la editorial, el dibujante catalán tuvo que volver a pintar la página 19 al haberse extraviado tras su paso por alguna muestra.

También como novedad del Saló, Dolmen ha presentado otra historieta olvidada de Jan, Pasolargo. Sería un acto de justicia recuperar otros títulos memorables del autor más allá de Superlópez, como Pulgarcito, aunque muchos de los originales se han perdido.

Antes de finalizar la reseña no puedo dejar escapar un curioso párrafo de la introducción que firma Antonio Martín: "Hasta se han respetado las cinco faltas de ortografía que a Jan se le deslizaron en la rotulación -hala a buscarlas-". ¡Vaya provocación! ¡¡Eso va por vosotros, adláteres!!

15.6.05

Psicoanalizando La Serpiente Roja

La Serpiente Roja, de Hideshi Hino (La Cúpula, junio 2005). 192 páginas. PVP: 7,95 euros.

Empieza a publicarse en España la obra del cineasta y dibujante Hideshi Hino, uno de los tótems del nuevo terror japonés. La medalla hay que ponérsela a La Cúpula, a pesar de ciertos errores de edición como bocadillos cortados sin piedad por la guillotina o la extraña manía de subtitular las onomatopeyas.

Nuestra toma de contacto se produce con La Serpiente Roja, un volumen único que relata bajo la perspectiva de un niño aterrado la maldición que se cierne sobre una familia nada corriente. El autor conseguirá contagiarnos el miedo del protagonista a través de aberrantes imágenes cargadas de simbolismo, pero sobre todo sobresale su capacidad para absorber nuestra atención hasta la última viñeta, así como su dominio para cerrar de forma circular una narración que no deja indiferente.

El clan sobre el que cae la influencia de la serpiente roja (alegoría de la catástrofe que se viene encima) podría estar compuesto por cualquier vecino de nuestro bloque: un hijo con derramamiento de retina que se obceca en franquear los pasillos prohibidos de una casa inabarcable, un abuelo con un quiste del tamaño de un huevo de avestruz que debe ser masajeado con contundencia por su nuera, una abuela que se cree una gallina y un padre que le sigue la corriente, una hija que se acuesta con trilobites y se levanta mordida por una culebra. Sin duda, la presentación de personajes es ejemplar.

Una noche, el niño -que duerme debajo de un naipe- experimenta una especie de viaje astral que provocará la rotura del misterioso espejo de bronce verde que había en la puerta sellada de su hogar. Y desde ese instante, como en las películas de David Lynch, ya nada vuelve a ser lo mismo. La desgracia cae sobre la familia y emergen los impulsos más infames de cada cual: serpientes acariciando escotes adolescentes (mi viñeta favorita), mutilaciones a golpe de guadaña, sangre a borbotones, rostros deformes, decapitaciones múltiples y criaturas monstruosas que recuerdan a aquellos finales de películas de serie B con traca final desproporcionada.

Como mencionaba antes, la historia tendrá un final idéntico al principio (sí, se repiten las páginas tal cual), con referencias a los postes telegráficos que aparecían en las Poesías de la Sangre de la introducción. Al terminar la obra (que incluye un curioso epílogo escrito por Hino), uno hace un poco de psicoanálisis... ¡Qué peligrosa puede resultar cualquier estampa de la memoria en una mente retorcida! Apuesto a que el dibujante asistió en su infancia a uno de esos números de curandero que acaban sacando una tenia por la boca.

14.6.05

Revisión: Peepshow de Joe Matt

Aún no he podido echarle el guante al Buen Tiempo de Joe Matt, sin embargo ayer me leí de una sentada su Peepshow, que editó hace años La Factoría de las Ideas en tres tomos. Corroboro lo expresado en otros blogs acerca de la precaria presentación de estos volúmenes: la cubierta del tercer número se desprendió antes de que lo finalizara, se detectan manchitas negras en los márgenes y el material de la portada parece cubierto de mocos.

Fruslerías aparte, estos seis números recogen parte de la serie The Poor Bastard que Matt publicó para Drawn and Quarterly, donde enlaza con maestría los episodios más humillantes de su vida, marcada por un egoísmo sin límites y su adicción a la pornografía. El autor, admirador de Robert Crumb y Woody Allen, parece haber asimilado a la perfección las dotes de sus ídolos, al salpicar de diálogos ricos y fluidos sus viñetas underground. Por otro lado, el dibujante de origen canadiense blande la pluma con más limpieza que su maestro.

Joe Matt retrata con gracia y acierto a sus novias, a sus amigos y a sus admiradores, pero con quien resulta más cruel es consigo mismo. No oculta su atracción fetichista por las mujeres exóticas, insiste en su egocentrismo y relata sin pudor lo que hoy serían considerados malos tratos físicos y psiquicos hacia su pareja. Como contrapunto, más racional y buen consejero, aparece su camarada Seth, que tendrá que aguantar todos sus lamentos fumándose un pitillo.

Peepshow está lleno de personajes interesantes y situaciones cómicas. La racanería de Joe, su afición por el view-master (aquel obsoleto proyector de diapositivas que aún puede hallarse en las tiendas de souvenirs), su verborreico compañero de piso Charles, al que evita hasta el punto de tener un bote en su cuarto por si le entran ganas de mear para eludir así un posible encuentro... Nada pinta bien en la rutina del protagonista que, incapaz de controlar los acontecimientos que le rodean, terminará envuelto en una divertida maraña de relaciones propia de las comedias de cuernos. Sus flirteos con la novia de algún lector, las citas a ciegas que nunca funcionan, sexo telefónico y hasta un trío que acaba en gatillazo son sus escasos logros sentimentales. Cuando no le acompaña la suerte recurre al vídeo prestado de su casero Bruno (afectado de un ataque cerebral) y a las cintas X para desahogarse.

También habrá tiempo para visitar la tienda de cómics de Steve, reencontrarse con su familia y cuidar una paloma herida. Sin embargo, y a pesar de la aparente conversión de Joe, el artista acabará compuesto y sin novia, mientras su ex triunfa en los estudios Disney.

13.6.05

¡Las Tiras del Francotirador!: número 2

Retomamos nuestra serie de tiras dibujadas en papel fino -es un cuaderno de propaganda- y ¡sin repetición de viñetas!, un truco del que se abusa últimamente en los cómics. Lo cierto es que acabé bastante contento con el resultado de este episodio. Se admiten comentarios.

12.6.05

Blake y Mortimer en El País

Este viernes adquirí junto con el diario El País el volumen correspondiente de Blake y Mortimer: La Marca Amarilla, un clásico del cómic europeo que no conocía y que me ha proporcionado un grato momento de lectura (gracias a La BD por la recomendación). La edición del periódico contiene la versión íntegra de la obra, de 66 páginas, y además reproduce cuatro cubiertas alternativas del álbum elaboradas con acuarela.

Es inevitable hacer comparaciones entre géneros mientras se lee un clásico del cómic belga con tanta carga literaria... ¿A qué altura quedan los mamporros superheroicos? El tebeo de Edward P. Jacobs, ayudante de Hergé y continuador de su línea clara, presenta un relato cabal, de estructura casi academicista, equilibrando el detallismo y la sencillez. A través de sus peculiares bocadillos (algunos más grandes que el propio dibujo), el autor es capaz de trasladar al papel la idiosincrasia británica, mientras sus viñetas evocan la atmósfera londinense a la perfección: la sempiterna niebla, el paisaje adoquinado, los claroscuros provocados por las linternas, el submundo de las cloacas, las pipas humeantes, los laboratorios llenos de palancas y accesos secretos...

En el caso de La Marca Amarilla, el espía del Servicio Británico Blake y el profesor de Física Nuclear Mortimer deberán hacer frente a Septimus, un científico que ha perdido la chaveta y que intenta vengarse aquello que pusieron en entredicho sus teorías sobre la Onda Mega. Para ello lleva a cabo un minucioso plan (con el conocido villano Olrick de por medio) que pondrá en cuestión la labor de la mismísima Scotland Yard al robar la Corona Británica.

Jacobs se apoya en sus dos personajes para que la investigación se desarrolle a través de varias vías, evitando un argumento lineal y enlazando varias tramas paralelas. Por si fuera poco, reproduce escenas de persecución verdaderamente apasionantes (la del muelle no puede ser más cinematográfica), mientras que los protagonistas, muy bien definidos, dejan entrever su carácter a través de unos diálogos brillantes (llenos de anglicismos). Sin ir más lejos, Blake deja notar su lado más presumido cuando insiste, por dos veces, en quitarse el batín y vestirse como Dios manda antes de que lleguen las visitas. Asimismo, al final, a modo de moraleja, lanzará un ¡Feliz Navidad! bastante fuera de tono -como ocurre con esas series americanas que han repuesto tantas veces: los episodios sobre Santa Claus siempre se emiten en verano-.

11.6.05

Shade el Hombre Cambiante: ¡qué paranoia!

Shade, el Hombre Cambiante #1, de Peter Milligan y Chris Bachalo (Planeta, junio 2005). 96 páginas. PVP: 7,95 euros.

Sentía curiosidad por leer este trabajo experimental de Milligan que ya publicara en su día (de forma incompleta) Zinco. Al pasar las hojas uno comprende que se trata del rodaje de un artista en plena vena transgresora, que recupera un olvidado personaje de Steve Ditko, Shade, para dar rienda suelta a sus fantasías más tenebrosas.

Un ser del planeta Meta aterriza en la Tierra con la misión de luchar contra la locura que invade a EEUU. Su apariencia física es la de Troy Grenzer, un asesino ejecutado en la silla eléctrica, y su compañera de viaje (algo tiene de road-movie) es Kathy George, una joven al borde de la cordura tras la muerte de sus padres a manos de dicho sanguinario. Persiguiéndoles los talones, los agentes Mr. Stringer y Mr. Connor.

Bachalo muestra aquí un estilo más sucio, quizá ayudado por las tintas de Mark Pennington, menos limitado que en sus últimas obras, y empleando tramas y efectos de ordenador (de la época, muy pixelados) para intentar plasmar la extraña realidad que circunda a Shade. Asimismo, la paleta de Daniel Vozzo contribuye a dar un toque de psicodelia a la serie. Por otro lado, el dibujante utiliza dos modelos de viñeta para distinguir el mundo real del irreal de una forma más o menos coherente.

Milligan aprovecha la línea Vertigo para reinterpretar los mitos y símbolos americanos más asumidos por la población. Se atreve a relatar qué hubiera ocurrido si el atentado contra Kennedy no hubiese tenido lugar y apunta a Estados Unidos como único responsable. En otro episodio, la imagen del Tío Sam se desvirtúa hasta convertirse en un calavera llamada El Grito Americano, representación de esa plaga de locura que invade al país.

A pesar de los años, este cómic de adultos sigue impactando por los aires de libertad y osadía que destilan sus páginas, difícilmente clasificables dentro del género de superhéroes. Aunque puede que ahora estemos más acostumbrados a las salidas de tono y nos aburran de manera supina las paranoias de un guionista irlandés.



Siento un gran vacío en mi interior después de la compra atropellada de novedades del Saló... ¡Pero continuarán las reseñas!

Batman: Galería de Villanos (¡en tamaño Copito!)

Las Aventuras de Batman #1: Galería de Villanos, VV.AA. (Planeta, junio 2005). 102 páginas. PVP: 5,50 euros.

¡Ahora en tamaño Copito! Visto el aluvión de novedades del Hombre Murciélago que Planeta había preparado para su desembarco DC, es comprensible que, en la búsqueda del formato idóneo, hayan sacado Las Aventuras de Batman con unas medidas de 13x19 centímetros. En su interior, la primera recopilación USA de la serie Batman Adventures, la más reciente dedicada a Bruce Wayne en la estela de los diseños que hizo Bruce Timm para los dibujos animados, después de pasar por varias cabeceras.

Como su propio nombre indica, en este tomo nos topamos con numerosos villanos de la ciudad de Gotham: Catwoman, Pingüino, Joker, Harley Quinn (bajo mi punto de vista, la más favorecida en su concepto cartoon), Dos Caras, Ventrílocuo, Hiedra Venenosa, Enigma... Y en el bando bueno figuran Nightwing, Batgirl y Robin. No en vano la colección se caracteriza por presentar historias cortas, de entre 22 y 4 páginas (las más cortas sirven de epílogo o de complemento), llenas de acción, dinamismo y personajes coloristas. De ahí el amplio reparto.

Pero mientras se suceden unos casos más o menos conclusivos -entretenidos, algunos llenos de gadgets y guiños ingeniosos- va quedando patente que la repetida aparición de los miembros de la Sociedad de las Sombras terminará con la irrupción de Ra's Al Ghul. Y así ocurre al final de este volumen, donde su hija Talia asegura estar locamente enamorada de Batman. La mentalidad enfermiza del archienemigo de Wayne había concluido que para que la pareja fructificase debía aniquilar a todos los maleantes de Gotham. Eso explica el ataque al manicomio de la ciudad -donde residía la mayor parte de los reversos de Batman- y la persecución de Enigma. Asimismo, encontramos otras historias independientes, como la recurrente melancolía amorosa de Catwoman o la fatídica noche del asesinato de sus padres, la especial amistad entre Harley Quinn y Hiedra Venenosa, o su malsano noviazgo con el Joker, que ha estado recibiendo terapia de shock.

La serie está firmada por un grupo de autores más o menos homogéneo integrado por los guionistas Scott Peterson, Dan Slott y Ty Templeton (que toma los lápices en más de una ocasión) y los dibujantes Tim Levins y Rick Buchett, que nos ofrecen una visión del Señor de la Noche más superficial si cabe, pero más trepidante, un regreso a los orígenes y al gusto por las hazañas superheroicas sin consecuencias mayores que se deja leer con mucho placer.

Reseñas: El Escapista #1

Las Asombrosas Aventuras de El Escapista #1, de Michael Chabon y otros (Planeta, junio 2005). 80 páginas. PVP: 7,50 euros.

Tras el éxito de ventas que supuso su novela Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay, Michael Chabon ahonda en la leyenda del cómic americano con El Escapista, su primera incursión en el Noveno Arte. Para ello parte de la premisa ficticia de que la casa Empire Comics desarrolló al personaje durante varias décadas, con sus altibajos (como todas las series), de manera que su labor consiste en recuperar estos incunables para el gran público de la mano de artistas de la talla de Jim Starlin, Howard Chaykin o Kyle Baker.

El Escapista es una antología de historias cortas, cada una marcada por un estilo y una ambientación diferente, que cuentan las hazañas de Tom Mayflower, un hombre de circo que usa muleta y que se dedica a este oficio desde que su padrastro muriera en pleno espectáculo. Le acompaña una troupe al más puro estilo Liga de los Hombres Extraordinarios: la asiática Plum Blossom, el forzudo Big Al y el sosegado Omar (que siempre tiene la frase oportuna), todos liberados por la Llave Dorada que porta el protagonista en su cruzada contra la maléfica organización Cadena de Hierro.

Conspiración, extorsión, corrupción política y policial, sermones de abogados y lucha contra el crimen en definitiva en un extraño cruce entre Sherlock Holmes y Jessica Fletcher. Buen ritmo, humor fino y retos la mar de complicados para un temerario cojo circulan a lo largo de las ochenta páginas de infarto que contiene este primer número.

Entre ellas sobresalen las hermosas viñetas de Polilla Luna, un secundario del que poco conocemos hasta la fecha, a manos del citado Starlin; o el dinamismo de Baker en la aventura titulada Secuestrado; o el curioso homenaje a las Supernenas del guionista y dibujante Kevin McCarthy en El Chivo Escapatorio.

Charlie Brown en El País (te lo juro por Snoopy)

Ojo, que no hablamos de Carlinhos Brown ni de cacahuetes con miel ligeramente salados, sino del álbum que El País entregaba el pasado jueves. Se trata de una breve (y parcial) selección de las populares tiras de Charles M. Schulz en 62 páginas, por donde sus personajes de cabezas desproporcionadas y pies con forma de viena irán destilando sus particulares divagaciones. El autor, partidario de la economía de los trazos, es capaz de otorgar expresión a cualquiera de sus monigotes: el inseguro Carlitos, la psicoanalista Lucy, la inocente Sally o el extravagante Linus. En el volumen también aparecen otros caracteres, pero se echa en falta a Woodstock (o Emilio), el pajarito compañero de Snoopy. Y la fuente tipográfica es Kidprint, deleznable.

Humor inteligente a lo largo de medio centenar de historias entre las que destacan, además de las partidas de béisbol, las viñetas en que Linus hilvana tres o cuatro citas bíblicas, o cuando le concede a su hermana el diploma de cascarrabias. El lavado de su mantita proporciona escenas de tensión similares a la espera de un parto. Muy chistosas las referencias a rezar en clase, a la amistad entre Snoopy y otros animales o al Día de la Madre. Ya sabes, si lo dejaste escapar de tu quiosco, no te apures: ¡pronto podremos ver estos tomos en cualquier feria de libros de ocasión! Además Planeta acaba de presentar la edición definitiva de esta obra.



Como curiosidad, el mismo periódico publicaba ese día (9 de junio) un reportaje sobre la Feria del Libro de Madrid. El siguiente extracto no tiene desperdicio:

A su lado, Víctor, algo más tímido, muestra el cómic de Star Wars. "Me gusta mucho, pero no soy un freak", aclara (...) David, por su parte, se justifica: "Me gusta la literatura fantástica. Lo último que he leído ha sido el Señor de los Anillos, y lo próximo el cómic Dragon Lands".

8.6.05

¡Las Tiras del Francotirador!: número 1

Publicamos hoy nuestro segundo strip, donde hacen acto de presencia dos personajes nuevos. La técnica empleada sigue siendo la misma: un juego de rotuladores negros (de mayor y menor grosor) y nada de abocetar primero a lápiz. ¡Esto es arte espontáneo! Se aceptan comments, de hecho se ruegan encarecidamente, dado que ésta pretende alzarse como la tira cómica de mayor calado en el bloguiverso español. Ímpetu no nos falta...

7.6.05

Gracias, Saló, por bendecirnos con estos alimentos

Aparecido en la prensa especializada...

>> La revista Rockdelux incluye este mes en su sección de Novedades de Cómics, coordinada por Pepo Pérez, cuatro recomendaciones de actualidad: Rubia de Verano (Adrian Tomine, La Cúpula), a la que califica, "por exigencias artísticas y resultados netos, el mejor tebeo publicado en España en lo que va de año". Hoy lo he ojeado en la librería y no sé si por el estilo sosegado o por las tramas en blanco y negro, me ha recordado mucho a David Boring. También se mencionan las obras Lupus Volumen 1 (Frederik Peeters, Astiberri), Pollo con Ciruelas, de la autora iraní más publicada y entrevistada en nuestro país Marjane Satrapi (Norma), y por último Babel (David B., Sins Entido). Todo muy exquisito.

>> Asimismo, en la mencionada publicación musical, en su apartado de Libros, Quim Casas firma un artículo titulado "Un superhombre en el New Yorker" acerca de Michael Chabon, uno de los escritores jóvenes más consolidados en la lengua anglosajona y guionista de El Escapista, la serie de Dark Horse que Planeta edita este mismo mes como novedad del Saló del Cómic.

Un día iré a mi quiosco habitual vestido de cowboy...

>> Hablando de fechas de salida... Hace dos semanas que volví de la Ciudad Condal y todavía quedan por llegar a la capital andaluza algunos cómics que allí ya estaban a la venta. La distribución, como se citaba en la tira número 0 de El Francotirador (por cierto, ni un mísero comment), vuelve a dar la nota discordante a pocas horas de la apertura del Salón de Barcelona. Por no recordar el coleccionable fantasma de Lucky Luke, que al parecer sólo puede adquirirse en los quioscos de Jauja, mientras en la Tienda Dreamers se agotan a las pocas horas como si fueran entradas para ver a Bruce Springsteen.

Vaticinios baratos y lista de la compra...

>> Apostado en la azotea de la conspiración, puedo asegurar que el Cuarto Mundo de Kirby no estará presente en la feria del Noveno Arte de Montjuïc. La editorial catalana aún no ha dado detalles de esta colección en su web, pese a que anunció su salida para el mes de junio. Se rumorea que se está confeccionando la versión en color, mientras por otros foros se advierte de que podría ser una medida de la familia Lara para no saturar el mercado de novedades.

>> Enumeraré a continuación mi modesta lista de la compra, que bautizaré "Gracias, Saló, por bendecirnos con estos alimentos". Eso significa que pronto irán goteando las reseñas de: el tomo especial de Terry y los Piratas (aunque lo más seguro es que el número 1 también caiga); el primer ejemplar de Batman Adventures, que recupera el cartoon para los neófitos en Bruce Wayne; La Serpiente Roja, de Hideshi Hino (la extinta Trama le entrevistó en un monográfico dedicado al manga); así como Shade (para rastrear los pasos de Milligan) y el tercer tomo de Kane, una apuesta más que segura.

Superhéroes y globos de helio

>> Paseando este fin de semana entre las casetas, los caballos y los coches de choque propios de una feria situada en el suroeste peninsular (nada de cómics, sólo vino), distingo un especimen de globo de helio con forma de Spiderman. Me llamó la atención que el falsificador no se hubiera preocupado de introducir el color azul en el traje de Peter Parker, dejando tan sólo el omnipresente fondo rojo y el trazo de las telarañas. Decidí acercarme al niño que portaba el muñeco hinchable y enseguida se disiparon mis dudas: como en las camisetas que llevan los futbolistas, en este caso, el superhéroe llevaba su nombre en la parte superior de la espalda... Y no era otro que ¡Skorpio!. Se sobreentiende que el fabricante de estos artículos buscó un alias distinto para eludir cualquier problema con Marvel, y pensando en un animal similar a la araña no dio con otro mejor que con el escorpión. Si algún lector de El Francotirador posee esta pieza de coleccionista, desde aquí le animamos a que nos remita urgentemente una imagen de la misma, pues ya se sabe: los globos de helio siempre acaban en la estratosfera o espachurrados por el suelo.

6.6.05

¡Las Tiras del Francotirador!: número 0

¡Inauguramos nuestra propia sección de tiras cómicas! El que suscribe se ha armado de valor y ha retomado los rotuladores tras varios años de inactividad. Semanas después de anunciarlo -hemos esperado a tener material suficiente para dar continuidad a esta sección, pese a que las historias son autoconclusivas-, he aquí las primeras viñetas de una serie en la que he intentado proyectar algunas particularidades del universo que rodea a los aficionados al Noveno Arte. ¡Aguardo con impaciencia vuestros comentarios y críticas!